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Bible Commentaries
Deuteronomio 2

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

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Versículos 1-37

Volviendo hacia atr�s

Deuteronomio 2:1 y Deuteronomio 3:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

La semana pasada cerramos con la negativa de Dios de permitir que los Hijos de Israel fueran a la tierra de Cana�n. Hab�an subido a Cades-barnea; hab�an enviado esp�as a la tierra, pero se hab�an rebelado contra el Se�or y no le hab�an cre�do. Por esta causa, y debido a sus murmuraciones, el Se�or dijo: "Vu�lvete y emprende tu viaje al desierto".

La semana pasada vimos que Dios les hab�a dicho c�mo comenzaron a ir a Cana�n, despu�s de que Dios les orden� regresar al desierto. Este esfuerzo de ellos fue presuntuoso y el resultado fue de lo m�s desastroso. Los amorreos salieron contra ellos y los persiguieron "como lo hacen las abejas". Regresaron y lloraron ante el Se�or, pero el Se�or no los escuch�.

Quiz�s, para algunos de ustedes puede parecer extra�o que Dios se haya negado a escuchar las oraciones de sus propios hijos. Sin embargo, debemos recordar que hay un momento en que las l�grimas y las s�plicas no sirven de nada. Esto es cierto hoy en d�a en la vida de los imp�os.

En Romanos 1:1 leemos tres veces que "Dios los entreg�" y "Dios los entreg�". En el cap�tulo 6 del G�nesis hay una declaraci�n que dice as�: "Mi Esp�ritu no siempre luchar� con el hombre".

Lo que es cierto para los no regenerados, tambi�n es cierto para el creyente. Llega un momento en que la desobediencia, la falta de oraci�n, las murmuraciones y las contiendas hacen que Dios se niegue a restaurarlo al lugar de servicio. �l no escucha y no escuchar� su oraci�n. Perm�tanos presentarle tres razones por las que el Se�or no escuchar�.

1. Dios no escucha nuestras oraciones cuando consideramos la iniquidad en nuestro coraz�n. No importa cu�n serios seamos, ni cu�n hermosas sean las palabras que pronunciemos. Si hay iniquidad en el coraz�n, Dios no escuchar�. Las manos, as� como el coraz�n, tambi�n deben estar limpios. El pecado en la vida es para siempre una barrera para la respuesta a la oraci�n.

2. Si vacilamos en nuestra fe, Dios no escuchar�. �No hab�is le�do: "El que menea es como una ola del mar empujada y sacudida por el viento"? No piense ese hombre que recibir� nada del Se�or. Est� escrito: "Seg�n vuestra fe os sea hecho". El que duda es condenado. La oraci�n no puede alcanzar el Trono de Dios si la incredulidad gobierna el coraz�n y la vida.

3. Dios no escuchar� si pedimos mal para que podamos consumirlo en nuestros deseos. Cuando oramos debemos decir: "H�gase tu voluntad". Nunca debemos pedir algo simplemente para satisfacer nuestros propios anhelos o ambiciones personales. Esto es doblemente cierto cuando, en nuestra vida de oraci�n, comenzamos a pedirle algo a Dios para gastarlo en nuestras concupiscencias, nuestros apetitos carnales. La oraci�n aceptable debe tener el �nico prop�sito de glorificar a Dios.

Volviendo atr�s ( Deuteronomio 2:1 )

Nuestro vers�culo es uno de los m�s tristes de la Biblia. Dice: "Luego nos volvimos y emprendimos nuestro viaje hacia el desierto por el camino del Mar Rojo". �Pi�nsalo!

Durante dos a�os y medio, las grandes multitudes de Israel hab�an estado viajando hacia la tierra prometida; luego, cuando llegaron, a causa de su temor, su incredulidad y su rebeli�n, Dios los hizo retroceder. Estos fueron a�os desperdiciados en lo que respecta a cualquier progreso real hacia Cana�n. Veamos a qu� volvieron.

1. Regresaron a sus vagabundeos por el desierto. �Has visto alguna vez a un ni�o montado en un caballo de batalla? Se mueve, pero de un lado a otro, sin ir a ninguna parte. As� fue con los Hijos de Israel. Debido a su pecado, fueron condenados a vagar por el desierto.

�Hemos logrado alg�n progreso real en nuestra vida espiritual desde el d�a en que conocimos al Se�or por primera vez? Sin lugar a dudas, cada d�a que hemos vivido desde entonces deber�a ser mayor y contener mejores cosas.

Dios nunca puso nuestras cabezas al rev�s para que siempre estemos mirando a los d�as pasados. Deber�amos vivir mirando hacia los d�as venideros.

