Bible Commentaries
1 Samuel 7

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-17

El arca con Abinadab

1 Samuel 7:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Cubrimos un per�odo de veinte a�os, en el que el Arca estuvo al cuidado de la Casa de Abinadab, a cargo de su hijo, Eleazar.

Deseamos enfatizar solo una cosa: La santificaci�n de Eleazar para guardar el Arca.

1. El significado m�s completo de la palabra "santificado". Los filisteos hab�an sufrido a manos del arca, porque estaban contaminados con iniquidad. Por esta causa, el Arca significaba desastre y no bendici�n. El mismo Se�or que bendice a los justos, maldice a los injustos. Por esto la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda injusticia de los hombres.

Si Eleazar iba a "guardar" el Arca, ten�a que ser limpiado de toda iniquidad. Aun as� es hoy. "Sed limpios, los que llev�is los vasos del Se�or", es tan aplicable a nosotros como a Eleazar. En la Segunda Ep�stola a Timoteo leemos acerca de ser "santificados, y id�neos para el uso del Maestro, y preparados para toda buena obra". �C�mo pueden las manos inmundas sostener cosas limpias y santas?

La palabra "santificado", sin embargo, significa m�s que "limpieza". Tambi�n significa "separados". Para ser usados ??por el Maestro debemos estar separados de las cosas de este mundo. "Salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Se�or, * * y yo os recibir�". Los que quieran servir al Se�or no deben tener comuni�n con las obras infructuosas de las tinieblas, sino m�s bien reprenderlas.

La palabra "santificado" tiene un tercer significado; significa "dedicaci�n". Ser "santificado" no es s�lo estar limpio y separado; debe ser totalmente suyo. Es una vida puesta en el altar del servicio, obediente a su voluntad. As� fue santificado Eleazar.

2. El significado m�s completo de la palabra "guardar". Eleazar fue santificado para poder guardar el arca del Se�or. �Qu� consagrado y sagrado encargo se convirti� en el suyo! que bendito servicio.

Dios le hab�a dado a Eleazar una santa encomienda. Se hab�a puesto a su cargo algo que val�a m�s que la vida. �l era responsable de la seguridad del Arca del Se�or. Deb�a quedarse con lo que le fue dado a su cargo.

Se nos ha confiado una confianza similar. Las palabras, incluso ahora, resuenan en nuestros o�dos: "Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado". �Y qu� se le comprometi� a Timoteo? Fue la Palabra del Evangelio la que predic�. No es de extra�ar que el Ap�stol fuera tan solemne en su cargo, cuando dijo: "Te encomiendo delante de Dios, que vivifica todas las cosas, y delante de Cristo Jes�s, quien ante Poncio Pilato fue testigo de una buena confesi�n; que guardes este mandamiento. sin mancha, irreprensible, hasta la aparici�n de nuestro Se�or Jesucristo ".

No es de extra�ar que el Ap�stol instara a Timoteo a evitar balbuceos profanos y vanos, y las oposiciones de la ciencia falsamente as� llamadas.

A Eleazar se le dio para guardar el arca del Se�or. A nosotros nos es dado guardar la Palabra del Se�or. Entonces, qu� responsabilidad m�s sagrada es la nuestra. Debemos entregarnos por completo a estas cosas. Debemos demostrar que somos buenos ministros de Cristo, alimentados por las palabras de la fe y de la buena doctrina.

Nuestro encargo es mantener la fe y pelear una buena batalla. Algunos han hecho naufragio de la fe, pero a nosotros, como a Timoteo, se nos insta a continuar en todo lo que hemos aprendido, incluso en las Sagradas Escrituras que son inspiradas por Dios.

