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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario Pozos de agua viva Pozos de agua viva
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con permiso.
Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en 2 Chronicles 15". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/2-chronicles-15.html.
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en 2 Chronicles 15". "Agua viva". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-19
Lecciones de la vida de Asa
2 Cr�nicas 15:1
PALABRAS INTRODUCTORIAS
Deseamos presentarles "La vida de reposo", de ciertos vers�culos que se encuentran en el cap�tulo 14. Estos vers�culos son realmente una introducci�n al cap�tulo 15, que se estudiar� hoy.
1. En 2 Cr�nicas 14:1 leemos que Asa ten�a tranquilidad: "Y rein� Asa su hijo en su lugar. En sus d�as la tierra estuvo tranquila diez a�os".
Ahora viene una declaraci�n que explica por qu� la tierra estaba tranquila. 2 Cr�nicas 14:2 dice: "E hizo Asa lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehov� su Dios".
Es interesante observar que Asa quit� los altares de los dioses extra�os. Rompi� las im�genes y cort� las arboledas. Entonces Asa orden� a Jud� que buscara al Se�or, el Dios de sus padres. As� fue como el reino qued� tranquilo ante �l.
Si queremos tranquilidad de esp�ritu y descanso de coraz�n, debemos obtenerlo de Dios; pero debemos conseguirlo entrando en el camino de la obediencia. Cristo dijo: "Venid a m� * * y yo os har� descansar". Ese es el resto que se da. Es el descanso de nuestros pecados.
Cristo tambi�n dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros * * y hallar�is descanso". Es de este descanso del que hablamos ahora. Es un reposo encontrado, y se encuentra en el lugar de la obediencia y del culto.
2. En 2 Cr�nicas 14:6 leemos: "Y edific� ciudades cercadas en Jud�: porque la tierra tuvo reposo, y �l no tuvo guerra en aquellos a�os; porque el Se�or le hab�a dado reposo. Este vers�culo nos muestra que cuando nosotros Descansamos, podemos hacer un trabajo constructivo para el Se�or. Mientras haya guerras y peleas en nuestros miembros; mientras vivamos en la confusi�n y en la lucha, no hay oportunidad alguna de edificarnos en esos atributos espirituales que deber�an sea ??nuestro en Cristo Jes�s.
No podemos hacer dos cosas a la vez. No podemos al mismo tiempo desarrollar nuestra vida espiritual y crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Se�or y Salvador, mientras estemos perturbados en esp�ritu y mente por los conflictos de esta vida.
3. En 2 Cr�nicas 14:7 leemos: "Lo hemos buscado, y �l nos ha dado descanso por todos lados. As� edificaron y prosperaron". Nuestras mentes se remontan a aquellos d�as en que los Hijos de Israel hab�an derrocado a sus enemigos en la tierra de Cana�n. Es entonces cuando leemos que tuvieron descanso. No fue hasta que las naciones de la tierra de Cana�n fueron derrocadas y el pueblo se estableci� en la tierra que el Se�or les dio descanso.
Recordamos la declaraci�n de Hebreos donde dice "Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios". As� como el Se�or le dio descanso a Israel, tambi�n nos dar�a descanso a nosotros. �l nos dar� descanso de nuestros enemigos. �l nos dar� descanso de los estragos de Satan�s. Este descanso se conoce como el descanso Millennial. Es un descanso para la creaci�n f�sica que, durante seis mil a�os, ha estado sufriendo dolores de parto. Es un descanso para las naciones del mundo, que durante seis mil a�os se han entregado a la guerra entre ellas.
Es un descanso para los jud�os, quienes, a lo largo de los siglos, han sido arrojados de pilar en poste, despreciados y rechazados por los hombres.
Que Dios nos conceda entrar en ese reposo.
