Bible Commentaries
Romanos 3

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-31

�Qu� ventaja tiene el jud�o?

Dado que Dios requiere la sujeci�n del coraz�n del jud�o, y al mismo tiempo honra una sujeci�n similar del coraz�n en los gentiles, surge la pregunta: "�Qu� ventaja, pues, tiene el jud�o? �O de qu� aprovecha la circuncisi�n?" �Qu� valor tiene la instituci�n misma del sistema del juda�smo, instituido, de hecho, por Dios mismo? Se responde claramente, "Mucho en todos los sentidos: principalmente que a ellos les fueron encomendados los or�culos de Dios.

"No hay ning�n argumento aqu� que este hecho evidente asegure la aceptaci�n de Dios de ellos personalmente, porque no lo hace. Pero los puso en la posici�n �nica de ser la �nica naci�n a quien se dio a conocer la voluntad de Dios - a quien Su consejo y caminos se manifestaron en tiempos pasados. As� les recuerda en Am�s 3:2 - "S�lo a vosotros he conocido de todas las familias de la tierra", y en Deuteronomio 4:7 , "Porque �qu� naci�n hay all� tan grande? �Qui�n tiene Dios tan cerca de ellos, como el Se�or nuestro Dios en todas las cosas que le pedimos? �Y qu� naci�n hay tan grande que tenga estatutos y juicios tan justos como toda esta ley? "

As�, el jud�o ten�a la ventaja de las circunstancias, el entorno y la formaci�n. Si ignoraba todo esto, por supuesto, solo pod�a culparse a s� mismo por despojarse de la �nica esperanza de su alma. Porque sin duda algunos no creyeron. �Pero que hay de esto? �Su incredulidad cerrar� por completo la puerta de la fe? Puede que anule la verdad por su rechazo de la misma? �La fe de Dios deja de operar porque algunos la desprecian o se oponen a ella? "Lejos est� el pensamiento: pero sea Dios veraz, y todo hombre falso.

"La recepci�n o el rechazo de la verdad por parte del hombre no tiene nada que ver con la verdad misma: permanece en su grandeza solemne, solitaria, inalterable, invencible, irrevocable; mientras que la oposici�n m�s violenta del hombre es simplemente su autodestrucci�n contra una roca inamovible. Dios es cierto, y no importa a qu� se oponga el hombre a Su verdad: ese hombre es falso.

Salmo 51:4Se cita Salmo 51:4 para confirmar la verdad necesaria de que cualquier otra consideraci�n debe dar paso a las palabras y juicios de Dios. Debe ser justificado sin reservas en sus dichos: debe vencer absolutamente cuando est� en juicio. Es el principio elemental de justicia. El pecado mismo no ser� m�s que la ocasi�n de que despliegue plenamente Su poder sobre �l. �l har� que la ira del hombre lo alabe, y refrenar� el resto de la ira.

Pero surge otra pregunta en la mente de los hombres, es decir, si nuestra injusticia ha resultado en tal manifestaci�n de la gloria de la justicia de Dios, �por qu� entonces debemos ser castigados? �No ser�a despiadado al derramar venganza sobre la humanidad, los jud�os en particular? Pero es meramente una pregunta de hombre, y la respuesta es decisiva: "Lejos est� el pensamiento: �c�mo juzgar� Dios al mundo?" Y el jud�o ciertamente aprobar�a que �l juzgara al mundo gentil.

Pero el caso del jud�o era moralmente el mismo, de hecho peor, si se tienen en cuenta sus privilegios. Adem�s, la ejecuci�n misma del juicio es parte de la demostraci�n de la gloria y la justicia de Dios; y no se puede prescindir de �l.

Si la verdad de Dios se ha manifestado m�s maravillosamente a causa de mi falsedad, �por qu�, entonces, debo ser juzgado como pecador? �No ha resultado, despu�s de todo, el mal que he hecho en bien? S�, y adem�s, el coraz�n voluntarioso argumentar�: "�Por qu� no hacer el mal para que venga el bien?" Algunos incluso hab�an acusado a Pablo de ense�ar esto mismo; pero es sumamente perentorio en su denuncia de quienes se atreven a adoptar tales principios.

