Bible Commentaries
2 Crónicas 20

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-37

De la derrota a la victoria

2 Cr�nicas 20:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Hoy estudiamos el cap�tulo 20. Sin embargo, a modo de introducci�n queremos comentar contigo varias caracter�sticas importantes que se encuentran en el cap�tulo 19. Cerramos el �ltimo estudio con la muerte de Acab, en una batalla perdida; y con la reprensi�n de Hanani a Josafat por unirse a la batalla con los imp�os. Josafat evidentemente reconoci� su error e inmediatamente comenz� a buscar al Se�or y a mejorar cada momento de su tiempo al servicio de su amo.

1. Josafat hizo un viaje desde Jerusal�n a Beerseba hasta el monte Efra�n. Dondequiera que iba, llevaba al pueblo al Se�or Dios de sus padres. �l era rey y, sin embargo, era sacerdote, hasta el punto de que representaba a Dios ante el pueblo. �No es cierto que todos nuestros l�deres, ya sean reyes o potentados o grandes capitanes o l�deres en los negocios, deber�an especializarse en el uso de su influencia para guiar a hombres y mujeres hacia Dios?

2. Josafat nombr� jueces en todas las ciudades fortificadas de Jud�, ciudad por ciudad. A estos jueces les dijo: "Mirad lo que hac�is, porque no juzg�is por el hombre, sino por el Se�or". Luego les dijo que el temor del Se�or deber�a estar sobre ellos, y que deb�an recordar que no hab�a iniquidad con el Se�or su Dios ni respeto por las personas.

Aqu� hay una lecci�n que todos debemos aprender. Un Dios santo exige un servicio santo. Un Dios que es Juez de toda la tierra, y que es justo en todos sus juicios, debe tener jueces bajo su mando que sean igualmente santos y verdaderos.

3. Josafat dijo a sus jueces que el temor del Se�or deber�a estar sobre ellos. Quiz�s la gente tenga miedo de los jueces, pero los jueces tambi�n deben ser juzgados. Por lo tanto, aquellos que est�n dispuestos a juzgar a otros, deben recordar que todos deben comparecer ante el tribunal de Cristo.

"El temor del Se�or es el principio de la sabidur�a". La expresi�n no significa que debamos tener miedo de Dios cuando somos justos y santos en nuestro juicio; s� significa que deber�amos tener miedo de desobedecerle o deshonrarle, y deber�amos tener miedo de juzgar injustamente.

4. Josafat tambi�n puso a los levitas, a los sacerdotes ya los principales padres de Israel para el juicio del Se�or. A estos los acus�, diciendo: "As� har�is en el temor del Se�or, con fidelidad y con un coraz�n perfecto". Josafat dijo: "Cualquiera que sea la causa que os venga de vuestros hermanos * *, les advertir�is que no ofendan al Se�or". Deb�an actuar con valent�a y fidelidad en todos los asuntos relacionados con el Se�or.

Creemos que los que representan a Cristo y los que juzgan en las cosas espirituales deben, por supuesto, tomar en serio su servicio. Nunca deben ofender a Dios. Deja que otros hagan lo que quieran. Los l�deres en la vida espiritual no se atreven a hacer otra cosa que no sea agradable a Dios nuestro Padre.

I. PIDIENDO AYUDA DE DIOS ( 2 Cr�nicas 20:1 )

1. Josafat fue amenazado con la guerra. Los Hijos de Amm�n y los Hijos de Moab, con otros, hab�an venido contra �l a la batalla. Cuando el rey oy� esto, tuvo mucho miedo, y temi�: "Y se puso a buscar al Se�or, y proclam� ayuno en todo Jud�". Esto es lo que todos debemos hacer cuando el tentador viene contra nosotros, cuando tenemos miedo de la abrumadora cantidad de personas que vienen contra nosotros para buscar nuestro da�o.

