Bible Commentaries
Romanos 9

Comentario de Grant sobre la BibliaComentario de Grant

Versículos 1-33

�Qu� hay de las promesas de Dios a Israel?

Ahora bien, siendo ese el caso, que Dios se hab�a propuesto en el consejo eterno la bendici�n de los gentiles en igualdad de condiciones con los jud�os, como ocurre en este d�a, �qu� suceder� con las promesas especiales a Israel? �Los ignor� completamente el ap�stol en su celo por la conversi�n de los gentiles? �Lejos est� el pensamiento! Tales acusaciones que estaban destinadas a ser lanzadas contra �l, son completamente negadas y probadas falsas en su discusi�n m�s admirable, en los Cap�tulos 9, 10 y 11, sobre el estado actual de Israel y el consejo de Dios con respecto a esa naci�n favorecida aunque culpable de sangre.

Estos cap�tulos son de suma importancia para una correcta comprensi�n de la profec�a y de todos los caminos dispensacionales de Dios. Forman un par�ntesis en la ep�stola, que est� escrita para los santos cristianos, por supuesto. Romanos 12:1 f�cilmente podr�a seguir a Romanos 8:1 , y la verdad concerniente a los cristianos no se ver� afectada en absoluto.

Pero como Dios no quiso ocultarle a Abraham lo que hizo, tambi�n se deleita en que sus santos se preocupen por todo lo que le concierne, para que sean los intercesores m�s fervientes y tengan el alma ocupada desinteresadamente. Hemos aprendido su consejo acerca de nosotros; aprendamos tambi�n acerca de Israel, y aprenderemos m�s a adorar su sabidur�a.

�Qu� coraz�n no se conmueve por el ardiente anhelo del ap�stol por su propia naci�n Israel, expresado en estas primeras palabras de Romanos 9:1 ? �Qui�n puede dudar de su realidad? Hacerlo ser�a desafiar la Palabra de Dios, que pone su sello sobre la verdad de la misma. Sin duda, debido a que es propenso a ser incr�dulo, insiste: "Digo la verdad en Cristo, no miento, d�ndome testimonio tambi�n mi conciencia en el Esp�ritu Santo, que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi coraz�n.

Porque he deseado que yo mismo fuera anatema de Cristo por mis hermanos, mis parientes seg�n la carne. "El amor de su coraz�n es un ejemplo bendito para nosotros, que tambi�n debemos tener nuestras almas ejercitadas sin fingir en el anhelo de este antiguo pueblo de Dios, es cierto que hab�a deseado lo que era imposible, que fuera maldito de Cristo por causa de ellos, pero debemos recordar que el amor ardiente no se limita a razonar primero.

Sin embargo, la inteligencia piadosa corrigi� este deseo despu�s, pero no disminuy� su amor hacia ellos: su dolor era continuo. �Oh, que nuestro amor arda tan c�lida y resplandeciente como el suyo, con toda sabidur�a y entendimiento espiritual! �No tenemos tanta ocasi�n para ello ahora como la tuvo entonces el amado ap�stol? �El estado del "jud�o, el gentil o la Iglesia de Dios" ha mejorado enormemente en nuestros d�as? Es m�s, �no ha superado el orgullo del hombre todos sus esfuerzos anteriores en su ambici�n de establecer su seguridad independientemente de Dios? "�Ojal� mi cabeza fueran aguas, y mis ojos fuente de l�grimas, para llorar d�a y noche por los muertos de la hija de mi pueblo!"

"Tal fue el lamento de Jerem�as ( Jeremias 9:1 ), �y no puede encontrar eco en los corazones del pueblo de Dios hoy? Seguramente Romanos 9:1 es el resultado de la gloriosa seguridad de Romanos 8:1 �No Romanos 8:1 nuestra alma a los dem�s cuando nos sabemos eternamente aceptados por Dios?

