Bible Commentaries
Daniel 9

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-27

Oraci�n de Daniel

Daniel 9:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

La oraci�n siempre debe ocupar un lugar destacado en la vida de todos los cristianos. Debemos estudiar hoy la oraci�n de uno de los m�s grandes siervos de Dios. Como preludio, procuremos pensar un rato en la oraci�n, considerando, especialmente, algunos de los motivos destacados de la oraci�n.

1. Los cristianos deben orar porque Dios se lo pide. A la Palabra y al Testimonio: "Orad sin cesar". "En todo por oraci�n". "Entra en tu aposento y * * ora".

Dios sab�a que ten�amos que orar. Sab�a el lugar vital que ocupar�a la oraci�n en cada fase de la vida y el servicio cristianos; por tanto, nos mand� a orar.

2. Los cristianos deben orar porque Dios escucha y contesta la oraci�n. "Y tu Padre que ve en lo secreto te recompensar� en p�blico". "Pide, y se te dar�". "Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrir�".

La oraci�n, por tanto, realmente hace que las cosas sucedan. �D�nde est� el creyente que no ha experimentado respuestas benditas a la oraci�n? Cuando sepamos que �l nos escucha, seguramente derramaremos nuestro coraz�n ante Su trono de gracia.

3. Los cristianos deben orar porque la oraci�n es una fuente de comuni�n con el Padre. La oraci�n puede expresarse con estas palabras: "Ac�rcate a m�". Si nos acercamos a �l, �l tambi�n se acercar� a nosotros.

La oraci�n es realmente la llave que abre la c�mara de presencia, donde podemos ir a morar en Su presencia sagrada.

Abraham "se acerc�" cuando habl� al Se�or en nombre de Sodoma. Por tanto, �te asombra que el Se�or haya dicho: "�Esconder� a Abraham lo que hago?" Si nos acercamos, Dios nos abrir� muchas de sus cosas secretas.

4. Los cristianos deben orar porque la oraci�n transforma a los que por ella se ejercitan. "Y mientras oraba, se alter� la forma de su rostro". Mois�s, solo con Dios, se refer�a a Mois�s con un rostro que irradiaba la gloria de Dios.

Cuando nosotros, a cara descubierta, contemplemos como en un espejo la gloria del Se�or, seremos transformados de gloria en gloria en la misma imagen.

El que camina en comuni�n y oraci�n con Cristo, dejar� el lugar de oraci�n con la hermosura del Se�or en su rostro y en su vida.

5. Los cristianos deben orar, porque la oraci�n desarrolla alabanza. La oraci�n no es la mera realizaci�n de peticiones. Supongamos que le pedimos algo al Se�or y �l nos concede nuestra petici�n: �nos olvidaremos de alabarlo cuando nos presentemos ante �l en la pr�xima temporada de oraci�n?

As� leemos: "Entrad por sus puertas con acci�n de gracias". Por nuestra parte, siempre lo alabar�amos, incluso antes de pedirle un favor a su gracia.

Alabado sea el Se�or. La alabanza lo glorifica. La alabanza es hermosa.

6. Los cristianos deben orar porque tienen muchas necesidades que presentar ante �l. Acerqu�monos para obtener gracia para ayudar en el momento de necesidad.

Es cierto que el Se�or sabe las cosas que tenemos necesidad, pero por todas estas cosas quiere que le pidamos, para que lo haga por nosotros. La oraci�n no es una mera formalidad, para demostrarle a Dios que tenemos un esp�ritu dependiente. La oraci�n en realidad es eficaz. "La oraci�n ferviente y eficaz del justo vale mucho".

7. Los cristianos deben orar porque la oraci�n es el secreto para obtener la gu�a divina. No sabemos lo que nos deparar� el d�a; no sabemos qu� hacer ni ad�nde debemos ir. La oraci�n es el lugar donde podemos recibir nuestros pedidos. Mientras oraban y ayunaban, el Se�or dijo: "Apartadme a Bernab� ya Saulo para la obra a la que los he llamado".

Ahora, con estas cosas ante nosotros, sigamos mientras la oraci�n de Daniel se abre ante nosotros.