I. LAMENTAR DESPU�S DE DIOS ( 1 Samuel 7:2 )

1. Volviendo sus ojos hacia Dios. Israel se hab�a apartado del Se�or. Por eso Dios la hab�a herido con derrota a manos de los filisteos. Por esta raz�n, tambi�n, el enemigo hab�a tomado el Arca. Ese fue un gran golpe para la Casa del Se�or. El hecho de que Dios parec�a haberlos abandonado, los hizo despertar a la sensaci�n de sus propios vagabundeos. Sus pecados pesaban sobre ellos. Cuando el Arca, sin embargo, fue devuelta, se regocijaron al verla. De una forma u otra, se sintieron m�s seguros cuando sab�an que Dios estaba con ellos. As� fue como volvieron una vez m�s sus ojos hacia �l.

2. Lament�ndose por el Se�or. No solo necesitamos buscar al Se�or, sino buscarlo con l�grimas de confesi�n y arrepentimiento. Si venimos con las manos manchadas de sangre y de iniquidad, el Se�or no puede o�rnos. Es en vano buscarlo a menos que nos lamentemos por �l. S�lo el coraz�n hambriento lo encuentra. Entonces encontrar�is al Se�or cuando le busqu�is "con todo vuestro coraz�n". David encontr� misericordia solo cuando su oraci�n respiraba los anhelos de su esp�ritu quebrantado. Si Israel simplemente se hubiera vuelto hacia el Se�or, sin ning�n sentido de su pecado y sin lamentaciones consecuentes, nunca lo habr�a encontrado.

El fariseo que buscaba al Se�or, jact�ndose de su bondad, no pudo encontrar audiencia con �l. El publicano que se golpeaba el pecho y se declaraba pecador, hall� misericordia.

II. CONDICIONES DE BENDICI�N ( 1 Samuel 7:3 )

Es notable para nosotros lo cerca que las palabras de Dios a Israel, a trav�s de Samuel, coinciden con las palabras que �l nos ha dicho. Se le presentaron tres cosas a Israel como condiciones sobre las cuales el Se�or los bendecir�a.

1. Se les orden� que se apartaran de sus dioses extra�os. Aqu� hay algo muy vital para nosotros. No podemos acercarnos a Dios a menos que primero abandonemos nuestros malos caminos y nuestros malos pensamientos. El arrepentimiento ocupa un lugar muy importante en la vida de los santos que buscan una bendici�n del cielo. Es imposible para nosotros llevar a la nueva vida las vestiduras de la vieja. Debemos, m�s bien, despojarnos del viejo con sus deseos, antes de que podamos esperar vestirnos del nuevo.

2. Se les orden� volverse al Se�or con todo su coraz�n. Ning�n asunto a medias fue suficiente. Recuerda que Dios escudri�a el coraz�n. No le importan las apariencias externas, por muy religiosas que parezcan. Quiere autenticidad, una limpieza y un afecto profundamente arraigados; Quiere el coraz�n. �No has le�do: "Hijo m�o, dame tu coraz�n"? Cristo dijo que si no perdon�is de coraz�n a vuestros enemigos, tampoco os perdonar� vuestro Padre Celestial.

El cristianismo no se debe usar como se usa nuestra vestimenta, en el exterior. Ser�n los resortes internos de nuestro ser.

3. Se les orden� que solo le sirvieran a �l. Recordamos la forma en que fue escrito, " Elija usted hoy a qui�n hab�is de servir , oa los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del r�o, oa los dioses de los Araorites, en cuya tierra habit�is: pero en cuanto a mi casa y yo serviremos al Se�or ".

Este es un asunto solemne. En estos d�as de locura filos�fica, muchos buscan servir a un dios que sus padres nunca conocieron; algunos buscan servir al dios de los modernistas y niegan al �nico Se�or Dios y nuestro Salvador Jesucristo; otros buscan servir al dios de Mamm�n, inclin�ndose ante los placeres mundanos y los diversos deseos.

Aqu� ten�is la Palabra de nuestro Se�or: "Nadie puede servir a dos se�ores; porque o aborrecer� a uno y amar� al otro, o se aferrar� al uno y despreciar� al otro. No pod�is servir a Dios y a Mam�n". ( Mateo 6:24 ).

