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Bible Commentaries
Apocalipsis 15

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

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Versículos 1-8

Misericordia y Castigo

Apocalipsis 14:1 , Apocalipsis 15:1 ; Apocalipsis 16:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Al abrir nuestro estudio sobre tres cap�tulos en Apocalipsis, encontramos varias escenas en el cap�tulo catorce que deseamos presentar a modo de introducci�n.

1. Tenemos ciento cuarenta y cuatro mil redimidos de la tierra. El cap�tulo comienza con el Cordero de pie en el monte Sion, con �l estaban los ciento cuarenta y cuatro mil. Si estos ciento cuarenta y cuatro mil son los mismos que los sellados de Israel, en el cap�tulo siete, entonces es maravilloso para nosotros encontrar un grupo tan grande de redimidos de entre la naci�n escogida de Dios, de pie junto al cordero, el Hijo de Dios. Dios, a quien Israel desde los d�as de la crucifixi�n hasta esta hora, ha rechazado, repudiado y despreciado. Ahora, sin embargo, se les abren los ojos, lo han visto y creyeron en �l. De hecho, todo el cielo se regocija en la presencia del Padre y hacen sonar sus arpas mientras cantan un c�ntico nuevo.

Estos que est�n con el Cordero son sin mancha. Siguieron al Se�or en medio de la angustia de la tribulaci�n en la tierra, y ahora lo siguen adondequiera que va.

2. Un �ngel con el evangelio eterno. Aqu� est� la segunda escena del cap�tulo catorce. Este �ngel est� predicando este evangelio eterno a los habitantes de la tierra. En todas las �pocas y en todos los climas, Dios siempre ha tenido sus mensajeros. Durante la tribulaci�n, la Palabra ser� predicada por ciento cuarenta y cuatro mil. Tambi�n ser� predicado por los dos testigos y por otros.

Estos, sin embargo, no ser�n suficientes en medio de tiempos arduos. As�, Dios, una vez m�s, env�a a sus �ngeles, y se ve a uno de ellos predicando el evangelio eterno a toda naci�n, lengua y tribu de la tierra.

El significado de este Evangelio se expresa as�; "Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio; adorad al que hizo los cielos, la tierra, el mar y las fuentes de las aguas".

3. El segundo �ngel aparece en escena. �l est� diciendo: "Ha ca�do, ha ca�do Babilonia, la gran ciudad, porque hizo beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicaci�n". La historia de la ca�da de Babilonia se da en detalle en el cap�tulo dieciocho. Esto se considerar� en un serm�n posterior.

4. Un tercer �ngel sigue al segundo con una gran advertencia. Debemos recordar que al tocar la s�ptima trompeta todo el Cielo vio que el reino del Se�or estaba a punto de establecerse. Por lo tanto, ahora estamos considerando ciertas escenas que est�n al final del per�odo de la Gran Tribulaci�n.

Antes de que venga el Se�or, estos �ngeles se siguen r�pidamente unos a otros, dando llamadas finales a los pueblos de la tierra. Dios no destruir�a al hombre hasta que d� una gran, �ltima y fuerte llamada de advertencia. Estas son las palabras del tercer �ngel: "Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en la frente o en la mano, beber� del vino de la ira de Dios, que se derrama sin mezcla en la copa de su indignaci�n, y ser� atormentado con fuego y azufre delante de los santos �ngeles y delante del Cordero ".

As� que la gente de la tierra est� en un aprieto entre dos. Por un lado, el anticristo y sus se�ores de la propiedad se encuentran con la muerte f�sica si no reciben la marca de la bestia y si no adoran su imagen. Por otro lado, Dios les advierte que si hacen estas cosas, tendr�n el infierno eterno.

Hay quienes pueden imaginar que todo esto es figurativo, que no hay fuego ni azufre. No importa lo que t� o yo pensemos, eso es lo que dice Dios. El vers�culo once agrega: "Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos; y no tienen descanso ni de d�a ni de noche, los que adoran a la bestia ya su imagen, y cualquiera que recibe la marca de su nombre".

