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Bible Commentaries
1 Corintios 13

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

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Versículos 1-13

La forma m�s excelente

1 Corintios 13:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

1. El amor de Dios. El vers�culo del gran amor de Dios es Juan 3:16 . Otro gran vers�culo de amor es Romanos 5:8 . Sin embargo, toda la Biblia es una historia de amor. El amor de Dios al hombre. es inseparable de la historia de la salvaci�n. Sin duda, la Biblia muestra la ira de Dios hacia aquellos que rechazan su amor y caminan en injusticia. Sin embargo, el amor de Dios en gracia encontr� una manera de salvar incluso al pecador creyente de la ira.

El amor de Dios culmina en el regalo de su Hijo, nuestro Se�or Jesucristo. "Dios am� tanto * * que dio". No solo dio a su Hijo, sino que lo dio por nuestros pecados, para que muriera, el Justo por los injustos. �Qu� amor tan maravilloso! Inclinamos la cabeza y decimos: "Oh Amante de mi alma, ens��ame a amarte".

2. El amor de Cristo. El Salvador am� a los suyos y, habi�ndolos amado, los am� hasta el fin. La Biblia bien hace la pregunta: "�Qui�n nos separar� del amor de Cristo?" Responde a la pregunta con un gran "Estoy convencido". Aqu� est� la conclusi�n: no hay nada que pueda separarnos de un amor tan grande.

Que podamos conocer el amor de Cristo es la gran oraci�n de Pablo por los Efesios y por nosotros. Dediquemos mucho tiempo a pensar en ese amor.

3. El amor del Esp�ritu Santo. La Trinidad ama. El Esp�ritu Santo es el gran poder que manifiesta el amor de Dios y del Hijo. Pablo quiere que los santos sean fortalecidos con poder por el Esp�ritu, en el hombre interior, no solo para que est�n arraigados y cimentados en el amor, sino para que puedan comprender, con todos los santos, cu�l es la longitud y la anchura. y profundidad y altura del amor de Cristo.

El Esp�ritu Santo derrama el amor de Cristo en nuestros corazones. �l nos ense�a no solo a amar como �l ama; pero nos da su amor con el que amar.

El Esp�ritu Santo es amor, y cuando estamos llenos del Esp�ritu, nosotros mismos producimos el fruto del Esp�ritu.

4. El amor de los santos.

(1) Amamos a Dios. Este amor es una prueba de la autenticidad de nuestra filiaci�n. Sabemos que nacemos de Dios, cuando amamos a Dios.

(2) Amamos a nuestros hermanos. Sabemos que amamos a Dios cuando nos amamos unos a otros. Todos los hombres saben que amamos a Dios y que somos nacidos de Dios cuando nos amamos unos a otros. Nosotros mismos sabemos que somos hijos de Dios porque nos amamos unos a otros.

(3) Amamos a los perdidos y pecadores entre los hombres. Aqu�, sin embargo, el amor adquiere un aspecto diferente. El amor que tenemos hacia Dios, y hacia los santos, es un amor de camarader�a y compa�erismo: el amor que tenemos hacia los perdidos es un amor de piedad y de deseo de rescatar.

Dios ama al mundo porque Dios nos am� cuando a�n �ramos pecadores; sin embargo, ese amor no es el amor con el que nos ama ahora. Est� escrito: "Vosotros sois una generaci�n elegida, * * un pueblo peculiar (o especial )". No somos del mundo, e incluso el mundo nos odia. Fue, "habiendo amado a los suyos * *, los am� hasta el fin".

Sin embargo, hay un amor que deber�a palpitar dentro del santo hacia el pecador perdido. Con mucho gusto debemos mezclarnos con ellos con el �nico prop�sito de contarles las par�bolas de su gracia y misericordia. No podemos entrar con ellos en sus pecados; podemos y debemos acudir a ellos con las palabras de salvaci�n.

Que Dios llene as� nuestros corazones de amor hacia Dios; hacia sus santos, nuestros hermanos; y hacia los perdidos.

I.DONDE LOS MEJORES DONES FALLAN TOTALMENTE ( 1 Corintios 13:1 )

1. La oratoria puede ser un ruido sin sentido.

2. La profec�a puede ser "nada".

3. La comprensi�n de los misterios puede ser como "nada".

4. Todo conocimiento puede ser como "nada".

1. La oratoria puede ser un ruido sin sentido. Aqu� hay una declaraci�n b�blica que deber�a hacer que los oradores destacados se detengan a escuchar: "Aunque hablo en lenguas de hombres y de �ngeles, y no tengo caridad, soy como metal que resuena o c�mbalo que tintinea".