2. Volvieron a los dolores y suspiros. La vida en el desierto fue una vida sin alegr�a. Fue una vida llena de privaciones, falta de agua y falta de pan. Adem�s, hab�a todo tipo de bestias, serpientes y fosas. Por desgracia, demasiados cristianos viven para siempre en esta atm�sfera.

3. Regresaron con las mujeres y los ni�os. No habr�a sido tan malo si los seiscientos mil hombres hubieran regresado al desierto. Es m�s lamentable cuando pensamos que sus pecados arrastraron consigo a casi novecientas mil mujeres y ni�os. �Qu� verdad es! Todo aquel que peca trae tristeza y sufrimiento a todos sus seres queridos y cercanos.

II. EL PELIGRO DE LA MEZCLA DEL MUNDO ( Deuteronomio 2:4 )

Cuando los hijos de Israel regresaron al desierto, rodearon el monte Seir durante muchos d�as. Entonces, fue que Dios les dijo: "Hab�is rodeado este monte lo suficiente; vu�lvete hacia el norte". Luego les orden�, diciendo: Pasar�is por el territorio de vuestros hermanos los hijos de Esa�, que habitan en Seir; * * no os entromet�is con ellos.

1. Hab�a un comercio leg�timo que pod�an hacer con los Esa�itas. Deuteronomio 2:6 nos dice que se les permiti� comprar carne por dinero. Tambi�n pueden comprar agua por dinero. Sin embargo, no pudieron entrar en comuni�n con estas personas. Los hijos de Esa� les habr�an resultado una trampa.

Los j�venes deben recordar que est�n llamados a la separaci�n. Podemos ver mucho del pecado a nuestro alrededor, pero no debemos demorarnos donde est�. En Proverbios leemos: "No entres por la senda de los imp�os". Debemos apartarnos de ella En otro lugar leemos: "Hijo m�o, si los pecadores te quisieren enga�ar, no consientas".

Tanto en Efesios como en Corintios, se nos dice que "no participemos en las obras infructuosas de las tinieblas", ni con nadie que sea llamado hermano si es pecador.

No podemos tener comuni�n con Dios si insistimos en tener comuni�n con pecadores inconversos o con santos pecadores. Dios dice: "Salid de en medio de ellos y apartaos, * * no toqu�is lo inmundo, y yo os recibir�".

Hay una peque�a expresi�n que le�mos hace a�os: "Otros pueden, t� no". Hay muchas cosas que el mundo puede hacer, pero los representantes de una Corte Celestial que est�n defendiendo el honor y la gloria del santo Nombre de su Se�or, no se atreven a hacer tales cosas.

III. FAVORES DIVINOS RECORDADOS ( Deuteronomio 2:7 )

Este notable vers�culo se puede dividir en dos declaraciones:

1. "Dios te ha bendecido". Nos hace pensar en esa canci�n que nos encanta cantar: "Cuenta tus muchas bendiciones, n�mbralas una por una". Siempre somos propensos a contar nuestras decepciones, fracasos y p�rdidas. �Estamos tan ansiosos por contar nuestras bendiciones?

"La alabanza (al Se�or) es hermosa". Deteng�monos de vez en cuando para considerar c�mo nos ha guiado el Se�or, c�mo nos ha suplido en la hora de nuestra necesidad, c�mo nos ha sanado en nuestros cuerpos. "El Se�or es bueno" y "digno de ser alabado".

2. "�l conoce tu caminar por este gran desierto". Esto sugiere que nos conoce. Nunca hubo un d�a en todos los viajes de estas personas en que Dios no estuviera cerca de ellos. No importaba qu� tan oscuro estuviera, o cu�les fueran las pruebas; Dios lo sab�a todo.

Otra Escritura dice: "�l conoce el camino que yo tomo". El lo sabe.

"Los ojos del Se�or corren de un lado a otro por toda la tierra, para mostrarse fuerte a favor de aquellos cuyo coraz�n es perfecto para con �l".

No solo lo sabe, sino que tambi�n le importa. �l nos mira con ojos comprensivos y con un coraz�n considerado nos anhela. �No ha dicho �l: "He aqu�, estoy contigo siempre, hasta el fin del mundo"?

Es por esta causa que podemos poner todo nuestro cuidado en �l. Camin� con su pueblo por un gran desierto. Caminar� con nosotros a trav�s del fuego y la inundaci�n, a trav�s del viento y la lluvia.

IV. LOS DONES DE LA TIERRA DE DIOS ( Deuteronomio 2:9 )

Nuestro vers�culo no parece tener mucho significado en la primera lectura y, sin embargo, cuando lo tomamos a la luz del contexto, es realmente revelador.