Ahora el ap�stol enumera algunos de los privilegios y dignidades peculiares de Israel con los que Dios los hab�a dotado como la naci�n de Su elecci�n en la tierra. No se trata en absoluto de bendiciones individuales, sino nacionales y, en consecuencia, no tienen la menor conexi�n en ese sentido con las bendiciones del cristianismo, que se aplican a las almas individuales. "La adopci�n" aqu� es la adopci�n de una naci�n - "Cuando Israel era un ni�o - llam� a mi hijo de Egipto" ( Oseas 11:1 ).

Ya hemos notado la adopci�n en relaci�n con los santos de Dios de la actualidad - ( Romanos 8:14 ) se habla en plural, no en singular, como en Oseas: "Israel, hijo m�o".

"La gloria" es la presencia de Dios manifestada como no podr�a estar en conexi�n con ninguna otra naci�n. Para la Iglesia, por supuesto, como para todos los creyentes individuales de hoy, la gloria se conoce en la morada del Esp�ritu de Dios. En Israel, vemos la gloria primero en la nube que los sigue. Luego entrando en el tabern�culo, m�s tarde en el templo, del cual es removido m�s tarde - Ezequiel describe tanto la remoci�n como la eventual restauraci�n futura de la gloria, que se llevar� a cabo cuando todo Israel sea salvo.

"Los pactos" son dos, en particular - de hecho, tres, cuando se hace la distinci�n entre el pacto de ley dado primero - las tablas se rompen - y el de �xodo 34:1 - el primero de ley absoluta, exigiendo obediencia inquebrantable, la �ltima de la ley templada por la misericordia en disposiciones para "los errores del pueblo".

"El nuevo pacto", que aguarda el milenio, es totalmente de gracia manifestada en Cristo Jes�s y Dios escribiendo su ley en los corazones de su pueblo. Estos son exclusivamente de Israel, por supuesto, aunque nosotros los que hemos cre�do hoy entramos en las bendiciones de el nuevo pacto, no porque fue hecho para nosotros, sino porque la gracia va m�s all� de los l�mites del pacto. Compare Hebreos 8:1 .

"Y la promulgaci�n de la ley" fue exclusivamente para Israel, quienes as� fueron hechos depositarios del Antiguo Testamento completo. "El servicio" es el �nico ritual que Dios instituy� para una naci�n, el �nico culto carnal sancionado por Dios, con su sacerdocio, sacrificios y templo. "Las promesas" tambi�n est�n relacionadas con Israel, y si se profetiza una bendici�n para las naciones, sin embargo, se le da a Israel la promesa de que ella ser� el canal de bendici�n. El Mes�as fue prometido a Israel, aunque a trav�s de �l ciertamente vendr�a la bendici�n a los gentiles.

Tambi�n de ellos son los padres, Abraham Isaac y Jacob, hombres tan honrados por Dios que se llamar�a a s� mismo "el Dios de Abraham, Isaac y Jacob". Sus nombres aparecen ante nosotros casi de inmediato, no para halagar a los hombres debido a una relaci�n carnal, sino para demostrar que la elecci�n de Dios est� muy por encima de ella. Sin embargo, la relaci�n carnal es un privilegio que conlleva una dignidad y una responsabilidad peculiar.

Pero sobre todo, es de Israel que "en cuanto a la carne, vino Cristo, que es sobre todo, Dios bendito para siempre". �Qu� mayor dignidad podr�a concederse a una naci�n? �Qu� cercan�a m�s significativa a la fuente de todas las bendiciones de Dios! Por este motivo, seguramente el rechazo de su misericordia es una culpa a�n m�s enorme. Pero el hecho es que Israel es la naci�n favorecida por Dios sobre todas las dem�s.

