Bible Commentaries
Romanos 1

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-32

El saludo (inusualmente largo) ocupa siete vers�culos, estableciendo claramente, como lo hace, el fundamento completo de ese Evangelio del que Pablo era un mensajero, present�ndole as� el Evangelio que hab�an recibido los romanos.

Primero, da una hermosa evidencia de la inclinaci�n de su hombro al yugo de Jesucristo; "Pablo, siervo de Jesucristo ", ligado a la obediencia de Cristo por un amor mayor que el suyo. Pero su humildad es tan firme como humilde. Por el llamado de Dios es un ap�stol; y aunque afirma su propia sujeci�n a Cristo, afirma no menos la posici�n a la que Dios lo ha llamado. En tercer lugar, est� "separado de las buenas nuevas de Dios"; su negocio en el mundo singular; su identificaci�n con su mensaje, el Evangelio de Dios, es tan completa que es su �nica ocupaci�n apasionante. �Bendito de tener un coraz�n y un ojo tan solteros!

Este breve aviso acerca de s� mismo lo lleva al evangelio en el que est� atado su coraz�n, y que lo lleva inmediatamente a la confesi�n de su fuente (confirmada por el testimonio de las Escrituras prof�ticas v.2) y su fundamento o el coraz�n de su naturaleza, la Persona de Su Hijo Jesucristo (v. 3 dando testimonio de Su humanidad, v. 4 de Su Deidad eterna). El testimonio y la prueba de las confesiones de Pablo en Romanos es de la m�s profunda e instructiva importancia en una ep�stola que trata sobre el impartir justicia y rectitud.

"El evangelio de Dios" es "acerca de su Hijo Jesucristo". Si Dios es su fuente, Cristo es su esencia omnipresente: no hay una sola caracter�stica en ella, sino lo que est� vivo, vitalmente conectado con la Persona de Cristo. La "buena nueva" es lo que le concierne: no se encuentra en ning�n otro lugar, sino plenamente en �l.

Ha "venido de la simiente de David seg�n la carne". Su genealog�a establece la realidad de Su hombr�a. �Bendita y maravillosa gracia esta condescendencia del Se�or de la gloria por nacer de los jud�os! Por tanto, tambi�n es el Hombre que cumple todas las promesas de Dios. Pero tambi�n "marc� al Hijo de Dios en poder, seg�n el Esp�ritu de santidad por la resurrecci�n de los muertos". Esta es la evidencia breve pero concluyente de Su deidad: hab�a en �l un poder no humano, "el Esp�ritu de santidad", no meramente "el esp�ritu de un hombre" (aunque esto tambi�n es cierto), sino un estado de santidad intr�nseca en en conjunci�n con la presencia permanente, indiferente e insaciable del Esp�ritu de Dios, y manifestado por el hecho de que �l sac� vida de la muerte.

Esto est� muy por encima de la hombr�a, incluso la hombr�a perfecta, aunque en la hombr�a la santidad de Cristo no es menos verdadera, como tambi�n la presencia indignada e insaciable del Esp�ritu, pero estos son vistos como los frutos de la dependencia como Hombre de Dios. Aqu� est� el poder personal como Dios, que ejerci� y prob� en la resurrecci�n de los muertos. En �l hab�a vida y santidad intr�nsecas , ya que antes de su nacimiento, el �ngel le dijo a Mar�a: "Lo santo que nacer� de ti, ser� llamado Hijo de Dios". Esta santidad era un car�cter completamente superior a la virilidad y exclusivo de Dios.

De hecho, Ad�n no ca�do no pose�a la santidad, porque la santidad implica el conocimiento del bien y el mal, y el rechazo absoluto del mal. Esto es principalmente s�lo en Dios, aunque en gracia infinita �l lo comunica mediante un nuevo nacimiento a las almas de los hombres. De modo que la santidad de la humanidad de Cristo (perfecta en verdad desde el nacimiento) depend�a de Dios, desde cuyo lugar de dependencia �l pod�a decir: "No ser� movido".

"Bienaventurada en verdad que la humanidad, que ten�a todas sus fuentes en Dios, no ten�a o�do para nadie m�s que la voz de Dios, recib�a toda su provisi�n s�lo de la mano de Dios, hab�a puesto a Dios siempre delante de �l, no conoc�a motivo sino la gloria de Dios. Dios. No porque no sea inteligente con respecto a la existencia del pecado (como lo fue Ad�n que no cay�), sino por no tener en �l nada que respondiera al pecado, - en cambio, un aborrecimiento y rechazo total del mismo. �De hecho, dependencia pura e incomparable!