�Deber�a valorarse tan poco la oratoria? Deber�a, cuando es ajeno al amor. Las oraciones duras y las arengas sin amor, aunque est�n redactadas correctamente, no traen ninguna bendici�n espiritual. Ni Dios ni el hombre se preocupan por el mensaje de un alma sin coraz�n. Las palabras, para que sean fruct�feras, deben estar perfumadas con amor. Sea tan acertadamente hablado, siempre tan angelical en simetr�a y tono, sin embargo, son igualmente ineficaces sin amor.

Aqu� hay, quiz�s, una idea un poco m�s profunda de la raz�n por la que el Se�or habl� como nunca lo ha hecho ning�n hombre. Detr�s de sus palabras hab�a m�s que una profundidad de significado; tambi�n hab�a una profundidad de amor. Habl� como nadie jam�s ha hablado, porque am� como nadie jam�s am�.

2. La profec�a, la comprensi�n de los misterios y todo conocimiento puede ser como "nada".

(1) La profec�a puede ser como nada, aunque la profec�a es el principal de los dones. Profetizar es hablar a los hombres para edificaci�n, exhortaci�n y consuelo. As�, aunque yo, con la lengua, pronuncio palabras tan vitales para la Iglesia, y digo esas mismas palabras sin amor: "No soy nada".

(2) La comprensi�n de los misterios puede ser como "nada". Conocer los misterios de Dios revelados en la Palabra, con relaci�n al pueblo elegido, con relaci�n al hombre de pecado venidero, con relaci�n a la Iglesia, que es Su Cuerpo, con relaci�n a la iniquidad, es un gran logro, pero conocerlos aparte de amor, significar� "no soy nada".

(3) Tener todo el conocimiento y, sin embargo, no tener amor, me deja como nada. Lo m�s grande que podemos saber es conocer la longitud, la anchura, la profundidad y la altura del amor de Cristo; sin embargo, conocer Su amor y no tener Su amor me deja como nada.

II. DONDE LAS GRANDES HECHAS ME DEJAN COMO NADA ( 1 Corintios 13:2 , lc y 3)

1. Aunque tengo toda la fe para hacer y no tengo amor.

2. Aunque tengo todos los dones para otorgar y no tengo amor.

3. Aunque tengo todo sacrificio que hacer y no tengo amor.

1. Aunque tengo toda la fe para hacer y no tengo amor. La historia de la fe es una gran historia. Las obras de fe son maravillosas. Piense en el "Por la fe Abel", "Por la fe No�", "Por la fe Enoc", etc., y tendr� suficiente para mantener su atenci�n durante alg�n tiempo. Piense en c�mo "�todos murieron en la fe!" Piense en c�mo, en vida, sometieron reinos, taparon la boca de los leones, se volvieron valientes en la lucha, fueron torturados, sin aceptar la liberaci�n; de c�mo fueron juzgados por burlas crueles, fueron apedreados, aserrados, asesinados a espada; de c�mo vagaban en pieles de oveja y de cabra, desamparados, afligidos y atormentados; y luego recuerde que todos deben haber tenido amor, o de lo contrario no les habr�a beneficiado nada.

2. Aunque tengo todos los dones para otorgar y no tengo amor. Asimismo, la historia de los dones ocupa un lugar importante en la historia de la Iglesia. Cuando consideramos la cantidad de dinero gastada en el equipo y el mantenimiento de las iglesias, nos sorprende. Cuando consideramos la valoraci�n actual de los edificios de las iglesias y de las escuelas, colegios y universidades que enarbolan la bandera cristiana, nos sorprende a�n m�s.

Las beneficencias incluso han llegado a millones de benefactores individuales. Con todo esto ante nosotros, citemos nuestra Escritura: "Aunque entrego todos mis bienes para alimentar a los pobres * * y no tengo c�ntico (amor), de nada me aprovecha". Entonces, no consideremos la cantidad de nuestros dones, sino el amor que hay detr�s de ellos. Lo que cuenta es incitar al amor.

3. Aunque sacrifique mi cuerpo y no tenga amor, de nada me aprovecha. Una vez m�s reflexionamos sobre el texto. Los sacrificios han sido muchos; los dones que causan sufrimiento no son pocos. Algunos incluso han dado su cuerpo para ser quemado. Nos paramos junto a las llamas, mientras el m�rtir entrega su vida, y decimos: "No hay beneficio, no hay recompensa en el cielo, no hay verdadero 'Has sido fiel en algunas cosas', a menos que el sacrificio supremo se haya hecho en amor."

