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Bible Commentaries
Deuteronomio 4

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

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Versículos 1-49

Palabras de despedida

Deuteronomio 4:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Quiz�s sea extra�o para algunos que hablemos del cap�tulo cuarto de Deuteronomio como "palabras de despedida", sin embargo, todo el libro de Deuteronomio se centra en el mensaje final que Mois�s dio a los hijos de Israel. Recuerda que en Deuteronomio 3:27 Dios le hab�a dicho a Mois�s que se le permiti� ascender a la cima de Pisga y contemplar la tierra prometida. El ascenso real se describe en el cap�tulo 34, Deuteronomio 34:1

Mois�s ten�a 120 a�os. Por cierto, hab�a tenido muchas pruebas y, sin embargo, en los �ltimos momentos no se habla nada a modo de queja. Sin embargo, habla mucho de la forma en que Dios hab�a guiado al pueblo.

Dado que estamos pensando en Mois�s en su vejez madura, pensamos que ser�a bueno que el estudiante resumiera la vida de este hombre maravilloso en unas pocas declaraciones concisas y completas.

1. Mois�s, el hombre de fe. Cuando Dios trat� de inscribir los nombres de sus h�roes, hizo una menci�n especial de Mois�s. El registro al que nos referimos se encuentra en Hebreos 11:1 . De Mois�s est� escrito all�: "Por la fe Mois�s, cuando cumpli� a�os, rehus� ser llamado hijo de la hija de Fara�n; prefiriendo sufrir aflicci�n con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres del pecado por un tiempo. estimando el oprobio de Cristo m�s riquezas que los tesoros de Egipto, porque mir� con agrado la recompensa.

Por la fe abandon� a Egipto, no temiendo la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible. Por la fe celebr� la pascua y el rociado de sangre, para que no los tocara el que destruy� al primog�nito ".

Esta cita nos da un amplio espacio para considerar a Mois�s como un hombre de fe. Fue por la fe que vivi�, y fue por la fe que muri�. Nunca vacil� en su confianza y seguridad en Dios.

Sab�a lo que Dios le hab�a prometido que cumplir�a. Sin embargo, ten�a fe no solo en lo que era inmediatamente suyo, o en lo que concern�a a su pueblo.

Su fe tuvo una visi�n lejana. Lleg� a la hora misma del glorioso regreso de Cristo. Fue all� donde Mois�s supo que Dios ser�a la esperanza de su pueblo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Dios cumplir�a todas las promesas que hab�a hecho. Dios nos haga hombres y mujeres de fe, porque sin la fe es imposible agradarle.

2. Mois�s, hombre de decisi�n. En Hebreos 11:1 tambi�n leemos que cuando Mois�s cumpli� a�os, "se neg� a ser llamado hijo de la hija de Fara�n". M�s bien eligi� "sufrir aflicci�n con el pueblo de Dios".

Fue un hombre que enfrent� los problemas de la vida con convicci�n y coraje. Sabiendo que su camino estaba ordenado por Dios, no vacil�. Sali� sin saber lo que le esperaba, pero sabiendo que Dios actuar�a en su favor.

Que nuestros j�venes sean m�s que mollycoddles; que no tengan una espoleta, en lugar de una columna vertebral. Necesitamos hombres que tengan el poder de decir "No". Necesitamos mujeres de la misma clase. El que duda entre el bien y el mal, entre el llamado de Dios y el llamado del mundo, se encontrar� fracasado. Aquel que es inestable como el agua nunca lo lograr�.

3. Mois�s fue un hombre de obediencia impl�cita. En �xodo 39:1 leemos siete veces esta declaraci�n: "Como Jehov� lo mand� a Mois�s", as� lo hizo �l. No importa lo que Dios le pidiera, �l hizo lo que el Se�or deseaba. Ojal� tuvi�ramos m�s creyentes que obedecieran la voz de su Dios.

