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Bible Commentaries
Isaías 9

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Versículos 1-21

El nacimiento de Cristo en Isa�as

Isa�as 7:5 ; Isa�as 9:6

PALABRAS INTRODUCTORIAS

El Libro del Apocalipsis se abre as�: "La Revelaci�n de Jesucristo". "No vemos ninguna raz�n por la cual toda la Biblia no sea una" revelaci�n de Jesucristo ". No vemos ninguna raz�n por la que el Libro de Isa�as no sea una" revelaci�n de Jesucristo ". Sabemos que Isa�as, al igual que otros libros del Antiguo Testamento , tiene mucho de historia y, sin embargo, sostenemos que la historia de la Biblia est� ah� debido a su relaci�n particular con el Se�or Jes�s.

En el cap�tulo 7 de Isa�as hay un mensaje hist�rico muy llamativo. Los d�as son los de Acaz, rey de Jud�. Durante su reinado, Rezin, rey de Siria; acompa�ado de Peka, el rey de Israel, se uni� a la afinidad y subi� hacia Jerusal�n para la guerra contra Jud�, pero no pudo prevalecer contra ella.

Sin embargo, Acaz estaba muy preocupado. Entonces fue cuando Isa�as se encontr� con Acaz y le dijo: "No temas, ni desmayes, por las dos colas de estos tizones humeantes". El prop�sito del rey de Siria y Efra�n era abrir una brecha contra Jud�, derrocar a Acaz y hacer rey a Tabeal en lugar de Acaz. El Se�or Dios dijo: "No subsistir�, ni suceder�".

Entonces vino la Palabra del Se�or a Acaz, diciendo: "P�dete una se�al del Se�or tu Dios". Sin embargo, Acaz no quiso preguntar. Entonces el Se�or respondi�: O�d ahora, casa de David; �es poco para vosotros cansar a los hombres, pero tambi�n cansar�is a mi Dios? Por tanto, el Se�or mismo os dar� una se�al: he aqu�, una virgen concebir�. y dar� a luz un hijo, y llamar� su nombre Emanuel ".

1. El nacimiento de Jesucristo es la se�al de Dios de que Jud� no dejar� de ser una naci�n ante el Se�or. Cuando se dio esta se�al, unos quinientos a�os antes del nacimiento de Cristo, Satan�s estaba usando todas las estrategias y todos los poderes a su disposici�n para destruir por completo el reino de Jud�. El tiempo se volvi� cada vez m�s problem�tico. No pas� mucho tiempo hasta que las diez tribus se dividieron y dejaron de ser un pueblo a nivel nacional. M�s tarde, el �ltimo rey de Jud� fue llevado cautivo a Babilonia y su pueblo se convirti� en una naci�n vasalla que viv�a en cautiverio.

Sin embargo, Dios no permiti� que su pueblo fuera borrado de la faz de la tierra. �l cri� a hombres como Esdras y Nehem�as para reconstruir Jerusal�n y restaurar sus muros.

Conforme pasaban los a�os, un �ngel se acerc� a Mar�a, una virgen, y le dijo: "He aqu�, concebir�s en tu seno, y dar�s a luz un hijo, y llamar�s su nombre JES�S. �l ser� grande, y ser� llamado el Hijo del Alt�simo, y el Se�or Dios le dar� el trono de su padre David, y reinar� sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendr� fin ".

As� fue como se realiz� y cumpli� la se�al de la integridad y seguridad de Israel. El maravilloso d�a en que naci� Cristo fue el cumplimiento de la promesa de Dios en el Libro de Isa�as de que ninguna mano levantada contra su raza elegida prosperar�a.

El trono de David pertenece a Jesucristo, cuyo linaje seg�n la carne le da el derecho legal al trono de David, y cuya autoridad bajo el mando de Dios le da el derecho espiritual. El Se�or Jesucristo a�n gobernar� y reinar� sobre la Casa de Jacob. Ninguna mano levantada contra �l puede prosperar.

