Bible Commentaries
Proverbios 3

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-12

No lo olvidemos

Proverbios 3:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

El libro de Proverbios habla varias veces del peligro de olvidar a Dios y sus mandamientos. Estamos firmemente convencidos de que aqu� existe un peligro que todos debemos considerar con cuidado. Consideraremos varias advertencias sobre el olvido, que se encuentran en Deuteronomio y en los Salmos.

1. No olvides Su Pacto ( Deuteronomio 4:23 ). Dios nunca olvida sus promesas a su pueblo. Es interesante estudiar Su pacto con Abraham con respecto a su simiente. Es posible que Abraham a menudo se desesperara y se creyera olvidado, pero al final todo se cumpli�.

Deuteronomio 4:31 enfatiza que Dios no olvidar� Su Pacto que jur� a sus padres, que los har�a regresar. Por esta causa, hoy vemos a Dios volvi�ndose una vez m�s hacia su pueblo.

2. No olvides sus mandamientos ( Deuteronomio 8:11 ). Cu�n fiel a la vida es la Palabra de Dios. �l dice: "No sea que cuando hayas comido y te hayas saciado, y hayas construido buenas casas," etc., etc., entonces tu coraz�n se enaltezca y te olvides del Se�or tu Dios.

En tiempos de necesidad nos acercamos a Dios; luego, en los tiempos de nuestra generosidad, a menudo nos volvemos egoc�ntricos y nos gloriamos en las obras de nuestras propias manos, diciendo: "Mi poder y la fuerza de mi mano me han dado esta riqueza".

3. No olvidemos en qu� pecamos ( Deuteronomio 9:7 ). Despu�s de haber pecado, arrepentido y perdonado, a veces no recordamos el obst�culo donde dejamos al Se�or. Dios nos recordar�a nuestros pecados para que no los olvidemos y caigamos de nuevo en el mismo lugar.

El pecado n�mero uno ya era bastante malo; pero volver a pecar de la misma manera demuestra un esp�ritu rebelde y olvidadizo.

4. No olvides sus obras ( Salmo 78:7 ). �Cu�n maravillosas son las obras de Dios que ha realizado a favor nuestro! Hab�a hecho mucho por Israel. Y mand� a Israel que contaran sus maravillas a sus hijos, para que no se olvidaran del Se�or y de sus maravillas.

Israel, sin embargo, pronto fall� en recordar las liberaciones de Dios y Sus maravillosas bendiciones, que �l hab�a obrado para ellos. No guardaron su pacto, se negaron a andar en su ley y "olvidaron sus obras y las maravillas que les hab�a mostrado". Incluso tentaron al Se�or su Dios en sus corazones; fueron llevados por sus concupiscencias; se volvieron atr�s y limitaron al Santo de Israel; s�; tentaron a Dios y lo trataron con infidelidad.

5. No olvides sus beneficios ( Salmo 103:1 ). En lugar de olvidar, estamos llamados a bendecir al Se�or. As� es como dice nuestro Salmo: "Bendice, alma, al Se�or, y no olvides todos sus beneficios". Luego, el salmista pasa a enumerar sus beneficios.

1. "El que perdona todas tus iniquidades".

2. "El que sana todas tus dolencias".

3. "El que redime tu vida de la destrucci�n".

4. "Que te corona de misericordia y tiernas misericordias".

5. "El que satisface tu boca de bienes".

6. Que renueva tu juventud como la del �guila.

7. Que hace justicia y juicio a los oprimidos.

6. No te olvides de Jerusal�n ( Salmo 137:1 ). Hay quienes objetar�n inmediatamente que no tenemos ning�n llamado a recordar a Jerusal�n. Bueno, el salmista no se sinti� tan mal al respecto. �l dijo: "Si me olvido de ti, oh Jerusal�n, que mi mano derecha olvide su astucia. Si no me acuerdo de ti, que se me pegue la lengua al paladar".

Estamos igualmente seguros de que Dios no se ha olvidado de Jerusal�n. �l la ha tenido en Su coraz�n durante todos los d�as de sus peregrinaciones, y a�n la recordar� con misericordia.

Oremos, entonces, tambi�n por Jerusal�n, porque "prosperar�n los que te aman".

I. LA BENDICI�N DE CUMPLIR SU LEY ( Proverbios 3:1 )

1. La amonestaci�n: "No olvides mi ley". Algunos pueden excluir la palabra "Ley" de esta dispensaci�n de gracia. Y en lo que respecta a la salvaci�n por las obras de la ley, no tiene lugar, y nunca tuvo lugar en la econom�a de Dios. Somos salvos por gracia, por fe y no por obras.

Sin embargo, sugerimos que la palabra "Ley" en nuestro texto tiene un significado muy amplio. Significa las palabras de Dios que cubren la voluntad de Dios, dadas para nuestro bien. Su "Ley" incluye no solo reglas de conducta, sino tambi�n reglas que cubren todas las fases de la vida.

2. El Llamado: Deja que tu coraz�n guarde Mis Mandamientos. Dios pide m�s que una mera observancia legal de su ley. Quiere un cuidado sincero y agradecido . No es suficiente hacer Su voluntad; pero, en todo lo que hacemos, hacerlo de todo coraz�n; para hacerlo con gozo y alegr�a. La raz�n de esta parte de la Palabra de Dios se da a conocer en la siguiente declaraci�n, Deuteronomio 4:2 :

3. La promesa: "Por largos d�as, larga vida y paz, te a�adir�n". Ahora aprendemos cu�n ben�ficas son las leyes y los mandamientos de nuestro Dios. Dios no manda para mostrar su autoridad. No exige como exigir�a un semidi�s, solo por su propio bien. �l hace sus leyes y da sus mandamientos para el bien de su pueblo.

