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Daniel 1

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-21

Daniel, el vidente

Daniel 1:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Al entrar en el estudio de Daniel, el Vidente, es bueno notar las condiciones bajo las cuales se encontr� a Daniel en la ciudad de Babilonia. El cautiverio de Israel hab�a ocurrido hac�a mucho tiempo. El cautiverio de Jud� ahora hab�a comenzado. El rey Nabucodonosor hab�a sitiado Jerusal�n, la hab�a tomado y hab�a llevado a su rey Joacim a Babilonia. Entre los cautivos se encontraron Daniel y sus tres amigos, quienes fueron escogidos por Aspenaz para ser entrenados para estar de pie en el palacio del rey.

1. Daniel era un joven de sangre real. Fue tomado de la simiente del rey, de entre los pr�ncipes. No sabemos si el mero hecho de su realeza a�adi� algo a su valor, pero as� lo consider� el rey Nabucodonosor.

2. Daniel fue educado en Israel. El vers�culo cuatro nos dice que �l era sin tacha, bien favorecido y h�bil en toda sabidur�a; astucia en el conocimiento y comprensi�n de la ciencia. Esta declaraci�n muestra que incluso en los d�as en que Israel se apart� de Dios, todav�a eran un pueblo de erudici�n y capacidad cient�fica.

3. Integridad espiritual y moral de Daniel. Si Daniel simplemente hubiera pose�do sangre real, y si no hubiera sido m�s que h�bil y astuto en conocimiento y sabidur�a, nunca habr�a sido honrado y pose�do por Dios como lo era. La gloria del car�cter y la integridad espiritual de Daniel brilla en este primer cap�tulo de una manera maravillosa.

(1) Se propuso en su coraz�n no contaminarse con la comida del rey ni con el vino que beb�a el rey. Esto presenta a Daniel en su aspecto moral, como un joven que no quiere contaminar su cuerpo. Daniel necesit� no poco valor para mantenerse limpio de la contaminaci�n moral. El camino f�cil es ir con la multitud, y cuando est�s en Babilonia haz lo que hacen los babilonios. Este no era en absoluto el m�todo de vida de Daniel.

(2) Actu� sabiamente. Daniel no lanz� una diatriba contra el rey, y en contra de su comida y bebida, pidi� en voz baja a Aspenaz, el pr�ncipe de los eunucos, que no se contamine.

(3) Puso a Dios a prueba. Cuando Daniel habl� con Aspenaz, el pr�ncipe de los eunucos tuvo miedo de conceder su pedido por temor a poner en peligro su cabeza ante el rey. Daniel dijo sabiamente: "Prueba a tus siervos, te ruego, diez d�as * *. Entonces, que nuestros rostros sean mirados delante de ti".

4. Daniel bendecido por Dios. Aqu� est� el resumen de los tratos de Dios con Daniel y sus amigos. "Dios les dio conocimiento y habilidad en toda ciencia y sabidur�a; y Daniel tuvo entendimiento en todas las visiones y sue�os". As� fue como Dios trajo a Daniel el favor y el tierno amor del pr�ncipe de los eunucos.

I. EL SUE�O DE DANIEL Y NEBUCHADNEZZAR ( Daniel 2:26 )

1. El sue�o de Nabucodonosor. Fue en el segundo a�o de su reinado que el rey Nabucodonosor tuvo un sue�o y luego lo olvid�. El extra�o efecto del sue�o se apoder� de �l. No pudo escapar de ella.

2. La demanda realizada. El rey llam� a sus sabios y magos ante �l y les orden� que le contaran su sue�o y la interpretaci�n. No pudieron hacer esto, insistiendo en que nadie que habitara en la carne podr�a mostrar a ning�n rey tanto su sue�o como su interpretaci�n. El rey se enoj� y con gran furor orden� la matanza de todos los sabios de Babilonia.

3. La s�plica de Daniel. Cuando se le dio a conocer a Daniel lo que el rey estaba a punto de hacer, respondi� sabiamente que se le podr�a dar tiempo y le dar�a a conocer al rey tanto el sue�o del rey como la interpretaci�n del mismo. Entonces Daniel y sus tres amigos buscaron el rostro de Dios. Dios escuch� y respondi� la oraci�n y le revel� a Daniel el secreto en una visi�n nocturna. Entonces Daniel bendijo a Dios, proclamando su sabidur�a y poder.

4. Daniel entrega el mensaje de Dios. Cuando Daniel fue llevado ante el rey, no se jact� de su propia sabidur�a ni de su poder, pero dijo: "Hay un Dios en el cielo que revela secretos y da a conocer al rey Nabucodonosor lo que suceder� en los �ltimos d�as". Daniel procedi� a contarle al rey su sue�o y la interpretaci�n del mismo. El rey vio tan claramente que Daniel era sincero y veraz, que lo recompens� y lo convirti� en un gran hombre en el reino, le dio muchos grandes regalos y lo hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia.