PARALELISMOS SAGRADOS ( 2 Cr�nicas 15:2 )
1. "El Se�or est� con ustedes mientras ustedes est�n con �l". La maravillosa promesa de nuestro Se�or Jes�s, que hizo cuando estaba a punto de dejar la tierra, fue: "He aqu�, estoy con vosotros siempre, hasta el fin del mundo". El Se�or ciertamente prometi� de buena fe y �l verificar� Su promesa; sin embargo, la condici�n sugerida en nuestras Escrituras es que �l est� con nosotros mientras nosotros estemos con �l. Nos parece que esto sugiere claramente que el Se�or desea estar con nosotros en todo momento y, sin embargo, Su presencia y bendici�n dependen de que estemos con �l.
�Podr�amos imaginar, por un momento, que nuestro Se�or puede estar con nosotros para poseernos, guiarnos y bendecirnos, si andamos en los caminos del mundo? �l puede estar con nosotros en un sentido para castigarnos y cortejarnos nuevamente a Su favor. Sin embargo, �l no puede estar con nosotros en esa comuni�n �ntima, esa camarader�a, esa asociaci�n con la que est� con nosotros cuando caminamos en Su voluntad y camino.
2. "Si le busc�is, ser� hallado por vosotros". Tal vez alguien diga que el Se�or est� buscando a los perdidos y que tambi�n est� buscando a los que se desv�an del redil. Esto es muy cierto: sin embargo, �l nunca nos encuentra verdaderamente hasta que lo buscamos. Si hay un Salvador que busca y un pecador que busca, cada uno buscando al otro, no puede pasar mucho tiempo hasta que se re�nan, de todos modos. El hombre que est� perdido en sus delitos y pecados nunca puede esperar encontrar al Se�or hasta que pida, busque y llame. �No est� escrito: "Buscad al Se�or mientras puede ser hallado, llamadle mientras est� cerca"? Dios pondr�a sobre el hombre la responsabilidad de buscar.
3. "si le abandon�is, �l os abandonar�". �Puede Dios manifestarse a un hijo desobediente y contradictorio? �Qu� m�s puede hacer un Dios justo, sino abandonar al que lo abandona? El hijo pr�digo del pa�s lejano hab�a abandonado a su padre y, aunque su padre lo amaba, no pod�a seguirlo en un sentido m�s profundo de la palabra y vivir con �l en su maldad.
II. SIN DIOS Y SIN PAZ ( 2 Cr�nicas 15:3 )
1. 2 Cr�nicas 15:3 dice: "Por una larga temporada, Israel ha estado sin el Dios Verdadero". Los hijos de Israel se hab�an apartado de Dios y hab�an adorado a los baales.
En el Libro de Efesios leemos: "En aquel tiempo estabais sin Cristo, ajenos a la comunidad de Israel, ajenos a los Pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo". Estas palabras fueron dichas sobre el mundo gentil cuando fueron tras dioses falsos. Ahora Israel hab�a dejado a su propio Dios. El vers�culo nos dice adem�s que ellos estaban sin un sacerdote maestro y sin la Ley. �Hay algo m�s triste que esto?
2. 2 Cr�nicas 15:5 dice: "En aquellos tiempos no hubo paz para el que sal�a, ni para el que entraba". Este es siempre el resultado de no tener a Dios. Si estoy sin Dios, estoy sin paz. Acabamos de enterarnos de c�mo el pueblo tuvo paz y descanso cuando Asa, su rey, hizo el bien y la rectitud ante los ojos del Se�or; sin embargo, cuando dejaron a su Dios, fueron arrojados de columna en columna y sufrieron incontables vejaciones a causa de los habitantes del pa�s, que los llevaron al cautiverio.
�Crees que el joven o la joven que deja al Se�or Jes�s para entrar al mundo, tendr� paz en su coraz�n o en su alma? Esto es imposible. Jesucristo solo es el Pr�ncipe de Paz, y �l es nuestra Paz.