I. EL MENSAJE DE SIME�N CON RESPECTO AL CRISTO INFANTIL ( Lucas 2:34 )

Cuando llevaron al ni�o Jes�s al templo para que hiciera por �l seg�n la costumbre de la ley, hab�a un hombre llamado Sime�n, que era un hombre justo y devoto, que esperaba el consuelo de Israel. El Esp�ritu Santo estaba sobre �l y le hab�a sido revelado por el Esp�ritu Santo, que no ver�a la muerte antes de haber visto al Cristo del Se�or. As� fue como vino por el Esp�ritu al templo, y cuando vio a Jos�, a Mar�a y al ni�o Jes�s, tom� a Jes�s en sus brazos y bendijo a Dios y dijo:

Se�or, ahora deja partir en paz a tu siervo, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvaci�n, que has preparado delante de todos los pueblos; lumbrera para alumbrar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. . "

Mientras Jos� y Mar�a, la madre de Jes�s, se maravillaban de lo que hab�a dicho Sime�n, los bendijo y dijo a Mar�a, la madre de Cristo: "He aqu�, este Ni�o est� puesto para ca�da y resurrecci�n de muchos en Israel; y por una se�al contra la cual se hablar�; (s�, una espada traspasar� tambi�n tu propia alma), para que se revelen los pensamientos de muchos corazones ".

1. En palabras de Sime�n, tenemos el reconocimiento del cumplimiento de la profec�a de Isa�as. El Ni�o que tom� en sus brazos era en verdad el Ni�o que iba a nacer como signo de la redenci�n de Dios para su propio pueblo. En aquellos d�as este hombre Sime�n esperaba el consuelo. El Se�or Dios le revel� por medio del Esp�ritu Santo a Sime�n que Cristo Jes�s era ese consuelo.

El hecho de que Cristo viniera estableci� para siempre el hecho de que Israel nunca deber�a dejar de ser una naci�n ante el rostro de Dios.

2. En las palabras de Sime�n tenemos el hecho de que la se�al de una virgen que concibe deb�a ser una se�al contra la que se deb�a hablar. El propio coraz�n de Mar�a fue verdaderamente traspasado como con una espada. El hecho de su virginidad fue una necesidad para el prop�sito de Dios en el nacimiento de su Hijo. De lo contrario, su Hijo nunca podr�a haber sido el Hijo de Dios y Dios el Hijo, ni tampoco podr�a haber sido llamado Jes�s nuestro Salvador. Recuerde en la Navidad que la se�al del Antiguo Testamento de que una virgen dar� a luz un Hijo es hasta esta hora una se�al contra la que se habla.

II. LA PROMESA DEL NACIMIENTO DE CRISTO AMPLIADA ( Isa�as 9:6 )

"Porque un Ni�o nos ha nacido, un Hijo nos es dado".

1. Nos nace un Ni�o. En el Libro de G�latas leemos: "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envi� a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley". En el Libro de Hebreos leemos: "Me has preparado un cuerpo".

El Ni�o que naci� ten�a un cuerpo semejante al nuestro, porque cuando Dios cre� a Ad�n y Eva, los cre� f�sicamente a la imagen del cuerpo que Cristo estaba destinado a llevar y dar a luz cuando naci� de una virgen.

En 1 Corintios 15:1 tenemos: "Como hemos 1 Corintios 15:1 la imagen del terrenal, 1 Corintios 15:1 tambi�n la imagen del celestial". Sabemos que cuando �l venga por segunda vez, estos viles cuerpos nuestros ser�n transformados y hechos semejantes a Su cuerpo glorioso, as� llevaremos la imagen del Celestial.

2. Se nos ha dado un Hijo. Jesucristo en cuerpo fue un ni�o nacido, en Esp�ritu fue un Hijo dado. El Se�or Dios envi� un �ngel a Mar�a para decirle: "El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti, y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra; por eso tambi�n el Santo Ser que nacer� de ti, ser� llamado Hijo de Dios".

