Bible Commentaries
Deuteronomio 1

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-46

Cades-Barnea

Deuteronomio 1:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Hay tres cosas que necesitan ser destacadas de una manera definida.

1. La sugerencia de la inspiraci�n verbal de la Biblia. El cap�tulo comienza con esta tremenda declaraci�n: "Estas son las palabras que habl� Mois�s a todo Israel". Que Mois�s habl� bajo la inspiraci�n de Dios, lo sabemos. El Se�or Jes�s, refiri�ndose a los libros del Pentateuco, dijo, en cuanto a las palabras de Mois�s: "�No hab�is le�do lo que os fue dicho por Dios?"

El Se�or otra vez, en otra ocasi�n, dijo al hombre rico que estaba en el infierno, y con respecto a sus hermanos que a�n estaban en la tierra: "Tienen a Mois�s ya los profetas; que los escuchen". El ap�stol Pablo no dud� en decir que cre�a todas las cosas que estaban escritas en la Ley (los cinco libros de Mois�s) y en los profetas.

Hay algunas Biblias que colocan las Palabras del Se�or Jes�s en rojo. Sin embargo, el Se�or mismo coloc� las palabras de Mois�s en igualdad con Sus propias palabras cuando dijo: "Si no cre�is en sus escritos (los de Mois�s), �c�mo creer�is en mis palabras?"

Es maravilloso abrir la Biblia y saber que tenemos ante nosotros las mismas palabras que Dios le dijo a Mois�s ya otros profetas.

2. El conocimiento de Dios de la ubicaci�n y el paradero de Su pueblo. Es casi incomprensible que el Se�or deba estar tan interesado en los detalles de d�nde est�n ubicados Sus hijos, las mismas condiciones en las que viven y los alrededores que marcan su entorno.

Cuando estas palabras fueron dichas a Israel, el pueblo de Dios estaba en el desierto en una llanura "frente al Mar Rojo, entre Par�n, Tofel, Lab�n, Hazerot y Dizahab". As� es, Dios todav�a lo sabe todo sobre nosotros. �l sabe el camino que tomamos; �l sabe si vivimos en el desierto o en la tierra de Cana�n. �l conoce todas nuestras necesidades, porque conoce nuestra condici�n. �Qu� reconfortante es!

3. El prop�sito de Dios al registrarnos la historia de su pueblo. Puede que nos sorprenda que Dios nos haya dado un relato tan completo y detallado de los viajes de los Hijos de Israel y de los maravillosos eventos que marcaron esos viajes. En el Nuevo Testamento, sin embargo, se registra la raz�n de esta informaci�n detallada.

Los Ap�stoles, en el Esp�ritu Santo, dijeron: "No quiero que ignor�is que todos nuestros padres estuvieron bajo la nube, y todos pasaron por el mar, y todos fueron bautizados en Mois�s en la nube y en el mar; y todos comieron la misma comida espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual ". Luego Pablo agrega: "Pero Dios no se agrad� de muchos de ellos, porque fueron derribados en el desierto. Ahora bien, estas cosas fueron nuestros ejemplos".

M�s adelante en el cap�tulo, Pablo dice: "Todas estas cosas les sucedieron como ejemplos; y est�n escritas para nuestra amonestaci�n, sobre quienes han llegado los fines del mundo". Con estas cosas ante nosotros, seguramente prestaremos mucha atenci�n a cada declaraci�n divinamente registrada con respecto a los viajes y los eventos registrados con respecto a los Hijos de Israel en el desierto.

I. EL VIAJE DE LOS ONCE D�AS ( Deuteronomio 1:2 )

"(Hay un viaje de once d�as desde Horeb por el camino del monte Seir hasta Cades-barnea)".

Se necesitaron dos a�os y medio para hacer este viaje. Esto se debi� en parte al hecho de que hab�a m�s de un mill�n de personas en camino, un gran ej�rcito de hombres, mujeres y ni�os, adem�s de sus bienes y ganado, de modo que no pod�an cubrir el terreno r�pidamente. Sin embargo, parece que el pueblo de Dios pudo haber ido un poco m�s r�pido. Once d�as, de ordinario, deber�an haber sido suficientes para llegar a Cades-barnea.

La lentitud de los movimientos de Israel retrata la lentitud con la que la mayor�a de los hijos de Dios, incluso en nuestro propio tiempo, est�n saliendo de Egipto (el tipo del mundo) hacia Cades-barnea (el tipo de la nueva vida y el "descanso que queda ").