Piense en las bendiciones que trae la obediencia:

(1) Hay muchos d�as y una larga vida. �sta es una de las bendiciones de la obediencia. No se trata simplemente de que el guardar las leyes de Dios har� que Dios haga un milagro al conceder una larga vida a los obedientes como recompensa; pero tambi�n que la obediencia a sus leyes tiene la seguridad natural de una larga vida. Nosotros, personalmente, no tenemos ninguna duda de que es f�sicamente beneficioso obedecer a Dios, y que Dios, al hacer leyes, tuvo en cuenta la duraci�n de nuestros d�as.

(2) Hay paz. La desobediencia a las leyes de Dios trae miseria e infelicidad. La obediencia trae largos d�as y paz, adem�s.

Por tanto, sigamos las cosas que contribuyen a la paz.

II. UN ORNAMENTO DELICIOSO PARA EL CUELLO ( Proverbios 3:3 )

1. Las hermanas gemelas, misericordia y verdad. Estas dos gracias formar�n una cadena de gran precio y ser�n un adorno en el que Dios mismo se regocijar�.

La misericordia es esa gracia en la vida que muestra bondad incluso a los que no la merecen. Si vemos que la misericordia nos abandona y nos deja llenos de dureza y amargura, tengamos cuidado.

La verdad es lo opuesto al error. Cristo dijo "Yo soy la Verdad". Algunos hombres viven en tanto error que claman, como Pilato: "�Qu� es la verdad?" Si seguimos el esp�ritu del anticristo, encontraremos que la verdad nos abandonar� y Dios nos entregar� a creer en una mentira.

2. La misericordia y la verdad deben adornar nuestro cuello y calentar nuestro coraz�n. Debemos unirlos a nosotros y escribirlos en las tablas de nuestro coraz�n. Si nos damos cuenta de que le tememos a la verdad y rehuimos la misericordia, en verdad debemos sentir l�stima.

En esta palabra, los Proverbios est�n en consonancia con muchas Escrituras. Lea Segundo y Tercer Juan, y descubrir� cu�n vital es la verdad para el santo. John escribe: "No tengo mayor gozo que escuchar que mis hijos caminan en la verdad". En Primera de Juan se nos ense�a, en el cap�tulo 4, c�mo discernir entre el esp�ritu de verdad y el esp�ritu de error. Luego, en el cap�tulo 3, leemos: "En esto sabemos que somos de la verdad".

Lo mismo ocurre con la misericordia. Si tenemos el esp�ritu de Dios, tendremos el esp�ritu de misericordia. La misericordia tambi�n se establece en la ep�stola de Juan cuando habla de nuestro cierre de nuestras entra�as de compasi�n.

Santiago nos dice que la sabidur�a de arriba est� llena de misericordia. Tambi�n nos dice: "Porque sin misericordia tendr� juicio el que no tuvo misericordia; y la misericordia se regocija contra el juicio".

3. La verdad y la misericordia har�n que encontremos gracia tanto a los ojos de Dios como de los hombres. Incluso los hombres del mundo y, sobre todo, los hombres de Dios, alabar�n a los que andan en pos de la verdad y siguen la misericordia. Dios conceder� favor a los tales, porque �l es Misericordia y �l es Verdad. Seguir el error y mostrar juicio puede darnos un dominio entre los hombres enga�ados por el diablo, pero no as� con los hombres verdaderos y con Dios, donde el favor es m�s valioso.

III. UN LLAMADO A LA CONFIANZA PERFECTA ( Proverbios 3:5 )

1. Un llamado a la confianza sincera. Aqu�, escondido en el Libro de Proverbios, hemos encontrado una declaraci�n muy vital de fe evang�lica. La fe es confianza. La fe es m�s que confianza, es una confianza sincera.

El Esp�ritu Santo enfatiz� esto cuando le dijo al eunuco: "Si crees de todo coraz�n, bien puedes". El Esp�ritu Santo dijo algo similar cuando escribi� por parte de Pablo: "Porque con el coraz�n se cree para justicia". La �nica diferencia es que en Proverbios se usa la palabra "confiar", mientras que en el Nuevo Testamento la palabra es "creer".

En la terminolog�a b�blica, fe, confianza y creer, todas son expresiones de una alianza de coraz�n y una confianza que trae salvaci�n.

2. Un llamado a confiar en el Se�or. Proverbios no dice simplemente: "Conf�a con todo tu coraz�n", sino que dice: "Conf�a en el Se�or con todo tu coraz�n". No es una confianza en el hombre, ni una confianza en la declaraci�n de un credo; es confianza en el Se�or. El Se�or es digno de confianza porque siempre es veraz; y �l es la Verdad. Es digno de confianza porque es fiel a todas sus promesas. �l nunca falla a los suyos. �l es digno de confianza porque �l mismo es nuestro Sacrificio por el pecado, nuestro Salvador.

3. Un llamado a la confianza, en contra de apoyarse en nuestro propio entendimiento. Seamos tan sabios como Salom�n, o seamos tan versados ??en el conocimiento como �l, no nos atrevemos a comparar nuestro propio entendimiento con nada de lo que Dios ha dicho.

Tome la historia de la creaci�n tal como est� escrita y crea en Dios contra las palabras de cualquier hombre. Si preguntas cu�l es el �mbito de nuestra mente, te respondemos que es para eso, para que sea renovada por el Esp�ritu Santo.

Conf�a en el Se�or y ap�yate en �l, y no en nuestro propio entendimiento.