Grande es el misterio de la piedad. Dios manifestado en carne. En lo que respecta a los registros, Jesucristo siempre habl� de Su venida del Padre y de Su venida al mundo. Dijo: "Como el Padre me envi� a m�". Dijo: "Sal� del Padre".

Dijo de nuevo: "Vosotros sois de abajo; yo soy de arriba". Solo una vez Cristo habl� de nacer. Fue entonces cuando dijo: "Para este fin nac�, y para esto vine al mundo".

III. LA DECLARACI�N QUE EL GOBIERNO ESTAR� EN SU HOMBRO ( Isa�as 9:6 )

1. Aqu� est� el cumplimiento anticipado de la se�al. Recordamos la consideraci�n anterior de c�mo el Hijo nacido de la virgen fue la se�al de que el reino de Jud� nunca deber�a ser destruido. Isa�as 9:6 est� indisolublemente ligado a Isa�as 7:14 .

En Isa�as 7:1 el Se�or declar� definitivamente: "La tierra que aborreces ser� abandonada por sus dos reyes". Dios sab�a y sabiendo que predijo la desintegraci�n de los tronos reales de Israel. Las dos tribus, as� como las diez, ser�an llevadas cautivas y perder�an su lugar entre las naciones. Sin embargo, nunca deb�an perder su lugar en los prop�sitos de Dios.

El Se�or dijo: Qu�tate la diadema y qu�tate la corona; esto no ser� igual: ensalza al humilde y humilla al alto. , hasta que venga aquel a quien corresponde, y yo se lo dar� �( Ezequiel 21:26 ).

�Gracias a Dios, el gobierno debe estar sobre el hombro de Cristo cuando regrese a reinar!

2. Aqu� est� el aumento y la paz anticipados de Su gobierno. Esto se establece en Isa�as 7:7 , "El aumento de Su gobierno y la paz no tendr� fin". Cuando el gobierno est� sobre Sus hombros, la tierra se llenar� de paz.

Gracias a Dios, el Se�or viene otra vez. Cuando venga, aumentar� su gobierno de paz. Sus predicadores de justicia ce�ir�n al mundo de salvaci�n. No solo habr� paz nacional, sino que habr� paz en el coraz�n. Incluso ahora podemos o�rle decir: "M�renme, y sean salvos, todos los t�rminos de la tierra, porque yo soy Dios".

IV. LOS NOMBRES DEL REY ( Isa�as 9:6 )

Los nombres del Se�or Jes�s son muchos, y ninguno carece de significado. Nuestro amigo, el Dr. Horton, escribi� un libro de meditaciones y, para todos los d�as del a�o, us� un nombre distintivo dado a nuestro Se�or.

De todos los nombres, no hay agrupaciones m�s maravillosas que las de nuestro vers�culo clave. Ve�moslos brevemente uno a la vez.

1. "Su Nombre ser� llamado Maravilloso". La misma palabra "Maravilloso" lleva consigo el pensamiento de lo milagroso, lo maravilloso. Representa aquello que es sobrehumano, m�s all� del alcance del hombre mortal. Ser� Maravilloso en Su Persona, Maravilloso en Sus obras, Maravilloso en Su Palabra, Maravilloso en Su ciudad, Maravilloso en Su gracia y misericordia. No importa desde qu� �ngulo se le vea, ser� conocido en todo el mundo como el "Maravilloso Hijo de Dios".

2. "Su Nombre ser� llamado * * Consejero". Sus mandamientos ser�n sabios, justos y verdaderos. Su consejo ser� reconocido como autorizado, lleno de sabidur�a y equidad. �l gobernar� con justicia, reprender� con justicia. Sobre �l reposar� el esp�ritu de sabidur�a y entendimiento, el esp�ritu de consejo y el poder, el esp�ritu de conocimiento y de temor del Se�or.

Ser� de r�pido entendimiento en el temor del Se�or. Es por esta causa que Su Nombre ser� anunciado de mar a mar como el "Consejero".