I. LA ORACI�N ES AL PADRE ( Daniel 9:4 )

1. "Or� al Se�or mi Dios". El Se�or dio la forma de oraci�n cuando dijo: "Vosotros, pues, orad as�: Padre nuestro que est�s en los cielos".

La manera correcta, entonces, es dirigirse al Padre. Debemos acercarnos a �l con sagrada reverencia, diciendo: "Santificado sea tu nombre". Pablo escribi�: "Por eso doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Se�or Jesucristo". Hay otro vers�culo maravilloso en Efesios que dice as�: "Porque por medio de �l ambos tenemos acceso por un mismo Esp�ritu al Padre".

Por lo tanto, cuando oramos, acostumbr�monos a este m�todo de acercamiento. Vengamos al Padre por el Esp�ritu y en el Nombre del Se�or Jesucristo. �Por qu� no usar las palabras que significan adoraci�n, el "T�" y el "T�"?

2. Dije: "Oh Se�or, Dios grande y terrible". Daniel respir� un esp�ritu de santo temor cuando lleg� a la presencia del Se�or Dios. Pareci� venir cuando el Esp�ritu escribi�: "El Se�or est� en su santo templo: que toda la tierra guarde silencio delante de �l".

Podemos, sin duda, acercarnos a Dios con toda seguridad; sin embargo, debemos acudir con todo honor a Su Nombre y con toda deferencia a Su gloria. Debemos reconocer nuestras propias debilidades como gusanos del polvo, y Su suprema grandeza como el gran Dios del cielo y la tierra.

Recuerda que cuando Mois�s lleg� a la zarza ardiente, donde estaba Dios, el Se�or dijo: "Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que est�s es tierra santa".

�Recuerdan c�mo dijo Abraham, cuando se acerc� al Se�or: "He aqu� ahora que he comenzado a hablar al Se�or, que no soy m�s que polvo y ceniza"?

�Recuerdas c�mo, cuando Jacob dorm�a con una piedra como almohada, y cuando vio la visi�n de la escalera y escuch� a Dios hablar, Jacob tuvo miedo y dijo: "Esta no es otra que la Casa de Dios, y esta es la puerta del cielo ". Y �l dijo: "Cu�n espantoso es este lugar".

Entonces, entremos a Su presencia con santo temor y reverencia.

II. ORACI�N Y CONFESI�N DEL PECADO ( Daniel 9:5 )

1. Daniel or� e hizo su confesi�n ( Daniel 9:4 ). Siempre que oramos debemos acercarnos a Dios con manos limpias y coraz�n puro. Nuestro Dios es un Dios santo y no puede recibir a los imp�os en su c�mara de invitados. En Isa�as 1:1 esto est� claramente establecido: "Cuando extiendas tus manos, esconder� de ti Mis ojos; s�, cuando hagas muchas oraciones, no oir�; tus manos est�n llenas de sangre".

Luego sigue la amonestaci�n: "L�vate, l�mpiate; aparta la maldad de tus obras de delante de mis ojos; deja de hacer el mal; aprende a hacer el bien".

2. Daniel or� y dijo: "Hemos pecado y cometido iniquidad, hemos obrado mal y nos hemos rebelado". En esta oraci�n, el Profeta no solo estaba confesando sus propios pecados, sino tambi�n los pecados de su pueblo, Israel.

�Entonces que? Si confesamos nuestros pecados y los abandonamos, encontraremos misericordia. Dios ser� hallado fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad.

Piense en el pobre publicano que or�: "Dios, ten misericordia de m�, pecador". Te digo que se fue a casa justificado.

Ya sea que el pecado sea de mal camino o de no guardar los preceptos y estatutos de Dios, debe ser eliminado.

En Santiago est� escrito: "Ped�s y no recib�s, porque ped�s mal, para consumirlo en vuestros deseos".

III. ORACI�N Y OBEDIENCIA A LA VOZ DE LOS PROFETAS ( Daniel 9:6 )

1. Los Profetas llevaron la Palabra de Dios a la gente. Estos hombres de la antig�edad fueron hombres santos que escribieron movidos por el Esp�ritu Santo. Sus palabras fueron inspiradas por Dios. El Esp�ritu que hab�a en ellos testificaba las cosas de Dios.