Pero la santidad aqu� es la caracter�stica de la Deidad, - Su propia unidad personal con el Esp�ritu de Dios, e infinitamente por encima de nuestra concepci�n de criatura. El poder de la vida era inherente a �l, y se demostr� en Su resurrecci�n de L�zaro y otros de entre los muertos, como en Su propia resurrecci�n.

Entonces, es poderosa la voz que ha llamado a Pablo, comunic�ndole "gracia y apostolado a favor de Su Nombre para la obediencia de la fe en todas las naciones". La "gracia" se menciona antes que el "apostolado": s�lo la gracia de Dios puede dar los verdaderos motivos y poder para el ejercicio del apostolado, como de cualquier otro don. Pero cuando Dios ha dado un don, tambi�n da "gracia seg�n la medida del don de Cristo" ( Efesios 4:7 ). Es bueno que conozcamos nuestra medida, porque no podemos esperar que la gracia vaya m�s all� de ella. El apostolado trae consigo la autoridad de Dios, pero incluso la autoridad de Dios se ejerce en gracia.

Estas dos calificaciones (gracia y apostolado) son evidentemente comunicadas especialmente a Pablo para que pueda representar el nombre de Cristo a los gentiles, que nombran el objeto de su "obediencia de fe". No la obediencia de la ley, que es meramente externa, sino la obediencia que brota de un coraz�n purificado por la fe. El evangelio requiere y produce una completa confianza en el nombre de Cristo, que se inclina en sujeci�n a �l.

Escogidos de entre los gentiles, los santos romanos son designados como "los llamados de Jesucristo". El saludo luego se dirige a la ep�stola "a todos los que est�n en Roma, amados de Dios, llamados santos". Ninguno de los santos de la ciudad fue excluido, aunque de Romanos 16:1 aprendemos que evidentemente hab�a algunos lugares de reuni�n diferentes. No es que hubiera ning�n cisma; pero probablemente debido a la persecuci�n, sus reuniones se mantuvieron peque�as y sin ostentaci�n.

Se les saluda como a otras asambleas, de acuerdo con el car�cter y el mensaje del cristianismo: "Gracia y paz a vosotros de Dios nuestro Padre y de nuestro Se�or Jesucristo".

Los vers�culos 8 al 17 nos dan la introducci�n, una hermosa mirada al coraz�n del ap�stol, quien se muestra completamente ligado en alma y esp�ritu al Dios del evangelio, y por lo tanto a todos cuyos corazones ha entrado el evangelio. Cu�n grandemente se embellece tambi�n esto al recordar que Pablo nunca hab�a visto a los santos romanos. Lejos de cualquier esp�ritu de envidia, su coraz�n rebosa de regocijo por la obra que Dios ha obrado manifiestamente en esa tierra lejana.

Su primer pensamiento en cuanto a ellos es de acci�n de gracias a Dios por medio de Jesucristo, porque su fe se manifest� para que se hablara de ella en todo el mundo. Adem�s, or� por ellos, y para que Dios pudiera, de cualquier modo, favorecerlo con una visita a ellos. Observe el respaldo ordenado y ferviente de sus palabras: "Dios es mi testigo, a quien sirvo en mi esp�ritu en las buenas nuevas de su Hijo". �Puede haber alguna duda sobre la realidad de sus oraciones? Para nada.

Hab�a deseado tan profundamente esta visita que dir�a: "si es que de alguna manera". Dios concedi� la petici�n: el medio era como un prisionero llevado all� para ser juzgado, y todav�a se regocijaba en el Se�or.

Instruido por Dios, tal como era, y el deseo de verlos siendo incuestionablemente un deseo nacido de Dios en su alma, no era el mero verlos lo que buscaba. Dios le hab�a dado, como maestro y ap�stol de los gentiles, un mensaje distinto que �l sab�a que requer�an para su verdadero establecimiento. Esto movi� su coraz�n poderosamente hacia ellos; sin embargo, lejos de darle importancia a s� mismo, el vaso del ministerio de Dios, sus motivos son m�s profundos que ministrarles, "es decir, tener consuelo mutuo entre ustedes, cada uno por la fe que est� en el otro, tanto en el suyo como en el suyo". m�a.