5. Una �ltima voz del cielo. Sin duda, habr� muchos que, debido a esta voz del �ngel, se negar�n a seguir al anticristo. Por tanto, Dios hace sonar una nota del cielo que dice: "Bienaventurados los muertos que de aqu� en adelante mueren en el Se�or; s�, dice el Esp�ritu, para que descansen de sus trabajos, y sus obras con ellos siguen". En todo esto se encuentra la paciencia de los santos y de aquellos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jes�s. Doblaron la espalda a las llagas de los que los odian; pagaron su fe con su sangre, y ahora descansan de sus labores.

I. LA COSECHA DE LA TIERRA HA MADURADO ( Apocalipsis 14:14 )

Entramos ahora en la discusi�n del final de las condiciones mundiales de la era actual.

1. La visi�n del Hijo del Hombre. Juan lo contempl� sobre la nube. "Tiene en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz aguda". Quiz�s la nube sobre la que se sent� sea la misma nube de Gloria Shekinah en la que �l va a descender a la tierra. Leemos sobre ese descenso en el cap�tulo diecinueve de este libro. Viene con una corona de oro porque ahora est� asumiendo Su trono real. Tiene en su mano la hoz aguda, porque su venida es de juicio y de siega.

2. La visi�n de un �ngel que clama al Hijo del Hombre. "Introduce tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de que siegues". Cuando pensamos en cosechar, pensamos en una cosecha que est� madura. Esa es la declaraci�n aqu�. �Podr�an las palabras expresar mejor las condiciones mundiales actuales? El grano de la tierra ya est� inclinando su cabeza. Su color denota su maduraci�n hasta la cosecha.

La �poca en la que vivimos se llama divinamente, el d�a del hombre. El hombre ha seguido actuando con su propio genio en todos los �mbitos de la vida terrestre. Estamos teniendo muchas exposiciones en este momento; hay una feria mundial en San Francisco; hay una feria mundial en la ciudad de Nueva York. Estos parecen estar extendiendo sus manos hacia el gran mundo palpitante y diciendo: "�Ven y mira! �Mira lo que ha obrado el hombre!" El que va regresa asombrado del progreso del mundo. Todo tipo de invenci�n parece haber alcanzado su cenit.

Cuando pensamos en el mundo como era en nuestra propia ni�ez, hace cincuenta y sesenta a�os, y como es en este momento, nos quedamos asombrados. En nuestro propio recuerdo, el autom�vil, el tel�fono, la radio, la aeronave, la luz el�ctrica y muchas otras cosas no solo han entrado, sino que se han perfeccionado. Toda esta grandeza en la l�nea de la invenci�n, es culminada solo por un mundo maduro en la iniquidad, en el pecado y en la verg�enza.

�Te maravilla, por tanto, en nuestro cap�tulo que leemos, "La mies de la tierra est� madura"? No hay duda al respecto, todo lo que es alto y levantado contra Dios y Su gloria, ser� cortado, y solo el Se�or ser� exaltado en ese d�a.

Dudamos seriamente que algunas de las cosas que marcan la �poca actual como tan atractiva, ser�n permitidas bajo el reinado de Cristo. La Biblia dice que durante el reinado de Cristo los ni�os jugar�n en las calles; ciertamente no est�n a salvo all� hoy.

II. LA COSECHA DE LA VENDIMIA ( Apocalipsis 14:16 )

Despu�s de la cosecha de la tierra, otro �ngel sali� del templo que est� en el cielo. Tambi�n ten�a una hoz afilada. Mientras estaba all�, apareci� un segundo �ngel del altar. Ten�a poder sobre el fuego. Clam� a gran voz al que ten�a la hoz aguda, diciendo: "Introduce tu hoz aguda y recoge los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas est�n completamente maduras". Entonces el �ngel meti� su hoz y recogi� la vid de la tierra, "Y �chala en el gran lagar de la ira de Dios. Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad, y del lagar sali� sangre hasta el bridas de caballo, por el espacio de mil seiscientos estadios ".

