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Sunday, September 29th, 2024
the Week of Proper 21 / Ordinary 26
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Bible Commentaries
Comentario de Grant sobre la Biblia Comentario de Grant
Declaración de derechos de autor
Estos archivos son de dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Samuel 20". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/2-samuel-20.html. 1897-1910.
Grant, L. M. "Comentario sobre 2 Samuel 20". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-26
Satan�s siempre est� dispuesto a aprovechar tales ocasiones entre el pueblo de Dios, y ten�a un hombre de car�cter ambicioso e in�til, Sheba, el hijo de Bichri era en realidad un benjamita, no de ninguna de las otras diez tribus, pero vio a un hombre. oportunidad de exaltarse a s� mismo. Tocando una trompeta, hizo la audaz declaraci�n: "�No tenemos parte en David, ni tenemos herencia en el hijo de Isa�; cada uno a sus tiendas, oh Israel!"
Dado que los israelitas ya estaban indignados contra Jud�, la voz fuerte y el tono confiado de Seba convencieron a todo Israel para que lo siguiera sin tener en cuenta el car�cter de su l�der. �Qu� lecci�n para el pueblo de Dios! �La fricci�n y las peleas pueden llevar a que los hombres acepten el liderazgo de un hombre malvado e in�til! Las sectas se forman f�cilmente de esta manera. �D�nde estaban en verdad los pacificadores que son llamados "los hijos de Dios" ( Mateo 5:9 )? Los hombres de Jud� permanecieron leales a David, pero aun as�, tambi�n hab�an mostrado demasiado esp�ritu sectario en su trato a Israel. Por lo tanto, el juicio propio de su parte era tan importante como lo era de parte de Israel. Pero la brecha entre las tribus se hab�a producido y deb�a afrontarse.
Al llegar a Jerusal�n, el primer acto de David fue poner a sus concubinas en reclusi�n. Dado que Absal�n los hab�a violado, David sab�a que estar�a mal que volviera a tener relaciones sexuales con ellos. Sin embargo, los apoy�, pero vivieron pr�cticamente en la viudez.
Como David hab�a insinuado, ignor� a Joab en cuanto a la formaci�n de su ej�rcito, y le dio a Amasa (el l�der de los rebeldes de Absal�n nombrado anteriormente) �rdenes de reunir a los hombres de Jud� en un plazo de tres d�as (v. 4). Pero Amasa no ten�a una experiencia como la de Joab, y se demor� m�s de lo que le dijeron (v. 3).
Por lo tanto, David le dijo a Abisai (no a Joab) que llevara soldados consigo y persiguiera a Seba, hijo de Bicri, antes de que pudiera establecerse en ciudades fortificadas y presentar una oposici�n formidable a Jud�. Por supuesto, Abisai, el hermano de Joab, tambi�n era un hombre de guerra experimentado.
Pero el vers�culo 7 nos dice que fueron los hombres de Joab, los cereteos y los peleteos (los guardaespaldas de David) quienes lo acompa�aron. El mismo Joab no iba a quedarse fuera, fueran cuales fueran las �rdenes de David. Comenzaron su camino para perseguir a Sheba.
A poca distancia al norte (en Gaba�n), Amasa los encontr�. No se nos dice si hab�a hecho algo al reunir a Jud�. Pero Joab vio la oportunidad que quer�a. Amasa estaba totalmente desprevenido, aunque deber�a haber recordado el asesinato de Abner por Joab ( 2 Samuel 3:26 ), y deber�a haber sabido perfectamente que Joab estar�a muy resentido por el ascenso de Amasa por encima de �l al rango de comandante de los ej�rcitos de David.
Joab estaba vestido con una armadura de batalla, y aunque ten�a una espada en la mano izquierda, Amasa ni siquiera se dio cuenta de esto, y especialmente desde que Joab le habl� en t�rminos amistosos: "�Est�s bien, hermano m�o?" y se acerc� a besarlo. Pero "los besos del enemigo son enga�osos" ( Proverbios 27:6 ), y Joab hundi� su espada en el pecho de Amasa al mismo tiempo, asegur�ndose de matarlo de un solo golpe.
Joab y Abisai continuaron su persecuci�n de Seba, dejando a Amasa tirada en un charco de sangre, y uno de los hombres de Joab se qued� atr�s para instar a los que lo segu�an a alcanzar a Joab. Pero al ver el cuerpo de Amasa, la gente se sorprendi� y se qued� quieta. Entonces el hombre sac� el cuerpo del camino y lo cubri� con un manto. Una vez encubierta la espantosa evidencia, los hombres continuaron su camino para seguir a Joab. Joab hab�a tomado el lugar de comandante, lo que evidentemente Abisai le dio de buena gana.
