Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
Take your personal ministry to the Next Level by helping StudyLight build churches and supporting pastors in Uganda.
Click here to join the effort!

Bible Commentaries
1 Reyes 10

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Buscar…
Enter query below:

Versículos 1-29

La reina del sur

1 Reyes 10:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Uno m�s grande que Salom�n est� aqu�. En Mateo 11:1 Cristo est� reprendiendo a las ciudades donde se realizaron la mayor�a de sus poderosas obras. Bajo Su proscripci�n estaban Coraz�n, Betsaida y Cafarna�n. Esta reprimenda concluye en el cap�tulo 12, donde Cristo condena a toda la generaci�n de jud�os dici�ndoles que N�nive le crey� a Jon�s, y que all� hab�a uno m�s grande que Jon�s.

Luego dice ( Mateo 12:42 ): "La reina del sur se levantar� en el juicio con esta generaci�n, y la condenar�; porque ella vino de los confines de la tierra para o�r la sabidur�a de Salom�n; y, he aqu�, uno m�s grande que Salom�n est� aqu� ".

El Se�or les recuerda a los Hijos de Israel c�mo la reina de Sab� lleg� a Salom�n. Todos estamos dispuestos a admitir que Salom�n era menos en gloria, poder y en todas las cosas que Cristo. Sin embargo, deseamos seleccionar algunas cosas en las que este contraste es muy definido.

1. Cristo fue m�s grande que Salom�n en nacimiento. Salom�n era el hijo de David, y Jesucristo, en cuanto a la carne, era del linaje de David. Sin embargo, Salom�n vino por generaci�n natural y Cristo vino por generaci�n sobrenatural. Cristo era de la l�nea dav�dica, pero era m�s grande que David en la medida en que era el Hijo de Dios. Cuando los jud�os le dijeron a Jes�s que el Mes�as ser�a el hijo de David, Jes�s inmediatamente pregunt� c�mo era entonces que David, hablando del Mes�as, dijo: "El Se�or dijo a mi Se�or: Si�ntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies "? "Si David le llama Se�or, �c�mo es su Hijo?"

2. Jes�s era m�s grande que Salom�n porque la sustancia es m�s grande que la sombra. Salom�n fue un tipo de Cristo, y un tipo es solo una sombra. Salom�n era esa sombra; Cristo era la sustancia. Salom�n era grande en gloria; Cristo fue mayor en gloria. Salom�n tuvo una gloria que solo dur� unos pocos a�os. La gloria de Salom�n se centr� en un reino terrenal; La gloria de Cristo es por los siglos de los siglos. Tiene que ver con un reino terrenal, pero se extiende a la nueva Jerusal�n, que desciende de Dios desde el cielo.

3. Una vez m�s, Cristo era m�s grande que Salom�n, en Su car�cter. Salom�n ador� a Dios, pero cay� en el camino. �l era un pecador como los dem�s hombres son pecadores. Sabemos mucho de la verg�enza de Salom�n. Jesucristo, sin embargo, no conoci� pecado y no pec�. En car�cter, era intachable, el Santo de Dios.

4. Jesucristo fue m�s grande en Su Reino. Salom�n ten�a un reino que inclu�a una nacionalidad. Jesucristo ser� Rey de reyes y Se�or de se�ores. Salom�n ten�a un reino que estaba circunscrito a un pa�s, Palestina. Jesucristo tiene un Reino cuyos l�mites geogr�ficos cubrir�n toda la tierra. Salom�n tuvo un reino que se disolvi�. Primero, se dividi� a su muerte entre Jeroboam y Roboam.

Y luego se descompuso despu�s de unos a�os. Jesucristo tiene un Reino que se extender� a lo largo de mil a�os, y luego pasar� al gran Reino eterno en cuyo trono se sentar�n conjuntamente el Padre y el Hijo.

5. Jesucristo fue m�s grande que Salom�n en Sus obras. No menospreciar�amos las maravillas de Salom�n; eran las maravillas del mundo; pero Jesucristo ha hecho una obra que ning�n otro hizo. La esfera de su obra toca toda vida humana y se extiende desde el tiempo hasta la eternidad.

6. Jesucristo fue m�s grande que Salom�n en sus afirmaciones. Salom�n fue admirado y honrado como pocos reyes fueron honrados. Jesucristo ha sido adorado desde Ad�n hasta esta hora por multitudes, no solo multitudes de hombres, sino por innumerables huestes de �ngeles.