2. Josafat pidi� ayuda al Se�or. Reuni� a la gente incluso de todas las ciudades de Jud� y vinieron, no para divertirse, sino para ayunar, orar y clamar a Dios. Hay un lugar leg�timo tanto para el ayuno como para la oraci�n. Los hijos de Dios deben advertirse unos a otros, en lugar de entregarse a los placeres y las locuras. Deben ense�ar a sus hijas a llorar y a lamentarse por los pecados de la gente.

Jesucristo llor� por Jerusal�n y nosotros debemos llorar. Pablo dijo una vez que podr�a desear que �l mismo fuera maldito por sus hermanos, y debemos entrar en ese mismo esp�ritu. Solo cuando la pasi�n y la compasi�n de Cristo se apoderen de nuestro coraz�n, seremos dignos de tener en cuenta en el servicio de nuestro Se�or. Debemos tener a la gente en nuestro coraz�n. Nos gloriamos en Josafat porque, con el coraz�n quebrantado por su pueblo, busc� la ayuda del Se�or.

II. UNA ORACI�N DESTACADA ( 2 Cr�nicas 20:5 )

1. Josafat engrandeci� al Se�or Dios. �l dijo: "Oh Se�or, Dios de nuestros padres, �no eres t� el Dios de los cielos? �Y no gobiernas sobre todos los reinos de las naciones? �Y no hay en tu mano poder y fortaleza, que no te pueda resistir? "

Esta visi�n de Dios es lo que todos necesitamos. En Dios debemos ver a Uno que gobierna y tiene autoridad sobre todas las vidas; Aquel que est� vestido con todo el poder y todas las fuerzas.

El Se�or Jes�s dijo: "Toda potestad (autoridad) me es dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced disc�pulos a todas las naciones, * * y he aqu� que yo estoy con vosotros". Si no salimos a Su servicio con pleno conocimiento y dominio de Su poder y fuerza, iremos en vano.

2. Josafat le record� a Dios sus grandes tratos. �l dijo: "�No eres t� nuestro Dios, que echaste a los habitantes de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham, tu amigo para siempre?" Luego dijo: "Si, cuando el mal venga sobre nosotros, como la espada, * * nos paramos ante esta Casa, y en Tu presencia, * * y clamamos a Ti en nuestra aflicci�n, entonces T� nos oir�s y ayudar�s.

Por tanto, Josafat no solo crey� en el gran Dios, el Dios de toda autoridad y poder, sino que crey� que el gran Dios usar�a su poder y poder en favor del pueblo que llevaba su nombre.

3. Josafat cre�a en la eficiencia y eficacia de la oraci�n. Dijo que Dios ayudar� a los que clamen a �l en su aflicci�n. Eso lo oir�a y ayudar�a. �Creemos en la oraci�n de alguna manera real? Demasiadas personas imaginan que el �nico valor de la oraci�n es el efecto que tiene sobre el que ora. No creen que Dios realmente escuche o responda nuestras peticiones.

Josafat cre�a que Dios escuchar�a y ayudar�a. �No hemos le�do que la oraci�n ferviente y eficaz del justo vale mucho? Cuando los santos toman la mano de Dios en oraci�n, toman el poder que obra milagros y maravillas entre los hombres.

4. Josafat le dijo a Dios de la llegada del enemigo. Dijo en su oraci�n: "He aqu�, los hijos de Amm�n y Moab y el monte Seir, * * vienen a echarnos de tu posesi�n, que nos has dado en heredad". Entonces Josafat pidi� a Dios que los juzgara.

5. Josafat confes� su propia debilidad. Esto es lo que dijo: "No tenemos fuerzas contra esta gran compa��a que viene contra nosotros; ni sabemos qu� hacer, pero nuestros ojos est�n sobre ti".

III. LA RESPUESTA DE DIOS ( 2 Cr�nicas 20:14 )

1. Un hombre ungido por el Esp�ritu. Jud� se present� ante el Se�or con sus peque�os, sus mujeres y sus hijos. �sa es la forma en que siempre debemos estar de pie. Mientras oraban, el Esp�ritu del Se�or vino en medio de la congregaci�n y cay� sobre uno de los siervos de Dios. Este siervo inmediatamente comenz� a profetizar en el Nombre del Se�or. �l dijo: "As� os ha dicho Jehov�: No tem�is ni desmay�is por esta gran multitud, porque la batalla no es vuestra, sino de Dios".