1. Se dice que Dios hab�a dado a los moabitas una tierra en posesi�n.

En el mismo cap�tulo, otras naciones recibieron tierras para su posesi�n. Todo esto nos trae a la mente una declaraci�n de la Escritura que dice algo como esto: Cuando Dios dividi� a las naciones sus herencias, las dividi� seg�n el n�mero de los Hijos de Israel.

Nuestra Escritura revela claramente el hecho de que Dios mismo gobierna entre los hijos de los hombres. Les reparte tierras y herencias; y nombra incluso a sus reyes y gobernantes.

No hay naci�n que viva para s� misma, como tampoco hay hombre que viva para s� mismo. Todos viven bajo el gran mandato y la voluntad de Dios.

2. Dios tambi�n dio a los suyos la posesi�n de una buena tierra. A Israel le dio Cana�n por posesi�n de ellos. Las siete naciones que lo pose�an eran usurpadores. La tierra no les pertenec�a. En los archivos eternos de Dios, esa tierra fue reservada para Israel. Todav�a es de ellos, y aunque ahora gran parte de la tierra est� bajo el poder de los turcos, el pueblo de Dios a�n heredar� sus posesiones y morar� en su propia tierra.

3. Dios orden� a los Hijos de Israel que no deb�an guerrear contra el pueblo que pose�a las tierras adyacentes. Sab�a que si buscaban desalojar a los moabitas, o cualquiera de las otras personas que viv�an cerca, solo retrasar�an su propia herencia, Dios ten�a algo mejor para los suyos.

Nunca estemos satisfechos con nada que no sea la perfecta voluntad de Dios.

V. TREINTA Y OCHO A�OS DE PASEO ( Deuteronomio 2:14 )

"Y el espacio en el que vinimos de Cades-barnea, hasta que pasamos el arroyo Zered, fueron treinta y ocho a�os; hasta que toda la generaci�n de los hombres de guerra fue destruida de en medio del ej�rcito, como el Se�or jur� a ellos."

1. Treinta y ocho a�os desperdiciados. En la perfecta voluntad de Dios, los Hijos de Israel deber�an haber pasado todos a Cana�n en Cades-barnea, pero los ancianos se negaron a entrar; los hombres de guerra se rebelaron. El resultado fue que se perdieron treinta y ocho a�os de descanso, paz y abundancia.

Amados, cuando deber�amos estar disfrutando de las ricas bendiciones espirituales de Dios, a menudo vivimos de las c�scaras de la piara de cerdos. �Por qu� nosotros a quienes Dios dice: "Todo es tuyo", vivir de las cebollas y el ajo de Egipto?

2. Treinta y ocho a�os de oscuridad y muerte. Durante los treinta y ocho a�os de vagabundeos y privaciones "toda la generaci�n de los hombres de guerra se consumi� de entre las huestes". Leemos en una de las ep�stolas a los Corintios que sus huesos estaban esparcidos por el desierto.

Solo dos de los ancianos entraron en la tierra. Los dem�s fallecieron bajo la maldici�n pronunciada por Dios.

3. Treinta y ocho a�os de ensayos y pruebas. En Deuteronomio 8:1 Mois�s les recuerda a los Hijos de Israel de sus vagabundeos por el desierto. "Te acordar�s de todo el camino que Jehov� tu Dios te llev� por el desierto durante cuarenta a�os, para humillarte y probarte, para saber lo que hab�a en tu coraz�n, si guardar�as o no sus mandamientos".

"Te humill�, y te dej� tener hambre, y te sustent� con man� que no conoc�as". As� fue que dos a�os y medio antes de Cades-barnea, y treinta y ocho a�os despu�s, conocieron pruebas y pruebas cuando podr�an haberse regocijado en sus posesiones de Cana�n.

VI. LOS VIAJES FINALES ( Deuteronomio 2:24 )

Hab�a llegado el momento de que los hijos de Israel entraran en la tierra. Los hombres de quienes Dios hab�a dicho: "Ninguno de estos hombres de esta mala generaci�n ver� esa buena tierra", estaban todos muertos. El resto ya estaba listo para entrar.

1. Feliz fue el d�a en que salieron de Egipto. Cu�nto m�s feliz fue el d�a en que llegaron a sus posesiones. Podemos recordar con alegr�a cuando vimos la luz por primera vez, el d�a en que la presencia de Dios entr� e inund� nuestra alma. Ese es un d�a que nunca se olvidar�; pero �qu� ser� cuando escuchemos a nuestro Se�or gritar mientras desciende de los cielos? �Qu� ser� cuando, m�s tarde, descendamos con �l a la tierra, cuando entremos en Su Reino, en Su reinado?