Si la reina de Saba vino a ver a Salom�n, �cu�nto m�s los jud�os deber�an haber venido a ver y glorificar al Hijo de Dios!

I. LA REINA DE SHEBA ESCUCH� ( 1 Reyes 10:1 )

Hay algo muy significativo en la expresi�n: "Y cuando la reina de Sab� se enter� de la fama de Salom�n acerca del Nombre del Se�or".

1. Escuch� a trav�s de sus sirvientes. Debemos recordar que en aquellos d�as las comunicaciones no se llevaban a cabo con tanta facilidad entre las naciones y los pueblos de la tierra. Las largas distancias eran muy largas y dif�ciles de recorrer. La reina de Saba hab�a o�do hablar de Salom�n, sin duda, a trav�s de los comerciantes de su reino que iban a todas partes. Deben haber tenido un buen informe. Tememos que los comerciantes de nuestro propio pa�s, o los turistas, los turistas, no siempre presenten un buen informe de nuestra hermosa tierra. Aquellos que realizan intercambios, no solo se ocupan de muchas cosas que son da�inas y perjudiciales, sino que a veces hacen negocios muy dif�ciles.

Los comerciantes del reino de Salom�n actuaron con honradez, y dondequiera que fueran debieron haber hablado de Salom�n.

Nos preguntamos si nosotros, como pueblo cristiano, vamos de aqu� para all� por muchos pa�ses llevando un buen informe de nuestro Se�or.

2. Ella escuch� de su gloria. Ciertamente, los cristianos tienen mucho de qu� hablar acerca del mayor que Salom�n. Su gloria sobrepasa todo lo que se ha conocido u o�do. Cada uno de nosotros es enviado a contar esa gloria, no para magnificar nuestro propio nombre, sino el de �l. Somos sus testigos.

3. Ella escuch� de sus riquezas. �Y cu�n rico es nuestro Dios! El ganado en mil colinas es suyo. La plata y el oro son suyos; Suyo es el mundo y su plenitud. Los orbes celestiales fueron creados por �l y para �l.

4. Quiz�s, lo m�s significativo es la declaraci�n de que la reina de Sab� escuch� la fama de Salom�n con respecto a su Se�or. No estaba separado de su Dios a quien amaba y serv�a. Tampoco estamos separados de nuestro Dios. Si la gente escucha de nosotros, confiamos en que siempre escuchan de nosotros en nuestra relaci�n con nuestro Maestro.

II. VINO LA REINA DE SHEBA ( 1 Reyes 10:1 , lc-2)

Nuestra Escritura dice: "Ella vino a probarlo con preguntas dif�ciles. Y vino a Jerusal�n".

1. Un viaje largo y arduo. Hemos hablado de la dificultad de viajar en esos d�as. La reina de Saba no ten�a un tren, un autom�vil o una aeronave que volaran r�pidamente. Ella, sin duda, viajaba en camello. No siempre es f�cil llegar a nuestro Dios. Hay tanto que debemos atravesar antes de que podamos llegar a Su presencia. S�, Dios est� cerca, pero el incr�dulo siente que est� muy lejos en lo que respecta a su acercamiento a Dios. Siente que tiene muchos pecados y, quiz�s, muchos malentendidos, muchas dudas y temores, por los que debe transitar para llegar al Salvador.

La Reina de Saba no cont� demasiado el largo viaje, y confiamos en que ning�n incr�dulo pensar� que sus dificultades son demasiado grandes para que �l pueda viajar hacia Dios.

2. Vino llena de preguntas. Ella no dudaba en lo que a Salom�n se refer�a, pero hab�a o�do hablar tanto de su sabidur�a como de su gloria; y hab�a muchas cosas en su mente que deseaba que �l resolviera. Sus preguntas, sin duda, ten�an que ver con los asuntos de Estado, con cuestiones filos�ficas o con cuestiones de astrolog�a. Fueran lo que fueran, lo encontr� capaz de responder.

Tenemos el derecho perfecto de acercarnos a Dios con nuestras preguntas. Hay demasiados que piensan que lo saben todo, y si tienen alguna pregunta, preferir�an acudir a alg�n fil�sofo o erudito. Ciertamente, tales hombres no podr�an ayudarlos en ninguna cuesti�n relativa a las cosas Divinas. Hay cuestiones de vida y muerte, del cielo y del infierno, del nacimiento virginal de Cristo, de su deidad, de su muerte vicaria, de la salvaci�n y la santificaci�n. Todo esto debemos llevarle a �l ya Su Palabra.