III. LA ESTIMACI�N DEL AMOR DE DIOS ( 1 Corintios 13:4 )

1. El amor es sufrido,

2. El amor no tiene envidia.

3. El amor no se provoca.

1. El amor es sufrido. Hemos hablado de la inutilidad del mejor de los regalos aparte del amor. Tambi�n hemos hablado de que las grandes obras pueden fracasar por completo por falta de amor. Por lo tanto, nos hemos interesado mucho en conocer la definici�n de amor de Dios: �Cu�l es ese amor del que habla 1 Corintios 13:1 ?

En primer lugar, es un amor que sufre mucho. El verdadero amor no deja de profetizar; ni se detenga a obrar las obras de la fe; ni deja de dar su cuerpo para ser quemado con el paso de los a�os. Los dolores y los suspiros pueden profundizarse, pero el amor sigue sufriendo con alegr�a. El camino puede volverse m�s empinado y accidentado, pero el amor avanza con dificultad. Las dificultades pueden volverse m�s aparentemente imposibles de vencer, pero el amor sigue adelante,

2. El amor no tiene envidia. El amor es amable. Siempre busca trabajar bien en beneficio de los dem�s. Sabe c�mo amontonar carbones encendidos sobre la cabeza de un enemigo.

El amor no envidia. Otros pueden poseer m�s, lograr m�s, pero el amor no es envidioso. Otros pueden ser m�s elogiados, estar m�s en el centro de atenci�n, pero el amor no es envidioso. El amor se deleita en ver la victoria cristiana ganada por otros santos. Se regocija con las conquistas de otros. La envidia no pertenece al cat�logo del amor. La envidia es una palabra desconocida y no utilizada de ninguna manera personal donde prevalece el amor.

3. El amor no es orgulloso. Incluso cuando la vida, impulsada por el amor, logra algo grande para el Se�or, nunca se jacta de s� misma. Incluso si la vida amorosa, a trav�s de los logros, es aplaudida y alabada en los peri�dicos, no se envanece.

El amor no busca la alabanza de los hombres; el amor no desea los mejores asientos en la sinagoga; el amor nunca se deleita en ser llamado por los hombres rabino, rabino. El amor vive para el Amado, busca Su honor, Su alabanza, Su gloria. No tiene reputaci�n.

IV. EL COMPORTAMIENTO DEL AMOR ( 1 Corintios 13:5 )

1. El amor no busca lo suyo.

2. El amor no se provoca.

3. El amor no piensa en el mal.

4. El amor no se regocija en la iniquidad.

1. El amor no busca lo suyo. Acabamos de aprender c�mo el amor es sufrido y bondadoso; de c�mo el amor no tiene envidia, y no se enorgullece, envanecido. Ahora vamos un paso m�s all�, un paso m�s profundo hacia los secretos ocultos de los latidos del coraz�n del amor. El amor no busca lo suyo. Si alguien le quita el abrigo, tambi�n le da la capa. Si alguien le quitara lo que otros podr�an llamar sus merecidas y apreciadas recompensas, con mucho gusto lo entrega todo, establece sus derechos.

El amor est� demasiado ocupado buscando la fama de otro, el bienestar de otro, el bien de otro para preocuparse por el suyo. Vive para los dem�s y, al vivir as�, se olvida de s� misma.

2. El amor no se provoca. Si hubiera estado buscando lo suyo, se habr�a sentido resentida por cualquier p�rdida que pudiera haberle ocurrido. Si hubiera estado interesada en las cosas que se refer�an a su propia mejora, se hab�a enojado, provocado, cuando alguien se hab�a cruzado en su camino hacia la fama y el honor. El amor no se provoca, porque el amor no es egoc�ntrico.

3. El amor no piensa en el mal. Si el amor hubiera vivido para s� misma, siempre habr�a estado buscando a aquellos que pudieran obstaculizar su camino hacia la gloria personal superior. Si el amor hubiera tenido envidia, siempre hab�a sospechado de todos los que parec�an estar avanzando m�s r�pido que ella. Luego hab�a estado imaginando el mal y pensando mal en cualquiera que, de alguna manera, se hubiera sobrepasado en su camino.

4. El amor no se regocija en la iniquidad, sino en la verdad. He aqu� una palabra cautelosa. Si bien el amor no tiene envidia de los malhechores, de ninguna manera se regocija por la iniquidad de los que quieren hacer el mal. Mientras el amor da la espalda alegremente a sus heridos y reza. "Padre, perd�nalos, porque no saben lo que hacen"; sin embargo, ella nunca se regocija por su iniquidad. El amor se regocija s�lo en la verdad y en la verdad. Todo lo que es una mentira, un enga�o, es un dolor para amar.