"S�lo a ti te conoc� de todas las familias de la tierra", son sus palabras a este pueblo de su elecci�n ( Am�s 3:2 ). Pero la grandeza de este �ltimo favor mencionado es infinita: el Mes�as no es menos que Dios sobre todo, bendito para siempre. Entonces, �qui�n se atrever� a despreciar o menospreciar la gloria del pueblo de Dios, Israel? �Paul lo hizo en la m�s m�nima medida? Seguro que no. De hecho, quiz�s m�s all� de todos los dem�s, se dio cuenta y valor� lo que el bondadoso favor de Dios hab�a otorgado a su amada naci�n.

Pero la naci�n de Israel ha rechazado el evangelio de la gracia de Dios en Cristo Jes�s: �la Palabra y el prop�sito de Dios fallaron entonces en su objetivo al haber bendecido a la naci�n? La fe responde, ciertamente no. Puede parecer que s�, pero esto es por el bien de la prueba de la fe. "Porque no todos los que son de Israel son Israel". El c�lculo de Dios es espiritual: la generaci�n natural no puede aferrarse presuntuosamente a las bendiciones que se dan por razones espirituales.

Jacob fue llamado Israel solo cuando la carne fue tocada y marchita. Entonces, �c�mo puede el Israel carnal afirmar ser "verdaderamente israelitas" cuando la carne no s�lo est� lejos de estar marchita, sino que es la misma ocasi�n de su jactancia? Ese es Jacob, no Israel.

"Ni por ser linaje de Abraham, son todos hijos; mas en Isaac te ser� llamada linaje." Aqu� hay un testimonio entre los hijos de Abraham desde el principio. Ismael era la simiente de Abraham seg�n la carne: pero el decreto de Dios fue: "En Isaac te ser� llamada simiente". Entonces a Ismael no se le permite ning�n lugar. Este fue el decreto soberano de Dios en ese momento. La palabra de la promesa era: que Sarai tendr�a un hijo: no se hab�a hecho ninguna promesa en relaci�n con Agar e Ismael.

�Objetar� alguien que, dado que Agar era esclava, el caso no es aplicable? Muy bien, hay m�s que esto. Rebecca tuvo dos hijos con Isaac, de hecho, gemelos. Por lo tanto, el uno ciertamente ten�a tanto derecho natural como el otro, siendo el precedente, si lo hab�a, el primog�nito Esa�. Pero antes de que nacieran los ni�os, y en consecuencia, sin haber hecho ninguna obra, ni buena ni mala, el prop�sito de Dios seg�n la elecci�n se estableci� y se declar� a Rebeca: "El mayor servir� al menor". Entonces, �cu�les son las obras de la carne como base para la bendici�n de Dios? �O cu�l es el prestigio de la paternidad piadosa?

De hecho, despu�s de que los dos vivieron y murieron, y sus caracteres se manifestaron plenamente, uno se juzg� a s� mismo, el otro se juzg� a s� mismo, Dios escribi� por Malaqu�as: "A Jacob am�, pero a Esa� aborrec�". Es una declaraci�n solemne. Esa� es claramente el hombre seg�n la carne, ya sea bien educado, amable, bondadoso o cualquier otra cosa. La carne no es nada para Dios: de nada aprovecha ( Juan 6:63 ), y Dios odia su orgullosa confianza en s� mismo. Jacob, por otro lado, como hemos dicho antes, fue uno cuya carne Dios toc� y marchit�.

"�Qu�, pues, diremos? �Hay injusticia en Dios? Lejos est� el pensamiento" (JND). �Suponemos que es injusto por parte de Dios no tener respeto por los orgullosos logros carnales del hombre? �Qu�? �Somos tan arrogantes como para esperar que nuestras obras se pongan al mismo nivel que la obra del Creador del cielo y la tierra? �Puede sorprendernos que Dios considere tal presunci�n como una abominaci�n odiosa? De hecho, �l es completamente justo para considerarlo as�, y nosotros mismos somos completamente injustos si nos atrevemos a cuestionarlo.