II. EL SEGUNDO SUE�O DE DANIEL Y NEBUCHADNEZZAR ( Daniel 4:8 )

1. El sue�o declarado. Esta vez Nabucodonosor record� su sue�o. Vio un �rbol en medio de la tierra de gran altura. El �rbol creci� y se hizo fuerte y lleg� hasta el cielo, y su vista hasta el fin de toda la tierra. Las hojas eran hermosas, la fruta abundante, los p�jaros moraban en sus ramas y las bestias yac�an bajo su sombra. Nabucodonosor vio hasta que el �rbol fue cortado y solo qued� el toc�n.

2. La demanda realizada. El rey Nabucodonosor, como en su primer sue�o, orden� a los magos, astr�logos, caldeos y adivinos que interpretaran el sue�o, pero no pudieron. �Cu�n impotentes est�n los sabios de este mundo ante la presencia de las revelaciones divinas de Dios! Sus mentes parecen completamente cegadas a la m�s simple de las verdades prof�ticas. No saben nada del glorioso Retorno y Reinado de Cristo. Lo que Dios les dice, no lo creen; lo que ven, no lo saben. �Ay de aquel que hace de la sabidur�a del hombre su apoyo!

3. La advertencia divina. A Daniel le fue f�cil dar a conocer al rey la interpretaci�n de su primer sue�o, pero ahora Daniel estaba asombrado por una hora y sus pensamientos lo turbaban. Sin embargo, Daniel fue fiel a su Dios y a su rey. Le dijo a Nabucodonosor que �l era el �rbol que hab�a crecido hasta el cielo porque era grande y se hab�a vuelto fuerte, y que su reino y dominio hab�an llegado hasta los confines de la tierra.

Daniel adem�s le dijo a Nabucodonosor que lo talar�an as� como el �rbol fue cortado, que ser�a expulsado de los hombres y se le obligar�a a vivir con las bestias del campo ya comer hierba como bueyes. Entonces Daniel le suplic� a Nabucodonosor que se arrepintiera y se humillara ante Dios, para que el Se�or le perdonara este juicio. Dios nos d� hombres fieles a �l y fieles a sus semejantes; hombres que predicar�n toda la verdad y proclamar�n todo el consejo de Dios sin temor ni favor.

III. LA FIESTA DE DANIEL Y BELSASAR ( Daniel 5:17 )

1. La locura de Belsasar. Parece casi imposible que un rey en su sano juicio pudiera ofrecer un banquete tan grande en un momento tan crucial como el que enfrent� a Belsasar, cuando mil de sus se�ores se sentaron a comer y beber con �l.

Fuera de la ciudad de Babilonia acamparon los grandes ej�rcitos de Ciro y Dar�o. Belsasar comi� y bebi� bajo el hechizo de una falsa seguridad. Imagin� que sus murallas eran inexpugnables contra los ej�rcitos medos y persas. Hab�a mucha comida almacenada en la ciudad y el r�o �ufrates se abr�a paso por debajo de los muros para que no hubiera peligro de sed.

2. La escritura a mano en la pared. Mientras la fiesta avanzaba con la locura de la juerga, y mientras el rey y sus pr�ncipes y esposas y concubinas beb�an vino, alabando a los dioses de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra, en la misma hora los dedos de la mano de un hombre escribieron sobre el candelabro sobre el yeso de la pared. Cuando el rey vio que la mano se mov�a, su semblante cambi� y sus pensamientos se turbaron.

R�pidamente llam� a sus sabios para que entraran y leyeran el escrito y dieran a conocer la interpretaci�n. Una vez m�s, los sabios le fallaron a Belsasar como lo hab�an hecho antes con Nabucodonosor. Entonces trajeron a Daniel.

3. El cargo de Daniel. Nos parece que en toda la tradici�n de los antiguos, y que en todos los cargos de los jueces de nuestros d�as, nunca ha habido un cargo como este. Despreciando los regalos del rey y las recompensas ofrecidas, Daniel declar� al rey la escritura. Sin embargo, la declaraci�n fue precedida por el cargo. En primer lugar, Daniel le record� a Belsasar lo que �l sab�a muy bien.