V. LOS EXCESOS DEL AMOR ( 1 Corintios 13:7 )

1. El amor todo lo soporta.

2. El amor todo lo cree.

3. El amor todo lo espera.

4. El amor todo lo soporta.

1. El amor todo lo soporta. Por un momento enfaticemos "todas las cosas". Algunos llevan "algunas cosas"; son fieles por un tiempo, brotan por un tiempo, pero, ay, pronto se desvanecen. "Corriste bien; �qui�n te estorb�?"

El amor contin�a hasta el final. Todo lo soporta. Soporta todo tipo de cosas. Puede haber golpes, escupitajos y una corona de espinas. Puede haber injurias y perforaci�n de las u�as. Puede haber una carga por los pecados de los dem�s, el ocultar el rostro del Padre, con la oscuridad de la medianoche envolvi�ndote; pero el amor lo soporta todo.

2. El amor todo lo cree. Cree en las promesas; cree en las buenas nuevas de la gracia; cree en el poder del Evangelio para salvar al m�ximo; todo lo cree.

El amor cree sin sombra de duda ni de giro. Cada palabra de Dios es s� y am�n de amar. El amor cree en medio de una generaci�n que duda y no cree. Cree donde otros no creen.

3. El amor todo lo espera. La luz en la torre de la esperanza nunca se apaga. El amor y la esperanza son inseparables. Por un lado, el amor perfecto echa fuera el temor; mientras que, por otro lado, entroniza la esperanza.

El amor espera a trav�s de todas las desilusiones; aunque las sombras se profundizan, el amor espera. Aunque las nubes bajan, el amor las sobrepasa con las alas de la fe y la esperanza sigue viva. Aunque la noche se cierra y oscurece todas las estrellas de los cielos, el amor mira a trav�s de todas ellas, con la esperanza del d�a que viene.

4. El amor todo lo soporta. Esto es m�s que "todo lo soporta", todo lo soporta y sigue y sigue a trav�s del fuego o el diluvio, a trav�s de la tribulaci�n y la angustia, a trav�s de la persecuci�n y la miseria, todav�a perdura; y duradero, crece m�s y m�s alto hasta el d�a perfecto.

VI. LA ETERNIDAD DEL AMOR ( 1 Corintios 13:8 )

"�El amor nunca falla!" Tal es la gloriosa declaraci�n de Dios sobre el amor.

1. Las profec�as pueden fallar. S�, el "don", que ocupa el primer lugar, puede fallar simplemente debido a una revelaci�n m�s completa, una comprensi�n m�s profunda del consuelo y una amplia gama de exhortaciones. Nuestro testimonio actual se desvanecer�, en la plenitud del testimonio que ser� nuestro poco a poco.

2. Cesar�n las lenguas. Cesan simplemente porque en el m�s all� grande y glorioso, el dominio de la oratoria y los vuelos de palabras hinchadas, como en 1 Corintios 13:2 y 1 Corintios 13:3 , ya no ser�n necesarios para influir en las multitudes; y porque el lenguaje adquirir� una lengua nueva, distintiva y universal de amor y adoraci�n hacia el Se�or.

3. El conocimiento se desvanecer�, simplemente porque ahora conocemos en parte y entonces conoceremos incluso como somos conocidos. Entonces, el conocimiento no se velar�. Las tinieblas de la hora presente pasar�n a la gloriosa luz del nuevo d�a de Dios.

Si tiene alguna duda sobre la interpretaci�n que le hemos dado a las profec�as, las lenguas y el conocimiento, las tres cosas expuestas como "fallas", "cesar" y "pasar", considere lo siguiente:

(1) La declaraci�n "Cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabar�".

(2) La afirmaci�n: "Cuando era ni�o, hablaba como ni�o, entend�a como ni�o, pensaba como ni�o: pero cuando me convert� en hombre, dej� de lado las cosas de ni�o".

(3) La declaraci�n: "Ahora vemos a trav�s de un espejo, oscuramente, pero luego cara a cara".

Cada una de estas tres declaraciones afirma claramente que no hay presente en las palabras "Fracasar�"; "cesar�"; "desaparecer�". Dios habla s�lo del presente, a la luz del futuro, de la tierra en contraste con el cielo.

El amor, sin embargo, nunca falla. El amor que ahora llena nuestro pecho, ama. El amor presente es uno con el amor celestial. El amor es de la misma calidad desde la tierra hasta el cielo. EL AMOR NUNCA FALLA.