En referencia a mostrar misericordia, como en referencia a todo lo dem�s, Dios dejar� en claro Su t�tulo soberano para actuar como le plazca. �De qu� le servir� a un pecador decirle que no? Ning�n israelita al menos podr�a negar que Dios le hab�a dicho a Mois�s: "Tendr� misericordia de quien yo tenga misericordia, y tendr� compasi�n de quien me compadezca". �Es esto arbitrario? Muy bien: �qui�n puede negarle a Dios todos sus derechos arbitrarios? �Dice, cuatro veces en el espacio de una oraci�n corta, "Lo har�", y no significa nada con eso? �Un padre sabio consulta las opiniones o los caprichos de su peque�o como gu�a para el entrenamiento de su hijo? �Alienta o incluso tolera que el ni�o se burle de su autoridad? El "yo quiero" de Dios se mantiene, y s�lo la locura se atreve a pelear.

Pero, �de qui�n se complace Dios en mostrar misericordia? Ciertamente no para los que se burlan de los santurrones, quienes por su misma actitud niegan su necesidad de misericordia. Es para los arrepentidos, aquellos que se confiesan pecadores, quienes en su extremo invocan el Nombre del Se�or. Al enfrentar la verdad de su culpa y ruina, claman a �l, y �l tiene compasi�n. �Pelearemos con un Dios que elige mostrar misericordia a tales almas? �No es esto grandeza y bondad lo que es digno del Creador del cielo y de la tierra?

�Entonces que? "No es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia". Ni la voluntad ni la energ�a del hombre tienen cabida. Dios tiene el t�tulo soberano para mostrar misericordia, y el hombre est� llamado a inclinarse ante esta soberan�a divina. �Puede haber algo m�s correcto o apropiado? De hecho, �puede algo hacer m�s bien al hombre que su sujeci�n a su Creador? Claramente, Dios busca los mejores intereses del hombre, y el hombre peca rebeldemente contra su propia alma. �Qu� locura m�s tr�gica podemos imaginar?

Pero Dios mantendr� Su propia gloria, cualquiera que sea la actitud del hombre; de ??hecho, mostrar� Su propio poder por los mismos medios de aquellos que endurecen sus corazones contra �l. Las Escrituras hab�an testificado de esto antes de que se diera la ley, y los jud�os estaban bien familiarizados con el uso de Dios de la obstinada oposici�n del monarca de Egipto con el prop�sito de mostrar Su poder absoluto sobre la fuerza m�s poderosa que el hombre pudiera reunir.

Debemos temblar ante la grandeza de Su gloria cuando escuchemos Su palabra al Fara�n: "Incluso con este mismo prop�sito te he levantado, para mostrar Mi poder en ti, y para que Mi nombre sea declarado en toda la tierra. . " Dios mismo hab�a permitido que Fara�n se hiciera grande, aunque para Fara�n era una cuesti�n de orgullo personal y la ocasi�n de mostrar su voluntad en independencia de Dios. �Entonces que? Ante esta independencia, Dios mostrar�a su propio poder.

De hecho, a Fara�n se le hab�a permitido elevarse a esta misma altura, para que pudiera mostrarse el poder superior de Dios. No es que se deba culpar a Dios por la terquedad de Fara�n. Porque aunque el vers�culo 18 insiste: "Por tanto, del que quiere tener misericordia tiene, y al que quiere endurecer", sin embargo, debemos tener cuidado de preguntar: �a qui�n quiere endurecer? �Dice la Escritura que Dios endureci� el coraz�n de Fara�n antes de que Fara�n tuviera alg�n sentido de responsabilidad? Lejos de ahi.

El fara�n hab�a despreciado e insultado a Dios por primera vez con valent�a cuando se enfrent� a la responsabilidad de dejar ir a Israel: "�Qui�n es el Se�or para que oiga su voz y deje ir a Israel? No conozco al Se�or, ni dejar� ir a Israel" ( �xodo 5:2 ). Entonces vemos que el endurecimiento voluntario de Fara�n de su propio coraz�n precedi� al endurecimiento judicial de Dios, que se ve por primera vez en �xodo 7:13 . �Nos atrevemos entonces a pelear con la voluntad de Dios de endurecer tal car�cter?