Al parecer, Sheba no hab�a podido organizar ning�n ej�rcito y hab�a viajado tan al norte como pudo en Israel, refugi�ndose en la ciudad de Abel en Bet-Maacha. Ni siquiera se nos dice c�mo muchos seguidores estaban con �l. pero Joab y sus hombres no tuvieron dificultad para encontrar d�nde estaba. Las puertas de la ciudad estaban cerradas, una prueba para Joab de que la ciudad estaba protegiendo a Sab�. Bajo la protecci�n de un mont�culo de asedio, Joab y sus hombres atacaron la muralla de la ciudad con la intenci�n de romperla.
Sin embargo, hab�a una mujer sabia en la ciudad que llam� para pedir en una entrevista con Joab. Escuch� de buena gana. Luego le dice que en tiempos pasados ??la ciudad de Abel ten�a fama de resolver disputas, e indic� que todav�a hab�a gente considerada en la ciudad, incluida ella misma, que era pac�fica y fiel en Israel. Ahora ella dice que Joab busca destruir una ciudad y una madre en Israel. �Por qu� iba a hacer que la herencia del Se�or se redujera a ruinas?
Joab responde que no tiene tal intenci�n, pero que un hombre, Seba, est� albergado en la ciudad, y dado que ha provocado una insurrecci�n contra David, si es entregado a Joab, la ciudad se salvar�. La mujer conf�a bastante en el resultado y le dice a Joab que la cabeza de Seba ser� arrojada por encima del muro. Por lo tanto, simplemente les dijo a los ciudadanos que destruyeran la ciudad para matar a Sheba, o que entregaran a Sheba sola a la muerte y salvaran la ciudad. Por supuesto que hubiera sido una locura proteger al rebelde, as� que le cortaron la cabeza y la arrojaron sobre el llanto a Joab.
As�, Joab logr� sofocar la revuelta de Sab� sin ninguna guerra, y �l y sus hombres regresaron a David en Jerusal�n. �Qu� iba a hacer David? Hab�a degradado a Joab al levantar a Amasa para que ocupara su puesto. Amasa demostr� ser ineficiente en su primera comisi�n. Entonces Joab asesin� a Amasa a sangre fr�a, y Joab, sin la instrucci�n de David, asumi� el encargo de Amasa y lo llev� a cabo r�pida y eficientemente, aliviando a David de la amenaza de un reino quebrantado.
Desde un punto de vista pr�ctico, Joab hab�a hecho bien por el reino de David, pero era la prosperidad del reino por lo que estaba celoso, no por el honor de Dios. David se hab�a negado a que sus hombres mataran a Sa�l, pero Joab no hab�a dudado en matar a Abner, Absal�n y Amasa.
David ciertamente no pod�a aprobar esto, pero en este momento no hizo nada al respecto. Joab volvi� a ocupar su lugar como general de todo el ej�rcito (v.23). Sin embargo, m�s tarde, David le dio �rdenes a Salom�n de que Joab deb�a sufrir la muerte por sus cr�menes ( 1 Reyes 2:5 ). El mismo Joab proporcion� la ocasi�n para esto cuando sigui� a Adon�as en su intento de tomar el trono de David ( 1 Reyes 1:5 ; 1 Reyes 2:28 ).
Bena�a (v.23) era un personaje diferente al de Joab, un hombre de confianza que estaba al mando de los guardaespaldas de David, los cereteos y los peleteos. Los nombres de otros tambi�n se nos dan en los vers�culos 24-26 como aquellos en lugar de administraci�n en el reino de David. La lista aqu� es similar a la del Cap�tulo 8: 16-18, pero hay algunas diferencias. Eso en el cap�tulo 8 se da en relaci�n con el punto m�s alto del honor de David en su reino, mientras que esto se da despu�s de un grave fracaso y el pecado hab�a dejado su mancha en ese reino.
En estos �ltimos a�os, en lugar de que el reino de David sea consistentemente un tipo del del Se�or Jes�s, gran parte de la historia es un triste contraste con la pura verdad y la dignidad del reino venidero de nuestro Se�or. Tenga en cuenta que en el cap�tulo 8 los hijos de David se enumeran como ministros principales, pero ahora s�lo se menciona a "Ira el jaireo" como "ministro principal de David". El principio de sucesi�n natural solo ha tra�do un miserable fracaso.
Todo esto nos ense�a solemnemente que el gobierno entregado en manos de los hombres (incluso los mejores de los hombres) nunca puede tener �xito. Solo al Se�or Jes�s se le puede confiar este gran honor. �Qu� alivio ser� para toda la creaci�n cuando �l tome Su gran poder y reine!