"Su ministerio ser�a el medio para sacar a la luz el ejercicio inteligente de la unidad piadosa y la comuni�n entre los santos, su propio coraz�n anhelando y consolado por el ejercicio de su fe, y ellos consolados por la suya. S�lo hay consuelo mutuo cuando hay cultivo mutuo de la fe. Esto no fue mera efusi�n: muchas veces antes el prop�sito del ap�stol hab�a sido visitar a los santos en Roma, pero se hab�a visto obstaculizado. Sin embargo, no permite pensar en preferirlos por encima de otros gentiles, aunque tan plenamente preocupado por ellos como por los dem�s, el amor seg�n Dios no es parcial: es real y pleno.

La operaci�n de la gracia de Dios en el coraz�n de Pablo y el poder vigorizante del Esp�ritu de Dios hicieron que se considerara deudor de todos los gentiles en particular, ya sean griegos o b�rbaros, cultos o incultos en cuanto a distinciones y normas mundanas. Dios le hab�a confiado lo que todos necesitaban y la responsabilidad de llev�rselo. Entonces ser�a completamente su mensajero.

En lo que respecta a su capacidad y las intenciones de su coraz�n (aunque en la actualidad se ve obstaculizado por las circunstancias), estaba completamente preparado para predicar el evangelio tambi�n a los romanos. Pero aunque no pudo entonces declararles de boca en boca el evangelio, procede a hacerlo con tinta y pluma. �Bendita energ�a de la fe, de la que hasta los santos de hoy se han beneficiado infinitamente! �Porque no me averg�enzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvaci�n a todo aquel que cree; al jud�o primeramente, y tambi�n al griego.

"Aqu� est� el secreto de la energ�a de Pablo. �l estaba consciente de que el evangelio lleva consigo, no solo la misericordia de Dios, sino el poder de Dios, y, como en el vers�culo 17, la justicia de Dios. Pero el poder de Dios es no como apela a la carne, o da ocasi�n a la carne: m�s bien es poder "para salvaci�n", manifestado a favor de "todo aquel que cree", no con parcialidad, aunque en verdad el mensaje lleg� "al jud�o primero , " - un �til recordatorio para los romanos, que eran gentiles.

Se notar� que en estos pocos vers�culos, Pablo est� poniendo cuidadosamente una base para sus argumentos, una base que no puede ser discutida. De ah� la frecuente aparici�n de las palabras, "para" y "porque", que dan una indicaci�n del car�cter distintivo de la ep�stola, es decir, el hombre se encuentra con Dios en el trono, quien saca la evidencia completamente a la luz, respaldando cada pronunciamiento con verdad simple y s�lida.

Pero, �por qu� el evangelio? - �Por qu� su necesidad? Porque Dios ha revelado en estos �ltimos d�as su ira desde el cielo, no un mero castigo a los hombres en la tierra, sino una ira no aplacada por ninguna cantidad de ira infligida en la tierra: en otras palabras, un

ira eterna contra el pecado. Juan habla de esto en relaci�n con los que mueren en sus pecados: "El que no cree en el Hijo, la ira de Dios permanece sobre �l" (Rom. 3: 36). Cu�n indeciblemente espantoso era el pensamiento; y qu� infinita bienaventuranza y fortaleza de car�cter se ve en el evangelio cuando nos damos cuenta de que es la �nica liberaci�n de la eternidad de la ira de Dios, "la negrura de las tinieblas para siempre".

El caso de los gentiles incultos

Desde el vers�culo 18 al 17 de Romanos 2:1 el caso de los gentiles, un caso en el que no puede haber ning�n motivo de exenci�n de la ira revelada de Dios. Su estado se prueba no como mera ignorancia de la luz, sino como rechazo de ella. Eran imp�os e injustos, "reteniendo la verdad con injusticia".

"Ninguna excusa servir� para los llamados" paganos ignorantes ". Si ignoran a Dios, no es su mera desgracia; es su pecado; su ignorancia es deliberada. �Qu� solemne acusaci�n contra la raza humana! en la s�plica de que el hombre es simplemente un pecador d�bil: se ha demostrado que es un pecador voluntarioso. porque no est�, como algunos quisieran protestar, sin una clara evidencia de Dios. Incluso aparte de la revelaci�n de Dios en Su Palabra, el mismo b�rbaro "sostiene la verdad en la injusticia ": no la verdad del evangelio, ciertamente, sino la verdad del" poder eterno y la divinidad "de Dios.