3. "Su Nombre ser� llamado * * Dios Fuerte". En ese d�a no habr� modernistas, ni ateos para difamar al Hijo de Dios. No ser� degradado y humanizado por un lado, los hombres blancos son glorificados y deificados por otro lado. Jesucristo, cuando naci�, se llam� "Emanuel", que est� siendo interpretado, Dios con nosotros, pero fue Dios rechazado y despreciado. �l era Dios, pero era Dios en una cuna de heno.

Cuando regrese y el gobierno est� sobre su hombro, ser� reconocido como el Dios Fuerte. No habr� nadie para difamarlo, ni para negarlo y rechazarlo. El conocimiento de nuestro Dios cubrir� la tierra como las aguas cubren el mar. Las buenas nuevas de la salvaci�n sonar�n, diciendo a Sion: "Tu Dios reina".

V. LOS NOMBRES DEL REY CONTINUARON ( Isa�as 9:6 )

1. "Su Nombre ser� llamado * * El Padre Eterno". Quiz�s a algunos particulares les parezca que Cristo deber�a ser llamado El Dios Fuerte. Ahora parece m�s peculiar que se le llame Padre Eterno. Cuando pensamos en la Trinidad, pensamos en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Esp�ritu Santo.

Sin embargo, al considerar al Dios Triuno, recordamos la declaraci�n en Deuteronomio: "El Se�or nuestro Dios, el Se�or uno es". Tres personas y, sin embargo, tres en una. Son tres en uno por la unidad de su acci�n. El Padre cre� los cielos y la tierra. Sin embargo, tambi�n est� escrito: "Su Hijo, por quien y para quien fueron creadas todas las cosas". Tambi�n est� escrito, "Env�as tu Esp�ritu, y son creados.

"Puede que no seamos capaces de comprender, pero podemos aceptar en abundancia la unidad de la Deidad. Jesucristo dijo:" Mi Padre hasta ahora obra, y yo trabajo ". De esas obras, sin embargo, tambi�n dijo:" El Hijo puede No haga nada por s� mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que �l hace, esto tambi�n lo hace el Hijo �.

Por lo tanto, declaramos que Jesucristo es el Padre Eterno debido a Su unidad con el Padre. Dijo que todos los hombres deben honrar al Hijo como honran al Padre. Una vez m�s, dijo: "Como el Padre tiene vida en s� mismo, as� le dio al Hijo el tener vida en s� mismo".

A Felipe, Jes�s le dijo: "Si me conocieseis, tambi�n a mi Padre conocer�ais", luego a�adi�: "El que me ha visto a m�, ha visto al Padre; y c�mo, pues, dices t�: Mu�stranos al Padre". Un poco m�s tarde Cristo dijo: "Yo estoy en el Padre, y el Padre en m�". Por lo tanto, podemos comprender bien por qu� nuestro Se�or Jes�s ser� conocido en los d�as de Su Reino como el Padre Eterno.

VI. LOS NOMBRES DEL REY CONTINUARON ( Isa�as 9:6 )

"Su Nombre ser� llamado * * El Pr�ncipe de Paz".

1. Esta era no es la era del Pr�ncipe de Paz. Podr�amos escribir con tanta facilidad y verdad que esta era no es la �poca en que Cristo es conocido entre los hombres como el Admirable, el Consejero, el Dios fuerte y el Padre eterno. Todos los Nombres de Isa�as 9:6 son Sus Nombres cuando el gobierno estar� sobre Su hombro.

(1) Esta es la era de la paz personal. Cristo dijo al individuo: "Ven a m�, * * y te har� descansar". Cristo dijo a los disc�pulos: "La paz os dejo, mi paz os doy".

El �ngel en el nacimiento de Cristo anunci�: "En la tierra paz, buena voluntad para con los hombres". No quiso decir que la paz dominar�a el mundo. Quiso decir que la paz se dar�a a los hombres de buena voluntad, a los hombres que abrieran sus corazones al Hijo de Dios.