El Libro de Hebreos nos dice: "Cuando por el momento deb�is ser maestros, ten�is necesidad de que alguien os ense�e de nuevo cu�les son los primeros principios de los or�culos de Dios". Luego, el escritor agrega que son beb�s. Un beb� es la cosa m�s dulce del mundo, sin embargo, alegra el coraz�n de los padres al ver la rapidez con la que el ni�o crece hasta la juventud y luego hasta el pleno crecimiento de la masculinidad o la feminidad.

Al escribir a los Corintios, Pablo enfatiza esta misma concepci�n. �l dijo: "Os he alimentado con leche y no con carne; porque hasta ahora no pod�as soportarlo". Los llama "carnales", incluso "ni�os en Cristo". �Cu�nto tiempo permaneceremos en nuestra infancia?

�Sigamos avanzando hacia la masculinidad y la feminidad!

II. ENTRAR Y POSEER LA TIERRA ( Deuteronomio 1:8 )

1. Las cosas puestas ante nosotros. Nuestro vers�culo clave comienza con las palabras: "He aqu�, he puesto la tierra delante de ti". �Cu�n maravillosas son las cosas que nos ha puesto delante de nosotros! El primer cap�tulo de Efesios revela al creyente muchas de las posibilidades que pertenecen a los santos. Toda la Biblia est� dedicada a la descripci�n de las maravillosas posesiones presentes y futuras que pertenecen a los hijos de Dios.

Pablo incluso dice: "Todas las cosas son tuyas". Las cosas presentes y las futuras son nuestras. Sin embargo, las cosas que pertenecen a la tierra deben ser consideradas como p�rdida, para que podamos ganar a Cristo. que he encontrado, Se�or, planta mis pies en tierra m�s alta "?

2. Poseer nuestras posesiones. La tierra era de ellos por decreto divino. Fue "puesto delante de ellos". Dios dijo: "Entrad y poseed" la tierra que el Se�or jur� a vuestros padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les dar�a a ellos ya su descendencia despu�s de ellos ".

Hay muchas cosas que son nuestras por el don de Dios, que no son nuestras por posesi�n. Dios en la gracia los hace posibles, pero nosotros, por conquista, debemos hacerlos realidad . Muchos cristianos viven en las tierras bajas de esta tierra, muy por debajo de sus posesiones. Est�n empobrecidos en logros espirituales, cuando deber�an vivir en las tierras altas de logros enriquecidos por esos logros m�s elevados y nobles de dones espirituales.

III. LO QUE DIOS HIZO POR SU PUEBLO ( Deuteronomio 1:10 )

"El Se�or vuestro Dios os ha multiplicado, y he aqu�, sois hoy como las estrellas del cielo en multitud".

1. Los Hijos de Israel hab�an sido muy bendecidos. Hab�an sido salvados y liberados de la tiran�a de su esclavitud al Fara�n. Hab�an salido con un gran grito de alabanza; hab�an sido guiados constantemente en su camino. Dios los hab�a encontrado en cada esquina del camino: desde el d�a en que entraron por primera vez en Egipto y habitaron en la tierra de Gos�n. Bajo el patrocinio de Jos� y Fara�n, hab�an aumentado constantemente durante cuatrocientos a�os de esclavitud.

Dios hab�a continuado multiplic�ndolos. Ahora, estaban al borde de la tierra prometida. Detr�s de ellos hab�a un desierto infestado de bestias y trampas. Ciertamente ten�an mucho por lo que pod�an agradecer a Dios.

He aqu� c�mo tambi�n nosotros hemos sido bendecidos. Podemos recordar el hoyo del que nos sacaron. Podemos recordar lo que �ramos en los d�as en que camin�bamos en los deseos de la carne, muertos en delitos y en pecado; y c�mo Dios nos vivific�, nos resucit�; c�mo nos sac� y nos gui� hacia adentro. Nuestras bendiciones han sido innumerables.

2. Los Hijos de Israel ten�an mayores bendiciones por delante. En Deuteronomio 1:11 , Mois�s pronunci� la oraci�n: "(�El Se�or, el Dios de vuestros padres, os haga mil veces m�s de lo que sois y os bendiga, como os ha prometido!)".

Cada uno de nosotros, sin importar cu�n grandes hayan sido las bendiciones del pasado, a�n tenemos abundancia de gloria por delante. No hemos llegado tan lejos en la vida cristiana, aunque hay otras alturas que escalar. No hemos recibido el diezmo de todo lo que Dios tiene para nosotros, tanto ahora como en el futuro.

IV. BUSCA LA TIERRA ( Deuteronomio 1:22 )

Cuando oyeron la orden de Dios de entrar y poseer la tierra, tuvieron miedo y dijeron a Mois�s: "Enviaremos hombres delante de nosotros, y ellos nos registrar�n la tierra, y nos informar�n de qu� manera debemos hacerlo. sube, ya qu� ciudades llegaremos ". Josu� acept� esta palabra, y tom� a doce hombres, uno de una tribu, y fueron a la tierra y la registraron.