IV. LA CLAVE PARA LA GU�A DIVINA ( Proverbios 3:6 )

1. Deuteronomio 4:6 ; Deuteronomio 4:6 es una posdata de Deuteronomio 4:5 . Deuteronomio 4:5 ; Deuteronomio 4:5 dijo: "No te apoyes en tu propio entendimiento"; Deuteronomio 4:6 dice: "Recon�celo en todos tus caminos". Sin duda, si nos apoyamos en nuestra propia sabidur�a o en nuestro propio entendimiento, no lo reconoceremos.

Aqu� est� la fuente de muchos fracasos en la vida. Empezamos temprano a afirmar nuestro propio "pensar-sos" y "sentir-sos" en contra de los de nuestros padres; y, m�s tarde, asumimos la misma actitud contra nuestro Dios.

�Cu�n a menudo algunos peque�os de dos a�os resienten la voluntad de sus padres! Algunos incluso abofetean a su madre o se abalanzan sobre su padre.

Esto es tristemente cierto en los adultos, muchos de ellos; no oir�n la voz de Dios y, si oyen, no har�n caso. Rechazan deliberadamente la voluntad y el camino de Dios y se vuelven a los suyos.

El Esp�ritu en Isa�as 53:1 expres� de esta manera: "Cada uno se apart� por su camino". Juan, en el Esp�ritu, lo expres� as�: "El pecado es infracci�n de la ley". Transgredir es cruzar. En pocas palabras, no es m�s que una simple contradicci�n. Est� tomando nuestro propio camino en contra del de Dios.

2. Nuestro verso da el camino positivo a la gu�a divina. Aqu� est�: "Recon�celo". �C�mo puede Dios dirigir el camino de quien se niega a reconocerlo?

Si Dios le dice a alguien que no est� listo para reconocer al Se�or, que haga esto o aquello, simplemente est� desperdiciando Su energ�a. Dios no puede guiar al esp�ritu incondicional.

As� est� escrito en Romanos 12:1 : "Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo * * no os conform�is a este mundo, sino transformaos mediante la renovaci�n de vuestra mente"; �y que? "Para que prueben cu�l es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios".

As� tambi�n est� en Proverbios:

"Conf�a en el Se�or"; "No te apoyes en tu propia prudencia"; "Recon�celo en todos tus caminos"; �y que? "Y �l enderezar� tus veredas".

V. UNA ADVERTENCIA CONTRA LA SABIDUR�A Proverbios 3:7 ( Proverbios 3:7 )

1. "No seas sabio en tu propia opini�n". He aqu� una advertencia que sin duda merece la pena. El engreimiento es una enfermedad espantosa. Contribuye mucho a hacer que uno sea desagradable a los ojos de los dem�s. Dios ha dicho: "No pensar en s� mismo m�s de lo que deber�a pensar".

El orgullo de la sabidur�a propia es tan malo como cualquier otro orgullo. Es la mirada elevada y lo que se exalta a s� mismo, lo que Dios humillar�. "La mirada altiva del hombre se humillar�, y la altivez de los hombres se humillar�". "El d�a de Jehov� de los ej�rcitos ser� sobre todo soberbio y enaltecido, y sobre todo enaltecido".

2. "Ap�rtate del mal". Esta segunda amonestaci�n tambi�n es muy necesaria. Muchos j�venes disfrutan jugando con el pecado. Les gusta jugar con una serpiente o una v�bora. Algunos llegan a decir que todo joven debe tener su aventura. Se imaginan que la juventud es el momento de la locura y de la siembra de avena silvestre. Si eso es cierto, entonces el crecimiento pleno es el lugar para la cosecha de toda mala acci�n. Est� escrito: "Todo lo que el hombre sembrare, eso tambi�n segar�". Si sembramos al viento, cosecharemos el torbellino; as� cosechamos a�n m�s de lo que sembramos.

Que nadie imagine que hay un hada con una varita m�gica para cambiar el malvado fruto de la juventud. Dios ha hecho leyes infalibles para cubrir la paga de los pecados sociales y de otros tipos. El mal pasar�, en sus efectos f�sicos, a la tercera y cuarta generaci�n.

3. "Ap�rtate del mal. Ser� salud * *, tu�tano a tus huesos". Esto es fiel a la experiencia. Aquel que evita todo mal camino y todo mal deseo carnal, descubrir� que significar� mucho para la salud y la fuerza f�sicas. El mal socava todo poder f�sico que tiende a contrarrestar la masculinidad o la feminidad.

Si quieres salud en la vejez, ten sobriedad en tu juventud. Si siembras para la carne, pagar�s por cada semilla que siembres, en sufrimiento f�sico, mental y espiritual.

VI. LAS LEYES DE DAR Y RECIBIR ( Proverbios 3:9 )

1. Dar al Se�or de las primicias. Nuestro vers�culo dice: "Honra al Se�or con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos".

Seguramente hemos encontrado una manera al menos en la que podemos honrar al Se�or. Podemos honrarlo al dar. Podemos honrarlo particularmente al darle de nuestros primeros frutos. Al que quiere darle a Dios un enfermo, un cojo o una cosa contaminada, Dios dice: "El hijo honra a su padre, y el siervo a su amo: si yo soy Padre, �d�nde est� mi honra?" Soy un Maestro, �d�nde est� Mi miedo? " As� que el dar de verdad honra al Se�or.

Dar de verdad tambi�n significa dar los primeros frutos. En esta gracia, como en cualquier otra fase de la vida cristiana, Cristo debe ser el primero. No nos corresponde a nosotros primero retener para nosotros ciertas bendiciones y luego dar a Dios lo que sobra. Antes de usar algo para nosotros mismos, debemos sacar los primeros frutos para Dios.