Una anciana escocesa se estaba muriendo. Su pastor dijo: "Janet, �has hecho las paces con Dios?" Ella dijo: "No, pero Cristo hizo la paz por m�". Es entonces cuando el Dios de la paz viene a gobernar nuestros corazones. Es entonces cuando tenemos una paz que sobrepasa el entendimiento; una paz que el mundo no dio ni pudo dar. Cuando caminamos con Dios y tenemos la paz de Dios, entonces tenemos al Dios de la paz.
III. RECONSTRUYENDO EL ALTAR ( 2 Cr�nicas 15:7 )
1. Asa fue animado por el profeta Oded. Cuando Asa busc� al Se�or, el Se�or lo busc� a �l. Cuando Asa era para el Se�or, el Se�or era para �l. As� fue que Oded anim� a Asa, diciendo: "Sed, pues, vosotros fuertes, y no se debiliten vuestras manos, porque vuestra obra ser� recompensada". "Los ojos del Se�or corren de un lado a otro por toda la tierra, para mostrarse fuerte a favor de aquellos cuyo coraz�n es perfecto para con �l". Hay muchos de nosotros "que corremos bien durante una temporada. �Qui�n nos obstaculiza?" El ap�stol Pablo dijo: "No nos cansemos de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos".
2. Asa renov� el altar del Se�or. Estuvo muy bien que el rey se deshiciera de los �dolos falsos, pero era necesario que �l diera un paso m�s y entronizara al Se�or su Dios. As� fue como no solo se apart� del mal, sino que hizo el bien.
Si alguno de los j�venes que leen esto piensa que apartarse de sus malos caminos es suficiente, debe recordar que a menos que entronen a Cristo en su coraz�n, en lugar de los �dolos que derriban, fracasar�n por completo.
Leemos c�mo Abraham sali� de Ur de los caldeos. Tambi�n leemos que fue a la tierra de Cana�n. Un paso debe ser siempre el preludio del otro. Est� escrito: "Al Se�or tu Dios adorar�s, ya �l solo servir�s". No olviden que de nuevo est� escrito: "Guardaos de los �dolos". Apart�ndonos de todas estas cosas, entregu�monos por completo a Dios y reconstruyamos los altares ca�dos. Adoramos al Se�or Jesucristo, y en todas las cosas d�mosle la preeminencia.
IV. UNIRSE A UN L�DER DESTINADO POR DIOS ( 2 Cr�nicas 15:9 )
1. Asa reuni� a toda la gente. Envi� por Jud� y Benjam�n, y con ellos a los extranjeros de Efra�n y Manas�s y de Sime�n. Todos ellos vinieron con alegr�a cuando vieron que el Se�or su Dios estaba con Asa. Esto fue lo correcto para ellos. Pablo dijo: "Sed imitadores de m�, como yo tambi�n lo soy de Cristo". Cuando veamos a un hombre que est� investido de poder de lo alto, un hombre que se aparta del mal y se dedica plenamente a Dios, un�monos a �l.
De hecho, nunca debemos buscar servir a los hombres, ni seguirlos, solo como ellos siguen a Cristo. No debemos dejarnos llevar por todos los hombres que puedan aparecer en el horizonte de nuestras vidas. Debemos dejar a los hombres cuyo aliento est� en sus narices. Sin embargo, cuando un hombre sigue al Se�or y se aparta de su mal camino, debemos levantar sus manos y animarlo.
2. Dios tiene sus l�deres elegidos. Dios llam� a Juan el Bautista de entre las masas y las multitudes lo siguieron. El Se�or llam� a doce hombres, a quienes llam� disc�pulos. Estos hombres, debido a su uni�n con Cristo y su llamado especial, se convirtieron en l�deres entre la gente. Dios llam� al ap�stol Pablo y lo envi� como l�der y maestro. Tambi�n llam� a Felipe, a Esteban, a Apolos, a Bernab�, a Tito, a Timoteo y a muchos otros.