�Crees que el hombre que transmite la Palabra de Dios puede orar aceptablemente al Padre? �Crees que los hombres pueden, por un lado, ser infieles a la voluntad revelada y la Palabra de Dios, y por otro lado, reclamar, adem�s, el favor de Dios?

Esto es lo que el Esp�ritu ten�a en mente cuando escribi� que "si un hombre tambi�n lucha por dominar, no es coronado si no lucha leg�timamente". Es decir, el luchador o corredor en los juegos debe mantener las reglas del juego, o de lo contrario se le deja a un lado. Por eso debemos servir, obedientes a la ley y al testimonio de Dios, o de lo contrario tambi�n seremos n�ufragos.

2. Los profetas hablaron a los reyes, a los pr�ncipes, a los padres ya todo el pueblo de la tierra. Aun as�, todav�a hablan. La Palabra de Dios no es solo para el pastor. Es para todos. Cada uno debe obedecer la Palabra de Dios y obedecerla impl�citamente. El Esp�ritu es dado solo a aquellos que le obedecen.

�Pensar� el miembro m�s humilde de la Iglesia de Cristo, que es Su Cuerpo, que la suya es una posici�n tan humilde que la Palabra de Dios no le obliga? �No deber�a, m�s bien, pensar en el gran honor que es suyo como cristiano? Sea �l el hombre m�s insignificante de la iglesia, en su propia estimaci�n, o incluso en la estimaci�n de los miembros de dicha iglesia, es, sin embargo, el hijo de Dios y un heredero de la Gloria. Adem�s, es el representante de una corte celestial y debe proclamar las glorias de Aquel que lo sac� de las tinieblas a su luz maravillosa.

As� es que todo el pueblo tiene la obligaci�n ante Dios de guardar Sus preceptos y cumplir Su voluntad.

IV. LA ORACI�N RECONOCE LA JUSTICIA DE DIOS ( Daniel 9:7 )

1. La justicia pertenece al Se�or. Cuando Abraham or� a Dios, dijo: "�No har� bien el Juez de toda la tierra?" Le estaba pidiendo a Dios que no destruyera a Lot junto con los sodomitas, y al hacerlo, suplic� la justicia de Dios.

Cualquier cosa que hagamos o digamos, en todos los eventos debemos atribuirle a nuestro Dios justicia en cada uno de sus actos y en cada uno de sus mandatos. Dios es justo y siempre podemos depender de que trate con rectitud a todos sus hijos.

Si no tenemos esta concepci�n de Dios, seremos d�biles en nuestra vida de oraci�n.

2. Nos pertenece la confusi�n de rostros. Daniel no tard� en decir: "La justicia es de ti, pero nuestra confusi�n de rostros". Su confusi�n fue causada por las ofensas que hab�an transgredido contra �l. Su confusi�n se debi� a que hab�an pecado contra �l.

El pecado siempre trae oscuridad al alma, dolor a la vida y sombras al camino. Cuando David pec�, se avergonz� de enfrentarse a su Se�or. Se sent�a indigno del menor de los favores de Dios. Cuando Pedro hubo pecado, sali� y llor� amargamente; sinti� que su contacto con el Se�or se hab�a roto.

A medida que comprendemos la justicia de Dios, nos damos cuenta m�s profundamente de nuestra propia verg�enza y maldad. En el resplandor de Su gloria, clamamos que no somos m�s que una cosa inmunda.

3. La misericordia y el perd�n son del Se�or. Cu�n bendecido es, al darnos cuenta de la justicia de Dios y de nuestro propio pecado, que tambi�n podamos reconocer las misericordias y el perd�n de Dios hacia nosotros como pecadores. Si no fuera por esto, nunca podr�amos rezar ni siquiera la oraci�n del penitente. Por esto, cuando hayamos pecado, podemos venir confesando nuestros pecados y suplicando los m�ritos de Su Sangre, y encontrar acceso al Lugar Sant�simo de todos, en Cristo Jes�s, por ese camino nuevo y vivo.

V. LA CAUSA DE LA MALDICI�N ( Daniel 9:10 )

1. La desobediencia es el colmo de la locura. Sin embargo, Daniel escribi� acerca de Israel: "Ni hemos obedecido a la voz del Se�or nuestro Dios, para andar en sus leyes".