Si seguimos el mandato de El�as, cuando le dijo a la mujer: "Hazme de �l un pastelito primero" , lo haremos bien. Si hacemos lo que hicieron los corintios, y primero nos entregamos al Se�or, no tendremos problemas en el m�todo correcto y b�blico de "dar nuestra sustancia".

2. Recibir del Se�or sus bondades. Nuestro verso, Proverbios 3:10 , dice: "Entonces tus graneros se llenar�n en abundancia, y tus lagares rebosar�n de mosto". El Esp�ritu de Dios no hace esta promesa de recompensas aseguradas con el pensamiento de engatusar a los santos para que den sus primeros frutos a Dios. Dice esto como un est�mulo a la obediencia, sin duda; pero est� enfatizando que Dios no permitir� que ninguno de sus siervos lo supere.

"Hab�a un hombre (aunque algunos pueden considerarlo loco),

Cuanto m�s tiraba, m�s ten�a ".

Por supuesto que ten�a m�s, porque s�lo lo estaba "desechando" en lo que respecta a los ojos humanos. A la vista de Dios, estaba acumulando tesoros en el cielo y, al mismo tiempo, obten�a m�s cosechas terrenales aqu�. Por mi parte seguir� d�ndole al Se�or, sabiendo que lo recibir� con gozo; as� como recibo con gozo todo lo que �l me da tan generosamente.

VII. LAS BENDICIONES DEL CASTIGO ( Proverbios 3:11 )

1. El Se�or nos disciplina como hijos. Hay una gran diferencia entre el castigo de un esclavo y el de un hijo. Somos hijos. No solo somos hijos, sino que somos hijos muy amados ante los ojos del Se�or. El amo puede castigar a su esclavo por el bien del amo, m�s que por el bien del esclavo. El l�tigo se usa para crear un miedo en el coraz�n del esclavo, que lo obligar� a un servicio fiel. El hijo es castigado por su propio bien.

En el Libro de Hebreos, donde el Esp�ritu Santo cita las palabras de Proverbios, las ampl�a con esta declaraci�n: "�l (nos disciplina) para nuestro provecho, para que seamos part�cipes de Su santidad".

Es cierto que ninguna disciplina en el tiempo presente parece ser gozosa, sino dolorosa: "Sin embargo, despu�s da el fruto apacible de justicia a los que por ella se ejercitan".

2. El Se�or disciplina a quien ama. No debemos pensar ni por un momento que, cuando somos corregidos por la mano divina, somos desechados como despreciados y rechazados. Para nada. Las correcciones de Dios son una se�al de su amor. No solo eso, sino que nos corrige porque se deleita en nosotros.

Algunos padres pueden imaginar que nunca deber�an corregir a sus hijos ni castigarlos. Tal concepci�n es totalmente contraria a un amor debidamente dirigido. Si queremos que nuestros hijos crezcan en el pecado y la obstinaci�n, necesitamos dejarlos a su manera. Dios nos castiga porque quiere devolvernos al lugar de la justicia y la verdadera santidad.

Por tanto, no despreciemos sus castigos, ni nos cansemos de sus correcciones. Si no recibimos la disciplina del Se�or, sabemos que no somos hijos, sino bastardos. La verdadera filiaci�n significa una formaci�n infantil fiel y sabia, y la verdadera paternidad seguramente ejercer� esta formaci�n correctiva.

UNA ILUSTRACI�N

�Las siguientes palabras de la se�orita Havergal est�n en l�nea con el esp�ritu de agradecimiento que deber�a atraparnos a todos por la bondad de Dios! para nosotros.

Toda la bondad de Dios para con nosotros es humillante. Cuanto m�s hace por nosotros, m�s dispuestos estamos a decir: "No soy digno de la m�s peque�a de todas tus misericordias, y de toda la verdad que has mostrado a tu siervo". El peso de una gran respuesta a la oraci�n nos parece demasiado. Su gracia es "demasiado maravillosa" para nosotros. Lanza con tal alivio la desproporci�n entre nuestro peque�o, pobre y d�bil llanto y la gran y brillante respuesta del coraz�n y la mano de Dios que s�lo podemos decir: "�Qui�n soy yo?".

Oh Se�or Dios, �que me has tra�do hasta aqu�? �Es esta la manera del hombre, oh Se�or Dios? "Pero es a�n m�s humillante, cuando estamos cara a cara con las grandes cosas que el Se�or ha hecho por nosotros y nos ha dado, que nunca pedimos en absoluto, ni siquiera pensamos en pidiendo bondad real, con lo que ni siquiera una oraci�n ten�a que hacer. Es tan humillante tener una visi�n de estos, que Satan�s trata de establecer una falsa humildad para impedirnos que nos quedemos quietos y consideremos las grandes cosas que el Se�or ha hecho por nosotros; as� tambi�n se las ingenia para defraudar a nuestro Dios generoso de la gloria debida a Su Nombre.

Porque, por supuesto, no elogiamos lo que no reconocemos. Intentemos desconcertar este dispositivo hoy y demos gracias por las abrumadoras misericordias que nunca pedimos. Frances R. Havergal.

Versículos 13-35

Buscando sabidur�a

Proverbios 3:13

PALABRAS INTRODUCTORIAS

1. El sabio contra el necio. M�s de un hombre que se cree sabio es un tonto. �Por qu�? Porque est� construyendo sus esperanzas sobre la arena. Quiz�s fue su sabidur�a lo que le dio confianza en s� mismo. No le importaba escuchar a Dios, porque era sabio en el mundo. Se cre�a competente en todas las cosas. No necesitaba ninguna Roca, Cristo Jes�s, pens�, porque pudo construir su propio m�todo de salvaci�n.