2. El mensaje del Esp�ritu. "La batalla no es tuya." Si fuera nuestra batalla, tendr�amos que pelearla; pero es la batalla del Se�or, y �l la pelear�. El Esp�ritu da �nimo. Nos dice que no tengamos miedo y que no nos desanimemos. Si la batalla es de Dios, �por qu� debemos tener miedo? �No es Dios m�s grande que cualquier multitud? �No puede dar la victoria en todas y cada una de las condiciones?

Esta es siempre la voz del Esp�ritu. El Esp�ritu Santo nos est� diciendo, incluso ahora: "Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece". �l est� diciendo: "Tendr�s poder, el Esp�ritu Santo vendr� sobre ti".

3. La promesa del Esp�ritu. "Ma�ana descender�is contra ellos; he aqu� que suben por el acantilado de Ziz; y los hallar�is al final del arroyo, delante del desierto de Jeruel". Dios siempre sabe d�nde acampa el enemigo. Conoce su fuerza, su poder. �l sabe, por lo tanto, c�mo dar �rdenes a sus hijos cuando salen a la batalla.

�No es maravilloso o�r al Esp�ritu de Dios decirnos incluso a nosotros: "Vengo como Capit�n del ej�rcito del Se�or"? El Esp�ritu Santo se hace cargo no solo del individuo, sino tambi�n de la Iglesia. �l dirige nuestras salidas y nuestras entradas.

Cuando �l est� sobre nosotros para darnos poder, y cuando �l habita dentro de nosotros para darnos sabidur�a y gu�a, �qu� debemos temer?

IV. EN DEBILIDAD SOMOS FUERTES ( 2 Cr�nicas 20:17 )

1. "No necesitar�is pelear en esta batalla". Josafat hab�a dicho: "No tenemos fuerzas contra esta gran compa��a". La respuesta de Dios es: "No necesitar�is pelear". A veces Dios pone fuerza sobre nuestra debilidad y nos ordena que salgamos a la victoria. En otras ocasiones, nos deja completamente fuera de escena y nos dice que no es necesario que hagamos nada.

2. "Estad tranquilos, estad quietos y ved la salvaci�n del Se�or". Quiz�s tenemos aqu� una peque�a clave de la raz�n por la que no hab�a necesidad de que pelearan. La palabra "salvaci�n" nos da la clave. Cuando el enemigo viene contra nuestra alma para condenarnos, �qu� podemos hacer? Parece que estamos bajo su dominio y dominio. No tenemos poder ni fuerza contra el diablo ni contra sus emisarios.

El Se�or dice en voz baja: "Qu�date quieto y ve la salvaci�n del Se�or". �l es nuestra salvaci�n, y lo es todo . No tenemos nada que hacer, salvo quedarnos quietos. No tenemos nada que hacer salvo lo que el Se�or ha hecho por nosotros en el Calvario. La salvaci�n es por gracia, aparte de todas las obras de nuestra parte. No podemos hacer nada para convertirnos en cristianos, aunque debemos hacer todo lo que se convierta en uno. Somos salvos sin obras, aunque somos salvos para buenas obras que Dios prepar� antes para que caminemos.

3. "No temas ni desmayes". Dios estaba prometiendo a Israel que emprender�a a favor de ella, por lo tanto, no ten�an nada que temer. Dec�a: "Salid ma�ana contra ellos, porque el Se�or estar� contigo".

Cuando sucedi� todo esto, como se enumera anteriormente en tres citas, entonces Josafat "inclin� la cabeza con el rostro en tierra; y todo Jud� y los habitantes de Jerusal�n se postraron ante el Se�or, adorando al Se�or". Para nosotros es muy hermoso ver a este rey de tan gran renombre y con tantos admiradores postrarse sobre su rostro con toda humildad. No es de extra�ar que todo Jud� se postrara igualmente.