Ninguna ley vale el papel en el que est� escrita a menos que exista, junto con la ley, la pena por desobediencia. La desobediencia siempre debe traer castigo e ira de Dios.

Entonces, �por qu� los hombres quebrantan las santas leyes de Dios? Es porque se opusieron a �l. No querr�n que �l reine sobre ellos.

Dios coloc� la arena como barrera para el mar, diciendo a sus orgullosas olas: No pasar�s por ella. El mar permanece dentro de sus l�mites, pero el hombre vanidoso se ha rebelado y se ha ido.

2. La desobediencia es anarqu�a. Daniel 9:11 dice: "S�, todo Israel ha transgredido tu ley, incluso al apartarse, para no obedecer tu voz".

En la ep�stola de Juan est� escrito: "El pecado es la transgresi�n de la ley". Transgresi�n significa cruzar. Los hombres atraviesan la Ley de Dios, y en esa Cruz as� formada, Cristo muri� para sostener la majestad de la Ley.

La esencia misma del pecado es mi camino en contra del camino de Dios. "Hemos hecho que cada uno siga su camino". Esa es la expresi�n de Isa�as del significado del pecado. David dijo: "Reconozco mis transgresiones". Sab�a que hab�a cruzado la Ley de Dios en su pecado en el caso de Betsab�.

3. La desobediencia trae la maldici�n. La �ltima parte del vers�culo 11 dice: "Por tanto, la maldici�n se derrama sobre nosotros". Esto es as� como est� escrito en Malaqu�as: "Incluso desde los d�as de vuestros padres os hab�is apartado de mis ordenanzas y no las hab�is guardado". Luego viene la palabra: "Vosotros sois malditos con maldici�n".

Quiz�s si muchos de nosotros que parecemos estar bajo la mano castigadora de Dios mir�ramos a nuestro alrededor, podr�amos encontrar el pecado que ha tra�do la maldici�n.

�Piensas que podemos escapar de la ira de Dios si no andamos en Su camino, para hacer Su voluntad? Nunca, mientras "el Se�or al que ama, castiga, y azota a todo el que recibe por hijo".

VI. DANIEL NO ES AP�LOGO DEL PECADO ( Daniel 9:12 )

1. Israel fue castigado m�s que otras naciones. �No am� Dios a Israel m�s que a cualquier pueblo? �l hizo. Dijo: "Pueblo santo eres para el Se�or tu Dios". No solo eso, sino "un pueblo especial". S�, m�s a�n, un pueblo en el que Dios puso Su amor. �Por qu�, entonces, deber�an cosechar un castigo mayor que cualquier otra gente? Fue porque pecaron contra una luz mayor.

Les hab�an prodigado los dones m�s selectos de Dios; les hab�an dado las mayores liberaciones de Dios. A ellos Dios les dio lo mejor de las tierras de la tierra. Tambi�n les dio leyes de equidad, y sobre todo pueblos. Los hizo un pueblo por encima de todos los pueblos de la tierra. Por lo tanto, cuando Israel pec�, pec� contra una luz mayor. Has le�do c�mo nuestro Se�or dijo: "�Ay de ti, Coraz�n! �Ay de ti, Betsaida! Porque si las maravillas que se hicieron en ti se hubieran hecho en Tiro y Sid�n, se habr�an arrepentido hace mucho tiempo en cilicio. y cenizas.

"Entonces Cristo a�adi�:" Os digo que en el d�a del juicio ser� m�s tolerable para Tiro y Sid�n, que para vosotros. "Aun as�, el que conoc�a la voluntad de su Maestro y no la hizo, ser� golpeado con m�s azotes que el que no conoci� la voluntad de su Maestro, y no la hizo.

Por eso Daniel dijo en su oraci�n, hablando de los juicios de Dios: "No se ha hecho debajo de todo el cielo como se ha hecho en Jerusal�n".

2. Los pecados de Israel aumentaron con su conocimiento de los juicios de Dios. Citemos Daniel 9:13 : "Como est� escrito en la ley de Mois�s, todo este mal vino sobre nosotros: y no hemos implorado el Se�or nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades, y entender tu Verdad."