C�mo Nabucodonosor, su padre, cuando su coraz�n se enalteci� y su mente se endureci� por el orgullo, hab�a sido depuesto y su gloria le hab�a sido quitada. Entonces Daniel dijo: T� * * Oh Belsasar, no has humillado tu coraz�n, sabiendo todo esto, sino que te has levantado contra el Se�or de los Cielos; * * y el Dios en cuya mano est� tu aliento, y de quien son todos tus caminos, no has glorificado. "

IV. LA INFRACCI�N DE DANIEL ( Daniel 6:25 )

1. El significado de la palabra MENE. Daniel interpret� la palabra as�: "Dios cont� tu reino, y lo acab�". No se le dio a Belsasar la oportunidad de arrepentirse. Sus d�as de gracia pasaron. Dios hab�a venido para acabar por completo.

2. El significado de la palabra TEKEL. As� lo interpret� Daniel: "Pesado fuiste en balanza, y fuiste hallado falto". Belsasar se presenta ante nosotros como un tipo de todos los hombres que en la locura de su locura se enorgullecen contra el Dios del cielo y son pesados ??y encontrados faltos.

3. El significado de la palabra PERES. As� es como lo expres� Daniel: "Tu reino est� dividido y entregado a los medos y persas". Antes de Belsasar no hab�a nada m�s que la noche. Mientras pensamos apresuradamente en estas tres palabras, imaginemos a Daniel, el heroico Profeta, que se enfrenta a un gobernante autocr�tico y pronuncia sobre �l su condenaci�n.

Cu�n sorprendente es el vers�culo que sigue: "En aquella noche fue asesinado Belsasar, rey de los caldeos". La historia nos dice que a medida que avanzaba la fiesta, Dar�o el mediano y Ciro entraron en la ciudad con su vasto ej�rcito. Hab�an cavado un nuevo canal para el r�o �ufrates sobre la ciudad, y sobre el lecho del r�o hab�an entrado por debajo de los muros.

V. DANIEL EN PRUEBA Y TRIUNFO ( Daniel 6:5 )

Daniel est� ahora bajo el tercer rey que gobern� en Babilonia.

1. Daniel, la marca del prejuicio. A Dar�o le agrad� poner sobre su reino ciento veinte pr�ncipes, sobre estos hab�a tres presidentes, y entre los presidentes, Daniel fue el primero. En esto se prefiri� a Daniel sobre todos los valientes del Imperio persa medi�tico.

2. El honor inexpugnable de Daniel. Las palabras de estos enemigos a Daniel son muy esclarecedoras. Dec�an, buscando encontrar alguna ocasi�n en su contra, que no pod�an encontrarle falta ni error por ser fiel, salvo que lo encontraban en su contra por su fidelidad a su Dios.

As� fue como Daniel se destac� como un hombre de honor inexpugnable. Los presidentes y pr�ncipes, conociendo la fidelidad de Daniel a su fe, persuadieron al rey para que estableciera un decreto de que ning�n hombre deber�a pedir nada a ning�n Dios u hombre durante treinta d�as excepto al rey, bajo pena de ser echado al foso de los leones. El rey desprevenido firm� el edicto que significaba para todos los prop�sitos humanos la ca�da de Daniel y su muerte.

2. La fidelidad de Daniel a Dios. Cuando Daniel supo que el decreto estaba firmado, abri� su ventana hacia Jerusal�n tres veces al d�a, or� y dio gracias delante de su Dios como lo hizo antes. �D�nde est� el que podr�a demostrar una mayor fidelidad? Daniel no argument� que pod�a orar a cubierto y detr�s de escena. No estaba dispuesto a venderse. �l hab�a orado anta�o con la ventana abierta y a�n as� oraba.

VI. DANIEL Y LA GUARDA DE LOS LEONES ( Daniel 6:21 )

Cuando el rey Dar�o vio la trampa a la que lo hab�an conducido sus presidentes y pr�ncipes, procur� con diligencia liberar a Daniel. Trabaj� hasta la puesta del sol, pero la ley que hab�a promulgado era conforme a la ley de los medos y de los persas, que no altera.

1. La fe del rey Dar�o. Cuando arrojaron a Daniel al foso, el rey le dijo: "El Dios a quien sirves continuamente, �l te librar�". Esta fue una declaraci�n tremenda para que la hiciera un rey pagano; pero hab�a conocido la fidelidad de Daniel durante cuarenta o m�s a�os de servicio bajo Nabucodonosor, Belsasar y �l mismo. Sab�a que Daniel nunca le hab�a fallado ni a su pueblo ni a su Dios. Cre�a de alguna manera que Dios liberar�a a Daniel. Toda esa noche el rey Dar�o ayun� y su sue�o se fue de �l.