3. Ella vino con anticipaci�n. Si venimos a Cristo, no vengamos como una cuesti�n de forma, con un coraz�n fr�o, con un esp�ritu siniestro. Si venimos a �l, vengamos esperando, creyendo, anticipando; vengamos como si estuvi�ramos contentos de haber venido. Dios nos ayude a echar a los vientos la idea de ir a la iglesia el domingo como un deber. No nos sentemos en los bancos como si fuera un aburrimiento estar all�. D�mosle a nuestro predicador un semblante iluminado con alegr�a expectante.

III. LA REINA DE SHEBA VI ( 1 Reyes 10:4 )

1. Vio toda la sabidur�a de Salom�n. Amados, nunca nos cansaremos de hablar de la sabidur�a de nuestro Dios. La sabidur�a de este mundo con sus eruditos es una tonter�a cuando se compara con la sabidur�a Divina. Nuestro Se�or Jesucristo es omnisciente. No hay una palabra en nuestra lengua que no sea lo que Dios sabe por completo. �l sabe el camino que tomamos; Conoce el final desde el principio; el futuro est� abierto a su vista. �l sabe todo sobre la historia porque estuvo all�. �l sabe todo acerca de la profec�a porque no hay futuro para �l. Ve todo como si ya hubiera sucedido.

2. Vio la casa que hab�a construido Salom�n. Tambi�n podemos ver la casa que nuestro Se�or ha construido. �Qu� casa tan maravillosa! No estamos hablando de la Ciudad Celestial, con sus muchas mansiones. Eso ser� maravilloso de contemplar; estamos hablando ahora mismo de esa casa hecha, no con manos, ni con material. Es una casa, incluso la Iglesia de nuestro Dios. Efesios nos dice que fuimos edificados juntos para morada de Dios por medio del Esp�ritu. La Casa de Dios es una casa maravillosa.

3. Vio a los siervos de Salom�n. Los que lo atendieron, sus ministros. Leemos que vio su ropa; ella vio su ministerio; los vio de pie ante �l; los vio cumplir sus �rdenes; los vio vestidos con las vestiduras de su justicia, embellecidos por la realeza que �l los visti�.

4. Vio el ascenso de Salom�n. Quiz�s, la declaraci�n m�s sorprendente de todas es que ella vio su ascenso a la casa del Se�or. �Cu�ntos han visto alguna vez el ascenso de nuestro Se�or mientras entraba en la gloria? Estaba acompa�ado por serafines y querubines, con innumerables huestes de seres angelicales, por santos a quienes condujo con �l. Un d�a ascenderemos a la Casa de nuestro Se�or.

IV. DIJO LA REINA DE SHEBA ( 1 Reyes 10:6 )

La �ltima declaraci�n de 1 Reyes 10:5 es, quiz�s, insuperable en nuestra lecci�n. Fue dicho justo despu�s de que la Reina de Saba hab�a visto toda la sabidur�a de Salom�n, su casa, sus sirvientes, su ascenso a la Casa del Se�or. Aqu� est�n las palabras: "No hab�a esp�ritu en ella".

�Alguna vez has contemplado la gloria de tu Dios hasta que sentiste que no quedaba esp�ritu en ti? �Estabas abrumado, asombrado, lleno de elogios?

1. Ella dijo: "Era * * cierto". "Tu sabidur�a y prosperidad superan la fama que o�". "He aqu�, la mitad no me fue contada". �Qu� declaraciones inigualables! Ella estaba dispuesta, s�, ansiosa, por venir. No parec�a que lo que escuch� fuera cierto, pero estaba decidida a averiguarlo.

Me encanta esa expresi�n en el libro de los Hechos: "Muchos de los que creyeron vinieron, confesaron y manifestaron sus obras". El que se atreva a acercarse al Se�or lo encontrar� verdadero, y encontrar� verdadero todo lo que se escuch� acerca de �l. Cuando los Hijos de Israel entraron en la tierra, dijeron que no hab�a fallado ni una sola cosa buena de todo lo que se les hab�a prometido.