Su condenaci�n es justa. La suya es simplemente la licencia de la rebeli�n. Terrible el estado del alma que afirma tales cosas; peligroso lo que los asume. El pecado, en cualquier grado o en cualquier circunstancia, no puede tener apariencia de excusa o sombra de justificaci�n. Es abominable, odioso, aborrecible para Dios. Si en verdad Dios triunfa sobre ella como lo hace, manifestando Su poder y produciendo mayor bendici�n para el hombre que nunca antes, eso no es m�rito del pecado; porque ni la gloria de Dios ni la bendici�n del hombre se obtienen a causa del pecado, sino a causa de la condenaci�n absoluta del pecado. Atrev�monos a defender el pecado, y participamos en �l bajo la condenaci�n de Dios, que es m�s grande que el pecado y m�s grande que nosotros.

TODO CONCLUIDO CULPABLE

Los vers�culos 9 al 18 nos resumen la culpa de toda la humanidad, jud�os y gentiles. Los favorables privilegios del jud�o no lo hac�an mejor que el gentil: la prueba era concluyente: jud�os y gentiles estaban todos bajo pecado. Tampoco fue esto simplemente la conclusi�n del argumento del ap�stol. Las Escrituras hab�an hablado antes en tales t�rminos, y el resumen de la culpa del hombre se da en citas directas de los Salmos de David e Isa�as 59:1 .

"No hay justo, ni aun uno" - una condena generalizada del ser moral del hombre . "No hay quien entienda"; la inteligencia misma de todos est� corrompida por el pecado. "No hay quien busque a Dios": ni siquiera un objeto recto est� delante de ellos, no hay preocupaci�n por conocer a Dios. "Todos se desviaron", tomando un rumbo contrario e independiente. "Juntos se vuelven in�tiles", una degradaci�n unida de s� mismos a b�squedas vanas e in�tiles. "No hay quien haga el bien, ninguno," - sin obras de bondad manifiesta.

Pero hay algo que sale del coraz�n del hombre, pasando primero por la garganta, donde est� la corrupci�n total de la muerte, un sepulcro abierto, repugnante a los ojos de los vivos. Entonces la lengua, contaminada, se convierte en herramienta de enga�o, y los labios, que podr�an haber obstaculizado tanto la garganta como la lengua, s�lo aumentan el azote del mal, a�adi�ndole el veneno venenoso de �spides.

�No es de extra�ar entonces que la "boca est� llena de maldici�n y amargura"! Es posible que las almas no se den cuenta de la terrible maldad de los "duros discursos que los pecadores imp�os han hablado contra" Dios; pero "de toda palabra ociosa que hablen los hombres, dar�n cuenta en el d�a del juicio". Aqu�, pues, lo que sale de la boca del coraz�n es lo primero que se condena. Verso 14 sumas de palabras de hombre ; vers�culo 15 su andar; y el vers�culo 16 sus caminos.

Es la condena completa y positiva del hombre; mientras que para agregar fuerza a esto, los vers�culos 17 y 18 hablan desde un punto de vista negativo , mostrando que no hay absolutamente ning�n rasgo redentor en la imagen. Han no conocido el camino de la paz: no hay temor de Dios delante de sus ojos. Este �ltimo punto es, despu�s de todo, realmente el centro y la fuente de todo mal; por poco que podamos comprenderlo, todo pecado es el resultado de una actitud negativa hacia Dios.

Ahora, con la culpa del hombre tan plenamente expuesta mientras se encuentra ante el tribunal de juicio de Dios, la siguiente pregunta que surge es: �Qu� tiene que decir la ley? Esto se responde breve pero completamente en los vers�culos 19 y 20: no necesita m�s, porque la respuesta es evidente para una conciencia e inteligencia ejercitadas. Pero en primer lugar se observa el principio de que la ley se dirige a "los que est�n sujetos a la ley". Romanos 2:14 prueba que estos no son gentiles; mientras que Deuteronomio 5:1 ; en cuyo cap�tulo se resume la ley, es muy claro en su direcci�n: "Oye, Israel, los estatutos y juicios que yo hablo a tus o�dos hoy" (v. 1).

Sin embargo, los gentiles, aunque no se les exige, como Israel, que guarden esta ley, podr�an aprender f�cilmente una cosa de ella. Que condenaba a la humanidad era evidente: nadie pod�a atreverse a abrir la boca ante ella. Si los Judios fueron condenados por ella para que sus bocas se detuvieron ante el trono del juicio de Dios, pod�an los gentiles les va mejor si intentaban hacer valer su propia justicia No, por cierto: la boca se detuvieron con la misma eficacia: la ley dej� en claro que todo el mundo, siendo culpable, est� bajo juicio de Dios.