V. SEG�N SU FE SEA CON USTED ( 2 Cr�nicas 20:19 )

1. Alabando al Se�or. Despu�s de que el pueblo se postr� ante el Se�or en adoraci�n y adoraci�n, se puso de pie para alabar al Se�or Dios de Israel en alta voz. En realidad, estaban alabando a Dios antes de la victoria. Estaban alabando a Dios con los hijos de Moab, Amm�n y el monte Seir, que todav�a estaban acampados frente a ellos. Alababan al Se�or porque cre�an en su Dios.

Fue por esta causa que alzaron la voz en alto. Fue por esta causa que sus voces se llenaron de alabanza. Cuando creemos que recibimos algo de Dios incluso antes de recibirlo, lo alabamos antes de recibirlo. Todo esto est� en el �mbito de la fe.

2. Levantarse temprano en la ma�ana y salir. No solo alabamos a Dios, sino que le obedecemos cuando le creemos. Dios les hab�a dicho que deb�an salir por la ma�ana, y se levantaban temprano para salir. Les dijo que deb�an ir a cierto lugar, y ellos se fueron a ese lugar. La fe es seguida necesariamente por la obediencia y por una obediencia pronta y completa.

3. Creer en Dios y ser establecida. Al salir el pueblo, Josafat dijo: "Cree en el Se�or tu Dios, y ser�s establecido". Aqu� hay una declaraci�n que debemos estudiar. Dios no puede hacer nada con el alma que duda. El Se�or exige fe. Siempre que hay fe que no se mueve ante la duda, ellos est�n construyendo sobre una roca tan fuerte como Gibraltar. "Creed a sus profetas, as� ser�is prosperados". Aqu� est� la segunda divisi�n de la fe. Uno es creer en Dios y establecerse; el segundo es creer en los profetas y prosperar.

Casi podemos escuchar al ap�stol Pablo haciendo su declaraci�n de fe, cuando dijo: "Esto lo confieso, * * creyendo todas las cosas que est�n escritas en la ley y en los profetas". No hay lugar para la prosperidad en las cosas de Dios hasta que hayamos aceptado por fe cada declaraci�n escrita en los Profetas y cada declaraci�n escrita en la Ley.

VI. EL PUEBLO HIZO EL CANTAR, DIOS HIZO LA LUCHA ( 2 Cr�nicas 20:21 )

1. La parte de Israel en la batalla. 2 Cr�nicas 20:21 dice que Josafat nombr� cantores para el Se�or, y que deb�an alabar la hermosura de la santidad, mientras sal�an al frente del ej�rcito; y di: "Alabado sea el Se�or, porque su misericordia es para siempre".

Los cantores cantaban y alababan al Se�or porque estaban seguros de la victoria. No cantaban para abrumar al enemigo con la letra de sus canciones. Simplemente cantaban las canciones de la victoria antes de encontrarse con su enemigo.

No tenemos ninguna duda de que sus canciones jugaron un papel importante en llenar de miedo y asombro a sus enemigos. �No es cierto que debemos alentar los c�nticos de alabanza que magnifican y glorifican a Dios? Los c�nticos que alaban las bellezas de la santidad y que aclaman la misericordia del Se�or que permanece para siempre, son c�nticos de victoria. Una cosa sabemos: cuando la gente comenz� a cantar, el Se�or comenz� a trabajar a favor de Israel.

2. El papel de Dios en la batalla. Cuando Israel cantaba, Dios peleaba. Los hijos de Am�n y Moab se levantaron primero contra los habitantes del monte Seir, para matarlos y destruirlos. Los habitantes del monte Seir eran sus aliados, pero Amm�n y Moab estaban confundidos y lucharon contra ellos. Luego, cuando hab�an abrumado a esa parte de su propio ej�rcito y hab�an acabado con ellos, comenzaron a destruirse unos a otros. As� fue como Jud� mir� a las multitudes, y he aqu�, hab�a cad�veres cayendo a la tierra y ninguno escap�.