III. EL CAMINO DE ACERCARSE A DIOS ( 1 Samuel 7:4 )

Por fin hab�a llegado el momento en que Samuel vio que los Hijos de Israel estaban listos para entrar en la presencia del Santo.

1. Hab�an obedecido la voz del Se�or y hab�an rechazado a los baales y Astarot; tambi�n hab�an cumplido el mandamiento y hab�an aprendido a servir �nicamente al Se�or.

La oraci�n es el acercamiento del coraz�n a Dios. La base de ese enfoque es, por lo tanto, la base de la oraci�n aceptable. Hay un peque�o verso que dice: "Si en mi coraz�n contemplo la iniquidad, el Se�or no me escuchar�". Cuando alguien trata de llegar a la presencia de Dios con manos o corazones inmundos, el Se�or no lo escucha. Nuestro Dios es un Dios santo, y su c�mara de presencia no est� abierta a los imp�os.

En el d�a de la rebeli�n de Israel, el Se�or dijo: "Cuando veng�is a presentaros ante M�, �qui�n ha pedido esto de vuestra mano para pisar Mis atrios?" Luego a�adi�: "Cuando extend�is las manos, esconder� de vosotros mis ojos; s�, cuando hag�is muchas oraciones, no oir�; vuestras manos est�n llenas de sangre".

Por tanto, �buscar�amos entrar en la presencia de Dios? Entonces debemos ser lavados y limpios. Debemos desechar la maldad de nuestras acciones.

2. Hab�a llegado el momento de la oraci�n. Samuel dijo: "Re�ne a todo Israel en Mizpa, y yo orar� por ti al Se�or". Qu� bendici�n es cuando encontramos que el camino de acceso est� abierto para nosotros y podemos acercarnos al Se�or en oraci�n. Si hay j�venes que sienten, cuando oran, que hay un muro inexpugnable entre ellos y el Se�or, que recuerden esta lecci�n; deben quitar el mal de sus propias vidas; deben preparar sus corazones para servirle s�lo a �l, y luego, limpiados por la Sangre de Cristo y as� revestidos de la justicia Divina, encontrar�n el camino abierto a trav�s de la oraci�n para acercarse incluso al Lugar Sant�simo.

IV. UNA SEVERA PRUEBA DE FE ( 1 Samuel 7:7 )

1. Satan�s siempre se opondr� a aquellos que buscan servir al Se�or plenamente. Fue cuando los hijos de Israel buscaron el rostro de Dios, habi�ndose limpiado de sus �dolos, que los filisteos subieron contra ellos. Aqu� hay una lecci�n que debemos aprender. Si alguien busca seguir al Se�or plenamente, surgir�n obst�culos de inmediato. Si los Hijos de Israel buscan en obediencia atravesar el Mar Rojo, el Fara�n y sus ej�rcitos los seguir�n para destruirlos.

Cuanto m�s nos esforzamos por servir solo a Dios, m�s intentar� Satan�s desviarnos de nuestra fidelidad.

2. Israel ten�a un miedo innecesario. Cuando los hijos de Israel oyeron que los filisteos ven�an contra ellos, tuvieron mucho miedo. Recordaron la terrible paliza que hab�an recibido de sus manos, no hace mucho. Conoc�an la fuerza y ??la destreza del enemigo y ten�an miedo.

Bien, podr�an haber tenido miedo si no hubieran dejado a los baales y Astarot y se hubieran puesto de todo coraz�n a servir al Se�or. Ahora necesitaban no temer. Dios nunca abandonar� a los que conf�an dignamente en �l. Recordamos c�mo dijo Cristo: "Soy yo; no temas". Si Dios est� con nosotros y por nosotros, �qui�n contra nosotros?

Los malvados nunca pueden prevalecer contra aquellos que est�n escondidos con Cristo en Dios. Est�n tan seguros como �l est� seguro. Su vida est� escondida en Su vida; y porque �l vive, ellos tambi�n vivir�n.