�Bendito, aunque humillante, es el momento de nuestra historia en el que por primera vez se nos tapa la boca! Solo entonces estaremos preparados para escuchar indivisiblemente a Dios, preparados para recibir bendiciones. De modo que el objeto mismo de la ley era cerrar toda boca y poner a todo el mundo bajo juicio de Dios. �Puede entonces justificar a alguien? �Imposible! "Por las obras de la ley nadie ser� justificado ante sus ojos". Su propio car�cter exige lo contrario. "Por la ley es el conocimiento del pecado". Expone el pecado: no puede cubrirlo. Condena al pecador: no puede justificarlo.

Por tanto, la ley obliga al hombre a juicio: no le da ninguna v�a de escape. De modo que, si la ley obliga a la acci�n de Dios, todo depende del hombre. Pero gracias a Dios, �l es m�s grande que la ley, porque la ley es simplemente Su siervo para lograr la exposici�n completa del pecado, a fin de que �l pueda mostrar Su propia justicia aparte de la ley, y trascendentemente por encima de ella, Su propia capacidad para triunfar completa y gloriosamente. sobre el pecado a favor de aquellos que estaban esclavizados a la ley a causa del pecado.

LA JUSTICIA DE DIOS REVELADA

"Pero ahora": estas palabras expresan de la manera m�s bendita un cambio maravilloso en el trato de Dios con el hombre. Es un cambio que Dios mismo ha esperado con el m�s profundo deseo desde la fundaci�n del mundo, porque este cambio trae la manifestaci�n de Su propio car�cter. Sin embargo, a pesar de lo profundo que era indudablemente el anhelo de Su coraz�n de darse a conocer plenamente al hombre, durante cuatro mil a�os esper� con infinita sabidur�a y paciencia, hasta que el hombre, por su propio bien, fue expuesto como completamente esclavo al pecado, sin fuerza y ??sin fuerzas. su misma naturaleza contrasta con la de Dios: un enemigo de Dios por obras inicuas. Tal es el veredicto de los cuatro mil a�os de prueba y probaci�n del hombre.

"Pero ahora." �Cu�n llenas de consuelo estas palabras para quien ha aprendido su pecaminosidad ante los ojos de Dios! S�, mucho m�s, �cu�n lleno de alivio al coraz�n de Dios que ha llegado la plenitud del tiempo, que debe enviar a su santo y sin pecado Hijo para darse a conocer al hombre! Ahora puede mostrar su car�cter de perfecta y absoluta justicia sin la ley, aparte de todo lo que �l mismo hab�a instituido anteriormente. �Gloria incomparable! �Poder maravilloso! �Sabidur�a infinita! "Pero ahora la justicia de Dios sin la ley se manifiesta, siendo testificada por la ley y los profetas".

Dios no solo ha manifestado su justicia sin obst�culos por la ley, y teniendo una gloria mucho mayor que la ley, sino que la ley misma y los profetas del Antiguo Testamento hab�an dado testimonio en su tiempo de tal manifestaci�n por venir. �Bendito testimonio de la soberan�a y gloria de Dios! La ley misma testific� de la capacidad de Dios para salvar justamente al pecador sin su ayuda, sin referencia alguna a ella. Por lo tanto, la ley est� en el lugar que le corresponde como meramente una sierva de Dios, nada m�s.

Por lo tanto, el vers�culo 21 comienza una secci�n y un tema claramente nuevos.

El vers�culo 22 muestra esta justicia de Dios (que no se puede manifestar en o por la ley) perfectamente manifestada en Jesucristo. Pero es importante se�alar que el punto enfatizado aqu� es que la justicia de Dios se manifiesta a favor del hombre , de hecho, "a todos", es decir, a favor de todos los hombres. Dios no excluye a nadie de esta maravillosa bendici�n. Sin embargo, s�lo puede tener efecto "sobre los que creen", por supuesto.