Oh, que los inconversos estuvieran dispuestos a poner a prueba a Dios. �Oh, que vinieran y lo probaran, y vieran si todo es verdad!

2, Ella dijo, "la mitad no me fue contada". La reina de Saba no s�lo encontr� cierto todo lo que le hab�an contado; pero descubri� que los siervos no pod�an contar la mitad de la sabidur�a, la prosperidad y la fama de Salom�n acerca del Se�or.

Amados, nunca hemos podido exagerar y vivir la gloria de nuestro Dios. Todo lo que decimos de Su Cruz, de Su Resurrecci�n, de Su Ascensi�n, de Su Segunda Venida, est� muy lejos de su realidad.

3. Ella dijo: "Bienaventurados tus hombres, dichosos estos tus siervos, que est�n siempre delante de ti". Aqu� hubo una concesi�n de parte de la Reina de Saba que es cierta para nosotros que estamos ante nuestro Se�or y le servimos. A nosotros tambi�n se nos llama "Felices" o "Benditos".

V. LA REINA DE SHEBA DIO ( 1 Reyes 10:10 )

Cuando se fue de casa, se fue con una gran fila de camellos que llevaban especias y mucho oro y piedras preciosas. Ahora que hab�a visto al rey, su sabidur�a, su casa, su gloria, le entreg� sus dones. Se especifican en 1 Reyes 10:10 . Hab�a "ciento veinte talentos de oro y especias arom�ticas y piedras preciosas".

De las especias se registra que no lleg� tanta abundancia al rey Salom�n como las que trajo la reina de Saba.

Amados, �no conviene que cuando lleguemos a la presencia de nuestro Dios, vengamos con dones dignos, al menos, de nuestro amor? Sin duda, no podemos enriquecerlo, pero podemos, al menos, reconocer Sus riquezas y Su gloria.

1. Ella dio la alabanza de sus labios. Este es un regalo que es aceptable a nuestro Se�or. La alabanza es hermosa. La alabanza agrada al Se�or y lo engrandece. Ser� un espect�culo maravilloso cuando los cielos reverberen con alabanza en la Segunda Venida de Cristo. Cada d�a del Se�or, a medida que la alabanza asciende de miles de iglesias, y de miles de corazones multiplicados, sabemos que el cielo se inclina para escuchar.

2. Ella dio regalos de oro, piedras preciosas y especias. Cuando le devolvemos a Dios muestras de nuestro aprecio y amor, no demos de manera tan taca�a y de mala gana. No demos nunca por necesidad. Dios ama al que da con alegr�a. La reina ciertamente era eso. Salom�n se regocij� en sus dones y Dios se regocijar� en los nuestros.

Muchos de nosotros deber�amos avergonzarnos de la forma en que ponemos nuestros dones en el tesoro de nuestro Dios. Algunas personas se sientan en la iglesia como si hubieran hecho algo, sin embargo, lo que han hecho se ha hecho sin ninguna risa, sin ninguna emoci�n de placer o amor genuino por Dios. �Recibir� el gobernador un regalo dado con tal esp�ritu? �Lo har�a tu esposa? Ofr�zcale un regalo con ese esp�ritu y vea c�mo se sentir�a al respecto.

VI. SALOM�N DIO A LA REINA DE SABA ( 1 Reyes 10:13 )

La reina no fue la �nica que dio. 1 Reyes 10:10 dice: "Y ella dio al rey"; 1 Reyes 10:13 dice: "Y el rey Salom�n dio a la reina de Sab�". De una cosa podemos estar seguros: Dios no nos permitir� dar todo.

�No hemos le�do: "Dad y se os dar�; medida buena, apretada, remecida y rebosando"? La promesa de Malaqu�as 3:10 dice que si llevamos a Dios nuestros diezmos, �l abrir� las ventanas del Cielo y nos derramar� una bendici�n como no habr� lugar para recibir. �Qui�n es y d�nde est� el que puede contar la bondad de Dios para con �l? La verdad es �qu� tenemos que �l no nos haya dado?

Hay tres declaraciones sobre los dones de Salom�n.

1. Le dio todo su deseo. A veces pienso que Dios ha puesto en nuestras manos el hilo de medir de la fe, y dice: "Pon tu hilo de medir sobre los bienes, y hasta donde llegue, te lo cortar�". No lo hemos hecho, porque no pedimos. El Se�or les dijo claramente a Sus disc�pulos que pidieran y recibir�an. �l dijo: "Al que puede hacer todas las cosas mucho m�s abundantemente de lo que ped�s o pens�is".