Dios todav�a llama a los hombres. Hace que algunos sean ap�stoles, algunos maestros, algunos pastores, algunos evangelistas. Ha designado ancianos, mayordomos y di�conos divinamente, a quienes delega autoridad y poder en las iglesias. A todos esos hombres, llamados por Dios, debemos darles honor, debemos dar el debido reconocimiento "Honor a quien honra".
Mientras los l�deres entre nosotros est�n sujetos a Cristo, est� bien que reconozcamos su liderazgo temporal. Sin embargo, nunca debemos convertirnos en seguidores de hombres con exclusi�n de ser seguidores de Cristo.
V. TRAER SUS DIEZMOS Y OFRENDAS ( 2 Cr�nicas 15:11 )
"Y en aquel mismo tiempo ofrecieron al Se�or, del bot�n que hab�an tra�do, setecientos bueyes y siete mil ovejas".
1. Trajeron sus ofrendas. Esto era habitual en Israel. Sin embargo, seg�n Malaqu�as, lleg� el momento en que el pueblo trajo al Se�or a los ciegos, los cojos y los cojos. Dieron al Se�or a los indignos y a los enfermos; por esto el Se�or Dios les dio una reprensi�n justa.
Dijo: "El hijo honra a su padre, y el siervo a su se�or", pero "t� * * desprecias mi nombre". Les dijo que ofrec�an pan contaminado sobre su altar. �l dijo: "Si ofrec�is a los ciegos como sacrificio, �no es malo? Y si ofrec�is a los cojos y enfermos, �no es malo?" As� fue como Dios envi� una maldici�n sobre Israel.
Cuando pensamos en ofrecer al Se�or nuestros dones, nuestra mente va a las iglesias de Macedonia. Est� escrito de ellos: "C�mo que en una gran prueba de aflicci�n la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abund� en las riquezas de su generosidad". Primero se entregaron a Dios y luego le llevaron sus regalos. Esta iglesia se convirti� en un testimonio y un ejemplo para otras iglesias en todas partes.
2. Dieron sus ofrendas al Se�or. Debemos reconocer en todos nuestros dones que le son dados a nuestro Dios. "El que se compadece de los pobres, presta al Se�or". Cuando le damos a Dios, se lo damos al Dador m�s grande que existe, porque �l "nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos". Por tanto, demos "no de mala gana ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre".
Est� escrito: "Dad, y se os dar�; medida buena, apretada, removida y rebosando". Es cierto, y no se puede negar, que "el que siembra escasamente, tambi�n segar� escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente tambi�n segar�". Si le damos a Dios, "Dios puede hacer que abunde toda la gracia para con ustedes". Cuanto m�s damos, m�s recibimos.
VI. HACIENDO UN PACTO CON DIOS ( 2 Cr�nicas 15:12 )
1. Hicieron un pacto para buscar al Se�or Dios.
Este fue un nuevo paso para aquellos que durante muchos a�os se hab�an apartado de Dios. Ahora, sin embargo, se volvieron hacia �l con todo su coraz�n y con toda su alma. Seg�n 2 Cr�nicas 15:13 llegaron a decir: "Cualquiera que no busque al Se�or Dios de Israel, sea condenado a muerte". En esta decisi�n no notaron ninguna diferencia y no mostraron parcialidad hacia lo peque�o o lo grande, hacia el hombre o la mujer.
�Hemos hecho un pacto con nuestro Se�or? �Le hemos dicho que somos suyos y que todo lo que tenemos es suyo?
2. Juraron al Se�or a gran voz, con gritos, con trompeta y con corneta. La gente no deseaba dejar lagunas. Hicieron de su Se�or el Se�or de todos. Juraron que le servir�an no en parte, sino en su totalidad. Su voto se hizo con alegr�a y felicidad. Fueron genuinos y sinceros. Midamos nuestra consagraci�n con la de ellos. �Hemos venido a �l y hemos hecho nuestro juramento de total lealtad? �Hemos estado listos para decir: "Soy Tuyo, y todo lo que tengo es Tuyo"? Si no hemos hecho esto, entonces le hemos estado robando a Dios.
