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the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
San Juan 21

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

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Versículos 1-25

APARECER EN GALILEE

(vs.1-14)

La escena ahora cambia de Jerusal�n a Galilea. Hemos visto en el cap�tulo 20: 19-25 el cuadro del recogimiento de la Iglesia de Dios, y en los vers�culos restantes el del recogimiento de Israel, que a�n es futuro. Estos vers�culos del cap�tulo 21 proporcionan una imagen de la llegada de naciones gentiles, porque el mar habla de naciones ( Apocalipsis 17:15 ) y los peces, de individuos en las naciones. Toda esta bendici�n se basa en la obra del Se�or Jes�s en Su muerte y resurrecci�n.

Les hab�a dicho a las mujeres que iban a la tumba que le dijeran a sus hermanos que fueran a Galilea a encontrarse con �l ( Mateo 28:10 ), y esto ocurre m�s de una semana despu�s de Su resurrecci�n, siendo esta solo la tercera vez que �l se apareci� a Su disc�pulos (aparte de las apariciones personales a individuos). Vea el vers�culo 13.

Siete de sus disc�pulos estaban juntos (v.2), sin duda esperando que el Se�or se les apareciera. Sin embargo, Peter no estaba dispuesto a tener una disposici�n de espera, y decidi� ocupar el tiempo con la pesca. Los dem�s siguen su ejemplo y, aunque trabajaron toda la noche, no pescaron nada, como en el caso de un incidente similar anterior ( Lucas 5:5 ).

Aunque Cristo es la Cabeza de una nueva creaci�n en resurrecci�n, los Suyos no tienen m�s poder en el servicio que cuando est�n conectados con la primera creaci�n, aparte de Su propia direcci�n. Parece que esa lecci�n debe aprenderse con la experiencia.

Por la ma�ana, el Se�or estaba de pie en la orilla, sin que los disc�pulos lo reconocieran. Sin duda, esto tiene la intenci�n de ense�arnos que si estamos ocupados con nuestros propios planes y prop�sitos, es poco probable que podamos discernir r�pidamente cu�l es la interposici�n real del Se�or.

Se dirige a ellos como "ni�os", una palabra amable y entra�able, al preguntarles si han pillado algo. Pero sus temperamentos eran cortos; pierden el significado de esto, y responden secamente "No". Luego les da instrucciones simplemente para que arrojen la red al lado derecho de la barca, con las palabras positivas, "hallar�s" (v.6). Esto tambi�n deber�a haber despertado el inter�s en cuanto a qui�n podr�a ser este Extra�o para hablar como lo hizo, ya que los pescadores generalmente no aceptar�an el consejo de un completo extra�o.

�Pero act�an, posiblemente porque est�n cansados ??y frustrados, y su pesca fue tan grande que siete hombres no pudieron meter la red en el bote! Es interesante eso. Debido a la cantidad de peces, la red no fue metida en la barca, sino hasta la orilla. Esto debe compararse con Mateo 13:47 , donde la red tambi�n fue sacada a la orilla, porque habla del gran n�mero de gentiles que ser�n atra�dos por Dios al final del per�odo de tribulaci�n, los malvados ser�n separados de los justos y desechados, mientras que los buenos (los justos) son reunidos en vasijas para la bendici�n del milenio.

Sin embargo, su principio es igualmente importante para nosotros hoy. Al pescar personas, no obtendremos resultados a menos que dependamos de la direcci�n del Se�or. Sin embargo, la sujeci�n simple y real a �l dar� mucho fruto, que luego veremos que es totalmente obra de �l. Juan se da cuenta de inmediato de que �ste no puede ser otro que el Se�or Jes�s, y as� se lo dice a Pedro. Impetuoso como de costumbre, Pedro se viste y nada hasta la orilla, dejando que otros arrastren la red detr�s de la barca (v.7). (Desnudo no significa necesariamente totalmente desnudo, pero no vestido adecuadamente, tal vez solo con ropa interior).

En la orilla encuentran un fuego, con pescado y pan preparados para ellos. Su desayuno no tiene nada que ver con su propio trabajo: es el Se�or mismo quien lo prepara y lo sirve. Debemos recordar continuamente nuestra dependencia de Su gracia. Sin embargo, �c�mo pudo Pedro olvidar el fuego de las brasas en la casa del sumo sacerdote? �Cu�nto mejor calentarse en el fuego del Se�or que en el del mundo!

A su palabra de traer de los peces que hab�an capturado, Pedro, imbuido de la fuerza del afecto por el Se�or, saca la red a tierra. Es un indicio de la gran bendici�n a trav�s de su predicaci�n m�s tarde el d�a de Pentecost�s, con cerca de 3.000 convertidos ( Hechos 2:41 ). Se ha dicho que los 153 grandes peces aqu� se corresponden con el n�mero real de naciones existentes en ese momento, lo que ser�a interesante si pudiera verificarse.

A diferencia de Lucas 5:6 , la red no se rompi� a pesar de la gran atrapada. Habla del poder de Dios involucrado en Cristo resucitado de entre los muertos, ese poder disponible para Sus disc�pulos por el Esp�ritu de Dios que mora en nosotros, para que el testimonio pueda mantenerse sin quebrarse.