3. Buscando la fuente de ayuda. A Samuel Israel le dijo: "No ceses de clamar al Se�or nuestro Dios por nosotros, que nos salvar� de la mano de los filisteos". Israel sab�a que no pod�an salvarse a s� mismos. Hab�an llegado al final de sus propias fuerzas. No confiaban ni en los caballos ni en los jinetes. Buscaron al Se�or. Pidieron Su salvaci�n.

Qu� lecci�n es todo esto para nosotros. Vivamos en el lugar de la oraci�n exitosa y viviremos en el lugar de la victoria asegurada.

V. ORACI�N Y SACRIFICIO ( 1 Samuel 7:9 )

1. El �nico acercamiento del hombre a Dios. Ya hemos descubierto que el pueblo de Dios debe acudir en oraci�n ante �l con manos limpias y coraz�n puro. Sin embargo, esto de ninguna manera sugiere que haya alg�n acercamiento a Dios aparte de la Sangre de Cristo. Dios exige incluso a los que vienen con un holocausto que, adem�s de eso, sean limpios. No es que agreguemos algo a la cruz de Cristo a modo de expiaci�n por el pecado.

Sin embargo, insistimos en que la gracia no es excusa para el libertinaje; y el que ha sido limpiado por la Sangre de Cristo debe demostrar su confianza con su vida. Si suplicamos la Sangre y, sin embargo, continuamos caminando en nuestra propia voluntad y camino, demuestra que nuestra confianza en la Sangre es m�s una formalidad que una relaci�n de coraz�n.

2. Samuel ofreci� un holocausto y luego clam� al Se�or. Cuando nos presentemos ante el Se�or, vengamos siempre a trav�s de la Sangre. Cristo dijo: "Nadie viene al Padre sino por m�". Incluso los mejores de nosotros no somos santos, aunque no estemos viviendo en pecado intencional, y no sepamos nada que pueda condenarnos. Sin embargo, no nos atrevemos a decir que no hemos pecado, ni tampoco nos atrevemos a decir que no tenemos pecado.

No hab�a entrada al Lugar Santo aparte de la sangre. Tampoco hab�a entrada al Lugar Sant�simo aparte de la sangre. Ca�n trat� de venir a Dios sin ninguna ofrenda de sangre, pero fue rechazado, y su ofrenda apestaba en las narices de Dios.

3. Leemos que Samuel clam� al Se�or y el Se�or lo escuch�, Dios siempre escucha cuando se cumplen plenamente las condiciones de la oraci�n verdadera. El o�do del Se�or no est� menos dispuesto a o�r que su mano para ayudar. Gracias a Dios que tenemos a Uno que no se cierra a s� mismo de las necesidades de su pueblo. Vive para los que le aman y conf�an en �l.

VI. EBENEZER ( 1 Samuel 7:12 )

1. Una maravillosa victoria. Mientras Samuel ofrec�a el holocausto, los filisteos se acercaron para pelear contra Israel; pero el Se�or tron� con gran trueno aquel d�a sobre los filisteos. No hay una derrota posible cuando los cristianos est�n, por as� decirlo, con la mano sobre el holocausto. Incluso los baales no pod�an maldecir a Israel, mientras �l estaba con la mano sobre la ofrenda.

Hay un peque�o verso en Apocalipsis, donde dice: "Lo vencieron por la Sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio".

2. Darle a Dios la gloria. Samuel no busc� ninguna gloria debido a la victoria de Israel. �l hab�a hecho la oraci�n y hab�a sacrificado el holocausto, pero no recibi� ni la m�s m�nima alabanza. Asegur�monos de darle a Dios la gloria, porque, si no hubiera sido por �l, nuestras vidas no hubieran conocido m�s que la derrota. Nuestros triunfos son Suyos, nuestras conquistas son Suyas. La verdad es que del Se�or es la victoria.

