Bible Commentaries
Job 1

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-22

TRABAJO, SU FAMILIA Y SU PROMINENCIA

(vv.1-5)

Se considera que Uz estuvo en el �rea entre Siria y Babilonia. All� viv�a Job con su esposa, siete hijos y tres hijas. Primero se habla de �l como "irreprensible y recto, uno que tem�a a Dios y rehu�a el mal". Por lo tanto, no hay duda de que naci� de nuevo, aunque, al igual que muchos creyentes, necesitaba conocer el coraz�n de Dios como no lo conoc�a (vv.1-2).

Sus posesiones se registran como notablemente grandes, 7000 ovejas, 3000 camellos, 500 pares de bueyes, 500 burras y una casa muy grande, es decir, muchos sirvientes. De hecho, disfrut� de la reputaci�n de ser el m�s grande de todos los habitantes del este (v.3). Con frecuencia ocurre que cuando uno busca honrar a Dios caminando con honradez, aumentar� su riqueza, a pesar de que no est� haciendo de la riqueza su objeto.

No hay raz�n para dudar de lo que dijo Job en el cap�tulo 29: 11-17 con respecto a su cuidado genuino por los pobres, los hu�rfanos, los que perecen, las viudas y los cojos, etc. De modo que definitivamente no era codicioso de ganancias, sino us� su riqueza en bondad hacia los necesitados.

Sus hijos hicieron una pr�ctica de festejar, cada uno en un d�a especial e invitar a sus hermanas a comer y beber con ellos (v.4). Esto no implica necesariamente que fueran entregados a una vida de autocomplacencia y placer, pero cuando termin� cada temporada de banquete, Job consider� que el peligro de tal placer podr�a ser llevarlos al pecado y despreciar a Dios. Por tanto, Job se levantaba temprano por la ma�ana y ofrec�a holocaustos por todos sus hijos, santific�ndolos as�, es decir, apart�ndolos del mundo de los imp�os.

Esta es otra evidencia de que vivi� en el tiempo del G�nesis, en el que solo se mencionan los holocaustos de libros. En la naci�n de Israel, las ofrendas por el pecado, las ofrendas por la culpa y las ofrendas de paz se introdujeron m�s tarde en �xodo y Lev�tico.

UNA MIRADA DETR�S DE ESCENAS

(vv.6-12)

Solo Dios podr�a revelar lo que est� escrito en esta secci�n, y la fe reconoce que debe ser considerado seriamente. Los hijos de Dios se presentaron ante Dios. Estos hijos de Dios son �ngeles, aunque la designaci�n puede ser cierta tambi�n para los hombres, como en G�nesis 6:2 que evidentemente se refiere al linaje de Set en contraste con el linaje de Ca�n; y en G�latas 3:26 , donde se dice que todos los creyentes de hoy son hijos de Dios por la fe en Cristo Jes�s.

En todos estos casos, el lugar del hijo es representar al Padre, aunque en G�nesis 6:2 no lo hicieron. Los hijos de Dios aqu� en Job 1:6 parecen ser �ngeles no ca�dos, porque los �ngeles ca�dos no son hijos de Dios. Satan�s vino entre ellos, aunque ninguno de ellos.

En respuesta a la pregunta del Se�or sobre de d�nde hab�a venido, Satan�s respondi�: "De ir y venir por la tierra, y de caminar de un lado a otro en ella" (v. 7). Esto establece el hecho de que Satan�s no es omnipresente como Dios. Satan�s solo puede estar en un lugar a la vez, por muy r�pido que viaje. Sin embargo, tiene muchos agentes, esp�ritus malignos, que llevan a cabo su obra inicua por todo el mundo, y sabemos que la obra prospera tremendamente. Algunos tambi�n se han preguntado si Satan�s conoce nuestros pensamientos. �Absolutamente no! Solo Dios conoce los corazones y los pensamientos de la humanidad. El solo es omnisciente.

Cuando Satan�s vino entre los hijos de Dios, Dios le pregunt� a Satan�s si hab�a considerado al siervo de Dios Job, respecto de quien no hab�a nadie como �l en toda la tierra, un hombre �ntegro y recto que tem�a a Dios y evitaba el mal (v.8) . La respuesta de Satan�s mostr� cu�n falto de respeto estaba hacia Dios. Le atribuy� a Job los mismos motivos egoc�ntricos que animan a Satan�s. Dijo que Dios hab�a bendecido tanto a Job que fue esta existencia provechosa la que hizo que Job temiera a Dios.

Se olvid� de considerar que la riqueza de Job se hab�a ido acumulando gradualmente, como estamos seguros de que fue el caso, porque su aumento fue el resultado de su fidelidad a Dios, y no al rev�s. De hecho, Satan�s admiti� que las posesiones de Job hab�an "aumentado en la tierra" (v. 19), por lo que no siempre las hab�a tenido.

Satan�s afirm� con valent�a que si Dios "tocaba" todo lo que Job ten�a, en otras palabras, le quitaba sus posesiones, �Job maldecir�a a Dios en Su cara! (v.11). Parece casi asombroso que Satan�s se atreva a hablar de esta manera al Creador del cielo y la tierra, pero "la lengua mentirosa odia a los que son da�ados por ella" ( Proverbios 26:28 - JND trans.