Est� disponible para todos, pero solo la mano de la fe puede recibirlo. Esa justicia de Dios se manifiesta solo en Cristo: por lo tanto, solo la fe en Cristo puede asegurarla para mi propia alma. Es una justicia manifestada imparcialmente por el bien de todos los hombres, pero que opera �nicamente "por la fe de Jesucristo".

Esta era una necesidad absoluta si alguien iba a recibir bendici�n, porque todos estaban en el mismo caso ante Dios: "todos pecaron y est�n destituidos de la gloria de Dios". A pesar de la realidad y profundidad de la gracia de Dios, y Su anhelo de perdonar, el perd�n es imposible sin la justicia. Dios debe hacer lo correcto: es Su car�cter esencial. No puede ignorar el pecado. Su justicia exige satisfacci�n con respecto al pecado y no puede tratarse con impunidad.

"�No har� bien el Juez de toda la tierra?" fueron las palabras de Abraham, m�s como una afirmaci�n que como una pregunta. Y el salmista declara: "Justicia y juicio son el fundamento de tu trono" ( Salmo 89:14 ).

Pero la gloria de la justicia de Dios es esta: que si bien condena absolutamente el pecado, puede justificar al pecador. De hecho, hay amor detr�s de �l - un amor infinito, inefable e insondable - porque requiri� la entrega de Su propio Hijo a los terribles sufrimientos de la cruz del Calvario, donde �l mismo soport� la pena y el juicio pleno y sin alivio por los pecados - "el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios.

"Todo el peso del justo juicio de Dios contra el pecado cay� sobre �l en esas horas espantosas, de modo que su alma, conmovida hasta lo m�s profundo, se expres� en palabras de patetismo desgarrador:" Dios m�o, Dios m�o, �por qu� has abandonado �Me?"

Pero s�lo as� podr�a mostrarse el amor de Dios hacia nosotros en perfecta justicia. Solo la cruz puede mostrar plenamente las profundidades del amor de Dios y la perfecta pureza de Su justicia. Y en el mismo trono de Dios, la gracia ocupa el lugar de la ley, trayendo la justificaci�n en lugar de la condenaci�n. Sencillas, concisas, claras, pero maravillosas m�s all� del pensamiento son las palabras del vers�culo 24: "siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redenci�n que es en Cristo Jes�s".

"El alma que cree en Jesucristo es libre y libre de toda acusaci�n de culpa, por la gracia de Dios, en virtud de la redenci�n que es en Cristo Jes�s. Y la limpieza es perfectamente justa, porque la culpa ha sido plenamente cumplido y expiado en la cruz. Bendito alivio para un alma una vez inclinada con un sentido de verg�enza y angustia a causa del pecado, que ve tal refugio en Dios! No hay nada como confiar completamente en la gracia de Dios y el obra de su Hijo en la cruz.

Ahora Dios ha puesto a Cristo en primer plano, para consideraci�n de los hombres. Establecido como propiciaci�n, un propiciatorio al que todos los hombres pueden acudir si lo desean, para encontrar la perfecta justificaci�n "por la fe en su sangre". Solo a trav�s de Cristo, Dios dispensa misericordia, y no est� escondido para ser accesible solo por una clase selecta. �l es la propiciaci�n, "por el mundo entero" ( 1 Juan 2:2 ). Y toda alma que viene a Dios por medio de Cristo, recibe el perd�n de los pecados, la justificaci�n, una completa liberaci�n de la culpa y del juicio.

Pero el Se�or Jesucristo, as� presentado ante los hombres, es Aquel por quien Dios declara su justicia, una justicia con respecto al paso de los pecados cometidos incluso antes de la cruz (como es la fuerza de la �ltima parte del vers�culo 25), con el cual Dios ejerci� larga paciencia. "Los pecados pasados", o los que se cometieron antes, se refieren, sin duda, a las citas del Antiguo Testamento en los vers�culos 10 al 18.

Porque esos pecados fueron descubiertos mucho antes de la cruz, pero Dios pudo abstenerse del juicio en vista de la cruz de Cristo, que ya era un asunto resuelto en Sus prop�sitos, que de hecho lo muestran claramente las palabras de Abraham a Isaac: "Hijo m�o, Dios proveer� �l mismo un cordero para el holocausto ".

De modo que la virtud de "la redenci�n que es en Cristo Jes�s" llegue tanto hacia atr�s hasta el comienzo de la historia del hombre ca�do como hacia el final de esa historia, una redenci�n que cubra efectivamente a "todos los que son de fe".