1. Los juicios de Dios son tanto sobre jud�os como sobre gentiles. La verdad es que el per�odo de la tribulaci�n se conoce en la Biblia como el d�a de la angustia de Jacob. Dios ha castigado al jud�o desde ese d�a en que clam� sin piedad: "Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos".

A esta hora, el jud�o est� muy estresado y no se ve ning�n alivio. Muchos est�n tratando de ingresar a Palestina, sin embargo, est�n condenados. Jon�s entr� en un barco en Jope, yendo a Tarso, sin embargo, se meti� en una tormenta, luego en el vientre de una ballena. Israel no lo har� mejor. Ir a Jerusal�n ahora, es solo ir al foso de los leones. Las naciones est�n ayudando a adelantar la aflicci�n del pueblo escogido de Dios.

2. Los jud�os son la vid de la tierra. Esta es la historia del salmo ochenta, de Isa�as veintisiete y de Ezequiel quince; y se menciona en Juan quince. Dios arrojar� a Israel en el lagar de su ira, como lo fue antes, crucificado fuera de la ciudad, as� se pisar� el lagar de Dios fuera de la misma ciudad.

3. Una gloriosa liberaci�n final. En los Cap�tulos que hemos se�alado anteriormente, donde Israel es la vid, Dios no deja que Su pueblo sea completamente destruido. En el Salmo ochenta leemos que Israel fue quemado por fuego, cortado y perecido por la reprensi�n de su rostro. Sin embargo, inmediatamente, la imagen cambia y sigue esta profec�a: "Sea tu mano sobre el var�n de tu diestra, sobre el Hijo del Hombre, a quien para ti hiciste fuerte.

"Entonces Israel clama:" vivif�canos e invocaremos tu nombre. Vu�lvenos de nuevo, * * haz resplandecer tu rostro; y seremos salvos. "Lo mismo en efecto se da en Isa�as veintisiete." �l har� que los que vienen de Jacob echen ra�ces: Israel florecer� y echar� renuevos, y la faz del mundo llenar� de fruto ".

III. UNA VISI�N DE LOS VENCEDORES ( Apocalipsis 15:2 )

A este serm�n lo llamamos "Misericordia y Juicio". Para nosotros es muy maravilloso estudiar el libro de Apocalipsis y descubrir que en la ira, Dios recuerda la misericordia. �No es extraordinario? Al volver nuestros rostros hacia la tierra, contemplamos la tribulaci�n y la angustia bajo la agon�a de la ira y la indignaci�n ardientes. Luego, volvemos nuestros rostros hacia el cielo y escuchamos himnos de alabanza, gritos de victoria.

En la tierra, los hombres blasfeman contra Dios; en los Cielos, est�n dando gloria a Su nombre. Sobre la tierra hay sangre y fuego, truenos y terremotos; arriba, los santos descansan en el Se�or.

1. La historia de los vencedores de la tierra. Verso dos nos dice de aquellos que han alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el n�mero de su nombre." La gente en la tierra nunca pensaron que hab�an conseguido ninguna victoria. Todo su Los ojos contemplados eran los cad�veres, los rostros p�lidos, las espaldas golpeadas de los santos, con sus cabellos cubiertos de sangre.

Todo lo que vieron fueron hombres y mujeres muertos, y sus cuerpos arrojados a tumbas hechas apresuradamente para enterrarlos, o incinerar cualquier cosa para deshacerse de ellos. Juan, sin embargo, no solo vio sus cuerpos en la muerte; los vio parados sobre un mar de vidrio, con las arpas de Dios en sus manos. �Piensas que si tuvieran sus vidas para vivir de nuevo, no volver�an a negarse a seguir al anticristo? Seguramente lo har�an.

2. El canto de los vencedores. El vers�culo tres dice: "Cantan el c�ntico de Mois�s, siervo de Dios, y el c�ntico del Cordero". El c�ntico de Mois�s fue el c�ntico de liberaci�n. El c�ntico del Cordero, era el c�ntico del Libertador. Aqu� est�n las palabras de su canci�n. "Grandes y maravillosas son tus obras, Se�or Dios Todopoderoso, justos y verdaderos tus caminos, Rey de los santos".

No hubo una sola palabra de queja por su martirio, ni una sola palabra de arrepentimiento. Sus labios estaban llenos s�lo de alabanza y adoraci�n. Ellos clamaron: "Porque todas las naciones vendr�n y adorar�n delante de ti, porque tus juicios se han manifestado". Estas v�ctimas m�rtires se dieron cuenta plenamente de que de la carnicer�a del juicio de la Tribulaci�n, la tierra aprender�a la justicia.

IV. EL DIOS DE MISERICORDIA ES EL DIOS DE JUICIO E IRA ( Apocalipsis 15:5 )

1. La visi�n del Templo del Tabern�culo del Testimonio. Juan vio en el cielo este maravilloso templo del tabern�culo. Lo vio abrirse. Todos sabemos que el Tabern�culo del Testimonio fue t�pico de Cristo, en todo momento. Representaba la redenci�n a trav�s del. sangre del Cordero inmolado. Representaba la comuni�n con Dios, la luz del cielo, que brilla en el camino de los santos. Representaba el pan de vida. Representaba todo lo que ten�a que ver con la Cruz, el Se�or vivo y resucitado y Su obra sumo sacerdotal.

Recuerda que en la construcci�n de este tabern�culo, Dios le orden� a Mois�s que lo construyera de acuerdo con el modelo que le mostr� en el monte, y Mois�s hizo lo que Dios le orden�. El facs�mil de ese templo, tan significativo en su testimonio, estaba abierto en el cielo.

2. La visi�n de siete �ngeles saliendo del templo. Estos �ngeles vinieron, "Teniendo las siete plagas". Estaban vestidos de lino puro y blanco, y sus pechos estaban ce�idos con cinturones de oro. Al dar un paso adelante, uno de los cuatro vivientes dio a los siete �ngeles "siete copas de oro llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos".

Luego, "El templo se llen� de humo por la gloria de Dios y por su poder; y nadie pod�a entrar en el templo hasta que se cumplieran las siete plagas de los siete �ngeles".

Las palabras que hemos citado son tan majestuosas y, adem�s, tan solemnes.

Es imposible separar los juicios y la ira de Dios de Su amor, Su santidad y Su poder. Les mostramos c�mo el Templo terrenal del Tabern�culo, que era una r�plica del del Cielo, representaba la salvaci�n y todo lo que la acompa�a. Fue completamente t�pico de Cristo y Su redenci�n. Ahora, contemplamos que desde ese mismo templo, en medio de la gloria de Dios y las manifestaciones de Su poder, �ngeles sacerdotales vestidos de blanco, est�n listos para derramar las copas de la ira de Dios.

La ira siempre se ha relacionado con la misericordia. Consideremos Juan 3:16 . El verso resplandece con el amor de Dios. Habla de c�mo Dios am� tanto que dio a su Hijo unig�nito. Habla de un Salvador posible y dispuesto. Sin embargo, vestida con este maravilloso vestido de amor, y ofrecida la salvaci�n, est� esa palabra solemne, s�, aterradora "perecer".

"Los que creen en el Cordero no perecen, pero sobre los dem�s permanece la ira de Dios. Mientras los �ngeles van por su camino para derramar las copas de la ira, parecen estar diciendo:" Si hubieras entrado en el Templo del Testimonio, han sido salvados de la ira venidera. Sin embargo, despreciaste Su amor, Su gracia redentora, y ahora permanece la ira ".