La creaci�n es el testimonio innegable de esto. Nada m�s que una total deshonestidad puede negar la eternidad del poder y la divinidad de Dios frente a una creaci�n de tal gloria como la que contemplamos todos los d�as. "Los cielos cuentan la gloria de Dios" ( Salmo 19:1 ). "No hay habla ni lenguaje donde no se escuche su voz". Y nuevamente, como el Se�or le pregunta a Job, "�D�nde estabas cuando yo fundaba la tierra?" "�Sobre qu� est�n fundados sus cimientos?" "�O qui�n cerr� el mar con puertas?" "Y dijo: Hasta aqu� vendr�s, pero no m�s; �y aqu� se detendr�n tus orgullosas olas?" ( Job 38:4 ).

El Se�or simplemente exigi� que Job enfrentara pruebas con las que se enfrentaba d�a a d�a. �Pero cu�n poderosamente abrumadora es una evidencia para cualquiera que escuche o tome en cuenta! "Para que no tengan excusa". Bendito es el d�a en que un alma se d� cuenta y confiese completa y francamente que ninguna circunstancia es una excusa para el pecado. Ojal� supi�ramos m�s plenamente c�mo condenarlo sin reservas, y esto particularmente en nosotros mismos.

En la creaci�n, los gentiles "conocieron a Dios". De hecho, este no es el conocimiento consciente y vital derivado s�lo del nuevo nacimiento, sino el conocimiento probatorio distintivo que hace que su culpa sea inexcusable. Se negaron voluntariamente a darle a Dios su propio lugar: ning�n latido de agradecimiento tendr�an hacia �l. Ellos recibir�an Sus bendiciones, cortar�an la mano que les dio y proceder�an a pervertirlos al m�ximo.

Los razonamientos internos de sus mentes, por estar inclinados a seguir su propia voluntad, los arrastraron a la locura; y sus corazones, voluntariamente sin entendimiento, fueron coloreados por las tinieblas que eligieron. Adem�s, �los mismos razonamientos que los llevaron a tal oscuridad profesaron ser sabidur�a! - una profesi�n que los m�s a fondo los declaraban tontos. Este fue su desarrollo - o evoluci�n, si se quiere - "se volvieron tontos".

Sin embargo, este es simplemente el comienzo de la historia del curso de maldad deliberado, premeditado y determinado del hombre. Pero es una delineaci�n fiel, como la que solo Dios podr�a dar o dar�a. Bueno, es para nuestros corazones verse a s� mismos en esta verdadera e implacable exposici�n de la terrible corrupci�n de la humanidad en Romanos 1:1 .

Y procedieron de mal en mal. No contentos con la vanagloria y la rebeli�n contra Dios, de buena gana se deleitar�an en arrastrar Su gloria cada vez m�s abajo; - primero, para llevarlo al nivel de hombre corruptible (�indescriptible maldad terrible!), y luego degradarlo a "p�jaros", "bestias" y finalmente "reptiles". El hombre se vuelve tan vil, tan depravado que eventualmente no poseer� ning�n Dios salvo aquel que pueda pisotear.

Pero olvida ciegamente que necesariamente se pone a s� mismo m�s bajo que el dios al que adora, ya sea el m�s bajo de los reptiles; de modo que los objetos de su adoraci�n dan testimonio v�vido de su miserable degradaci�n.

"Por tanto, Dios tambi�n los entreg�", no porque fuera indiferente, sino porque sus protestas por medio de su inteligencia y conciencia no tuvieron ning�n efecto sobre su determinado curso de maldad. Como se dijo de otro, "Efra�n se une a los �dolos: d�jalo" ( Oseas 4:17 ). El hombre cosechar� los amargos frutos de su rechazo del lugar de dependencia de Dios; su maldad se manifestar� cada vez m�s de maneras que en alg�n momento el solo pensarlo habr�a sido horrible y detestable para �l.

Luego dir�: "No puedo evitarlo". En esto dice la verdad, pero �por qu� no confiesa igualmente la verdad en cuanto al origen de este estado vergonzoso, es decir, que se ha negado a retener a Dios en su conocimiento, d�ndole la espalda voluntariamente? �Y Dios, en consecuencia, lo ha entregado a la inmundicia que realmente prefiere? Porque es solo Dios quien puede proteger un alma contra el mal, y si �l es ignorado, no hay forma de predecir las profundidades de la iniquidad del hombre.