3. No s�lo dieron su dinero y sus bienes, sino que se dieron a s� mismos. Esto es exactamente lo que hicieron las iglesias de Macedonia. La verdad es que Dios no estar�a satisfecho con nosotros si no poseyera nuestro coraz�n. La mayor ofrenda que podemos hacer es presentarnos en sacrificio vivo. Este es nuestro servicio racional y razonable.
As� que todo Jud� se regocij�. Buscaron al Se�or y fueron hallados por �l. Entraron en un terreno m�s alto y en una nueva esfera de servicio. Cualquier regalo, ya sea de bienes, dinero o nosotros mismos, que no se d� con gozo y regocijo, es un regalo indigno. Detr�s de nuestros dones, Dios busca ver el Esp�ritu en el que se hace el don. Quiere ver un coraz�n lleno de amor y alegr�a.
VII. FIELES A DIOS A CUALQUIER COSTE ( 2 Cr�nicas 15:16 )
1. Poner a Dios por encima de la madre. 2 Cr�nicas 15:16 nos dice respecto a Maaca, la madre del rey Asa, "Se quit� la de ser princesa, porque hab�a hecho un �dolo en un bosque." Esto debe haber sido dif�cil de hacer. Los lazos que un�an a Asa con su madre eran tan fuertes como los lazos que nos unen a nuestras madres. En la acci�n de su madre, Asa vio un coraz�n que no estaba bien con Dios. Estaba adorando a un dios que no ve�a, no conoc�a ni comprend�a.
2. Cortar el �dolo de una madre. Asa lleg� a cortar el �dolo de su madre, lo estamp� y lo quem�. Siempre cuesta seguir adelante con Dios. En alg�n lugar, quiz�s en la propia casa, encontraremos que nuestra consagraci�n es un paso hacia el sacrificio y el sacrificio de lo que puede ser querido por nuestras almas.
3. El coraz�n de Asa fue perfecto para con el Se�or todos sus d�as. Nunca rescindi� su decreto. Trajo a la Casa de Dios las cosas que su padre hab�a dedicado; objetos de plata y oro y vasos, todos fueron aclamados por el Se�or.
4. No hubo m�s guerra hasta el a�o treinta y cinco del reinado de Asa. As� fue como Dios cuid� a Su siervo y protegi� a Su pueblo. �No es cierto que vale la pena servir a Jes�s todos los d�as? En el mundo podemos tener tribulaciones, y nuestra fidelidad a Dios puede costarnos incluso la entrega de un ser querido, como una madre; sin embargo, a pesar de todos los sufrimientos y persecuciones, Dios nos compensar� al cien por cien de la bendici�n. Seguramente se muestra fuerte a favor de aquellos cuyo coraz�n es perfecto para con �l.
UNA ILUSTRACI�N
Lo m�s importante del rey Asa no eran sus insignias reales, sino su amor por Dios.
Se produjo un incidente conmovedor en relaci�n con la llegada de Lord Chelmsford, el gobernador del estado, a Brisbane. La ceremonia de juramento tuvo lugar en la Casa de Gobierno, su Excelencia visti� el uniforme de Windsor. Despu�s de que termin� la parte de juramento, Su Excelencia estaba agradeciendo la amable bienvenida que hab�a recibido, etc., y durante una pausa en su discurso a. Una voz infantil que ven�a de la galer�a dijo: "�Vaya, es pap�!" Era una de las peque�as Chelmsford, que hasta entonces nunca hab�a visto a su padre con el uniforme de Windsor.
La relaci�n era m�s querida para el coraz�n del ni�o que los regimientos. �No es as� en los asuntos eternos? M�s all� de toda la pompa de la tierra est� el privilegio de convertirse en hijos de Dios ( Juan 1:12 ), de clamar, "Abba, Padre" ( Romanos 8:15 ), porque "como un padre se compadece de sus hijos, as� el Se�or se compadece los que le temen "( Salmo 103:13 ).