Bible Commentaries
Colosenses 4

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-18

No hay raz�n para una divisi�n de cap�tulos en este punto, porque la responsabilidad de los maestros est� estrechamente relacionada con la de los sirvientes, que como hemos visto incluir�a la relaci�n entre empleadores y empleados o maestros y estudiantes. Un amo creyente est� llamado a ser totalmente imparcial en el cuidado de las necesidades de sus siervos, dando a sus siervos lo que es justo y equitativo (v.1). Lo que es justo es lo que es recto ante Dios.

Lo justo es lo que no favorece a unos sobre otros. Esto es importante tanto en los negocios como en la relaci�n maestro-alumno. Si el siervo debe actuar de una manera agradable a Dios, el amo no debe hacer menos, porque �l mismo es solo un siervo del Se�or: su Amo est� en el Cielo. Todo empleador, capataz, supervisor o maestro creyente debe recordar esto.

Los vers�culos 2 Timoteo 4 muestran c�mo mantener una relaci�n adecuada con Dios, que es la base de cualquier otra relaci�n. La oraci�n constante y ferviente es un asunto vital, que expresa dependencia del Dios viviente y atrae Su ayuda y bendici�n en circunstancias pr�cticas. Estar vigilantes en la oraci�n es atenci�n y ejercicio en contraste con la facilidad con la que nuestras oraciones se convierten simplemente en un h�bito agradable, por bueno que sea ese h�bito.

Pablo alista las oraciones de los colosenses por �l y sus compa�eros de trabajo, especialmente para que Dios le abra la puerta para declarar la verdad completa del misterio de Cristo. Este misterio de Cristo involucra tanto a Cristo como a su cuerpo, la Iglesia, que ya no es un misterio ahora que Dios lo ha revelado a trav�s del ap�stol Pablo. En Efesios 3:4 Pablo habla del "misterio de Cristo, que en otros tiempos no fue dado a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado por el Esp�ritu a sus santos ap�stoles y profetas; coherederos, del mismo cuerpo, y part�cipes de su promesa en Cristo por medio del evangelio.

�Debido a la fidelidad de Pablo al proclamar esta verdad maravillosa, estaba encadenado, prisionero (v. 3). Porque, lamentablemente, las personas en la carne, sean jud�os o gentiles, se oponen a este maravilloso mensaje de la gracia de Dios. Pero lejos de sentirse intimidado, Pablo reconoci� su encarcelamiento como otro campo para su servicio, dependiente solo de que Dios le abriera la puerta. De hecho, ten�a la convicci�n de que deb�a hablar la verdad de Dios dondequiera que se presentara una oportunidad (v. .4), sin embargo, se sent�a realmente necesitado de oraci�n.

Los vers�culos 5 y 6 ahora se refieren a nuestra relaci�n con los incr�dulos. La sabidur�a para esto es una necesidad muy real. La sabidur�a espiritual es mucho m�s alta que la diplomacia carnal, sin embargo, y se ve bellamente en la forma en que el Se�or Jes�s manej� cada incidente que lo involucr� con incr�dulos. Por ejemplo, en el caso del joven gobernante que le pregunt� qu� deb�a hacer para heredar la vida eterna, el Se�or Jes�s le pregunt� qu� hab�a le�do en las Escrituras.

El joven respondi�: "Amar�s al Se�or tu Dios con todo tu coraz�n, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, ya tu pr�jimo como a ti mismo" ( Lucas 10:27 ). Esto llev� a que el hombre escuchara la par�bola del buen samaritano, y nunca olvidar�a ese encuentro. Pero muchos otros casos en la historia del Se�or se registran para nuestra meditaci�n, y al considerarlo, aprenderemos qu� es la verdadera sabidur�a.

Nuestra conducta hacia los dem�s debe ser sabia, y debemos ser sabios al aprovechar las ocasiones que puedan surgir para "redimir el tiempo", es decir, aprovechar cada oportunidad para presentar a Cristo de alguna manera. Al hacerlo, nuestras palabras deben ser "con gracia sazonadas con sal" (v.6). La sal cristaliza en �ngulos rectos y habla de justicia. La gracia debe predominar en nuestro hablar, pero siempre sazonada con justicia.

El Se�or Jes�s le habl� amablemente a la mujer junto al pozo, pero tambi�n le dijo que ella hab�a tenido cinco maridos y que el hombre que ahora ten�a no era su marido ( Juan 4:13 ). Esto fue sazonar sus palabras con sal, de modo que tanto el coraz�n de la mujer como su conciencia fueron alcanzados. �Qu� bueno si tenemos sabidur�a para tratar con las almas de esa manera! - sabiendo as� responder a cada individuo seg�n su necesidad.

El verdadero equilibrio en esto es un asunto delicado que requiere sabidur�a de Dios. Pero siempre debemos estar listos con una respuesta para cada pregunta. Hacerlo requerir� tanto el conocimiento de la Palabra de Dios como la pr�ctica de un discurso lleno de gracia y honor.