V. LOS VIALES DE LA IRA DE DIOS ( Apocalipsis 16:1 )

1. La primera ampolla llagas pestilentes y dolorosas en los hombres. El vers�culo dos cuenta la historia. El �ngel, uno de los siete, hermoso vestido de blanco, habiendo salido del templo en el cielo, derrama su copa sobre la tierra. Inmediatamente, "Cay� una llaga pestilente y dolorosa sobre los hombres que ten�an la marca de la bestia, y sobre los que adoraban su imagen". No sabemos cu�l era la llaga repugnante. La palabra griega es "Kakos". Sugiere algo muy malo. Se usa con respecto a todas las formas de maldad, ya sea moral o f�sica. Tambi�n fue doloroso, dio dolor.

2. La segunda copa se derram� sobre el mar. Como vino, el mar era como la sangre de un hombre muerto, y toda alma viviente muri� sobre el mar.

3. La tercera copa se derram� sobre los r�os y fuentes de agua y se convirtieron en sangre.

4. La cuarta copa se derram� sobre el sol; "Y le fue dado poder para quemar a los hombres con fuego". Hacemos una pausa por un momento para pensar en estos primeros cuatro viales de los siete juicios finales. Mientras se promulgaban, un �ngel clam�: "T� eres justo. Oh Se�or, que eres y que eras y que ser�s, porque t� nos has juzgado". Quiz�s nos sea dif�cil comprender al Dios de amor, derramando tales copas de ira; sin embargo, el �ngel de Dios dijo: "T� eres justo, oh Se�or".

Entonces el �ngel a�adi�: "Han derramado la sangre de los santos y profetas, y t� les has dado a beber sangre".

Entonces otro �ngel, del altar (sin duda el altar de bronce del sacrificio) dijo: "As�, Se�or Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos".

Si criticamos a Dios por sus juicios, �por qu� entonces le damos gracias por los juicios que cayeron sobre Cristo cuando entreg� su alma como ofrenda por nuestro pecado? La actitud de Dios hacia los hombres que rechazan esa Cruz y siguen al anticristo, no es diferente de Su juicio sobre el Cristo, cuando �l fue hecho pecado por nosotros. Habr�a pensado que los hombres se habr�an arrepentido, especialmente cuando estaban quemados por el calor del sol. Todav�a. no se arrepintieron. pero blasfem� el nombre de Dios.

VI. LOS VIALES DE LA IRA DE DIOS CONTINUARON ( Apocalipsis 16:10 )

1. El quinto �ngel derram� su copa sobre el asiento de la bestia. El resultado fue que el reino del anticristo estaba lleno de tinieblas, "y se mord�an la lengua de dolor". Entonces los hombres blasfemaron contra el Dios del cielo a causa de sus dolores y llagas. Sin embargo, no se arrepintieron de sus actos.

Que nadie trate de espiritualizar todos los juicios de Dios mientras se derraman las copas. No puedes espiritualizar estas cosas m�s de lo que puedes espiritualizar las plagas en la tierra de Egipto. Las plagas all� eran literales, son las mismas. Otra cosa a tener en cuenta es que las plagas en los tiempos antiguos, en Egipto, solo hicieron que Fara�n endureciera a�n m�s su coraz�n. Ellos no se arrepintieron, ni tampoco los hombres que est�n ante nosotros en esta Escritura, se arrepienten.

2. El sexto �ngel derram� su copa sobre el gran r�o �ufrates. Hemos estado junto a este r�o. Es un gran r�o. Cuando estuvimos all�, aguas frescas en grandes vol�menes flu�an silenciosamente en su camino. Ahora, sin embargo, el agua de la misma se sec�, para que estuviera preparado el camino del rey del oriente.