Se notar� que despu�s de rechazar a Dios, el hombre realiza su propia corrupci�n personal: peca contra s� mismo, deshonra su propio cuerpo. Son pocos los que piensan en esto como un pecado absoluto y grosero; y menos a�n los que piensan as� con respecto a su ignorancia de Dios. Pero este �ltimo es la fuente misma del mal, y el primero la esfera de mi primera responsabilidad ante �l. El cuidado apropiado de mi cuerpo es una peculiar confianza personal otorgada por Dios, y por la cual debo dar cuenta.

El pecado contra el pr�jimo no es menos pecado, pero limitar mi estimaci�n del pecado meramente a lo que es p�blico y manifiesto es s�lo una miseria adicional de enga�o. Es simplemente sabidur�a comprender y reconocer plenamente el horror del pecado secreto m�s oculto contra Dios y contra m� mismo. Rechazar esto expone un coraz�n que voluntariamente se esconde de Dios.

Pero el hombre ha sido abandonado: Dios lo ha entregado "a la inmundicia" (v. 24) y "a pasiones viles" (v. 26) porque mediante el rechazo decidido de los testimonios de Dios en la creaci�n, ha "cambiado la verdad de Dios en una mentira, y ador� y sirvi� a la criatura m�s que al Creador, quien es bendito para siempre ". El hombre puede atreverse a pensar que es simplemente neutral, simplemente desinteresado con respecto a Dios, pero esta misma actitud es una acusaci�n de falsedad contra Dios.

Porque si el testimonio de Dios es verdadero, entonces la neutralidad es una absoluta imposibilidad. La neutralidad es un rechazo deliberado (aunque puede ser silencioso) de la verdad de Dios, lidiando con ella como si fuera una mentira. Un hombre puede hablar de neutralidad con sumo orgullo y complacencia; pero si �l no adora al Creador, entonces �l no , de alguna manera u otra, adoran a la criatura, sin embargo, que la criatura sea �l mismo.

Abandonados de Dios, ya sea mujer u hombre, el curso descendente hacia la deshonra y la verg�enza es r�pido. Sin embargo, hay resultados gubernamentales presentes: pronto cosechan lo que siembran, "recibiendo en s� mismos la recompensa de su error que fue justa". Pero con corazones endurecidos y amargados, sofocar�an incluso la voz del castigo, a pesar de su miedo y las quejas contra �l.

La Nueva Traducci�n (JND) traduce el vers�culo 28: "Y como no les pareci� bueno tener a Dios en su conocimiento, Dios los entreg�", etc. la mente como el coraz�n, siendo ambos corruptos. Por lo tanto, "Dios los entreg� a una mente reprobada", una mente que rechaza lo bueno y, por lo tanto, es rechazada por los buenos, abandonada a su inutilidad y a su deliberada falta de discernimiento.

A continuaci�n se presenta una lista de males de los que se ha llenado el hombre , que bien podr�an hacer retroceder de horror al coraz�n. Pero habiendo negado a Dios el derecho de posesi�n, entonces el mal se ha apoderado de �l. No es el hombre neutral y aut�nomo que quisiera jactarse de ser, sino el abyecto esclavo del pecado. observemos en esta lista que ataca particularmente los pensamientos y pasiones del coraz�n.

Ciertamente el mal se manifiesta abiertamente en el tiempo, pero aqu� Dios descubre y expone el ser interior del hombre - aquello con lo que est� "lleno" - los pensamientos y las concupiscencias de su mente y coraz�n. �Qui�n puede escapar a la conclusi�n de que somos detectados?

El justo juicio de Dios contra tales cosas, y el hecho de que quienes las hacen son dignos de muerte, no es una cuesti�n de ignorancia para ellos: ellos lo saben: el testimonio de la inteligencia y la conciencia no les deja escapatoria. Pero no hay diferencia en su mala conducta. Saben que cosechar�n lo que siembran, pero siguen sembrando las abominaciones a las que se han rendido. No solo esto, sino que disfrutan de la maldad de los dem�s, encuentran placer en la contemplaci�n misma del pecado y lo alientan con una agradable compa��a con quienes se inclinan por �l. �Qu� atrevida, qu� arrogante, qu� envilecida, qu� esclavizada es la criatura que una vez fue "hecha a imagen de Dios"!

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre Romans 1". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/romans-1.html. 1897-1910.