Bible Commentaries
1 Samuel 9

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-27

Sa�l, el hijo de Kish

1 Samuel 9:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

1. El clamor de Israel por un Rey. Samuel estaba envejeciendo y los Hijos de Israel quer�an un rey como otras naciones ten�an un rey. Las iglesias, en muchos casos, quieren manejar sus asuntos, financieros, sociales y espirituales, a la manera de los hombres entre los que viven. Olvidan que los caminos del mundo no son los caminos de Dios.

2. Las palabras del Se�or acerca de Israel. El Se�or le dijo a Samuel: "Escucha la voz del pueblo * *: no te han desechado a ti, sino que me han desechado a m�, para que yo no reine sobre ellos".

Si el pastor de una iglesia se mantiene fiel a Dios al predicar Su Palabra y su camino, y la gente lo rechaza, solo rechaza a su Se�or.

3. La declaraci�n del Se�or acerca de Israel. 1 Samuel 8:8 dice: "Los saqu� de Egipto hasta el d�a de hoy, con el cual me abandonaron y sirvieron a dioses ajenos, as� tambi�n a ti".

Nosotros, que somos fieles a Dios, no podemos esperar nada m�s de los que no son fieles, excepto ser apartados y rechazados.

LA PROTESTA DE SAMUEL ( 1 Samuel 8:9 )

La protesta que Dios dio a trav�s de Samuel fue doble:

1. La protesta contra el abandono del Se�or por parte de Israel. En el Libro de Jerem�as est� escrito: "Me han abandonado la Fuente de Aguas Vivas, y les han cavado cisternas, cisternas rotas que no retienen Agua".

Cuando Israel se apart� de Dios como su L�der y busc� un rey terrenal, no pas� de lo bueno a lo mejor, sino de lo mejor a lo peor.

�Qui�n puede guiarnos en el camino como el Se�or puede guiarnos? �Qui�n puede bendecirnos como el Se�or puede bendecir?

2. La protesta sobre el rey que deber�a reinar sobre ellos. Aqu� estaban las cisternas rotas a las que Israel estaba a punto de volverse, cuando sal�an de la Fuente de Aguas Vivas.

(1) Su rey los obligar�a a servirle. �l nombrar�a a sus hijos para �l, para sus carros y para que fueran sus jinetes; y algunos de ellos para correr delante de sus carros. Obligar�a a sus s�bditos a recoger sus cosechas y fabricar instrumentos de guerra. Obligar�a a sus hijas a ser cocineras y panaderas. Har�a sus campos y vi�edos, incluso los mejores, propios y de sus l�deres.

(2) Su rey les har�a gritar en el d�a de su reinado. El Se�or fue muy franco con Israel. Les dijo que el d�a que clamaron a �l, a causa de la tiran�a de su rey, �l no los escuchar�a. Si acudimos al hombre en busca de ayuda y estamos desconcertados, �nos volveremos al Se�or para que nos salve?

II. UN PUEBLO DETERMINADO A SU MALA MANERA ( 1 Samuel 8:19 )

1. El pueblo se neg� a obedecer la voz de Samuel. Cuando Israel entr� en el �mbito de la desobediencia a Dios, entr� en el �mbito de Su disgusto. La incredulidad siempre es negra con el ce�o fruncido de Dios. Siempre es mejor obedecer que sacrificar, y escuchar que la grasa de los carneros.

La esencia misma del pecado se resume en esta declaraci�n: "Todos nosotros, como ovejas, nos hemos descarriado; cada uno se ha apartado por su camino".

Que el hombre o la mujer lo piense dos veces antes de abandonar al Se�or su Dios.

2. La gente busc� un l�der humano. Dijeron: "Tendremos un rey sobre nosotros, * * para que nuestro rey nos juzgue, y salga delante de nosotros y pelee nuestras batallas". Evidentemente, hab�an olvidado que Dios siempre hab�a sido Aquel que hab�a peleado sus batallas por ellos. Cuando cruzaron el Mar Rojo, Dios le hab�a dicho al pueblo que se quedara quieto mientras �l desconcertaba a los egipcios y guiaba a su pueblo a trav�s del mar. �l fue para ellos columna de luz y nube de tinieblas para los egipcios.

Ahora los hijos de Israel se estaban apartando del Se�or y buscaban liderazgo humano. Tomemos una advertencia para que no hagamos lo mismo. Si el Se�or no est� en nuestra casa, en vano trabajamos los que la construyen.