Ay de alguien as�, cuando se despierte y descubra que toda su sabidur�a humana no era m�s que arena movediza y hundida. La sabidur�a de Dios, que exige la Roca a Cristo Jes�s, no la estim�. Por tanto, cuando vinieron las inundaciones y soplaron los vientos, descendi�. Aprendamos esta lecci�n: el filosofar de la sabidur�a mundana no es una base segura para la construcci�n de la eternidad.

2. Las palabras de los necios. �Qu� son? Tengo "muchos bienes almacenados durante muchos a�os". Dice a su alma: "Alma * * rel�jate, come, bebe y divi�rtete". �Ay !, porque Dios dice "Necio". Este necio era sabio en el mundo. �De qu� otra manera podr�a haber acumulado tantos bienes? No solo acumul�, sino que coloc� sus bienes en graneros bien construidos, para su custodia. Volvi� a mostrarse humanamente sabio.

Sin duda, todo el pueblo pensaba que era un hombre sabio; Dios dijo que era un tonto. De hecho, se hab�a asegurado contra la hambruna actual; pero no hab�a puesto nada para el d�a de la muerte; no ten�a nada escondido donde la polilla y el �xido no corrompan, y donde ladrones no minen ni roben,

3. El ate�smo del necio. Nuestra Escritura dice: "El necio ha dicho en su coraz�n: No hay Dios". Quiz�s este necio era un hombre sabio, como los hombres consideran sabidur�a. Era sabio en las cosas "debajo del sol" pero no sab�a nada de las cosas Divinas. �l, sin duda, se jact� de su conocimiento, su sabidur�a, su tradici�n. Sin embargo, en su sabidur�a no conoc�a a Dios.

Su sabidur�a demostr� que era un necio, en la medida en que pens� en vano y neciamente, con sabidur�a, que pod�a vivir seg�n su lista y ser corrupto; pens� que pod�a hacer obras abominables. Dios mir� hacia abajo y vio que ni entend�a ni buscaba a Dios. Por eso Dios dijo: "El necio ha dicho"; y Dios tambi�n dijo: "�Todos los que hacen iniquidad no tienen conocimiento?"

4. Cuando los sabios son necios. Estamos en la India mientras escribimos. Nadie se atreve a decirnos que la gente de la India que adora �dolos, y que parece saber tan poco de Dios, es ignorante. No tan. Entre ellos se encuentran los ignorantes, pero entre ellos tambi�n se encuentran muchos de los m�s grandes hombres de cultura y erudici�n de la India. Son universitarios, hombres sabios, como el mundo cuenta la sabidur�a. Algunos de estos hombres en la India pueden figurar entre los grandes hombres de la tierra. Sin embargo, � son sabios como Dios considera sabidur�a?

Aqu� est� su descripci�n: "Profesando ser sabios, se hicieron necios". Luego leemos que "cambiaron la verdad de Dios en una mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura m�s que al Creador". Por tanto, Dios los ha entregado a una mente reprobada, porque no les gustaba retener a Dios en su conocimiento. Todo lo que hemos dicho de ciertos hombres en la India, podemos decirlo de ciertos hombres en Am�rica.

5. La sabidur�a mundana es una locura para Dios. Escuche la Escritura, "Dios enloqueci� la sabidur�a de este mundo". "Destruir� la sabidur�a de los sabios". "El mundo por sabidur�a no conoci� a Dios". "La locura de Dios es m�s sabia que los hombres". "Lo necio del mundo escogi� Dios, para confundir a los sabios". "Tu fe no debe basarse en la sabidur�a de los hombres".

Palabras como las anteriores deber�an hacer reflexionar al sabio mundano. Estas palabras respiran la m�s profunda convicci�n de la verdad.

I. DONDE SE PUEDE ENCONTRAR Proverbios 3:13 SABIDUR�A ( Proverbios 3:13 )

1. "Bienaventurado el hombre que halla sabidur�a y el hombre que adquiere entendimiento". La expresi�n "que adquiere entendimiento" es f�cil de comprender para el mundo. Dir�a que la comprensi�n se puede encontrar en nuestros colegios y universidades. �C�mo, entonces, preguntamos, puede la comprensi�n confiable provenir de un lugar que tiene una sabidur�a falsa?

Si los hallazgos de la sabidur�a son falsos, entonces las ense�anzas de la sabidur�a ser�n igualmente falsas. La comprensi�n puede ser un "conseguir", pero debe conseguirse donde se encuentra la verdadera sabidur�a.

Ahora preguntamos, �d�nde se puede encontrar la sabidur�a? Pensamos, tal vez, que ser�a adquirido por a�os de estudio y b�squeda m�s profundos en los almacenes humanos de la tradici�n antigua y moderna.

F�jese, entonces, en estas palabras: "Porque el Se�or da sabidur�a; de su boca sale el conocimiento y la inteligencia" ( Proverbios 2:6 ). "�l pone sana sabidur�a para los justos". Solo cuando estamos en contacto con Dios y andamos en Sus caminos, la sabidur�a entrar� en nuestro coraz�n.

2. Una firme convicci�n con nosotros. Se nos puede llamar fan�ticos y necios; estamos dispuestos a soportar esa verg�enza; sin embargo, todav�a pensamos que la verdadera sabidur�a se puede encontrar s�lo en las minas de la verdad revelada de Dios, como se establece en Su Libro Sagrado.