Desde el punto de vista humano, esto parec�a sabidur�a y, sin embargo, no podemos dejar de sentir que fue la incredulidad y un coraz�n tembloroso lo que hizo que demoraran la marcha hasta que hubieran registrado la tierra.

�No fue suficiente la Palabra de Dios? Les hab�a dicho que subieran y lo poseyeran. Les hab�a instado diciendo: "No temas, ni te desanimes", pero ellos vacilaron.

Siempre es cierto que cuando los creyentes buscan cualquier raz�n para demorar su fidelidad a Dios y su pronta obediencia a su voluntad, se adentrar�n en las tierras bajas de la duda y la desesperaci�n, y estar�n en peligro de fallar al Se�or.

Dios lo dice? �lo hace? lo pregunta?

Entonces, dir�: �Am�n!

�l dice la verdad, hace lo mejor,

Pregunta qu� es lo correcto; y luego

Sigo donde �l se�ala el camino

Sobre monta�a, p�ramo o pantano.

V. "NO SUBIR�IS" ( Deuteronomio 1:26 )

As� se declaran los pecados que marcaron su rechazo.

1. Se rebelaron contra el mandamiento del Se�or.

2. Murmuraron en sus tiendas y dijeron que el Se�or los odiaba.

3. Dijeron: "�A d�nde iremos? Nuestros hermanos han desanimado nuestro coraz�n".

"El Se�or tu Dios te dio a luz, como un hombre da a luz a su hijo, en todo el camino que anduviste hasta que llegaste a este lugar" Cades-barnea. �l hab�a demostrado en todos los sentidos su amor por ellos y su capacidad para cuidarlos, pero ellos se quejaron y se rebelaron contra �l.

Tememos que esta sea la historia que enfrentan muchos creyentes en este momento. Nosotros tambi�n nos hemos rebelado; hemos murmurado; hemos sido llenos de incredulidad. Algunos incluso han ido tan lejos como para quejarse de que el Se�or los desprecia, que simplemente busca destruirlos.

Qu� extra�o es que olvidemos r�pidamente Sus grandes liberaciones hacia nosotros, incluso las que �l hab�a mostrado a los Hijos de Israel cuando los sac� de Egipto con mano poderosa. Cada peque�a cosa que sucede perturba el coraz�n del que no es perfecto para con �l. Hab�an enviado a los hombres a buscar la tierra. El informe maligno de diez de los esp�as los hab�a llenado de miedo y pavor. Recordemos que el Se�or, nuestro Dios, puede librarnos en abundancia de todo enemigo. �l ir� por el camino antes que nosotros. �l nos proteger� y nos guiar� en el tren de Su triunfo, d�ndonos la victoria en todas las cosas.

�l me gu�a en su triunfo y me hace vencedor,

�l es mi fuerza en la debilidad, mi gu�a y consejero;

Aparte de �l, vacilar�a y pronto caer�a en el camino,

Pero con �l, soy vencedor en todas las feroces refriegas.

VI. EL DIVINO JUICIO ( Deuteronomio 1:34 )

Cuando Dios "escuch� la voz" de sus palabras, se enoj� y dijo: "Ciertamente ninguno de estos hombres de esta mala generaci�n ver� la buena tierra que jur� dar a vuestros padres".

En el Libro de Hebreos, la historia se presenta como una advertencia a los santos, y dice as�: "Si hoy oyereis su voz, no endurezc�is vuestros corazones. Porque si Jes�s les hubiera dado descanso, entonces no lo har�a despu�s. hablado de otro d�a. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, tambi�n ha cesado de sus propias obras, como Dios de las suyas. Trabajemos, pues, para entrar en ese reposo, para que nadie caiga en el mismo ejemplo de incredulidad ".

Despu�s de dar la advertencia, el Esp�ritu Santo agreg�: "Mirad, hermanos, que no haya en alguno de vosotros un coraz�n maligno e incr�dulo para apartarse del Dios viviente". Dios incluso dice en Hebreos: "Tememos, pues, que si nos queda la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no cumplirla".

Cu�ntos hay hoy que viven en la misma incredulidad. Dios ofrece a los santos un reposo milenario. Este reposo nos es prometido as� como el reposo de Cana�n fue prometido a los Hijos de Israel. No entraron por su incredulidad, su miedo y su rebeli�n. Si fracasaron, �no podr�amos tambi�n fracasar nosotros? No estamos hablando de salvaci�n ni de entrada al cielo; estamos hablando de Su Reino de reposo. Ahora estamos parados en nuestra Cades-barnea con la Venida del Se�or a la puerta. Cuando se establezca su reino, podremos reinar con �l. Sin embargo, si lo negamos, �l tambi�n nos negar�.

