Bible Commentaries
Romanos 16

Comentario Pozos de agua vivaPozos de agua viva

Versículos 1-27

Las mujeres de la iglesia primitiva

Romanos 16:1

PALABRAS INTRODUCTORIAS

Quiz�s, no hay un solo cap�tulo en la Biblia que revele tan maravillosamente la condici�n de mujer de la iglesia primitiva, como las mujeres descritas en Romanos 16:1 . Las mujeres de este cap�tulo son aquellas que estuvieron asociadas con Pablo en su ministerio, sus viajes misioneros y sus labores espirituales.

1. Una declaraci�n extra�a acerca de Pablo y las mujeres cristianas. No hace mucho, una mujer vino a nosotros bastante emocionada, dir�a casi enfadada. Ella dijo: "�No me gusta el ap�stol Pablo!" Le dije: "�Qu� tienes contra �l?" Ella dijo: "No le gustaban las mujeres".

Cuando hice m�s preguntas, r�pidamente me di cuenta de que ella no sab�a nada sobre la actitud de Paul hacia las mujeres cristianas de su �poca. Por supuesto, sab�a que ella se refer�a a la declaraci�n del Esp�ritu Santo a trav�s de Pablo: "Dejen que sus mujeres guarden silencio en las iglesias". Ella ignor� por completo los testimonios distintos y definidos del mismo Esp�ritu Santo, a trav�s del mismo Ap�stol, en relaci�n con las abundantes labores de las mujeres en la Iglesia primitiva.

2. Las mujeres y su lugar en el servicio Divino. En el Antiguo Testamento hubo algunas mujeres destacadas que fueron usadas por Dios de una manera muy notable. Sin embargo, elegimos apegarnos exclusivamente a las mujeres del Nuevo Testamento en nuestro estudio general.

Fue durante la vida de Cristo que las mujeres estuvieron a menudo en contacto espiritual con su Se�or. Mar�a Magdalena, Mar�a Juana, Mar�a hermana de Marta; y Mar�a, la madre de Jes�s, fueron todas reconocidas como siervas honradas del Se�or, pero las "Mar�as" no estuvieron solas en este servicio. Hubo otras mujeres que lo recibieron y le dieron la bienvenida, y que le sirvieron fielmente.

En la vida del ap�stol Pablo, como se establece en el libro de los Hechos, las mujeres de Dios ocupan un lugar destacado. �D�nde hay alguien m�s hermoso de car�cter y m�s humilde de esp�ritu que Lydia, la mujer de negocios y vendedora de p�rpura? Fue ella quien inici� la reuni�n de oraci�n a la que sol�a ir Pablo. Piense en Dorcas, esa mujer que fue tan honrada en la Iglesia. Cuando yac�a en la muerte, llamaron a Pedro, y le dijeron a Pedro: He aqu� todas las "prendas que Dorcas hac�a" para los pobres. Pedro, sin dudarlo, tom� a Dorcas de la mano y le dijo: "Tabita, lev�ntate". Era una mujer demasiado valiosa para que la Iglesia la perdiera por la muerte, y Dios la devolvi�.

As� podr�amos continuar, pero el tiempo nos falla. Todav�a es cierto en nuestros d�as como lo fue en los d�as del Antiguo y Nuevo Testamento: las mujeres que publican las gloriosas nuevas son una gran multitud. A�n es cierto que est�n sirviendo a trav�s de todas las posibles persecuciones y peligros. Piensan que no es nada para ser juzgado con crueles burlas, azotes, con cadenas y con encarcelamientos.

3. �Podemos sugerir, al cerrar nuestros comentarios de apertura, que la feminidad del siglo XX debe su mayor parte de libertad y honor a la Biblia ya la iglesia cristiana? Dondequiera que vaya la Biblia, la feminidad se libera de las cadenas de la superstici�n, en ese lugar de reconocimiento que se debe a su sexo. En la Iglesia Dios definitivamente ha dicho "no hay ni hombre ni mujer". El hombre no tiene una inteligencia superior ni un servicio superior.

Sin duda, el hombre es el jefe de la casa; sin embargo, tan pronto como el Esp�ritu dijo que las mujeres deb�an estar sujetas a sus maridos, a�adi�, incluso "como la Iglesia est� sujeta a Cristo". Entonces el Esp�ritu dio la tremenda advertencia: "Esposos, amen a sus esposas, como tambi�n Cristo am� a la Iglesia".

I. FEBE, NUESTRA HERMANA ( Romanos 16:1 )

1. Una relaci�n sagrada entre Febe y la Iglesia. Se habla de Febe como "nuestra hermana". En otras palabras, la iglesia es un gran plan familiar donde la relaci�n entre los miembros debe ser la de los lazos familiares Divinos. Febe es "nuestra hermana". Pablo se llam� a s� mismo, m�s de una vez, "hermano", y habl� de otros santos, como sus hermanos. Asimismo, Pablo habl� de algunos a quienes hab�a conducido a Cristo, como sus "hijos".

"�Ojal� tuvi�ramos m�s en cuenta esta santa relaci�n? �No recuerdan c�mo Dios ha hablado de la Iglesia como" toda la familia en el cielo y en la tierra "? Dios es nuestro Padre; y todos seremos hermanos.