2. �l la dio de su recompensa. Los ricos sienten que al dar regalos escasos, averg�enzan su propia riqueza. Los pobres pueden dar poco. Los ricos pueden dar mucho. Se dice que Alejandro encontr� a un soldado dormido en su tienda, con la cabeza entre los brazos y un papel en el que hab�a estado escribiendo estaba cubierto de l�grimas. El emperador tom� el papel y en �l vio una lista de deudas. Fue una cantidad tremenda. El hombre hab�a escrito al pie del papel: "�Qui�n puede pagarlo?" Alejandro el Grande escribi� una palabra: "Alejandro". Luego lo dej� para que lo viera el joven.

No importa cu�n grande sea nuestra deuda de pecado. Su recompensa lo pag�. No importa cu�nto amor, gozo, paz o paciencia le debemos a nuestros semejantes, Su generosidad lo pagar� .

VII. LA REINA DE SHEBA REGRES� ( 1 Reyes 10:13 , lc)

"As� que se volvi� y se fue a su propio pa�s, ella y sus sirvientes".

1. Marque la expresi�n "se fue a su propio pa�s". �D�nde debemos ir? �D�nde debemos llevar el mensaje de la grandeza de Dios, Su gloria y Su poder salvador?

(1) Deber�amos ir a nuestra propia casa. Ah� es donde fue la reina. Cada uno de nosotros deber�a decirles a los de nuestro propio c�rculo inmediato del glorioso Salvador que hemos encontrado. La piedad comienza en casa.

(2) Deber�amos salir a los caminos y setos. No debemos contentarnos con que s�lo los que est�n en nuestros hogares escuchen la Palabra; los de la ciudad, el campo, el pueblo, a todos debemos transmitir el mensaje de vida y luz.

(3) Hasta los confines de la tierra. El �ltimo mandamiento de nuestro Se�or fue "Id por todo el mundo". No solo eso, sino a "toda criatura".

2. Se fue a su propio pa�s con una nueva visi�n, un nuevo conocimiento y una nueva confesi�n. Hab�a venido a Solomon con preguntas. Regres� con sus preguntas respondidas. Hab�a venido a Salom�n sin creer todo lo que hab�a o�do. Ella regres� diciendo: "La mitad no me fue contada".

Amados, nuestra experiencia de encontrarnos con el Se�or no solo debe darnos un nuevo testimonio al regresar a nuestro propio pa�s, sino que tambi�n debe darnos una nueva vida en medio de ellos. La reina volvi� a ser una mujer diferente. Por nuestra parte, nos alegra que haya regresado a su pa�s. Su pa�s necesitaba el mensaje y la luz que ten�a que dar. Creemos que todo el que ha venido al Se�or Jes�s, y lo ha encontrado, lo ha visto y lo escuch�, debe tomar la nueva fe, el nuevo gozo, la nueva paz y la nueva vida, y volver a ponerla en la antigua. lugar.

UNA ILUSTRACI�N

La Reina de Saba busc� y encontr�.

"Se vio una vista extra�a en el r�o Mystic, Massachusetts. Algunos ni�os que estaban construyendo una chabola en los llanos desenterraron una olla que conten�a alrededor de $ 300 en monedas de plata antiguas. Las fechas de las monedas encontradas por los ni�os oscilaron entre 1717 y 1838. Hab�a monedas de Inglaterra, Francia, Grecia, Espa�a, todos los pa�ses sudamericanos y tambi�n piezas americanas La mayor parte del dinero americano se acu�� entre 1828 y 1838.

El lugar donde se encontr� el dinero est� a un tiro de piedra de la hist�rica Casa Craddock de la fama revolucionaria y en el sitio de uno de los astilleros que, hace cincuenta a�os, enfrentaba ambos lados del Mystic. El descubrimiento sac� a relucir un ej�rcito de hombres que excavaron toda la orilla del r�o en busca de tesoros perdidos y fueron recompensados ??con un hallazgo adicional de $ 35 en monedas. Si los hombres estuvieran tan profundamente interesados ??en buscar los tesoros escondidos del Reino de los Cielos, seguramente los encontrar�an.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en 1 Kings 10". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/1-kings-10.html.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile