Bible Commentaries
Salmos 69

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-36

El salmo de la ofrenda por las transgresiones

Salmo 69:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

El Salmo 69, que vamos a estudiar hoy, es uno de esos grandes Salmos del Calvario que conmueven nuestras almas. Como otros Salmos, hay algunas cosas en �l de un mensaje hist�rico, pero el Salmo puede encontrar su cumplimiento solo en nuestro David mayor, incluso en nuestro Se�or Jesucristo.

El t�tulo del Salmo dice: "David se queja de sus aflicciones, ora por liberaci�n, alaba a Dios con acci�n de gracias". Sin embargo, estos t�tulos han sido agregados por dedos de hombres. No negamos que hay ciertas verdades en los t�tulos, pero decimos enf�ticamente que el Salmo tiene un significado mucho m�s amplio. Aqu� hay cosas que David no podr�a haber dicho sobre s� mismo.

Adem�s de esto, ciertos vers�culos de este Salmo se citan en el Nuevo Testamento como cumplidos en nuestro Se�or Jesucristo.

Aqu� est� nuestra conclusi�n: Cuando leemos los Salmos debemos recordar que David era un Profeta, y que estaba hablando, movido por el Esp�ritu, del Se�or Jes�s. �No sac� Cristo en el camino de Ema�s de los Salmos cosas que se refer�an a �l mismo? �No dice el Nuevo Testamento que el Esp�ritu Santo habl� "por boca de su siervo David"? Perm�tanos darle un ejemplo de lo que queremos decir.

Aparte del Esp�ritu Santo, David nunca podr�a haber escrito las palabras: "Tambi�n me dieron hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre". Sabemos que David no dijo esto de s� mismo, pero se refirieron al Se�or Jesucristo cuando siglos despu�s colg� de la Cruz.

Por otro lado David nunca or� con tales maldiciones contra sus enemigos como encontramos en este Salmo que comienza con Salmo 69:22 , Estas palabras se cumplieron, no sobre los enemigos inmediatos de David, sino sobre Israel porque crucificaron al Se�or en la Cruz, y sobre �stos, tambi�n, los romanos, que fueron c�mplices de la crucifixi�n y de hecho clavaron los clavos.

Fue Israel, a nivel nacional, y no los enemigos de David, cuya mesa se convirti� en una trampa, cuyos ojos se oscurecieron y cuyos lomos se estremecieron.

Fue sobre la naci�n de Israel que Dios derram� su indignaci�n y dej� que su ira airada se apoderara de ellos. Fue su morada la que se convirti� en desolaci�n. Todas estas cosas se desarrollar�n a medida que avance este estudio.

Lo que queremos hacer es impresionar el hecho de que este Salmo, como otros Salmos, tiene una referencia directa a Cristo y a las cosas por venir. Si vamos a leer los Salmos como un mero Libro hist�rico, ense��ndonos los latidos del coraz�n, las oraciones y las alabanzas personales de David; o incluso sus maldiciones sobre sus enemigos; vamos a perder el mensaje de Dios. El Libro de los Salmos debe estudiarse como uno de los libros m�s maravillosamente prof�ticos de la Biblia. Solo as� podemos comprender su mensaje.

CRISTO ABUNDADO POR LAS AGUAS DEL JUICIO ( Salmo 69:1 )

Imaginemos mentalmente al Se�or Jesucristo acerc�ndose al cerro solitario y gris, en esa tierra lejana. Veamos la Cruz tendida boca abajo en el suelo, "�Escuchen! Escucho el golpe sordo del martillo balanceado bajo; Est�n clavando a mi Se�or en el �rbol".

Veamos ahora la Cruz levantada, y veamos caer por el orificio que le fue cavado. La gente se agolpa en torno a la Cruz. Menean la cabeza. Ellos claman contra �l mientras nuestro Se�or est� all� colgado. La oscuridad comienza a acumularse. Dios esconde Su rostro. La carga del pecado de un mundo lo abruma cuando muere en una muerte sustitutiva. Con esta visi�n de la Cruz ante nosotros, notaremos pensativamente el presagio de Dios de esa hora a trav�s de Su Profeta, David, como se describe en nuestros vers�culos clave.

Nuestro texto dice: "Las aguas han entrado hasta mi alma. Me hundo en lodo profundo, donde no hay resistencia; he venido a aguas profundas, donde me inundan los r�os". Cuando las aguas se usan t�picamente en la Palabra de Dios, hablan de un dolor y una tristeza abrumadores.

El Se�or escribi� a Sus santos: "Cuando pases por las aguas * *, no te desbordar�n". Las aguas sugieren "pueblos", "lenguas" y "naciones". Representan aqu� el surgimiento de las multitudes cuando vinieron contra el Hijo de Dios.

Las aguas eran profundas mientras rodaban contra nuestro Salvador. Recordamos el diluvio y c�mo las aguas inundaron toda la tierra. Esas aguas anticiparon estas aguas de Su dolor.

Nos acordamos de las aguas que pasaron sobre Jon�s, cuando dijo: "Me rodearon los torrentes; todas tus olas y tus olas pasaron sobre m�". �l dijo: "Las aguas me rodearon, hasta el alma". As� fue con nuestro Se�or Jesucristo. Estaba abrumado por las olas de la ira de Dios, mientras cargaba con nuestros pecados sobre el �rbol.

II. CRISTO ODIO SIN CAUSA ( Salmo 69:4 )

"M�s que los cabellos de mi cabeza son los que me aborrecen sin causa; los que me quieren destruir, siendo mis enemigos injustamente, son valientes". Alguien puede objetar, diciendo que los enemigos de Cristo que estaban en la Cruz no eran m�s que los cabellos de Su cabeza. Sin embargo, tambi�n hab�a multitud de huestes sat�nicas invisibles alrededor de esa Cruz.

Adem�s, hubo innumerables personas a lo largo de los siglos que hab�an mostrado hacia nuestro Salvador el mismo esp�ritu de odio que se mostr� el d�a de la crucifixi�n.

Sin embargo, lo que deseamos enfatizar particularmente no es el hecho de que �l fue odiado, "odiado sin causa".

�Qui�n, siendo inocente, ha sufrido alguna vez como �l sufri�? No hallaron culpa en �l y, sin embargo, lo crucificaron. No hab�a nadie que pudiera convencerlo de pecado y, sin embargo, fue hecho pecado por nosotros. Fue entre la gente haciendo el bien: san� a los enfermos, aliment� a los hambrientos y dio palabras de alegr�a a los quebrantados de coraz�n. Hizo saltar a los cojos, ech� fuera demonios, resucit� a los muertos, dio vista a los ojos ciegos. �Por qu� deber�an haberle odiado? Vivi� para su bien, sirvi� a sus intereses y luego muri� por su salvaci�n.

Despu�s que Pilato hubo escuchado todas las acusaciones del pueblo contra el Se�or Jes�s, dijo: "No encuentro falta en este Hombre". El Se�or mismo dijo: "Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ning�n otro ha hecho, no tendr�an pecado; pero ahora me han visto y me han aborrecido a m� y a mi Padre. Pero esto sucede, que se cumpla la Palabra que est� escrita en su Ley: Me aborrecieron sin causa ".

III. CRISTO, PORTADOR DE LOS PECADOS DE OTROS ( Salmo 69:7 )

El salmista ahora anticipa la obra sustitutiva de la Cruz. El oprobio y la verg�enza que �l soport�, y que cubri� Su rostro, fue nuestro. Aqu� est�n las palabras del profeta David. Son palabras que s�lo podr�an decirse del Se�or: "Porque por ti he soportado oprobio; verg�enza cubri� Mi rostro".

Recordamos c�mo est� escrito: "El que por el gozo puesto delante de �l sufri� la cruz, menospreciando la verg�enza". �Qu� fue esa verg�enza? �Cu�l fue el reproche de esa Cruz?

Era �ste: Cristo el Santo, contado entre los pecadores. "Fue contado con los transgresores".