Aparte de Cristo no podemos hacer nada, pero para el que cree, todo es posible.

3. Ebenezer. La palabra significa "Hasta ahora nos ha ayudado el Se�or". Hasta ahora; es decir, hasta este momento, el Se�or ha estado con nosotros. �Qu� significa esto en nuestras vidas? Significa que debemos detenernos y contar nuestras bendiciones, para que podamos alabar a Dios. Significa que deber�amos, por as� decirlo, erigir una piedra de recuerdo como un memorial de la bendici�n recibida.

Hay algo m�s, sin embargo, muy vital para nosotros en la palabra Ebenezer. A m� me parece que dice: Hasta ahora el Se�or nos ha ayudado, y nos ayudar� hasta que acabe nuestro d�a. El que ha trabajado, trabajar�. Nuestras bendiciones pasadas siempre pueden seguir siendo la base de nuestro pedido de bendiciones futuras. Dios no nos ayudar� hoy y nos dejar� varados ma�ana. �l es el mismo ayer, hoy y siempre.

VII. UN PERIODO DE DESCANSO ( 1 Samuel 7:13 )

1. Los filisteos fueron sometidos. �No es posible que tengamos la misma victoria sobre todos los poderes de las tinieblas? �No es nuestro Se�or un Se�or ascendido y sentado? �No est� Satan�s y todos los poderes del enemigo bajo Sus pies? �Por qu� entonces no deber�amos ser vencedores?

La expresi�n "los filisteos fueron sometidos" debe ser nuestra todos los d�as del a�o. Si est� bajo los pies de Cristo, pong�moslo bajo los nuestros.

2. No volvieron m�s a la costa de Israel. Mientras Samuel vivi�, los filisteos dejaron en paz a Israel. �No hay un lugar de victoria continua? �No podemos tener una victoria tan contundente y abrumadora, por medio de la fe y sobre los poderes de las tinieblas, que ellos, por puro des�nimo, nos dejar�n en paz? Este fue, al menos, el caso en los d�as de Samuel.

3. Israel recibi� de nuevo todo lo que hab�a perdido a causa de sus pecados. Las mismas ciudades que los filisteos hab�an tomado de Israel fueron restauradas, desde Ecr�n hasta Gat.

No pensemos que el Israel de hoy, que ha sido tan golpeado por sus pecados, nunca volver� a tener paz. Los �rabes y los jud�os est�n, en este mismo momento, peleando por la tierra que Dios le dio a Israel. Los �rabes sostienen esa tierra de la misma manera que los turcos alguna vez la tuvieron, porque Israel ha pecado. Sin embargo, cuando Israel regrese a Dios, toda la tierra que le fue dada a Abraham ser� restaurada al propio pueblo de Dios.

UNA ILUSTRACI�N

Abinadab descubri� que el Arca de Dios era el r�o de bendici�n que Israel hab�a perdido.

En la regi�n de White Mountain hay un lugar llamado Lost River, que es muy visitado por turistas. Es un estrecho barranco lleno de rocas gigantes. La teor�a es que un peque�o r�o fluy� una vez aqu�, pero una gran convulsi�n de la superficie de la tierra provoc� un deslizamiento de tierra que enterr� el r�o. Un arroyo entra y sale entre las rocas, pero este no es, seg�n se dice, el r�o original. Obtienes un rastro de eso en la C�mara del Silencio.

El gu�a lo lleva a trav�s de muchas grietas, baches y cavernas hasta que llega a una cueva donde le pide que se quede quieto y escuche. Al principio solo se escucha el rugido de una peque�a catarata formada por el arroyo al caer sobre las rocas cercanas. Pronto, sin embargo, te das cuenta de un leve sonido plateado de agua que gotea, que llega desde las profundidades muy por debajo de tus pies. Eso, te dice el gu�a, es el R�o Perdido.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en 1 Samuel 7". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/1-samuel-7.html.