). Cuando uno miente contra otro, el odio lo mueve a hacerlo, y los lazos de Satan�s contra Dios son motivados por el odio. Adem�s, alguien movido por el odio no se detiene a considerar cu�n tontas son sus palabras o acciones.

Aqu� se pone de manifiesto claramente un asunto de gran importancia. Satan�s se dio cuenta de que no pod�a hacerle nada a Job sin el permiso de Dios. Pero Dios le dio permiso a Satan�s para hacer lo que quisiera con las posesiones de Job, aunque sin tocar su persona. �Permiti� Dios que esto solo probara que Satan�s estaba hablando falsamente? No, porque Dios ten�a trabajo que hacer con el mismo Job, para lograr una mayor bendici�n para �l de lo que �l podr�a haber imaginado que era posible. Dios usar�a la enemistad de Satan�s para este fin, as� como m�s tarde us� a los tres amigos de Job para este prop�sito.

JOB PIERDE SUS POSESIONES Y SUS HIJOS

(vv.13-22)

Satan�s reuni� sus fuerzas de manera concertada contra Job, de modo que Job tuvo noticias de cuatro calamidades repentinas que lo privaron de todas sus posesiones y de todos sus hijos el mismo d�a. El primer mensajero le dijo que una banda de enemigos merodeadores (los sabeos) hab�a matado a los sirvientes de Job que estaban a cargo de sus bueyes y asnos, y hab�a robado los animales (vv.14-15). Satan�s hab�a permitido que viviera un hombre, quien llev� este mensaje a Job.

Pero mientras todav�a estaba hablando, otro mensajero vino a decirle a Job que hab�a ca�do fuego del cielo y quem� las ovejas y los sirvientes de Job, y s�lo le permiti� a este hombre llevar el mensaje (v.16). Por supuesto, era Satan�s quien ten�a el poder para traer este fuego, cualquiera que fuera la fuente, pero el siervo lo llam� "el fuego de Dios".

Mientras este mensajero a�n hablaba, lleg� otro con el mensaje de que tres bandas de caldeos hab�an asaltado el h�bitat de los camellos, robando los camellos y matando a los sirvientes; aunque Satan�s le hab�a permitido a este hombre escapar y llevar el mensaje a Job (v.17).

Pero el golpe m�s aplastante de todos sigui� inmediatamente. Mientras este hombre hablaba, otro vino a informar a Job que mientras sus hijos e hijas estaban banqueteando en la casa de su hermano mayor, un gran viento (quiz�s un tornado) golpe� la casa, destruy�ndola por completo y matando a los diez hijos de Job (vv. 18-19). El mensajero dijo que solo �l hab�a escapado para llevar el informe a Job. Pudo haber sido uno de los sirvientes del hijo de Job.

Pero Satan�s permiti� que estos cuatro mensajeros permanecieran vivos para que Job recibiera la noticia r�pidamente, golpe tras golpe. Satan�s dise�� estas cosas con el objetivo de devastar totalmente a Job, para maldecir a Dios.

�Qu� debi� pensar Satan�s cuando se encontr� completamente derrotado? Job se levant� y se rasg� la t�nica (se�al de arrepentimiento), se afeit� la cabeza, una imagen de su exposici�n ante Dios en una condici�n de debilidad, luego cay� al suelo en humilde postraci�n ante su Creador. Todos estos son negativos, lo que implica la negaci�n de uno mismo. Pero por �ltimo, y lo m�s importante de todo, ador�, dando a Dios el lugar de mayor honor y dignidad (v.

20). Para aquellos que no tienen fe en el Dios viviente, la adoraci�n es algo que no pensar�an en considerar. Es m�s bien natural quejarse amargamente de que no merecen el trato que est�n recibiendo. Por lo tanto, la mayor�a de los hombres estar�an dispuestos a dejarse enga�ar por los mismos motivos ego�stas que dan energ�a a Satan�s, en lugar de ser movidos por una verdadera respuesta de fe a todas las amargas experiencias de la vida.

Entonces, las palabras de Job deber�an grabarse profundamente en cada persona que las escuche: "Desnudo sal� del vientre de mi madre, y desnudo volver� all�. El Se�or dio, y el Se�or quit�. Bendito sea el nombre del Se�or" ( v.21). Una actitud de queja nunca cambiar� las cosas para mejor, mientras que un coraz�n agradecido ser� m�s bendecido al final.

Por lo tanto, �qu� respuesta es la actitud de Job hacia aquellos que afirman que sus dif�ciles circunstancias son una excusa para pecar! "En todo esto Job no pec� ni acus� neciamente a Dios" (v.22). Muchos, desde la �poca de Job, lo han probado a pesar de soportar terribles aflicciones y problemas. En lugar de alejarlos de Dios, sus problemas los han llevado a Su presencia para encontrar consuelo y gozosa comuni�n con el Se�or. Job todav�a ten�a mucho que aprender, como lo hacemos a menudo, pero su respuesta a los problemas muestra la realidad de su fe en el Se�or.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre Job 1". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/job-1.html. 1897-1910.