�Ten�a raz�n David cuando dijo: "Tengo m�s entendimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditaci�n"? �Y cuando dijo: "La exposici�n de Tus Palabras alumbra; da entendimiento a los simples"?

�Ten�a raz�n David cuando dijo: "Por tus mandamientos me has hecho m�s sabio que mis enemigos"? y cuando dijo: "Hazme entender el camino de tus preceptos; as� hablar� de tus maravillas"?

Cuando la Palabra de Dios entra en el coraz�n, alumbra. Es un almac�n donde se puede encontrar sabidur�a. Es una riqueza de sabidur�a que da entendimiento.

Concedemos que las instituciones de aprendizaje, por regla general, no le dan a la Biblia un lugar, o s�lo un peque�o lugar, en sus planes de estudio; sin embargo, la Biblia contiene una verdad m�s infalible que todos los dem�s libros.

II. EL VALOR SUPREMO DE LA SABIDUR�A ( Proverbios 3:14 )

1. "Mejor que * * la plata * * que el oro fino * * que los rub�es: y todas las cosas que puedes desear". Aqu� hay declaraciones que deben meditarse. Si vamos a traficar, mejor traficamos con sabidur�a que con plata u oro. Supongamos que hacemos mercader�as, buscando plata y oro; estamos comercializando en las cosas que se desvanecen. La plata y el oro pueden usarse, con sabidur�a, para el bien de la humanidad y para Dios, y con este objetivo supera, con mucho, el mero pensamiento de acumular tesoros en la tierra; sin embargo, si comerciamos con sabidur�a, podremos hacer un bien mucho mayor a nuestro pr�jimo y, adem�s, estaremos acumulando una mejor herencia contra el mundo venidero.

2. Encontrar sabidur�a es mejor que los rub�es, porque la sabidur�a vale m�s, en el mercado Divino, que los rub�es y todo lo dem�s que podamos desear. Sabemos que la calle de la Nueva Jerusal�n estar� pavimentada con oro puro; eso de ninguna manera sugiere que el oro puro ocupar� el lugar de honor en el 'Cielo'. Las calles de oro son para hollar; mientras que la sabidur�a ser� coronada con honores eternos.

Recuerde que no estamos hablando de la sabidur�a que representa la erudici�n y la habilidad humanas; hablamos de la sabidur�a que desciende de lo alto. Nada se puede comparar con eso.

3. La sabidur�a es la fuente de otros beneficios.

(1) La duraci�n de los d�as est� en su mano derecha. Conocer a Dios y caminar en sabidur�a asegura una larga vida y una vida llena de la m�s profunda alegr�a.

(2) Las riquezas y el honor est�n en su mano izquierda. El hecho de que seamos sabios no necesariamente nos aparta de las riquezas ni del honor. Salom�n pidi� sabidur�a y Dios le dio tanto honor como riquezas.

(3) La sabidur�a es un �rbol de vida para quienes se aferran a ella. Hemos sido excluidos, en esta vida, del �rbol de la Vida en el jard�n del Ed�n; aqu�, sin embargo, hay un �rbol de la vida que da frutos preciosos, abierto a todos. Bienaventurado todo el que tiene sabidur�a.

III. DONDE FUE OPERATIVA LA DIVINA SABIDUR�A ( Proverbios 3:19 )

1. "El Se�or con sabidur�a fund� la tierra". Aqu� hay una declaraci�n que todos deben reconocer como cierta. Los tres falsos amigos de Job no pudieron confundirlo. Habl� de Dios mejor que sus falsos consoladores. Sin embargo, Job ten�a como activo principal la jactancia de su conocimiento, as� como la jactancia de su dignidad. Luego, cuando Dios entr� en escena y le habl� a Job, le hizo preguntas que hicieron que Job viera su propia nada.

Entre otras cosas, Dios le dijo a Job: "�D�nde estabas cuando yo fundaba la tierra? D�melo, si tienes entendimiento". Entonces Dios entr� en cosas que asombraron a Job, aunque era el hombre m�s grande de Oriente. Nos gustar�a que los hombres de sabidur�a terrenal estudiaran Job 38:1 y Job 39:1 , y respondieran las diversas preguntas que Dios le propuso a Job. Puede ser que ellos tambi�n aprendan algo de su propia ignorancia.

La tierra y los cielos declaran no solo la gloria de Dios, sino tambi�n su gran sabidur�a.

2. "Por su conocimiento se rompen los abismos, y las nubes hacen caer el roc�o". Dios desciende de la creaci�n de un mundo a las gotas de roc�o que se posan sobre la tierra. Vamos, ahora, explica una gota de roc�o. Podemos decir mucho sobre �l, pero no podemos tomar uno, en las nubes del cielo, y llevarlo del mar a tierras lejanas.

Escribimos un peque�o poema hace alg�n tiempo, que describe al profesor sabio mundano cuando es interrogado por una ni�a.

Me jact� de mi conocimiento, mi saber, mi sabidur�a;

No reconoci� a ning�n Salvador, ning�n Dios ador�;

Entonces, un d�a, una muchacha dijo ingenuamente:

"Por favor, �qu� es un lirio?" Dej� caer mi cabeza:

"�Un lirio? No puedo describirlo", dije,

"Yo tampoco puedo decirte su c�mo o su por qu�;

S� que un lirio es maravillosamente dulce

S� que est� revestida de una belleza, repleta;

Sin embargo, no puedo decirte c�mo lleg� a ser

Y no pude hacer una, querida, �ves? "

La ni�a levant� solemnemente los ojos,

Y me mir� a la cara con ingenua sorpresa;

"Dios lo hizo, profesor, as� que ahora, �no puede ver?