Ahora el Se�or los invita a desayunar, y tanto el pan como el pescado hablan de �l como el verdadero alimento de la vida. Despu�s de la fatiga del trabajo, es necesario tener comida, y a�n m�s importante espiritualmente que naturalmente. Pero tambi�n la gracia del Se�or Jes�s se muestra primero en consideraci�n bondadosa de la necesidad, antes de que �l haga el trabajo serio de sondear a Pedro ante todos los disc�pulos. En todo esto, �qu� bueno es ver que incluso en la resurrecci�n, el bendito Se�or de la gloria sigue siendo Siervo!

PETER P�BLICAMENTE RESTAURADO

(vs 15-19)

Si bien el Se�or se apareci� personalmente a Pedro el mismo d�a de Su resurrecci�n, por el cual la restauraci�n personal de Pedro seguramente se llev� a cabo por completo sin que los otros disc�pulos supieran una palabra de esto, el Se�or ha dejado pasar m�s tiempo antes de tratar ahora con Pedro. en relaci�n con los otros disc�pulos. Es precioso ver que el Se�or Jes�s no permiti� que pasara el tiempo despu�s de Su resurrecci�n antes de buscar a Sus ovejas con conciencia para restaurarlo a la comuni�n personal con �l mismo.

Pero la restauraci�n p�blica siempre toma un poco m�s de tiempo, para que el Se�or pueda penetrar a�n m�s profundamente en el alma a fin de que Su siervo est� m�s preparado para el servicio p�blico con verdadera humildad de fe. M�s que esto, tiene tambi�n el objetivo de llegar al coraz�n y la conciencia de los otros disc�pulos, que deben aprender a juzgarse a s� mismos en lugar de tener cualquier sentimiento restante de cr�tica hacia su compa�ero de servicio, y as� regocijarse de todo coraz�n en su restauraci�n.

Suavemente el Se�or pregunta: "Sim�n, hijo de Jon�s, �me amas m�s que estos?" Porque Sim�n se hab�a comparado antes con otros, diciendo que, aunque todos abandonaron al Se�or, �l no lo har�a, lo que implica que amaba al Se�or m�s que ellos. La palabra griega para amor aqu� es "�gape", una palabra de fuerte significado, usada en cuanto al amor de Dios por su Hijo y hacia el mundo, una preocupaci�n pura por el mayor bien de su objeto.

Pero en respuesta, Peter se niega a usar esta palabra, pero usa la palabra "phileo" en su lugar, una palabra que denota tierno afecto: "Sabes que te tengo cari�o". En otras palabras, ya no puede confiar en la fuerza de su amor, pero est� apegado honestamente al Se�or. Tampoco puede pensar en decir, "M�s que estos", despu�s de su experiencia de fracaso cuando fue probado.

Entonces el Se�or le dice: "Apacienta mis corderos" (v.15). Por un trabajo tan precioso no puede haber comparaci�n con los dem�s, no sentirnos m�s elevados que ellos, sino tener un afecto genuino y verdadero que desciende al nivel de los m�s peque�os. Sin embargo, es un trabajo que debemos sentirnos profundamente honrados de que se nos conf�e.

Pero por segunda vez el Se�or hizo la pregunta, solo que esta vez omitiendo las palabras, "m�s que estos", pero a�n usando Su palabra anterior para amor, "�gape". Realmente se est� cuestionando si, si se abandona la comparaci�n, Peter ahora podr�a usar la palabra fuerte para amor. Pero no es as�: no conf�a en s� mismo para llegar tan lejos, pero responde como antes. Esta vez el Se�or le dice: "Pastorea Mis ovejas". La triste experiencia de Pedro lo ha preparado en la medida necesaria para tal obra, y las palabras del Se�or son su autoridad para ello.

Este trabajo es el de guiar, preservar, ayudar, fortalecer, restaurar a las ovejas. Adem�s, para que nadie suponga que el fracaso de Pedro lo descalificar�a de tal trabajo, el Se�or habla de esta manera ante todos los disc�pulos.

Por tercera vez, el Se�or cuestiona a Pedro, porque Pedro lo hab�a negado tres veces, y el Se�or est� sondeando para llegar a la ra�z del asunto. Esta vez, sin embargo, ya no usa la palabra fuerte, "�gape", sino "phileo" (que Pedro hab�a usado), cuando pregunta: "�Me tienes cari�o?" Esto entristece a Pedro (y tal vez �l tambi�n recordar�a el dolor del Se�or cuando Pedro lo neg� tres veces); y va m�s lejos que antes, diciendo: "Se�or, t� lo sabes todo; t� sabes que te tengo cari�o" (v.17). Su coraz�n est� completamente desnudo ante su Se�or en la confesi�n de su gran omnisciencia, y esto se ha convertido en una convicci�n profundamente forjada en el coraz�n de Pedro, no simplemente en una doctrina para ser reconocida.