Pero los objetores pueden ser obstinadamente persistentes. "�Por qu�", preguntan, "todav�a critica? Porque �qui�n ha resistido su prop�sito?" Si el poder soberano de Dios es tan grande que su prop�sito se lleva a cabo mediante la oposici�n de los hombres, �por qu� no es entonces favorable a los rebeldes? Porque si este es el caso, entonces nadie se resiste realmente a Su prop�sito.

Ahora bien, �qu� implica tal objeci�n? Primero, veamos claramente que aquellos que niegan a Dios el derecho de criticar al hombre, �al mismo tiempo son audaces en criticar a Dios!

�Nos sorprende que la respuesta de Dios sea firme y perentoria? El hombre puede pensar que su pregunta es bastante razonable, sin darse cuenta del enga�o real en ella. Pero es completamente deshonroso, y Dios cierra la discusi�n con una fuerte declaraci�n de su t�tulo soberano para hacer lo que le plazca. Si el hombre, como un ni�o perverso, no aprende por instrucci�n, entonces se le dice sumariamente qui�n tiene la autoridad y qui�n tiene el derecho de hacer Su voluntad. Cuando Dios dice "No, oh hombre, �qui�n eres t� que replica contra Dios?" podr�amos notar que la voz del hombre est� silenciada: no hay m�s objeciones. Dios tiene la �ltima palabra.

"�Dir� la cosa formada al que la form�: �Por qu� me has hecho as�? �No tiene potestad el alfarero sobre el barro, de la misma masa, para hacer un vaso para honra y otro para deshonra?" Es una reprimenda humillante al orgullo del hombre, pero �qu� necesaria! Si esto es arbitrario, sin embargo, est� lejos de cualquier sugerencia de que Dios pueda deleitarse en la condici�n de maldad o en el juicio justo de los malvados.

Sin embargo, en relaci�n con "los que perecen", hay tres atributos definidos de Dios que se dan a conocer claramente: Su ira, Su poder, Su paciencia. Sin duda, cada uno de ellos tiene una lecci�n importante para el hombre. Y si Dios escoge lo tanto, para hacer a s� mismo conocido, es nuestra sabidur�a para aprender en lugar de criticar.

Su ira contra el pecado nunca puede apaciguarse: es ira hasta el extremo. �Pueden los argumentos del hombre alterar su mente en esto? �O ayudar� al hombre a persuadirse a s� mismo de que Dios ser� parco en su juicio del pecado? Dios probar� que Su misma naturaleza es lo opuesto al pecado y no se le puede dar cuartel.

�Es capaz de llevar esta ira a su conclusi�n en el juicio del pecado y de aquellos que se ponen del lado del pecado, contra �l? Que el fara�n sea nuestro maestro. El poder de Dios se ha dado a conocer en medida en el eventual y terrible juicio de Egipto despu�s de mucha paciencia y muchos preliminares, durante los cuales Fara�n evidentemente se asegur� a s� mismo que era impermeable. Y aunque Dios soporta mucho hoy, enviando advertencia tras advertencia a un mundo obstinado, sin embargo, su poder se dar� a conocer, de repente, terriblemente, a un mundo sorprendido, aunque todav�a endurecido.

Pero �qu� hay de su paciencia ?, �no es maravillosa m�s all� de toda expresi�n? �Seis mil a�os de paciencia con un mundo lleno de violencia y corrupci�n, la historia dando testimonio de una maldad casi impensable que estalla una y otra vez por todos lados! Pero debemos reducir nuestros seis mil a�os a aproximadamente 4300; porque Dios no permita que olvidemos el diluvio que Dios trajo sobre el mundo de los imp�os, despu�s de una larga paciencia y advertencia por la predicaci�n de No� y su construcci�n del arca.