Era esto: Cristo, el Dador de paz y descanso, colgado de la Cruz con Su cuerpo magullado hasta que Su rostro estaba m�s estropeado que cualquier hombre, y Su forma m�s que la de los hijos de los hombres. Cuando pensamos en Su posici�n antinatural, las heridas inflamadas, los nervios expuestos: cuando pensamos en la sangre de las espinas enmara�adas en Su cabello largo y pesado; cuando vemos sangre goteando de manos y pies, y la espalda magullada; cuando contemplamos la turba burlona y enloquecida que se levant� contra �l, comenzamos a comprender algo de la verg�enza y el reproche de esa Cruz.

Fue esto: le escupieron; clamaron contra �l; lo difamaron. Fue esto: que el Padre escondi� Su rostro, y las tinieblas se cernieron sobre la Cruz, todo porque el Hijo de Dios fue contado como pecador por nosotros, y por nosotros hizo pecado.

No hay duda de que el Salmo 69 en nuestro vers�culo clave se refiere a Cristo llevando esta verg�enza y este sufrimiento en nuestro lugar. L�elo de nuevo: "Sobre m� han ca�do los reproches de los que te reprochaban". Nos preguntamos si estamos dispuestos a pasar por debajo de la verg�enza de esa hora. Como el oprobio de Dios cay� sobre nuestro Se�or, �estamos dispuestos a que el oprobio de nuestro Se�or caiga sobre nosotros? �Lo soportaremos?

IV. CRISTO EXTRANJERO PARA LOS HIJOS DE SU MADRE ( Salmo 69:8 )

"Soy extra�o para mis hermanos, y extra�o para los hijos de mi madre". Esta Escritura abre un panorama de la vida familiar de Cristo que pocos, quiz�s, han entendido. "Soy un extra�o para mis hermanos" podr�a referirse a su pueblo, Israel, porque Cristo era seg�n la carne, un hijo de Abraham.

Sin embargo, la expresi�n "un ajeno a los hijos de mi madre" no puede interpretarse as�. Debemos recordar que aunque Cristo mismo fue engendrado por el Esp�ritu Santo y naci� de la virgen Mar�a, hubo otros ni�os que llegaron a ese hogar por generaci�n natural. Santiago, Jos� y Judas eran hijos de Mar�a y Jos�. Tambi�n hubo hijas, nacidas de Jos� por Mar�a. No se dan sus nombres.

A medida que los hijos de Mar�a y Jos� crecieron, el Se�or Jesucristo, que era mayor que ellos, qued� aislado por ellos. Quiz�s se susurr� algo que arroj� un signo de interrogaci�n en torno al nacimiento de Cristo; y estos rumores pueden haber llegado a o�dos de estos tres ni�os y las ni�as. Ciertamente hab�a un "misterio" que se cern�a sobre la concepci�n de Jes�s. De todo esto no podemos hablar definitivamente, sin embargo, sin contradicci�n, Jesucristo era un extra�o para los hijos de su madre. Lo trataron como si no fuera uno de ellos.

�Alguna vez ha le�do esta Escritura adicional? "Fui oprobio entre todos mis enemigos, pero sobre todo entre mis vecinos, y temor para mis conocidos; los que me vieron sin, huyeron de m�. Soy olvidado como un muerto de coraz�n: soy como un vaso roto. . Porque he o�do la calumnia de muchos: el miedo estaba por todas partes: mientras se juntaban contra m�, pensaban quitarme la vida "( Salmo 31:1 ).

La calumnia que fue contra nuestro Se�or, sin duda, tuvo que ver con el hecho de que naci� de una virgen. Mar�a no pudo responder a un pueblo que se burlaba de c�mo el Esp�ritu de Dios hab�a venido sobre ella y de c�mo el Cristo fue engendrado por el Santo.

Ay, hay quienes hoy niegan la virginidad de Mar�a y su inmaculada concepci�n; y algunos de estos supuestamente est�n entre Sus amigos.

V. CRISTO FUE COMIDO CON EL CELO DE SU CASA ( Salmo 69:9 )

"Porque el celo de tu casa me consumi�, y las afrentas de los que te reprochaban han ca�do sobre m�".

Es en el segundo cap�tulo de Juan que leemos la historia de Cristo entrando en el Templo de Jerusal�n y echando a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas.