Amados, el c�ntico de los hijos de Israel cuando sub�an al Mar Rojo a la hora de su huida de Egipto fue un gran grito de aleluya. �Cu�nto mayor ser� el grito cuando el pueblo escogido de Dios lo coronen como Rey y entren con �l en su glorioso descanso en Cana�n?

2. Feliz fue el d�a en que Dios se comprometi� a favor de ellos. Nuestro vers�culo clave nos dice que Dios dijo: "Lev�ntate, emprende tu camino, * * he aqu�, he entregado en tu mano a Seh�n el amorreo * * y su tierra: comienza a tomar posesi�n de ella". As� fue como ahora estaba sobre ellos la conquista real del enemigo. Esta batalla, y el l�der de la batalla contra Jerusal�n y contra los habitantes de Cana�n, presenta esa hora maravillosa en la que, mientras la batalla de Armaged�n se desata, el Se�or Jesucristo descender� y pelear� por los suyos como pele� en los d�as. de batalla, como en el d�a en que los Hijos de Israel poseyeron la tierra por primera vez.

VII. JOSU� ANIMADO ( Deuteronomio 3:21 )

Pasamos gran parte de los detalles de los eventos anteriores a medida que se acercaban a Cana�n. Llegamos ahora al momento en que Mois�s confi� a Josu� el liderazgo del pueblo. Fue Josu�, el inquebrantable, el fiel, el creyente, quien fue elegido para asumir el liderazgo que Mois�s iba a establecer. Por tanto, Mois�s le dio a Josu� este mandamiento del Se�or: "Tus ojos han visto todo lo que el Se�or tu Dios ha hecho a estos dos reyes; as� har� el Se�or con todos los reinos adonde t� pases. No les temer�s; porque el Se�or tu Dios pelear� por ti ".

1. La victoria trae aliento. En una ocasi�n, una naci�n estaba siendo acosada por sus enemigos y enviaron enviados a una naci�n m�s grande que la de ellos. No alegaron ning�n valor propio, ninguno de su propio valor. Abogaron por la grandeza y el poder�o de la naci�n de la que buscaban ayuda.

Cuando venimos a Dios, supliquemos misericordias pasadas. Record�mosle todo lo que ha hecho, dici�ndole que el que ha trabajado seguramente volver� a trabajar.

2. La presencia de Dios trae aliento. �Qu� deber�an temer Josu� e Israel? Dios ya hab�a mostrado Su grandeza y Su mano poderosa en el pasado; Tambi�n le hab�a dicho a Josu�: "Yo estar� contigo". Vaya por un momento a Josu� 1:1 y escuche a Dios hablar. "Como estuve con Mois�s, estar� contigo; no te dejar�, ni te desamparar�". Nuevamente, Dios le dijo a Josu�: "Esfu�rzate y s� valiente; no temas ni desmayes, porque Jehov� tu Dios estar� contigo en dondequiera que vayas".

�No nos ha prometido Dios lo mismo? "Si Dios es por nosotros, �qui�n contra nosotros?"

UNA ILUSTRACI�N

"El reverendo Frank Fax habla de un d�a brumoso que pas� en el oc�ano en uno de los grandes transatl�nticos. Con cautela, durante todo el d�a se deslizaron al son del l�gubre sonido de la sirena de niebla, hasta las 6 de la tarde. A esa hora, la niebla se disip� durante s�lo tres minutos y el capit�n descubri� que estaban exactamente frente al puerto, pero algunos de los hombres no estaban en sus puestos y antes de que se presentaran para el servicio, la niebla hab�a ca�do nuevamente y una noche entera de peligro sigui� justo afuera del puerto.

Hay una gran cantidad de Micawbers en el mundo siempre esperando que aparezca algo; pero cuando aparece, a menudo no est�n preparados para ello. Si no participamos en la fabricaci�n de la oportunidad, no podemos esperar que la oportunidad por s� sola nos fabrique. No es una enfermera que lleva a la humanidad en sus brazos. Puede existir en cierto sentido aparte de nosotros, como una sustancia mantenida en soluci�n, o un negativo en una c�mara oscura; pero somos los artistas los que debemos desarrollarlo.

Y para hacer esto, debemos abstraer nuestra mirada de un futuro imaginado que nos dar� una mejor oportunidad y aprender a ver m�s en el momento presente. Si estamos a favor de cruzar puentes antes de llegar a ellos, por muy hermosos que parezcan los campos al otro lado, le quitamos mucho a la energ�a que se requiere de nosotros ahora. Sabemos qu� camino se dice que est� pavimentado con buenas intenciones. Pero la verdadera necesidad es un buen desempe�o.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Deuteronomy 2". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/deuteronomy-2.html.
 
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