VII. LAS TRES COSAS QUE PERMANECEN EN EL M�S GRANDE ES EL AMOR ( 1 Corintios 13:13 )

Es reconfortante encontrar ciertas cosas que pertenecen a la tierra, que pasan al cielo y al gran Eterno de Dios. Dios parece estar abriendo la puerta de la Gloria y pidi�ndonos que miremos.

Al mirar, vemos una nueva "profec�a", una nueva "lenguas", un nuevo "conocimiento". Luego, a�n mirando, vemos ante nosotros tres cosas que eran comunes a los santos en la tierra abajo: estas tres son la fe, la esperanza y el amor.

1. La fe permanece. Parece que vemos, de pie ante nosotros, la fe, la misma fe que conocimos en la tierra, ataviada con todo su glorioso vestido.

No hay que hacer a�icos, ni dejar de lado "aquellas cosas en las que con toda certeza se cree entre nosotros", cuando vamos al cielo. No hay desaparici�n del "credo" que la Biblia nos dio en la tierra; ning�n cambio en la sencillez o sublimidad de la fe en Cristo que una vez conocimos. El Cristo crucificado, resucitado, exaltado, regresando, ser� el tema de todas las edades, un memorial que nunca se perder�. La fe est� ah� con todo verificado, todo realizado. La fe est� ah�, no para ser mejorada, ni cambiada, ni alterada. Ser� la gran confianza b�sica de nuestro coraz�n para siempre. �La fe permanece!

2. La esperanza permanece. Esperanza, en su misma maravillosa perspectiva. La esperanza que ha realizado el cumplimiento de sus sue�os m�s preciados, en la literalidad de las realidades celestiales, no desaparece de ninguna manera. Lo que un hombre ve, puede que no lo espere. Sin embargo, una vez en el cielo y con el Se�or, siempre habr� m�s para ver. La esperanza a�n vivir�, en una gloriosa anticipaci�n de cada nueva manifestaci�n de las abundantes riquezas de la gracia de Dios que se desarrollar�n en los siglos venideros. �La esperanza permanece!

3. El amor permanece. El amor nunca falla, nunca pasa, nunca cesa. El amor que tuvimos en la tierra, cuando �ramos ni�os, no nos deja en el amor que tenemos en el Cielo como santos glorificados. El amor ahora no mira "a trav�s de un espejo, oscuramente". El amor es ahora y aqu�, la misma realidad vital y bendita que ser� entonces y all�.

Ni la fe, ni la esperanza, ni el amor pasar�n; pero, en una belleza blasonada, permanecer�n para siempre.

Y EL MAYOR DE ESTOS ES EL AMOR. Es m�s grande porque es el padre de las otras gracias. Es m�s grande porque es el m�s selecto y el primer fruto del Esp�ritu. �EL AMOR PERMANECE!

UNA ILUSTRACI�N

Llega el fin de todo lo que hacemos y poseemos en este mundo. Dios no nos arrebata sin piedad lo que amamos, sino que todo se desgasta con el tiempo, ya que nada se crea para resistir en este mundo. Lo �nico que perdurar� es amar el amor de Cristo en el coraz�n. El amor, como Cristo, vino increado desde toda la eternidad y, como Cristo, continuar� por toda la eternidad. El amor nunca falla.

Mientras un cristiano anciano agonizaba en Edimburgo, un amigo lo llam� para despedirse. "Acabo de recibir otros tres visitantes", dijo el moribundo, "y de dos de ellos me separ�; pero el tercero lo quedar� conmigo para siempre". "�Qui�nes eran?" �El primero fue Faith, y dije: '�Adi�s, Faith! Doy gracias a Dios por tu compa��a desde que confi� en Cristo por primera vez; pero ahora voy a donde la fe se pierde de vista'. Luego vino Hope.

�Adi�s, Hope! Llor�; 'Me has ayudado en muchas horas de batalla y angustia, pero ahora no te necesitar�, porque voy a donde la esperanza se hace realidad'. Por �ltimo vino el amor. �Amor �dije�, ciertamente has sido mi amigo; me has vinculado con Dios y con mis semejantes; has consolado y alegrado toda mi peregrinaci�n. Pero no puedo dejarte atr�s; tienes que venir conmigo a trav�s de las puertas, a la Ciudad de Dios, porque el amor se perfecciona en el Cielo '. "

La Cr�nica de la Escuela Dominical.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en 1 Corinthians 13". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/1-corinthians-13.html.
 
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