El Se�or dijo claramente: "No pens�is que he venido a enviar paz a la tierra; no he venido a enviar paz, sino espada". �sta, por tanto, no es la era de la paz en ning�n sentido nacional o internacional.

(2) Esta es la era de las guerras y los rumores de guerras. Con qu� insensatez han dicho algunos santos bien intencionados: "Ha llegado la paz universal y la libertad de la guerra". Algunos proclaman a Andrew Carnegie pr�ncipe de paz; Woodrow Wilson y William Jennings Bryan hicieron denodados esfuerzos por establecer la paz entre los hombres. Cuando por fin estall� la Guerra Mundial, se anunci� como una guerra para poner fin a la guerra. Todo esto fue una locura extrema. La Palabra de Dios nos advirti� que hasta el final las guerras est�n determinadas.

2. La era del Pr�ncipe de Paz llegar� cuando llegue el Pr�ncipe. Bajo el reinado de Cristo, las naciones de la tierra no aprender�n m�s la guerra. Convertir�n sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. El aumento de Su gobierno y la paz no tendr� fin.

�Por qu� no dec�s una palabra sobre traer de vuelta al Rey?

VII. EL TRONO DE CRISTO SER� EL TRONO DE DAVID ( Isa�as 9:7 )

1. El trono de David no est� en los cielos. Conocemos los m�todos de ciertos hombres que se esfuerzan por hacer que el trono de David en Jerusal�n y el Trono de Dios en los cielos sean un solo trono.

Para nosotros, esto no es m�s que la negaci�n de la Escritura. En el libro del Apocalipsis est� escrito: "Al que venciere, le conceder� sentarse conmigo en mi trono, as� como yo tambi�n venc�, y estoy sentado con mi Padre en su trono".

As�, el trono de David es un trono y el trono del Padre es otro trono.

2. El trono de David es un trono literal de la tierra. Sobre este trono se sentar� Jesucristo. Esto puede establecerse positivamente de acuerdo con las Escrituras.

(1) Nuestro texto clave dice: "De su gobierno y paz no habr� fin, sobre el trono de David y sobre su reino, para ordenarlo y establecerlo". Ciertamente, el Trono del Padre en los cielos no necesita ser ordenado ni establecido, nunca ha sido derribado y no necesita ser establecido.

(2) El �ngel le dijo a Mar�a: "El Se�or Dios le dar� el trono de su padre David, y reinar� sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendr� fin". El trono de David no era solo un trono terrenal, sino que la Casa de Jacob que constaba de las doce tribus formadas por los doce hijos de Jacob era una casa terrenal.

(3) Pedro predicando en Pentecost�s dijo: David "siendo profeta, y sabiendo que Dios le hab�a jurado con juramento, que del fruto de sus lomos, seg�n la carne, levantar�a a Cristo para que se sentara en su trono". . " No hay forma de hacer del trono de David, o del trono de Cristo sobre el trono de David un trono celestial, m�s que distorsionando el sentido claro de la Palabra de Dios.

UNA ILUSTRACI�N

Hemos le�do que cerca del Polo Norte, la noche que dura meses y meses, cuando la gente espera que amanezca, algunos mensajeros suben al punto m�s alto para vigilar; y cuando ven la primera racha del d�a se ponen sus ropas m�s brillantes, se abrazan y gritan: "�He aqu� el sol!" y el grito recorre toda la tierra: "�He aqu� el sol!" El mundo estaba en tinieblas.

Durante largos siglos la gente hab�a permanecido en la ignorancia y en el pecado. El grito de Zacar�as fue el gozoso: "�He aqu� el sol! �He aqu� que el sol de justicia se levanta con curaci�n en sus alas! �El amanecer de lo alto nos ha visitado!"

Estas palabras expresan bien el prop�sito de la venida de Cristo. Fue para dar luz. Lo que es el sol en el mundo material, lo que Cristo es para nosotros en el mundo espiritual.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Isaiah 9". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/isaiah-9.html.
 
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