VII. ARREPENTIMIENTO DEMASIADO TARDE ( Deuteronomio 1:43 )

1. Mandato de Dios. Esto fue dado en Deuteronomio 1:40 , y dice: "Vu�lvete y emprende tu viaje al desierto por el camino del Mar Rojo". Tan pronto como se dio la orden de retirada y reducci�n, los hombres de Israel comenzaron a arrepentirse de su loca locura. Dijeron: "Hemos pecado contra el Se�or, subiremos y lucharemos, conforme a todo lo que el Se�or nuestro Dios nos ha mandado". Luego se ci�eron sus armas de guerra y estuvieron listos para ir a las colinas.

El Se�or dijo: "No subas ni pelees, porque yo no estoy entre vosotros". Nuevamente los hijos de Israel se rebelaron contra el mandamiento del Se�or y "subieron presuntuosamente al monte". Primero se hab�an rebelado contra la orden del Se�or de ir, y no fueron; luego se rebelaron contra la orden del Se�or de no ir y se fueron con presunci�n.

El resultado fue que regresaron y lloraron ante Dios, pero el "Se�or no escuch�" su voz ni les prest� o�do.

En todo esto tenemos una imagen perfecta del trato de Dios con los santos de nuestros d�as. Hebreos 6:4 debe leerse en relaci�n con estas sorprendentes declaraciones. As� tambi�n debemos leer Hebreos 12:15 a la luz de esta experiencia. Hay cristianos hoy en d�a que se han negado a seguir adelante con Dios.

Pueden subir los Caleb y los Joshuas, las mujeres y los ni�os que no se hayan rebelado; pero aquellos que han sido bendecidos de manera significativa por Dios y luego se han apartado, llegar�n tarde o temprano al lugar donde Dios dir�: "Demasiado tarde; no pod�is entrar".

Ellos, como Esa�, quien vendi� su primogenitura por un plato de potaje, pueden buscarlo con l�grimas y, sin embargo, no encontrar lugar para el arrepentimiento con el Padre.

UNA ILUSTRACI�N

En "La vida de Henry Drummond" de George Adam Smith, se cuenta la historia de un estudiante estadounidense que asisti� a la Universidad de Edimburgo. Este estudiante era un graduado de una facultad de medicina estadounidense y estaba pasando un a�o en trabajos de posgrado en Edimburgo. Al final de su a�o, llam� a Henry Drummond, entonces el l�der reconocido de la Universidad, para que se despidiera de �l. Las palabras de despedida que Drummond le dirigi� fueron, en esencia, las siguientes:

"Has perdido tu oportunidad en Edimburgo. Eres un cristiano profeso. Has tenido como compa�ero en el laboratorio este a�o al esc�ptico m�s pronunciado de todo el cuerpo estudiantil, pero no has hecho nada de palabra o ejemplo para convencerlo. la fe cristiana. Lo siento por ustedes. "

El estudiante estadounidense se tambale� ante este golpe inesperado. Sin embargo, se recuper�. Decidi� renunciar a la apertura de su pr�ctica durante un a�o y pasar los pr�ximos doce meses en Edimburgo, con el fin de aprovechar la oportunidad perdida a la que se refer�a el profesor Drummond.

En el oto�o siguiente volvi� a encontrarse con el se�or Drummond. "Bueno", dijo Drummond, "pens� que estabas en Estados Unidos".

"No", respondi� el estadounidense, "he decidido quedarme en Edimburgo y redimir el a�o que perd�".

Y �l hizo. Cerca del final del a�o, en una de las reuniones de los domingos por la noche conducidas por Henry Drummond en ese momento, el amigo esc�ptico del estudiante estadounidense hizo una confesi�n abierta de su fe en Cristo. Hizo m�s. Al mismo tiempo se ofreci� como m�dico misionero en alg�n campo necesitado. El estudiante estadounidense hab�a ganado a su hombre; hab�a redimido su oportunidad perdida y hab�a ganado una nueva y maravillosa fuerza de car�cter.

No muchas personas tienen la oportunidad de aprovechar las oportunidades perdidas. Nos corresponde, por tanto, mejorar nuestras oportunidades a medida que pasan. El nuevo a�o es una nueva oportunidad; pero no recupera oportunidades pasadas. Dejemos que este hecho nos haga m�s fieles en el uso de nuestras oportunidades de hacer el bien a medida que avanzamos. H.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Deuteronomy 1". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/deuteronomy-1.html.