Pacientemente Dios esper� "el cumplimiento del tiempo" para poder enviar a Su Hijo y "en este tiempo" "declarar" "Su justicia". Su justicia fue, por supuesto, siempre un asunto resuelto, siempre el mismo, pero esperaba la cruz de Cristo para su declaraci�n al hombre. Seguramente el sujeto, el coraz�n reflexivo, solo puede maravillarse al contemplar tal paciencia, tal sabidur�a, tal gracia, tal justicia, tal poder, tal amor inefable. �Benditos m�s all� de toda expresi�n son el car�cter y los caminos de nuestro Dios!

De modo que Dios es declarado manifiestamente como un Dios perfectamente justo y, al mismo tiempo, "el que justifica al que cree en Jes�s". La ley puede acusar, pero solo Dios puede justificar. "Dios es el que justifica: �qui�n es el que condenar�?" ( Romanos 8:33 ). �Qu� lugar tranquilo, tranquilo y santo de descanso para el alma que cree en Jes�s!

Ya no hay lugar para la jactancia orgullosa del hombre. "Est� excluido". �Bendito alivio cuando sea as�! Pero, �la confianza de un hombre en sus propias obras excluye la jactancia? De hecho no; pero todo lo contrario. La confianza en las obras es mera auto -Confianza, auto -assurance, auto -assertion, sel f-exaltaci�n. Por lo tanto, cuando se habla de una "ley", es "la ley de la fe", una ley que requiere fe, no una ley que requiere obras.

"Por tanto, concluimos que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley". Hermosa conclusi�n de todo el asunto: �maravillosa y sublime en la gloria que da total y exclusivamente al Dios y Padre de nuestro Se�or Jesucristo! Adem�s, cu�n diferente es la conclusi�n a la del libro de Eclesiast�s, donde en Eclesiast�s 12:13 leemos: "Oigamos la conclusi�n de todo el asunto: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque este es todo el deber del hombre. .

"�Hay contradicci�n en las dos conclusiones? En absoluto. Porque Eclesiast�s trata del " deber del hombre " (mientras vive" bajo el sol "), y del juicio de Dios (en el �ltimo vers�culo); mientras que Romanos nos presenta al hombre completo fracaso y culpa, y la justificaci�n de Dios La diferencia completa consiste en esto: que la cruz de Cristo se interpone entre los dos libros.

Pero la conclusi�n podr�a sorprender a un jud�o. Porque si un hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley, esto favorecer�a tanto a los gentiles como a los jud�os. Este mismo hecho ha sido un gran obst�culo para los jud�os desde que se predic� el cristianismo. Pero "�Dios es Dios solamente de los jud�os? �No es tambi�n de los gentiles?" El que ha creado a todos los hombres, �negar� a algunos de ellos la posibilidad de ser justificados de sus pecados, y al mismo tiempo conceder� esta bendici�n a otros? �Imposible! "No hay acepci�n de personas para con Dios": si "todos pecaron", el Evangelio es "para todos". Si no todos lo reciben, eso es otro asunto; en sus pecados morir�n; pero la oferta de Dios es para todos, sin parcialidad.

Porque �l es "un Dios", su car�cter es invariable al tratar con cualquier pueblo. A los que est�n bajo la ley �l s�lo puede justificarlos "por la fe", es decir, sobre el principio de la fe en oposici�n al principio de la ley. Aquellos sin ley - "la incircuncisi�n" - �l justifica plenamente "por medio de la fe" - eso es simplemente si tienen fe en Su Hijo.

�Objetar� el jud�o que esto anula la ley? �Afirmar� que Pablo enfatiza tanto la fe como para "invalidar la ley"? El mismo pensamiento es indigno. La fe establece la ley: pone la ley en su debido lugar; da a la ley su fuerza misma; lo considera en su absoluta severidad, justicia e inflexibilidad; reconoce plenamente su "ministerio de muerte", su "ministerio de condenaci�n", que condena y no justificar� al pecador.

Por lo tanto, la fe no puede imputarle "el ministerio de vida", "el ministerio de justicia", porque estos ministerios no son por la ley de Dios, sino por la gracia de Dios ( 2 Corintios 3:1 ).

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre Romans 3". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/romans-3.html. 1897-1910.