�Fue Dios quien hizo el lirio, y Dios quien me hizo a m�? "

S�, Dios, con sabidur�a, hizo Su obra, y creamos y confiemos en �l.

IV. QU� DEBEMOS HACER CON LA SABIDUR�A Y QU� HAR� POR NOSOTROS ( Proverbios 3:21 )

1. La sabidur�a debe mantenerse como la porci�n m�s valiosa. Despu�s de hablar de la sabidur�a de Dios como se ve en Su creaci�n, llega la amonestaci�n; "Hijo m�o, no se aparten de tus ojos; guarda la sana sabidur�a y la prudencia". Que nunca nos unamos a ese grupo popular mundano de los llamados criados universitarios, que arrojan la sabidur�a de Dios a los vientos; que humanizan a Dios, arrastr�ndolo a las profundidades de alg�n Dios tribal de los jud�os; o alguna imagen de la mente; y luego inmediatamente deificar e inmortalizar sus propios cerebros.

2. La sabidur�a ser� vida para el alma. La sabidur�a divina revitalizar� nuestro alma; es decir, nuestro hombre mental. Una que me dijo que estaba dispuesta a renunciar a su propio mejor sentido com�n y a sus descreencias mentales, y tomar la Palabra de Dios como verdadera, aunque para ella siempre hab�a sido un conjunto de mitos, vino a m� despu�s y me dijo: "Cuando tir� a la basura mi propia mente, para tomar la mente de Dios, es maravilloso lo que hizo ". Esto es lo que ella dijo: "De una forma u otra, toda la verdad b�blica aparentemente sin sentido, que me hab�a parecido tan incre�ble, comenz� a brillar y resplandecer con una belleza de hecho que ahora parec�a razonable y f�cil de aceptar para mi mente". Ella hab�a tomado la sabidur�a de Dios, renunci� a la suya propia, solo para que se la devolviera, llena de certezas y verdad.

3. La sabidur�a hace del caminar de la vida un camino seguro. Qu� maravilloso. El joven que toma la sabidur�a divina encontrar� que est� preparado para escapar de la trampa del tentador y seguir su camino sin tropezar.

4. La sabidur�a quita el miedo. "Cuando te acuestes, no tendr�s miedo; s�, te acostar�s, y tu sue�o ser� dulce".

Me parece que la sabidur�a es engendradora de fe. A medida que aprendemos a conocer a Dios y a contemplar sus majestuosos pasos, aprendemos que el Dios que nos cre� se derrumba por nosotros.

Hay otra Escritura que dice que el amor echa fuera el temor. Encontramos aqu� que la sabidur�a que desciende de arriba hace lo mismo. Podemos dormir el sue�o de la paz. Mientras descansamos, podemos decir: "T�, Dios, me ves". Sentiremos que estamos a salvo bajo la sombra de Sus alas.

V. EL DIOS QUE TODO PROTEGE ( Proverbios 3:25 )

1. "No temas el miedo repentino". No importa de d�nde pueda aparecer repentinamente el peligro, hay Uno que vela por nosotros, que nos librar�.

Sin duda, tal promesa no se le da a un alma desobediente. S�lo cuando uno hace de Dios Su porci�n satisfactoria, y cuando lo mira con confianza, el Se�or lo proteger� del mal.

Incluso cuando las plagas caen sobre quienes nos rodean, �l puede evitar que toquen a quienes conf�an en �l. Si decimos del Se�or: "�l es mi * * Fortaleza: mi Dios; en �l confiar�", entonces podremos descansar en la promesa: "Ciertamente �l te librar� del lazo del cazador, y del maligno pestilencia."

Es cuando �l es nuestra Protecci�n que no debemos temer "por el terror de la noche, ni por la flecha que vuela de d�a, ni por la pestilencia que anda en tinieblas".

Aunque caigan mil a nuestro lado y diez mil a nuestra diestra, no debemos temer.

Que importa,

�Aunque el d�a sea oscuro?

Que importa,

�No pens� en la luz que veo?

Hay uno encima de mi

Que vive para amarme;

Nada puede importar cuando

Cristo Jes�s me cuida,

2. "El Se�or ser� tu confianza". Es digno de confianza. Por tanto, sea �l nuestra eterna Confianza. Dejemos que otros duden: todav�a creeremos; que los dem�s miren a los hombres y a las estancias humanas: nosotros mantendremos nuestro coraz�n en �l.

Recuerda que la casa que fue edificada sobre la roca no se derrumb� cuando vino la tormenta, cay� la lluvia y se levantaron las inundaciones. Entonces, como sabios, construyamos sobre la Roca S�lida.

�l evitar� que nuestro pie sea tomado. �Alabado sea su nombre!

VI. HACER EL BIEN A LOS DEM�S ( Proverbios 3:27 )

1. Debemos ayudar, de todas las formas posibles, a nuestros vecinos. No es correcto decir: "�Soy yo acaso guarda de mi hermano?" Ciertamente le debemos a cada hombre cumplir con todo lo que le es debido. Gran parte de la inquietud de la �poca en la que vivimos se debe a que los hombres cierran los ojos ante la necesidad de los que no lo han hecho.

De ninguna manera deber�amos sugerir siquiera que la muchedumbre que va a la deriva, que no est� dispuesta a trabajar, debe cosechar de las fatigas de los dem�s. Hablamos del que est� honestamente necesitado y que tiene derecho a apelar a los dem�s. Hablamos de la viuda y el hu�rfano, el enfermo y el afligido. Nuestro vers�culo dice: "A quienes es debido".