Esta vez el Se�or le dice: "Apacienta mis ovejas". Cu�n claro es entonces que la verdadera restauraci�n tiene el poder no solo de traer de regreso a un estado de preciosa comuni�n con el Se�or mismo, sino de hacer que uno sea m�s �til en la bendici�n de otros. Los resultados en el caso de Peter ciertamente se ven. �Qui�n puede dudar de que record� estas palabras de Su Se�or cuando escribi� su primera ep�stola, y especialmente el cap�tulo 5: 1-6?

Pero el Se�or a�ade lo que contrasta la juventud de Pedro con su vejez. En su juventud, independiente y autosuficiente, hab�a hecho todo lo que quer�a. Pero los caminos de Dios, ciertamente disciplinados, pero con amor puro, lo llevar�an a ser ce�ido por otro, es decir, restringido por la voluntad de otro, y obligado a ir adonde no quer�a (v.18).

Aunque Pedro iba a ser muy usado por el Se�or, sin embargo, todo para Pedro no fue una gran conquista. �l sufrir�a; luego morir�a por crucifixi�n, evidentemente, pero esto glorificar�a a Dios. Se afirma que Pedro fue crucificado con la cabeza hacia abajo, a pedido, porque se sent�a indigno de morir en la misma posici�n que su Maestro.

Aunque Pedro debe cuidar de los corderos y ovejas de Cristo, no es a ellos a quien debe seguir: el Se�or le dice directamente: "S�gueme" (v.19). De hecho, un verdadero y sincero seguimiento de Cristo har� que se preocupe mucho m�s por la bendici�n de los dem�s.

LAS OBRAS DE CRISTO ILIMITADAS EN SU VALOR

(contra 20-25)

Pedro estaba evidentemente un poco perturbado porque el Se�or lo hab�a elegido entre todos los disc�pulos para que le hablara de esta manera; y en lugar de mostrar un esp�ritu completamente sumiso, se vuelve para observar a Juan, que de hecho lo estaba siguiendo, y pregunta: "Se�or, �qu� hay de este hombre?" Pero el Se�or no le permiti� salir del foco de atenci�n de esta manera. �Qu� lecci�n para todos nosotros! La carne en nosotros se retuerce y gira en todos los sentidos para evitar enfrentarnos directamente a la responsabilidad, pero la obra del Se�or con nosotros conducir� a nuestro juicio propio honesto y severo.

�l le dice firmemente a Pedro: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, �qu� te importa? S�gueme" (vs.21-22). Cualquiera que sea la voluntad del Se�or para otro, no debe influir en ning�n grado en mis pensamientos con respecto a Su voluntad para m�. Independientemente de lo que hagan los dem�s, debo seguir al Se�or de forma sencilla e indivisa. "S�gueme", nos dice a cada uno de nosotros individualmente.

Sin embargo, los disc�pulos pierden tanto el punto que especulan sobre Juan, asumiendo que el Se�or quiso decir que Juan no morir�a. Cu�n cuidadosos debemos ser de observar con precisi�n lo que el Se�or dice, en lugar de hacer inferencias de Sus palabras. La inferencia puede ser correcta si est� respaldada claramente (no de manera ambigua) por otras escrituras; pero dej�monos guiar por las Escrituras, no por inferencias. Al responder a esta idea err�nea, Juan no da m�s detalles, sino que simplemente repite lo que el Se�or hab�a dicho.

Sin embargo, no hay duda de que sus palabras tienen una raz�n. Juan vivi� m�s que los otros disc�pulos, y su libro de Apocalipsis trata de la venida y la gloria del Se�or Jes�s. En este sentido, parecer�a que permaneci� el tiempo suficiente para ver la venida del Se�or, al menos en forma de visi�n.

El vers�culo 24 es decisivo en cuanto a las muchas referencias al disc�pulo sin nombre: por supuesto, es el mismo Juan. Habla solemnemente de la verdad absoluta de lo que ha escrito, utilizando tambi�n el plural "nosotros" en este sentido: "sabemos". As� como los creyentes conocen al Padre, al Hijo y al Esp�ritu Santo ( Juan 14:4 ; Juan 17:1 ), tambi�n nosotros conocemos la verdad de la palabra de Dios. Dejemos que ese conocimiento tenga un poder vital constante en nuestras vidas.

El vers�culo 25 muestra que solo se ha registrado una peque�a parte de la historia del Se�or. Sin embargo, es suficiente ocupar todo el tiempo del pueblo de Dios mientras est� en la tierra, y su mayor inter�s y deleite. El n�mero de libros escritos en referencia a �l ya ha ido pr�cticamente incalculable. Pero si se registrara todo lo que �l ha hecho, con su significado y conexiones explicadas, Juan supone que el mundo no podr�a contener los libros que se escribir�an.

Porque Cristo es una persona infinita. Por tanto, lo que ha hecho tiene un valor infinito, cuyo alcance no podemos limitar. Sin embargo, la fe reconoce la gran sabidur�a de Dios al darnos su palabra en una forma tan breve, una palabra viva, cuyas riquezas nunca se pueden agotar. Pero el registro de la persona del Hijo de Dios en este Evangelio solo inclina el coraz�n de cada cristiano con adoraci�n.

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre John 21". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/john-21.html. 1897-1910.
 
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