Fue all� donde el Se�or volc� las mesas de los cambistas y con un l�tigo, o azote de cuerda peque�a, expuls� a los hombres que hab�an difamado la Casa de Su Padre. Lo notable de esto es la declaraci�n de que "Sus disc�pulos se acordaron de que est� escrito: El celo de tu casa me consume". Esta declaraci�n en el Evangelio de Juan asegura que las palabras de nuestros vers�culos clave se refieren a Cristo.

Nadie am� jam�s a Jerusal�n como Cristo la am�. Nadie am� el Templo como �l lo hizo. Cuando vio lo que se hac�a en la Casa de Su Padre, no pudo contenerse m�s. �l soport� la verg�enza, las maldiciones se centraron contra �l mismo sin una palabra; sin embargo, cuando vio que Israel se hab�a opuesto al Padre y a la Casa del Padre, lo abrum� de dolor. �Puedes imaginar el celo de Su coraz�n por la Casa de Su Dios? mientras echaba a los cambistas?

Vayamos a otra escena. Ahora estamos con el Se�or en la colina que domina la ciudad de Jerusal�n. Mirando hacia abajo vemos la ciudad amada, de la cual el Esp�ritu Santo escribi�: "La paz sea dentro de tus muros, y la prosperidad dentro de tus palacios". Es la ciudad de Dios y sus habitantes son el pueblo de Dios.

�Extra�as palpitaciones llegan a nuestras almas! Vemos l�grimas correr por el rostro de nuestro Se�or. �l est� llorando "! Entonces, �l alza Su voz, y, quiz�s, con las manos extendidas �l grita," Si "hubieras conocido, aun t�, al menos en este tu d�a, �las cosas que pertenecen a tu paz! Pero ahora est�n ocultos a tus ojos ". Cristo continu� mientras lloraba para contar que Israel estaba siendo pisoteado por el enemigo. Seguramente su coraz�n lat�a por su pueblo.

Casi podemos verlo all�. Como Jerem�as, grit�: "�C�mo se sienta la ciudad solitaria, que estaba llena de gente!" Como Oseas, clam�: "�C�mo te abandonar�, Efra�n?" S�, el celo de la Casa de Su Padre lo consumi�.

VI. CRISTO SOBRE LA CRUZ ( Salmo 69:21 )

Hay tantas cosas maravillosas en este Salmo que detestamos omitir alguna de ellas. �ste no debemos pasarlo por alto. Salmo 69:21 dice: "Tambi�n me dieron hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre".

Sabemos c�mo se cumpli� esto, y c�mo Cristo, cuando prob� la hiel y el vinagre se neg� a beberlo. Antes de esta expresi�n en los Salmos, tenemos la oraci�n lastimera de Cristo al levantar su voz hacia el Padre: "Oh Dios, en la multitud de tu misericordia esc�chame, en la verdad de tu salvaci�n. L�brame del cieno, y no me hunda; sea librado de los que me aborrecen, y de las aguas profundas. No me desborde el agua de las aguas, ni me trague el abismo, y el pozo no cierre su boca sobre m� ".

El Se�or Jes�s se sinti� completamente consumido por el cansancio f�sico y la debilidad. Los poderes de las tinieblas lo azotaban. Los diluvios de ira lo desbordaban. Incluso Dios estaba ocultando Su rostro.

Fue por este tiempo cuando el Se�or entr� en la expresi�n m�s profunda de Su angustia en el Calvario. Por nosotros se le consideraba pecado; nuestras iniquidades fueron sobre �l; nuestras transgresiones le pesaban. Entonces, en medio de la penumbra, clam�: "Dios m�o, Dios m�o, �por qu� me has desamparado?"

Fue en esta hora que algunos de los que estaban al pie de la Cruz tomaron una esponja, la llenaron de vinagre y la pusieron en una ca�a. Otros se burlaban de �l, diciendo: "Este hombre llama a El�as". "Veamos si El�as vendr� a salvarlo".

Mientras bebemos de la copa del Nuevo Testamento (pacto) de Su Sangre, nunca olvidemos que �l rechaz� la esponja de vinagre mezclada con hiel, para poder beber la copa de la muerte por todos.

VII. LA RESURRECCI�N Y EXALTACI�N DE CRISTO ( Salmo 69:30 ; Salmo 69:35 )

No pod�amos dejar este Salmo sin dar su imagen final de exaltaci�n, que describe a Cristo resucitado de entre los muertos y lo ve entronizado como Rey sobre Israel, reinando en Si�n.