2. El Profeta protegido. Cuando amaneci�, Dar�o se apresur� a ir al foso de los leones, temeroso pero esperanzado. Llor� con voz lamentable y dijo: "Daniel, siervo del Dios viviente, �es tu Dios, a quien sirves continuamente, capaz de librarte de los leones?" Entonces fue que Daniel respondi�: "Mi Dios envi� a su �ngel, y cerr� la boca de los leones para que no me hicieran da�o".

Vale la pena vivir en inocencia y en buena conciencia hacia Dios y hacia el hombre. Todos los magos que hab�an conspirado contra Daniel con sus esposas e hijos ahora fueron arrojados al foso de los leones y fueron destruidos por los leones o alguna vez llegaron al fondo del foso.

3. Los resultados de gran alcance de la liberaci�n de Daniel. El rey Dar�o hizo un decreto que fue enviado a todo el mundo ordenando que en todo su reino los hombres tiemblen y teman ante el Dios de Daniel. Cuando somos fieles a Dios, nuestras vidas lo dir�n hasta los confines de la tierra.

VII. DANIEL, UN HOMBRE MUY AMADO ( Daniel 9:22 )

Daniel era pose�do y amado por Dios.

1. Dios le entreg� en visiones y sue�os la historia de su pueblo Israel hasta el tiempo del fin. �l dio a trav�s de Daniel un bosquejo de la historia de las naciones que casi nos asombra cuando las estudiamos a la luz de los eventos actuales; una historia del regreso de Cristo en las nubes del cielo, y de la investidura del Reino cuando �l, el Se�or, reinar� sobre el trono de David; la historia de las condiciones morales y espirituales del tiempo del fin. Le dijo a Daniel cu�ntos ser�an purificados, blanqueados y probados, y c�mo los malvados har�an maldad. Dijo c�mo en el tiempo del fin aumentar�a el conocimiento y muchos correr�an de un lado a otro.

2. A �l Dios envi� a Gabriel para decirle c�mo era amado en el Cielo. Esto es muy esclarecedor. Pensar que un hombre que se mov�a entre los hombres y ocupaba un lugar destacado en el �mbito pol�tico de su �poca podr�a vivir tanto tiempo que no s�lo ser�a amado sino muy amado en el cielo. No es de extra�ar que Dios librara a Daniel de todos los enemigos.

3. A �l Dios le dio la promesa de su propia resurrecci�n y servicio en los �ltimos d�as. Dios le dijo a Daniel: "Ve hasta el fin, porque descansar�s y estar�s en tu suerte al final de los d�as". As� se nos hace comprender que Daniel se despertar� y que resplandecer� como el resplandor del firmamento y como las estrellas por los siglos de los siglos. No solo eso, sino que se nos hace creer que a Daniel se le dar� un lugar de honor y confianza cuando est� en su suerte al final de los d�as.

Dado que todos deben comparecer ante el tribunal de Cristo y recibir de acuerdo con las obras realizadas en sus cuerpos, procuren todos, por tanto, vivir una vida de fidelidad a Dios y al hombre, para que ellos tambi�n puedan estar en su suerte, y reinar con Cristo.

UNA ILUSTRACI�N

"' Si un hombre prende fuego a su casa, est� sujeto a la ley; si es incendiada por otros, o por un mal accidente, se siente compadecido y aliviado'. Debemos tomar nuestra cruz cuando la providencia de Dios la ponga sobre nuestros hombros; pero no debemos crear problemas para nosotros mismos. No debemos llenar nuestra propia copa con hiel y ajenjo, sino beberla cuando Dios ponga un trago amargo. Debemos enfrentar la tentaci�n y vencerla, pero no podemos aventurarnos en la tentaci�n por nuestra propia cuenta, o puede que tengamos que lamentar nuestra temeridad.

"La figura de la casa en llamas es muy adecuada y capaz de muchas ilustraciones. Un hombre que come vino o licores fuertes incendia intencionalmente su propia casa y, cualquiera que sea el resultado de su intemperancia, s�lo puede culparse a s� mismo. El que lee obras esc�pticas o frecuenta la sociedad infiel, no puede ser compadecido si pierde la fe y el consuelo, pues corre un riesgo desenfrenado e in�til.

"Ser tomado desprevenido por una tentaci�n feroz, es como un edificio incendiado por una mano maliciosa, y esto es una calamidad grave; pero caer voluntariamente en la tentaci�n es otro asunto, y es comparable al crimen de incendio provocado, en que un hombre recoge materiales combustibles y los enciende en secreto, para que su casa sea incendiada.

�Se�or, gu�rdame para siempre de ser mi propio destructor. No me dejes, como Absal�n, dejarme crecer el cabello para mi propio colgar, 'Que ninguna iniquidad se ense�oree de m�'.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Daniel 1". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/daniel-1.html.