I. LOS ESTATUTOS Y JUICIOS DE DIOS ( Deuteronomio 4:1 )

"Ahora pues, Israel, escucha los estatutos y los decretos que yo te ense�o, para que los cumplas, y vivas, y entres y poseas la tierra que el Se�or, el Dios de tus padres, te da. no a�adas a la palabra que yo te mando, ni disminuyas de ella, para que guardes los mandamientos del Se�or tu Dios que yo te ordeno ".

1. No se debe agregar nada a los estatutos y mandamientos de Dios. Esto lo leemos en nuestro texto clave. En a�os posteriores, los Hijos de Israel fueron muy propensos a hacer esto mismo. Continuamente hac�an adiciones a lo que el Se�or hab�a dicho. Leemos algo de esto en Mateo 23:1

En nuestros d�as corremos tanto peligro de cometer este pecado como ellos. No invalidemos la Palabra de Dios con nuestras tradiciones. Cuando Dios dice algo, manteng�monos firmes; nunca te desv�es de �l. Tenga cuidado no sea que agreguemos a sus declaraciones.

La iglesia de hoy est� dividida en muchas sectas variadas, quiz�s m�s que por cualquier otra raz�n, porque los santos han sido seguidores de los hombres y de las doctrinas de los hombres en lugar de la simple y positiva Palabra de Dios.

2. No se debe restar nada. No tenemos derecho a disminuir el alcance total de la Palabra de Dios, como tampoco tenemos derecho a agregarle. Contra esta adici�n y sustracci�n de la Biblia y, en particular, de las palabras de la Escritura prof�tica y de las palabras prof�ticas, hay una tremenda advertencia al final del Nuevo Testamento. Leemos: "Si alguno a�adiere a estas cosas, Dios le a�adir� las plagas que est�n escritas en este Libro; y si alguno quitare de las Palabras del Libro de esta Profec�a, Dios le quitar� su parte del Libro de la Vida ".

Dios significa todo lo que dice, y no debemos apu�alar nada de lo que �l ha escrito. Esto fue hecho por uno de los reyes del Antiguo Testamento para su pesar. No queremos una "Biblia m�s corta". Queremos una Biblia completa; ni la Biblia m�s, ni la Biblia menos. "Toda la Escritura es inspirada por Dios", y ninguna palabra de ning�n hombre puede ser agregada por ning�n medio a la santa revelaci�n de Dios.

II. EL LLAMADO A LA OBEDIENCIA VINDICADO ( Deuteronomio 4:3 )

1. La pesadilla de la desobediencia. En Deuteronomio 4:3 leemos: "Vuestros ojos han visto lo que hizo el Se�or a causa de Baal-peor; porque a todos los hombres que siguieron a Baal-peor, el Se�or tu Dios los destruy� de en medio de ti". Estos hombres se apartaron de Dios y siguieron al hombre. La desobediencia siempre trae desastres.

2. La bendici�n de la obediencia. Deuteronomio 4:4 dice: "Pero vosotros que os un�steis al Se�or vuestro Dios, cada uno de vosotros est�is vivos hoy". Los huesos de los desobedientes fueron esparcidos por el desierto, pero los obedientes, que se unieron al Se�or, vivieron. No solo vivieron, sino que entraron a poseer la tierra. Dios da lo mejor en la vida y en las posesiones a aquellos que lo siguen fielmente y lo obedecen por completo.

Ese d�a, Caleb y Josu� se regocijaron porque hab�an seguido al Se�or plenamente. Cuando Pedro le dijo a Cristo: "Lo hemos dejado todo y te hemos seguido", el Se�or les habl� de tronos y de una recompensa cien veces mayor.

�A qui�n le da Dios el Esp�ritu Santo? Es incluso para aquellos que le obedecen. �Qui�n es el que conoce al Se�or y conoce su voluntad y su camino? Son los que siguen para conocerlo.

Le preguntamos un d�a a un gran soldado, el coronel de su regimiento, "�Cu�l es el principal activo de un soldado?" Inmediatamente dijo: "Obediencia". "Obedecer es mejor que sacrificar".