Salmo 69:30 dice: "Alabar� el Nombre de Dios con c�ntico, y lo engrandecer� con acci�n de gracias".

De las tinieblas del Calvario pasamos a la gloria y la luz de los himnos de alabanza que coronan Su resurrecci�n. �Qu� maravilloso! Dice que los humildes ver�n esto y se alegrar�n.

Mientras los disc�pulos a�n lloraban, y las mujeres a�n lloraban en ese memorable d�a de resurrecci�n, los �ngeles del Se�or, llenos de gozo y alegr�a, anunciaron que Cristo hab�a resucitado de entre los muertos. Los �ngeles estaban asombrados y dijeron a las mujeres: "�Por qu� lloras?" "No est� aqu�, pero ha resucitado".

Despu�s, el Se�or Jes�s se encontr� con las mujeres y les dijo: "�Salve!" Es decir, "�Todo gozo!" �Verdaderamente las sombras hab�an pasado! �La oscuridad del Calvario se hab�a ido!

Si Cristo hubiera permanecido en la oscuridad de esa tumba, nosotros hubi�ramos sido para siempre los m�s miserables de todos los hombres. Nuestra fe se habr�a ido; nuestra esperanza se hizo a�icos.

Sin embargo, con Cristo resucitado somos engendrados de nuevo a una Esperanza m�s viva. Suenan las campanas de alegr�a; Se oyen c�nticos de alabanza y acci�n de gracias: Todos los que nombran Su Nombre, ensalzan y bendicen.

Hay otra imagen en Salmo 69:35 y Salmo 69:36 : "Porque Dios salvar� a Si�n, y edificar� las ciudades de Jud�, para que habiten all� y la posean. Tambi�n la descendencia de sus siervos heredar� y los que aman su nombre habitar�n en �l.

"Junto al contraste de los sufrimientos de Cristo, con Su gloria, est� el contraste de la perfidia y la verg�enza de Israel, con su salvaci�n y restauraci�n nacional. La gente que una vez se reuni� alrededor de esa Cruz y clam�:" �Fuera! " a�n buscar� Su rostro. Las naciones que una vez lo crucificaron, a�n lo coronar�n. �Cristo a�n reinar� en Sion!

UNA ILUSTRACI�N

SUSTITUCI�N ENSE�ADA

A un joven se le pregunt� cu�ndo confi� por primera vez en Cristo y fue salvo. Su respuesta fue: "Cuando la abeja pic� a la madre". Cuando era peque�o jugaba frente a la puerta, mientras su madre trabajaba adentro. De repente, una abeja lleg� zumbando a la puerta y �l corri� hacia su madre, seguido por la abeja. Ella lo escondi� detr�s de ella. La abeja se sujet� a su brazo desnudo y la pic� severamente. Se volvi�, tom� a su peque�o y le mostr� el brazo.

All� estaba el lugar donde la picaron, y all� estaba la abeja trepando lentamente por su brazo. "No tienes que temer a la abeja ahora, Willie", dijo, "porque no tiene ning�n aguij�n. No puede hacerte da�o. Su aguij�n est� aqu�". Le mostr� a su peque�o una mancha negra que se le clavaba en la herida. Y luego lo tom� de rodillas y le dijo c�mo el pecador, perseguido por la ley quebrantada de Dios, por la muerte cuyo aguij�n es el pecado, no pod�a encontrar refugio sino detr�s de la cruz de Cristo; mientras que en aquel inmaculado que colgaba se hundi� el aguij�n fatal; A �l le fue dada la ira, los azotes, los moretones, las llagas, que eran del pecador, de modo que ahora todo lo que el pecador tiene que hacer es mirar, y la muerte es inofensiva, porque todo su aguij�n se ha agotado en Cristo. , todas sus aguas oscuras se secaron en �l, y ya no queda nada m�s que inclinarse en agradecimiento y alabanza a Aquel que es poderoso para salvar. "Cristo tambi�n padeci� una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios". El cuerno de carnero.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Psalms 69". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/psalms-69.html.