SALUDOS DE PARTIDA

(contra 7-15)

En el vers�culo 7, las referencias directas a diez santos y otras tres asambleas locales muestran que la verdad de Colosenses debe aplicarse tanto a las personas como a las asambleas. La ep�stola no fue solo para Colosas.

Contando con su inter�s en todas sus circunstancias, Paul les env�a a T�quico con esta informaci�n. El elogio de Pablo a este amado hermano es encantador. Evidentemente, el car�cter espiritual de T�quico fue tal que atrajo el amor de los santos, y tambi�n su ministerio expres� fidelidad a Dios. Adem�s de esto, su evidente unidad con otros siervos del Se�or le vali� el car�cter de "consiervo en el Se�or".

�Que todo siervo del Se�or, de cualquier capacidad o grado, busque seguir un car�cter tan equilibrado. Y T�quico tambi�n deb�a conocer el estado de los colosenses (que Pablo seguramente deseaba conocer) y animarlos a todos.

On�simo, el esclavo de Filem�n, acompa�aba a T�quico. En ese momento, Pablo estaba enviando a On�simo de regreso a su maestro, probablemente enviando su ep�stola a Filem�n al mismo tiempo. On�simo s�lo se hab�a convertido en "uno de" los hermanos colosenses cuando se convirti� a trav�s de Pablo en la prisi�n romana; y Pablo lo elogia como un hermano fiel y amado. Comp�rese tambi�n con Filem�n 1:10 .

No se habla mucho de Aristarco, pero esta y otras dos ocasiones lo encuentran compartiendo los sufrimientos del ap�stol. Marcos, el escritor del Evangelio de Marcos, se ve aqu� en una mejor luz que en Hechos 13:13 ; Hechos 15:37 . Ya sea en prisi�n o no, Juan Marcos estaba al menos lo suficientemente cerca de Pablo como para enviarle saludos, y m�s tarde, la recuperaci�n completa de Marcos se indica hermosamente en 2 Timoteo 4:11 .

No es seguro si "Jes�s que se llama Justo" es la misma persona mencionada en Hechos 18:7 , pero �l y otros antes mencionados fueron los �nicos ayudantes jud�os con Pablo en la obra, un est�mulo para el ap�stol probado. Otros de los que m�s tarde se hablar� aparentemente son gentiles.

Epafras (mencionado en el cap�tulo 1: 7) tambi�n estaba presente con Pablo, lejos de su casa en Colosas, pero siempre en ferviente oraci�n por los santos all�. Este es el verdadero trabajo, con el deseo de la madurez y plenitud de sus hermanos en toda la voluntad de Dios. El ap�stol da testimonio de la gran preocupaci�n de Epafras por el bienestar de las asambleas de Colosas, Laodicea e Hier�polis. Probablemente Epafras hab�a trabajado personalmente en estos lugares, lo que explicar�a su especial preocupaci�n por ellos.

A Lucas se le llama "el m�dico amado" (v.14), y se gan� este t�tulo gracias a un car�cter de amable preocupaci�n por las necesidades de los dem�s, lo que provoc� una respuesta amorosa. Demas se menciona solo por su nombre. Si hubiera habido algo positivo que decir sobre �l, parece que Pablo lo habr�a dicho, pero m�s tarde, en 2 Timoteo 4:10 Pablo escribe: "Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente". �No nos dice esto que, si no tenemos un testimonio positivo de Cristo, nuestro testimonio pronto se volver� negativo?

Pablo env�a saludos a los hermanos de Laodicea, a Nymphas y a la asamblea local que se reuni� en su casa. Esto parece inferir dos reuniones distintas, la �ltima posiblemente tambi�n en las cercan�as de Laodicea, pero la distancia requiere su reuni�n por separado.

PALABRAS DE CIERRE

(contra 16-18)

Despu�s de la lectura de esta ep�stola por parte de la asamblea de Colosas, se les encarga que se encarguen de que se lea en la asamblea de Laodicea: su mensaje era importante para ambos. Si se hubiera tomado en serio en Laodicea, podr�a haber evitado el estado tibio y autocomplaciente que m�s tarde se desarroll� tan seriamente como para exigir la reprimenda solemne del Se�or de Apocalipsis 3:14 .

Achipo, aunque estaba dotado de un ministerio del Se�or, evidentemente estaba inclinado a descuidar su ejercicio, y se le debe decir personalmente que lo cumpla. �No parece hoy que demasiados dones permanecen dormidos por el desuso?

Pablo cierra su ep�stola con un tierno llamado a recordar sus ataduras. Recordemos tambi�n que sus v�nculos eran tan verdaderos para nosotros como para los colosenses. Para ellos desea la gracia, el favor de Dios pr�cticamente disfrutado.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre Colossians 4". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/colossians-4.html. 1897-1910.