III. LOS ESTATUTOS Y LOS JUICIOS DE DIOS ( Deuteronomio 4:6 )

1. El camino hacia la sabidur�a y la comprensi�n. Aqu� hay algo sobre la Palabra de Dios, sus leyes, sus estatutos y sus juicios que debemos considerar. Deuteronomio 4:6 dice acerca de los mandamientos de Dios: "Gu�rdalos, pues, y ponlos en pr�ctica, porque esta es tu sabidur�a y tu entendimiento a los ojos de las naciones".

Las leyes y los estatutos de Dios son completamente justos. Son m�s que eso. Son maravillosamente esclarecedores. �No recordamos c�mo David dijo que era m�s sabio que todos los antiguos porque guardaba todos los estatutos de Dios? �No sab�is que la entrada de Su Palabra alumbra? Tambi�n da comprensi�n a los simples. David tambi�n dijo: "Por tus preceptos obtengo entendimiento". Aqu� hay otra declaraci�n: "T� mediante tus mandamientos me has hecho m�s sabio que mis enemigos".

�Alguna vez se ha preguntado c�mo Mois�s, Josu�, Daniel y otros se han destacado en tan maravillosos colores de sabidur�a y entendimiento? Porque los Estatutos de Dios eran su meditaci�n y su alegr�a.

2. El camino hacia la grandeza. En Deuteronomio 4:8 leemos: "�Y qu� naci�n hay tan grande, que tiene estatutos y juicios tan justos como toda esta ley?" Por lo tanto, no solo se hacen sabios los que buscan conocer los Estatutos y las Palabras de Dios, sino que tambi�n se hacen grandes.

Cuando Pablo busc� a un joven para viajar con �l, eligi� al joven, Timoteo, porque desde la ni�ez hab�a conocido las Sagradas Escrituras que lo hicieron sabio para la salvaci�n. Si queremos ser grandes ante Dios y los hombres, debemos permitir que la Palabra de Dios more ricamente en nosotros con toda sabidur�a y entendimiento espiritual.

IV. PARA QUE NO OLVIDEMOS ( Deuteronomio 4:9 )

1. Debemos vigilarnos diligentemente a nosotros mismos. Deuteronomio 4:9 dice: "Ten cuidado de ti mismo y guarda tu alma con diligencia". Cuando Dios le escribi� a Timoteo a trav�s de Pablo, dijo estas mismas palabras: "Ten cuidado de ti mismo". Luego a�adi�: "Y a la doctrina".

�De qu� sirve un credo puro cuando est� rodeado de mala conducta? Algunos de nosotros vivimos tan descuidadamente que nadie prestar� atenci�n a lo que decimos. En las ep�stolas, Dios ante todo establece el deber, la conducta, la vida; despu�s, expone la doctrina, el credo, la fe.

Acabamos de subrayar un poco la necesidad de la fidelidad a los Estatutos que manda el Se�or. Sin embargo, no es conocerlos, sino hacerlos lo que debe ocupar el primer lugar. "Si sab�is estas cosas, felices ser�is si las hac�is".

2. Ense�anza fiel a nuestros hijos. No podemos pasar por alto la �ltima declaraci�n de Deuteronomio 4:10 : "Para que ense�en a sus hijos". La generaci�n a la que Mois�s estaba hablando pronto pasar�a, y �l lo sab�a. Por lo tanto, dio abundantes advertencias para que contaran a sus hijos todo lo que Dios hab�a escrito, hecho y dicho.

Esto se enfatiza un poco m�s en el cap�tulo 6 donde leemos: "Y estas palabras que yo te mando hoy, estar�n en tu coraz�n; y las ense�ar�s diligentemente a tus hijos, y hablar�s de ellas cuando te sientes. en tu casa, y cuando andes por el camino, y cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las atar�s como se�al en tu mano, y estar�n como frontales entre tus ojos. Y escribir�s sobre los postes de tu casa, y sobre tus puertas. "

La �nica manera de transmitir la fe a las generaciones venideras es mediante su fiel proclamaci�n de palabra y obra a cada ni�o de la generaci�n actual. Recuerde que la fe que hab�a en Timoteo estaba primero en su abuela y en su madre.