Pero las advertencias de Dios son despreciadas, y su paciencia se considera s�lo como una se�al de que o es indiferente o no tiene la suficiente importancia para tomar en cuenta. Y "porque la sentencia contra una obra mala no se ejecuta r�pidamente, por lo tanto, el coraz�n de los hijos de los hombres est� completamente puesto en ellos para hacer el mal". �Dios todav�a aguanta mucho! �Habr� entonces la menor excusa para la desafiante incredulidad de los hombres? Ciertamente ninguno.

�Qu� verg�enza tendr�n el rostro cuando se les recuerde que han despreciado la bondad y la longanimidad de Dios, con las cuales trat� de llevar a los hombres al arrepentimiento! Pero la suya es una designaci�n terrible: "los vasos de ira preparados para destrucci�n". Adem�s, todos reconocer�n que se han ganado plenamente ese t�tulo y la sentencia que lo acompa�a.

Por otro lado, en relaci�n con sus santos redimidos, llamados "vasos de misericordia", Dios dar� a conocer "las riquezas de su gloria". Este no es simplemente un atributo �nico de Dios, sino un t�rmino sumamente amplio e inclusivo, ya que el tiempo y el espacio prohibir�an la enumeraci�n de tales riquezas, riquezas en las que los vasos de misericordia reciben una herencia eterna, cuya maravilla y gozo nunca desaparecer�n. ser disminuido.

Todo esto es digno de Dios, y �qui�n le dir� que no? No debemos perdernos de la verdad profundamente bendecida que estos vasos de misericordia Dios hab�a preparado antes para gloria. Qu� indescriptible consuelo y paz para nuestras almas en este conocimiento de Su suprema majestad ejercido en consejos tan gloriosos, consejos en los que nosotros, pobres pecadores redimidos, tenemos tal parte.

"Incluso nosotros, a quienes llam�, no s�lo de los jud�os, sino tambi�n de los gentiles". Es un llamado de acuerdo a la misericordia, sin duda, pero misericordia que no se muestra con parcialidad: puede incluir tanto a jud�os como a gentiles, s�, almas de todas las naciones bajo el cielo, misericordia disponible para todos los que la tengan. Pero Su llamado aqu� es el que, hundi�ndose en el alma, obra el arrepentimiento, la confesi�n de nuestra necesidad de misericordia y nuestra recepci�n agradecida de ella, en Cristo Jes�s.

Ahora, todo esto es bastante consistente con las dos profec�as citadas de Oseas en los vers�culos 25 y 26. Porque si bien las profec�as claramente se aplican solo a Israel - sin embargo, es Israel a la misma distancia de Dios como si hubieran sido gentiles - "no mi pueblo . " Si Dios pudo tener misericordia de Israel despu�s de declarar que "no era mi pueblo", se deduce claramente que tambi�n podr�a ser misericordioso con los gentiles, porque ellos estaban precisamente en la misma clase.

�Qu� sabidur�a tan admirable! �Qu� bendita gracia! �Podr�a Israel escapar de la fuerza llana, aunque humillante, de esto? Pero no hay meramente restauraci�n a la condici�n de ser "pueblo" de Dios; Tambi�n existe el dulce t�rmino "amados", y m�s que esto, "los hijos del Dios viviente". Este nunca hab�a sido el lenguaje aplicado a Israel, incluso en sus mejores d�as, pero ser� en el Milenio, y as� es ahora tanto para los creyentes jud�os como para los gentiles, miembros del cuerpo de Cristo, la Iglesia.

Por otro lado, sin embargo, Isa�as hab�a profetizado la salvaci�n solo para un remanente de los hijos de Israel, en contraste con la masa. Este es, de hecho, el testimonio uniforme de todos los profetas, tan claro que ning�n jud�o podr�a negarlo a menos que sea infiel e incr�dulo. No se puede confundir el significado de Isa�as, porque reconoce que los hijos de Israel pueden ser como la arena del mar, pero insiste en que "un remanente volver�" al Se�or. El cap�tulo citado ( Isa�as 10:1 ) es claro en cuanto al remanente.