VII. REGRESAR CON RIQUEZAS, GOZAR EN EL DESCANSO ( 2 Cr�nicas 20:25 )

1. Riquezas. "Cuando Josafat y su pueblo vinieron a llevarse el bot�n de ellos, hallaron entre ellos en abundancia tanto riquezas con los cad�veres como joyas preciosas, que se despojaron para s� mismos, m�s de las que pod�an llevarse". El caso es que tardaron tres d�as en recoger el bot�n, porque era mucho. Por lo tanto, Dios no solo derroc� al enemigo, sino que tambi�n enriqueci� a su pueblo.

2. Regocijo. "Al cuarto d�a se reunieron en el valle de Beraca, porque all� bendijeron al Se�or". El valle de Berachah es el valle de la bendici�n. Es en el valle donde Dios quiere que vivamos todos. Cuando vivamos en este valle de bendici�n, viviremos en el valle de alabanza. As� volvieron para volver a Jerusal�n con gozo, porque el Se�or les hab�a hecho regocijarse por sus enemigos.

Podemos ver al ej�rcito victorioso acerc�ndose a Jerusal�n con salterios, arpas y trompetas, hasta la Casa del Se�or. Salieron cantando y volvieron cantando. Salieron con los c�nticos de la fe en los labios, los c�nticos de la victoria asegurada a�n no logrados; regresaron con los c�nticos del gran poder de Dios y los c�nticos de victoria cumplidos.

Cantemos aqu� en anticipaci�n de la gloria venidera que ser� nuestra; luego, cuando estemos alrededor del trono de Dios, cantaremos una vez m�s el c�ntico de Mois�s y el Cordero.

3. Descanso. Cuando las naciones de alrededor se enteraron de c�mo Dios hab�a obrado una victoria tan grande, se llenaron de temor; as� que no pelearon m�s contra el Se�or y su pueblo Israel. As� fue que el reino de Josafat estuvo tranquilo porque Dios le dio descanso alrededor.

Cu�n felices estamos de que Josafat, que rein� veinticinco a�os sobre Israel, hizo lo recto ante los ojos del Se�or. Cu�n felices estamos de haber tenido, en tres estudios, las vidas de Josafat y Asa y c�mo Dios bendijo a Israel durante sus reinados. Damos gracias a Dios por su victoria. Damos gracias a Dios porque nos han dejado un llamado a la valent�a y a la fe.

Pongamos tambi�n nosotros sin miedo nuestros rostros como un pedernal y hagamos del Dios de Asa y de Josafat nuestro Dios. Anim�monos a salir sin dudar, a pelear la buena batalla de la fe y a asirnos de la vida eterna.

�Permitiremos que los santos de la antig�edad nos superen en alabanza, piedad o en el triunfo de sus logros? Si Dios obr� a trav�s de ellos, obrar� a trav�s de nosotros. El Dios de Asa y Josafat es nuestro Dios. �l es el mismo ayer, hoy y siempre.

UNA ILUSTRACI�N

Despu�s de todo, el principal activo de Josafat era su caminar y sus obras piadosas.

En una ocasi�n, un comerciante malayo abord� un barco estadounidense en los mares de la India; y casi la primera pregunta que el malayo le hizo al capit�n fue si ten�a tratados de los que deshacerse. "�Qu� quieres con ellos? No puedes leerlos", dijo el capit�n. "Es cierto", dijo el malayo, "pero tengo un uso para ellos. Si uno de su gente o un ingl�s viene a comerciar conmigo, le doy un tratado y miro lo que hace con �l.

Si lo lee con seriedad y lo trata con respeto, supongo que es honesto y no me enga�ar�; pero, si lo echa por tierra con un juramento, no tendr� nada que ver con �l, porque no se puede confiar en �l. "El m�todo del malayo ten�a un buen sentido com�n al respecto." El que me rechaza y recibe Mis palabras no tiene quien lo juzgue �( Juan 12:48 ).

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en 2 Chronicles 20". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/2-chronicles-20.html.