III. EL SE�OR LE DA A ISRAEL SU PROPIO CAMINO ( 1 Samuel 8:21 )

1. Samuel ensay� las palabras del pueblo en los o�dos del Se�or. Aqu� hay una lecci�n que vale la pena reflexionar. Todo lo que decimos est� dicho ante los o�dos de Dios. No hay una palabra en nuestra lengua, ni un pensamiento en nuestro coraz�n, sino lo que �l sabe por completo. Dios mir� desde el cielo en los d�as de No�, y vio que cada imaginaci�n de los pensamientos de sus corazones era solamente maldad continuamente.

El Esp�ritu Santo habla de Israel en los d�as de sus peregrinaciones por el desierto, y dice: "Cuando tus padres me tentaron, me probaron", etc. Sin duda, el Se�or escucha nuestras quejas.

2. El Se�or le dijo a Samuel: "Escucha su voz". Cuando no estemos dispuestos a andar en los caminos del Se�or, �l nos permitir� andar en nuestros propios caminos; cuando rechacemos Sus consejos, �l permitir� que nos confundamos con los nuestros. Dios no se impone a nadie. En el camino a Ema�s, el Se�or hizo como si fuera a ir m�s lejos. No iba a ir con los dos, a menos que se lo pidieran.

Dios siempre reconoce el libre albedr�o del hombre. Dice: "El que quiera". �l dice: "Si est�is dispuestos y obedec�is". �l dice: "�Cu�n a menudo yo * * y t� no!" �l lo har�a, nosotros no lo har�amos; como resultado, no pudo.

Qu� responsabilidad nos ha puesto Dios. �l ha puesto Sus bendiciones a nuestro alrededor y est� listo para derramarlas sobre nosotros; pero nosotros, ante todo, debemos reconocerlo y coronarlo como Se�or de todo.

IV. LA ELECCI�N DE DIOS DE SA�L, HIJO DE CIS ( 1 Samuel 9:1 )

1. Dios le dio a Israel todo lo que buscaba. Eligi� a Sa�l, "un joven escogido y bueno; y no hab�a entre los hijos de Israel una persona m�s buena que �l".

Quer�an un rey del que pudieran estar orgullosos, un buen hombre, un hombre agradable, un hombre a quien pudieran admirar; Dios les dio todo esto.

Lo que Dios est� haciendo es mostrarle a Israel que lo mejor de ellos no puede satisfacer su necesidad.

2. Las providencias de Dios, que llevaron a la selecci�n de Saulo. Kish le hab�a dicho a Sa�l, su hijo: "Toma ahora a uno de los siervos contigo, y lev�ntate, ve a buscar las asnas". As� partieron los dos, buscando lo que se hab�a descarriado. Entraron en cierta ciudad y pensaron dentro de s� mismos que ir�an al hombre de Dios, tal vez �l les mostrar�a d�nde podr�an encontrar los asnos.

Por fin llegaron a Samuel, decididos a buscar su ayuda. El Se�or le hab�a hablado a Samuel y le hab�a dicho: "Te enviar� un hombre de la tierra de Benjam�n, y lo nombrar�s capit�n de mi pueblo Israel". As� fue cuando lleg� Sa�l, que el Se�or le dijo a Samuel: "�He aqu� el hombre de quien te habl�! Este reinar� sobre mi pueblo".

Observe que Dios no hab�a desechado a Israel, aunque ellos lo hab�an desechado, por ser su Rey. A�n los amaba y procur� hacer todo lo posible por ellos.

V. SAUL EL INVITADO DE SAMUEL ( 1 Samuel 9:19 )

1. Una vista interior del coraz�n de Samuel. Cuando Sa�l se acerc� a Samuel, en la puerta de la ciudad, Samuel dijo a Sa�l: "Yo soy el vidente; sube delante de m� al lugar alto, porque hoy comer�s conmigo".

Hay algo muy hermoso en esto. El anciano que estaba a punto de ser depuesto, al ver a su sucesor, le invit� a cenar.

Seguramente Samuel model� su vida seg�n la vida de Dios. �No es este el mandamiento de Dios, que incluso debemos hacer el bien a los que nos odian? Siempre debemos orar por aquellos que nos usan despreciativamente. Debemos dar de beber incluso a nuestros enemigos, y debemos vencer el mal con el bien.

2. Una vista interior del coraz�n de Saulo.

(1) Sa�l estaba dispuesto a servir a su padre. Estaba cazando los culos de su padre. �No es cierto que tenemos nuestro llamado a un lugar alto, mientras servimos fielmente en un lugar bajo? Es el que est� ocupado en el cumplimiento de su deber, el que Dios elige para que est� ocupado por �l.

(2) Saulo estaba dispuesto a pedirle consejo a Dios. Incluso estaba buscando a Samuel para que le ayudara a encontrar sus traseros. Nunca pensemos que un servicio es demasiado servil e insignificante para presentarlo ante el Se�or. Hagamos lo que hagamos, tenemos el derecho perfecto a buscar orientaci�n desde arriba.