Mientras Juan miraba, vio tres esp�ritus inmundos como ranas que sal�an de la boca del drag�n y de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta. Aqu� est� la trinidad diab�lica. Se est�n combinando en un �ltimo esfuerzo para contrarrestar los juicios del Todopoderoso.

Estos esp�ritus inmundos que enviaron son esp�ritus de demonios que hacen milagros y que van a los reyes de la tierra y del mundo entero para reunirlos en la batalla de ese gran d�a del Dios Todopoderoso. Por lo tanto, el Armaged�n est� cerca. El escenario de la gran guerra final est� listo.

El Armaged�n ahora se presenta ante nosotros como el esfuerzo final de Satan�s para luchar contra Dios. La trinidad diab�lica est� frente a la trinidad divina.

Cuando los ej�rcitos se re�nen, casi podemos escuchar un susurro del cielo. Es Dios quien se burla de las naciones. Se r�e de ellos en Su doloroso disgusto. As�, �l dice (lea el vers�culo quince) "He aqu�, vengo como ladr�n. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo y vean su verg�enza". As�, mientras la batalla se desarrolla en la tierra, as� ser� que la batalla se desarrolle en el Cielo. El gran conflicto se describe en detalle en el cap�tulo diecinueve.

VII. EL S�PTIMO O �LTIMO VIAL SE VERTI� AL AIRE ( Apocalipsis 16:17 )

Puede ser que algunos de ustedes se est�n haciendo esta pregunta: Cuando son� la s�ptima trompeta, en Apocalipsis 11:15 , �no se anunci� que hab�a llegado el tiempo del reino? Eso es verdad. Sin embargo, dentro, por as� decirlo, del sonido de la s�ptima trompeta, estaban escondidas estas siete copas, que podemos afirmar con seguridad que ser�n seguidas en r�pida sucesi�n una tras otra. Son los juicios finales de Dios cumplidos. Cuentan la historia de lo que suceder� sobre la tierra inmediatamente despu�s de la enunciaci�n del rey.

La s�ptima copa, que ahora est� ante nosotros, es bastante similar al s�ptimo sello. All�, en el cap�tulo seis, cuando se rompi� el sexto sello, parece que nos estamos acercando al final. Hubo un gran terremoto, el sol se volvi� negro como cilicio de cabello, y la luna se volvi� como sangre, las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, el cielo se fue como un pergamino enrollado. Los reyes de la tierra y los grandes, los capitanes en jefe y los valientes, se escondieron en las cuevas de las pe�as de las monta�as poderosas, diciendo que el gran d�a de su ira hab�a llegado. Y hab�a llegado el gran d�a de su ira.

Sin embargo, cuando se rompi� el s�ptimo sello, inmediatamente los siete �ngeles comenzaron a tocar sus trompetas. Luego, siguiendo el s�ptimo sello, vino el derramamiento de las copas. Quiz�s ha mirado una casa desde un �ngulo y luego se ha movido y ha mirado la misma casa desde otro �ngulo. En los sellos y las trompetas, Dios parece estar dando diferentes aspectos de las mismas escenas sobre la tierra.

En las copas, sin embargo, Dios nos est� dando solo la imagen de las �ltimas escenas. Las trompetas y los sellos cubren un cuadro m�s grande que las copas, pero nos parece que el s�ptimo sello, la s�ptima trompeta y la s�ptima copa est�n colocados al final.

D�mosle ahora la descripci�n que marca el comienzo mismo del Armaged�n, "Y hubo voces, truenos y rel�mpagos; y hubo un gran terremoto, como no hab�a ocurrido desde que los hombres estaban sobre la tierra, un terremoto tan poderoso, y Y la gran ciudad se dividi� en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron: y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle la copa del vino del ardor de su ira.

Y todas las islas huyeron, y las monta�as no fueron encontradas. Y cay� del cielo sobre los hombres un gran granizo, cada piedra del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios a causa de la plaga del granizo; porque su plaga fue muy grande.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Revelation 15". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/revelation-15.html.
 
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