Dios terminar�a la obra y la acortar�a con justicia. Su paciencia llega al l�mite, aunque la mayor�a de Israel todav�a no se arrepiente: har� un breve trabajo de su orgullosa independencia. La justicia debe llevarse a cabo y no ser� infringida ni siquiera por la paciencia. �Lecci�n solemne para los hombres que piensan en la paciencia como una completa superaci�n del pecado!

El vers�culo 29 cita una profec�a anterior de Isa�as, de Isa�as 1:9 , que confirma la verdad de la misericordia solo para un remanente. Aqu� se habla de "una semilla", una peque�a parte. El vers�culo citado usa el t�rmino "un remanente muy peque�o". Si el Se�or no hubiera preservado esta d�bil semilla, la destrucci�n de Israel habr�a sido tan completa como la de Sodoma y Gomorra.

Notemos tambi�n que estas citas provienen del "profeta del evangelio" - el que m�s que todos los dem�s habla de la gracia y la misericordia disponibles para los pobres, los sedientos, los ciegos - describiendo tambi�n el estado de maravillosas bendiciones reservadas para Israel en los �ltimos d�as. Pero es claro que "no todos" "los que son de Israel" participar�n en esto. Su evangelio es para aquellos que lo reciben, no para los orgullosamente independientes.

Y los gentiles la recibieron, aunque no siguieron la justicia. Sin embargo, por gracia han alcanzado la justicia, habi�ndola recibido en el evangelio. Porque el evangelio no pide justicia: la trae y la fe se apropia de ella. �Verdad simple pero profunda!

Pero Israel hab�a seguido la ley de justicia, solo de hecho para ejemplificar el lamentable hecho de que perseguir no es alcanzar. Todav�a buscan seguir, pero es un espect�culo pat�tico, porque ellos, cojeando sobre sus piernas cojas, se han quedado tan atr�s que la justicia es simplemente una visi�n borrosa en la distancia inconmensurable. Rechaz�ndolo como un regalo, todav�a lo persiguen en vano como un objeto.

Y la raz�n simplemente es que "no la buscaron por fe, sino como por las obras de la ley. Porque tropezaron en la piedra de tropiezo". La piedra de tropiezo es Cristo, por supuesto, y la justicia es manifestada y provista en �l, pero esto no encajaba con el orgullo de Israel: ellos, imaginaban, la alcanzar�an por las obras de la ley, y "se sintieron ofendidos en �l. " �Qu� tr�gico rechazo de sus propias misericordias! �C�mo puede el hombre estar tan ciego como para pensar en alcanzar la justicia en la carne, cuando el Hijo de Dios ha estado aqu� para expresar plenamente lo que es la justicia? �Piensa el hombre alcanzar la misma perfecci�n que el Se�or Jesucristo en el mundo? �Es el pobre tullido deforme que piensa alcanzar al corredor fuerte y viril, y por lo tanto reh�sa ser llevado en los brazos del hombre fuerte!

Es instructivo notar Isa�as 28:16 , del cual se cita el vers�culo 33. All� se habla de "la piedra" como "piedra probada, piedra angular preciosa, cimiento seguro". El cap�tulo hace referencia a los �ltimos d�as de Israel, cuando los gobernantes har�n de la mentira y la falsedad su refugio. Cristo se presenta como el fuerte contraste con los pensamientos de los hombres.

Pero Romanos 9:1 da el pensamiento adicional de que tal piedra debe ser "piedra de tropiezo y roca de esc�ndalo". Es Cristo tan humillado que aquellos que se inclinan por su propio honor y justicia propia se sienten ofendidos, pero solo obra su propia ruina. Al final, ser�n llevados a una humillante verg�enza. Pero "todo aquel que en �l cree, no ser� avergonzado".

Información bibliográfica
Grant, L. M. "Comentario sobre Romans 9". Comentario de Grant sobre la Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lmg/romans-9.html. 1897-1910.