Sobre todo, nosotros, como cristianos, debemos cuidar de nuestros hermanos y hermanas en Cristo, que necesitan nuestra ayuda. Si vemos que nuestro hermano tiene necesidad, y cerramos nuestras entra�as de compasi�n contra �l, �c�mo mora el amor de Dios en nosotros?

2. No debemos decir: "Ve y vuelve", siempre que tengamos el suministro necesario a mano. La ayuda diferida, aunque buena, es a menudo causa de mucha tristeza. Quiz�s, en el �mbito de las beneficencias, "Hazlo ahora" resultar�a un buen lema.

Cuando Dios nos impone alg�n llamado, debemos recordar que "los mandamientos del Rey requieren prisa". Demorar puede significar perder nuestra oportunidad por completo.

3. No debemos inventar maldades contra nuestro pr�jimo. Perm�tanos sugerirle que ni siquiera le deseemos el mal. Hay demasiadas palabras desacertadas contra aquellos a quienes deber�amos ayudar. Incluso si nuestros enemigos tienen hambre, debemos alimentarlos; si tienen sed, debemos darles de beber.

El Se�or atender� a los malvados. �Por qu� deber�amos vengarnos de ellos? �Por qu� deber�amos juzgar? Dios ha dicho: "M�a es la venganza; yo pagar�, dice el Se�or". Dej�moslo en manos de Dios.

En Proverbios 3:32 y Proverbios 3:34 , se nos dan tres contrastes:

(1) "El perverso es abominaci�n al Se�or, pero su secreto est� con los justos".

(2) "La maldici�n del Se�or est� en la casa de los imp�os, pero �l bendice la morada de los justos".

(3) Ciertamente �l se burla de los escarnecedores, pero da gracia a los humildes.

Dejemos, pues, todo juicio al Hijo, donde Dios lo puso, y procuremos hacer el bien a todos los hombres.

VII. UNA GLORIOSA HERENCIA ( Proverbios 3:35 )

Llegamos ahora al �ltimo vers�culo de nuestro estudio, y una vez m�s estamos escribiendo las palabras de los sabios.

1. "Los sabios heredar�n la gloria".

(1) Hay una herencia de gloria en la actualidad para los sabios. Mayor es el sabio que el que toma una ciudad. Fue la fama de Salom�n y su sabidur�a lo que trajo a la reina de Saba desde lejos.

Leemos: "Mejor es la sabidur�a que la fuerza". Nuevamente leemos: "Mejor es la sabidur�a que las armas de guerra".

En Eclesiast�s est� escrito: "Buena es la sabidur�a con la herencia".

(2) Hay una herencia futura de gloria. Dios ha dicho: "Los sabios resplandecer�n como * * estrellas".

Aqu� hay algo que puede ser nuestro en los d�as posteriores. Si hemos apreciado y andado en los caminos de la sabidur�a, la sabidur�a que viene de arriba, la sabidur�a que Dios da; y si hemos abandonado todo mal camino, entonces nuestra recompensa ser� grande en el cielo.

2. Los necios heredar�n la verg�enza. Hay muchos juicios que son prematuros. Vemos al hombre que rechaza la sabidur�a de Dios y sigue el camino de los necios, como hemos escuchado que se describe en este estudio; Parece que, por un tiempo, prosperan en este mundo, pero la verg�enza les aguarda.

No pensemos ni por un momento que el hombre que se ha negado a conocer a Dios, a buscar su voluntad y a andar en sus caminos, prosperar� eternamente. En el Libro de Deuteronomio hay un vers�culo que dice: "�Ojal� fueran sabios, que entendieran esto, que tuvieran en cuenta su fin postrero" ! La dificultad con los tontos es que viven solo para el momento presente. Son como los cerdos que seguir�n al ma�z aunque los lleve al matadero.

Hay otro vers�culo que dice: "�C�mo fueron llevados a la desolaci�n, como en un momento! Est�n completamente consumidos por los terrores".

UNA ILUSTRACI�N

El Dr. JR Miller nos ha dicho c�mo Dios nos aumenta en sabidur�a y fuerza d�a a d�a.

Cristo no entrega en manos de nadie al comienzo de su vida una mente finamente entrenada y plenamente desarrollada. Los grandes poetas y escritores del mundo comenzaron con una sola libra. Hab�a capacidad de crecimiento, pero eso era todo. Cristo no le da a nadie al principio un car�cter cristiano noble, de estatura plena, rico, transfigurado, con gracias espirituales floreciendo. Los cristianos m�s santos comenzaron con muy poca santidad, muy poco poder espiritual.

Los hombres m�s �tiles de la iglesia comenzaron con una utilidad muy peque�a e imperfecta. Aquellos cuya influencia para el bien toca ahora miles de vidas, y se extiende a comunidades enteras, o llena a todo un pa�s, no ten�an para empezar m�s que una peque�a libra de capacidad que el Maestro les confi�. Este es el principio sobre el que se distribuyen todos los dones de nuestro Se�or. �l pone en nuestras manos un poco al principio; ya medida que usamos lo que tenemos, ganamos experiencia, demostramos habilidad y demostramos ser fieles a nuestra confianza, �l agrega m�s y m�s, d�ndonos todo lo que podemos usar bien y tan r�pido como podemos usarlo.

"Por la ley de tu propia alma aprende a vivir;

Y si los hombres te frustran, no hagas caso;

Y si los hombres te odian, no te preocupes;

Canta tu canci�n y haz tu obra;

Espera tu esperanza y reza tu oraci�n,

Y reclamar ninguna corona que no dar�n ".

JR Miller.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Proverbs 3". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/proverbs-3.html.