V. LA DACI�N DE LA LEY ( Deuteronomio 4:11 )

Mois�s trae ahora ante sus oyentes el recuerdo del d�a en que Dios dio los Diez Mandamientos. �l dijo: "Y os acercasteis y os detuvisteis debajo del monte; y el monte ardi� en fuego hasta en medio del cielo, con tinieblas, nubes y densa oscuridad. Y el Se�or os habl� de en medio del fuego". Fue entonces cuando Dios les entreg� mandatos para que los cumplieran. Estaban escritos en dos tablas de piedra, y eran diez.

El Libro de Hebreos describe la entrega de los Diez Mandamientos de la misma manera que se da en nuestros vers�culos clave. Vea Hebreos 12:18 . Fue un espect�culo terrible, de hecho. El pueblo tuvo miedo e incluso Mois�s tuvo miedo y tembl�. La raz�n de la oscuridad, la oscuridad y el fuego fue porque la Ley de Dios es santa, justa y buena, y revela al hombre su propio coraz�n pecaminoso y sus malos caminos.

Los Mandamientos, que con raz�n podemos llamar la Ley de Dios, es una espada que mata. Cuando vino la Ley, el pecado revivi� y morimos. Es decir, fuimos puestos bajo condena. No hab�amos conocido el pecado excepto por la ley.

Cu�n agradecidos deber�amos estar de que no estamos bajo la Ley para salvaci�n, sino bajo la Gracia. Si estuvi�ramos bajo la Ley, estar�amos bajo juicio y condenaci�n.

Sin embargo, lo que la Ley no pudo hacer, ya que era d�bil por la carne, Dios envi� a Su propio Hijo para que lo hiciera. Su propio Hijo guard� la ley. �l era el Cristo impecable, sin mancha y sin pecado. Sufri�, el Justo, por los injustos. Nuestros pecados estaban sobre �l. Su vida y justicia nos fueron dadas. Esto es lo que llamamos Gracia.

Sin embargo, Grace nunca es un permiso o una licencia para lascivia y el libertinaje. "Porque la gracia de Dios que trae salvaci�n se ha aparecido a todos los hombres, ense��ndonos que, negando la impiedad y los deseos mundanos, debemos vivir sobria, justa y piadosamente en este mundo". Por lo tanto, la gracia no solo cumple la Ley para nosotros, sino que hizo posible que Cristo la cumpliera en nosotros.

VI. UNA DUAL RESPONSABILIDAD ( Deuteronomio 4:15 ; Deuteronomio 4:23 )

El vers�culo 15 dice: "Mirad, pues, por vosotros mismos, porque no visteis semejanza alguna el d�a que el Se�or os habl�". Deuteronomio 4:23 dice una vez m�s: "Mirad por vosotros mismos, no sea que os olvid�is del pacto que el Se�or vuestro Dios hizo con vosotros".

La advertencia en Deuteronomio 4:15 se refiere a las creaciones de �dolos. En Deuteronomio 4:16 la palabra "semejanza" se explica as�: "No sea que os corromper�is, y os hag�is una imagen tallada, semejanza de figura alguna, semejanza de var�n o hembra. Semejanza de cualquier bestia que est� en la tierra. , semejanza de cualquier ave alada que vuele por el aire ".

Mois�s conoc�a a un Dios personal que no pod�a simbolizarse ni hacerse semejante a ninguna imagen esculpida.

Uno de los mayores pecados de las naciones ha sido la adoraci�n de �dolos.

En Romanos 1:1 leemos: "Profesando ser sabios, se hicieron necios y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en una imagen semejante a hombre corruptible, a p�jaros, a cuadr�pedos y a reptiles. "

Al dictar estas palabras se nos recuerda que en nuestra tierra hay poca creaci�n de im�genes, pero hay un gran esfuerzo por parte de muchos para humanizar a Dios.

La segunda advertencia en Deuteronomio 4:23 es contra el olvido del pacto que Dios les hizo. Se�or, no nos olvidemos.

"Oh el amor que nos busc�,

Oh la Sangre que nos compr�,

Oh la Gracia que nos trajo al redil ".