El hombre que busca llevar su negocio, o la madre que busca educar a sus hijos, sin Dios, solo significar� el fracaso de sus ambiciones. Nuestro Dios est� dispuesto a unirse a nosotros en nuestro d�a a d�a y ayudarnos a resolver todos los problemas que enfrentamos.

VI. UN HOMBRE ALTO DE CUERPO PERO MALDE EN ESP�RITU ( 1 Samuel 9:21 )

1. Saulo de sus hombros y hacia arriba era m�s alto que cualquiera de las personas. Sa�l tambi�n era el hombre m�s bueno de todo Israel. Uno habr�a pensado que alguien como �l se habr�a jactado de su bondad y su majestuosidad. No as� Sa�l.

2. Sa�l se confes� indigno de liderazgo en Israel. Samuel le hab�a dicho a Sa�l ( 1 Samuel 9:20 ): "�Sobre qui�n est� todo el deseo de Israel? �No es sobre ti y sobre toda la casa de tu padre"? As� fue como el Profeta comenz� a darle la noticia a Sa�l de que deber�a ser exaltado a la jefatura de Israel. Inmediatamente Sa�l respondi� y dijo: "�No soy yo un benjamita, de la m�s peque�a de las tribus de Israel? �Y mi familia la m�s peque�a de todas las familias de la tribu de Benjam�n? �Por qu�, pues, me hablas as�?"

Todav�a es cierto, "Bienaventurados los mansos" en esp�ritu. Sigue siendo cierto: "El que se humilla ser� exaltado". El ap�stol Pablo fue otro joven por encima de muchos, y quiz�s por encima de todos los de su �poca; y, sin embargo, se consideraba a s� mismo como el m�s peque�o de todos. Este es el esp�ritu que deber�a dominar a los grandes. Hemos observado, en el contacto que hemos tenido con algunos de los m�s grandes predicadores de la �poca, que son hombres de semblante humilde, totalmente en contra y contrarios a la alabanza propia.

La verdadera grandeza no sabe nada de la vanagloria.

VII. LA EXALTACI�N DE SA�L, HIJO DE CIS ( 1 Samuel 9:22 ; 1 Samuel 10:1 )

1. A Saulo se le dio el lugar principal en la fiesta. En 1 Samuel 9:22 encontramos un gran contraste entre Sa�l y su criado buscando asnos, como suplicantes por ayuda; y Sa�l se sent� en el lugar principal.

�No sentimos todos que Dios nos ha sacado del barro fangoso y ha puesto nuestros pies sobre la Roca? Piense en lo que �ramos cuando �ramos extraterrestres y sin Dios y Cristo en el mundo. Piense en lo que somos; vivificado, levantado y hecho para sentarse con Cristo en los lugares celestiales.

2. A Sa�l se le hizo comer con Samuel ese d�a. Qu� privilegio sagrado; sin embargo, ese privilegio es nuestro. �No nos sentamos a la misma mesa con nuestro Se�or? Incluso ahora podemos escucharle decir: "Ven y cena". S�, est� escrito que tanto Cristo como el Padre vendr�n a nosotros y cenar�n con nosotros; y nosotros con ellos.

3. Sa�l fue ungido como rey. Despu�s de descender del lugar alto de la ciudad, Samuel habl� con Sa�l en la parte superior de la casa.

Cuando lleg� la ma�ana, se levantaron temprano, y los dos, Sa�l y Samuel, salieron juntos al exterior. Al llegar al final de la ciudad, Samuel le dijo a Sa�l: "Dile al siervo que pase delante de nosotros * * para que yo te muestre la Palabra de Dios".

Entonces Samuel tom� un frasco de aceite, lo derram� sobre la cabeza de Sa�l y lo bes�, y dijo: "�No es porque el Se�or te ha ungido para ser capit�n de su heredad?"

UNA ILUSTRACI�N

Un amigo le dijo a George Muller de Bristol: "Supongo que durante todos estos largos a�os en tu trabajo para Dios, te has encontrado con muchas cosas que te desaniman". "Me he encontrado con muchos desalientos", respondi�; "pero en todo tiempo mi esperanza y confianza han estado en Dios. En la Palabra de la promesa de Jehov� ha descansado mi alma. Hace sesenta y dos a�os prediqu� un serm�n pobre, seco y est�ril, sin consuelo para m� mismo, y, como imaginado, sin consuelo para los dem�s.

Pero mucho tiempo despu�s me enter� de diecinueve casos distintos de bendici�n que hab�an llegado a trav�s de ese serm�n. "" El labrador * * tiene mucha paciencia "( Santiago 5:7 )." A su tiempo G�latas 6:9 "( G�latas 6:9 ).

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en 1 Samuel 9". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/1-samuel-9.html.