Todos estamos familiarizados con las "bendiciones" y la "maldici�n" que Mois�s puso ante Israel, y las causas de las mismas. Israel hab�a pecado, aunque sab�a que la maldici�n seguir�a a sus pecados. Ella no ignoraba el camino que tom�. Sus ojos estaban iluminados por la maldad de sus caminos.

Que aquellos de nosotros que conocemos a Dios y las justas demandas de nuestro Padre Celestial, no se desv�en de los caminos de la obediencia, para que no suframos m�s.

VII. UNA S�plica POR MISERICORDIA ( Daniel 9:13 )

1. Una s�plica de oraci�n basada en bendiciones pasadas. Daniel, en primer lugar, le recuerda al Se�or que los sac� de Egipto con mano poderosa. Parece decir: T� que has sido bondadoso, vuelve a tener piedad.

2. Una s�plica de oraci�n basada en la justicia del Se�or. Daniel or�: "Se�or, conforme a toda tu justicia, te ruego que tu ira y tu furor se aparten de tu ciudad de Jerusal�n". El Profeta hizo su s�plica dentro y no fuera de la justicia de Dios. No excus� los pecados de Israel. Los puso al descubierto ante Dios. Sin embargo, suplic� que Dios pudiera, con justicia, encontrar alguna manera por la cual �l pudiera salvar a Su pueblo, y al mismo tiempo eliminar el oprobio que hab�an tra�do sobre Su santo Nombre.

3. Una s�plica de oraci�n basada en la desolaci�n del Santuario del Se�or. Daniel clam�: "Haz resplandecer tu rostro sobre tu santuario desolado". Siempre es cierto que los pecados del pueblo de Dios hacen que el Nombre del Se�or sea blasfemado. Cuando somos malvados, avergonzamos el Nombre de Aquel a quien estamos llamados a magnificar.

Nadie vive para s� mismo. Lo que nos acontece, nos acontece a nuestro Dios. Lo que nos contamina, recae sobre �l. �l es juzgado por la forma en que caminamos y vivimos.

4. Una s�plica de oraci�n basada en las misericordias de Dios y no en la bondad del hombre. Daniel no sugiri� que �l e Israel fueran dignos de la menor de las bendiciones de Dios. Tampoco nos atrevemos a exhibir ninguna bondad egoc�ntrica como base de nuestra s�plica. Venimos confesando nuestros pecados y buscando Su misericordia. Suplicamos: "Oh Se�or, oye; oh Se�or, perdona; oh Se�or, escucha y haz; no te demores, por tu propio bien, oh mi Dios; porque tu ciudad y tu pueblo son llamados por tu nombre".

UNA ILUSTRACI�N

Daniel era un hombre de oraci�n. El primer paso registrado de sus oraciones se encuentra en el cap. 2, donde �l y los tres ni�os hebreos juntos suplicaron al Dios del Cielo.

Hay poder en la oraci�n unida. Por supuesto, hay poder en la oraci�n de un individuo, pero hay un poder mucho mayor en la oraci�n unida. Dios se deleita en la unidad de su pueblo y busca enfatizarla en todos los sentidos, por lo que pronuncia una bendici�n especial sobre la oraci�n unida. Leemos en Mateo 18:19 : "Si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra en cuanto a cualquier cosa que pidan, les ser� hecho por Mi Padre que est� en los Cielos.

"Esta unidad, sin embargo, debe ser real. El pasaje que acabamos de citar no dice que si dos est�n de acuerdo en preguntar, pero si dos est�n de acuerdo en tocar algo, preguntar�n. Dos personas pueden estar de acuerdo en pedir lo mismo, y sin embargo No hay un acuerdo real en cuanto a lo que pidieron. Uno podr�a pedirlo porque realmente lo deseaba; el otro podr�a pedirlo simplemente para complacer a su amigo. Pero donde hay un acuerdo real, donde el Esp�ritu de Dios lleva a dos creyentes a la perfecci�n. armon�a en cuanto a lo que pueden pedir a Dios, donde el Esp�ritu pone la misma carga en dos corazones, en toda esa oraci�n hay un poder absolutamente irresistible. RA Torrey.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Daniel 9". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/daniel-9.html.