VII. UN DIOS CELOSO ( Deuteronomio 4:24 )

1. Dios quiere que su pueblo sea completamente para �l. La palabra "celoso" lleva consigo el pensamiento del amor divino de Dios por su pueblo. Dios nos rescat� del pecado y nos trajo a su propia comuni�n. Por eso quiere que seamos totalmente suyos.

Dios salv� a Israel de Egipto para poder traerla a s� mismo. Dios nunca es celoso en el sentido de que tiene envidia. Es celoso en el sentido de un anhelo sagrado y consagrado de poseer todo el coraz�n, todos los afectos de Su pueblo.

Si compartimos nuestro amor con el mundo, la carne y el diablo, Dios no estar� satisfecho. No somos nuestros; somos comprados por precio, por lo tanto, debemos glorificar a Dios con nuestros cuerpos y esp�ritus que son Suyos.

2. Dios quiere que su pueblo viva en justicia. si nos hacemos im�genes esculpidas, nos corrompemos. Nos alejamos de Dios. Nuestro Se�or quiere que seamos transformados a Su propia imagen. Quiere que seamos fuertes en justicia. Quiere que nos despojemos de "el anciano, que se corrompe seg�n las concupiscencias enga�osas".

3. Dios se enoja con nosotros cuando nos apartamos de Su lado. Este enojo no es un tipo de enojo r�pido y apresurado que se enfr�a y se enfr�a. Es la ira de la condenaci�n y del juicio. Cuando lo provocamos a ira con nuestros pecados, derrama sobre nosotros su santa ira.

"�Qu� hijo es aquel a quien el Padre no castiga?" Podemos descuidar el uso de la vara sobre nuestro hijo. Dios no se olvida de usarlo con nosotros. Israel fue esparcido entre las naciones porque Israel pec�. �Oh, qu� dolor y qu� angustia cosecha a�n ahora, a causa de su iniquidad! Tengamos cuidado de no seguir tambi�n el mismo ejemplo de incredulidad.

UNA ILUSTRACI�N

"Cuando Whittier respiraba por �ltima vez en su peque�a casa de pueblo en Massachusetts, la enfermera baj� las persianas. Era temprano en la ma�ana y el sol naciente estaba en los ojos del moribundo. Pero lo �ltimo que hizo el gran poeta cu�quero fue agitar la mano para que se levantara el tel�n. Quer�a partir en todo el esplendor de la ma�ana y en la c�lida gloria de sus rayos blancos puros. �Y no es esto una par�bola de la naturaleza humana en todas partes? El grito de los moribundos es el el grito de Balaam: "D�jame morir con la muerte de los justos, y que mi fin final sea como el suyo".

�Las �ltimas palabras de los grandes hombres siempre han sido apreciadas y apreciadas. Qu� hermosa nota de triunfo de Cookman: "Estoy atravesando las puertas". El poeta Schiller mira hacia arriba y dice: "Muchas cosas se me est�n aclarando ahora". Goethe grita: "�M�s luz!" "Lo mejor de todo es que Dios est� con nosotros", fue la tranquila observaci�n de John Wesley. Webster exclama: "Todav�a vivo". Beethoven susurra: �Oir� en el cielo.

Jacob Behmen balbucea: "Abre la puerta y deja entrar algo de esa m�sica". Ya estaba escuchando el coro celestial. Las �ltimas palabras de Christmas Evans fueron: "�Sigue adelante!" Estaba terminando su carrera terrenal y ten�a prisa por que el carro lo llevara a casa con Dios. Un querido amigo dijo no m�s de diez minutos antes de cerrar los ojos para siempre: 'Mi ba�l est� lleno y solo estoy esperando al mensajero.

Entre las palabras finales de Sir Walter Scott se encuentran estas magn�ficamente nobles: �He sido quiz�s el autor m�s voluminoso de mi �poca, y ahora es un consuelo para m� pensar que nunca he intentado perturbar la fe de nadie; y que no he escrito nada que en mi lecho de muerte quisiera borrar.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Deuteronomy 4". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/deuteronomy-4.html.
 
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