2. Una sierva fiel en su tarea. El Esp�ritu habla de Febe como sierva de la Iglesia que est� en Cencrea. La palabra griega para siervo es " diakonis ". La palabra a veces se traduce como "ministro"; otras veces, "di�cono". Alguien sugiri� que la palabra realmente proviene de dos palabras: " dia " y " konis ", que significa "a trav�s del polvo". Al menos, Febe ocupaba un lugar en la Iglesia que hoy podr�a llamarse el de "diaconisa". Ella sab�a lo que era servir en el �mbito espiritual y servir fielmente.

3. "Socorrista de muchos". Si quisi�ramos saber m�s en detalle lo que hizo Febe, leemos que "ha sido socorrista de muchos, y tambi�n de m� mismo". Con Febe, cuidar de los santos en sus necesidades se hab�a convertido en un "negocio". Paul dijo, "ay�dala en cualquier asunto que necesite de ti".

Que todos estemos listos para ayudar a toda mujer que est� sirviendo a los dem�s y socorriendo a los santos.

II. PRISCILLA Y AQUILA ( Romanos 16:3 )

Qu� hermosa es la expresi�n: "Saludad a Priscila ya Aquila, mis ayudantes en Cristo Jes�s". Nos parece que este saludo sugiere que estos santos eran dignos de todo honor.

1. La mujer mencionada primero. Observemos el orden divino en este registro: Priscila, y luego, Aquila. Dios, por regla general, no da preferencia a la mujer, pero aqu� es as�. Priscilla, evidentemente, era la m�s activa de las dos en las cosas divinas. Este es el caso de muchos hogares e iglesias. Las reuniones de oraci�n de la iglesia tienen m�s mujeres que hombres. La obra misional de la iglesia suele ser enfatizada por las mujeres, m�s que por los hombres.

La ense�anza de los ni�os en el hogar, en las cosas espirituales, a menudo se deja en manos de la madre o de una hermana mayor. Esto no es como que deber�a ser; no es que queramos que las mujeres hagan menos, sino que los hombres deber�an hacer m�s. En este caso, ambos eran dignos de menci�n, y ambos fueron leales ayudantes de Paul.

2. El esp�ritu de martirio en Priscila y Aquila. Romanos 16:4 nos dice: "Los que por mi vida han entregado su propio cuello". Puede que no hayan sido asesinados. Sin duda, no lo eran, porque Pablo orden� que fueran saludados; sin embargo, hab�an sido defensores de la fe y de gran ayuda para Pablo y los santos, hasta arriesgar su propia seguridad personal. Sab�an c�mo usar la Palabra y c�mo guiar a los santos a la verdad de esa Palabra.

3. Para ellos todas las iglesias gentiles estaban obligadas. Pablo les dijo que "no solo doy gracias, sino tambi�n a todas las iglesias de los gentiles".

Que Dios nos ayude a vivir de tal manera que las iglesias se sientan impulsadas a agradecer a Dios por nuestro ministerio de amor.

III. JUNIA ( Romanos 16:7 )

Llegamos ahora a una combinaci�n muy interesante: Andr�nico y Junia.

1. Junia y Andr�nico eran parientes de Pablo. Hay una historia maravillosa sobre ellos y sobre uno o dos m�s que eran parientes de Pablo en la carne. Es una historia que toca la escena del camino a Damasco, cuando Pablo fue golpeado con la gran luz del cielo. �Recuerdas c�mo el Se�or le dijo a Sa�l: "Dif�cil te es dar puntapi�s "?

�Cu�les eran los "pinchazos" contra los que Paul hab�a pateado? Las cosas que ya hab�an tocado su coraz�n y traspasado su alma antes de los eventos de Damasco, las cosas, sin embargo, contra las cuales hab�a pateado. Creemos que tenemos raz�n cuando decimos que las patadas eran las oraciones de sus propios parientes a quienes dijo "estaban en Cristo antes que yo". Sab�an de la brillantez de Pablo, del vigor de su juventud y de la intensidad de su esp�ritu.

Sab�an que hab�a sido educado a los pies de Gamaliel. Lo codiciaron por Dios. Rezaron por �l. Hablaron con �l. Quiz�s, lloraron por �l; sin embargo, el joven, Saulo, sigui� su camino luchando contra los pinchazos hasta que fue derribado en el borde del camino a Damasco.

2. Junia estaba entre los compa�eros de prisi�n de Pablo. Aqu� hay una oraci�n, incluida, que tal vez no entendamos en su totalidad. No se da ning�n otro registro de c�mo fueron encarcelados junto con Paul, pero as� fue. Debe haber sido un consuelo para el Ap�stol haber tenido tales compa�eros de prisi�n. Fueron cautivos encarcelados por amor de Cristo.

3. Junia era una mujer y, sin embargo, se destac� entre los ap�stoles. Su nombre estaba en sus lenguas. Sus hechos quedaron guardados en sus recuerdos. Ella fue reconocida; ella fue honrada.

Dios nos conceda ocupar un lugar tan honorable como ella.

IV. TRIFENA Y TRIFOSA ( Romanos 16:12 )

1. Tenemos ante nosotros a dos mujeres que trabajaron en el Se�or. Para nosotros, de alguna manera, existe una diferencia entre trabajar en el Se�or y servir ocasionalmente al Se�or. La palabra "trabajo" sugiere fatiga; no solo trabajo, sino trabajo duro.

Dios, al escribir a las siete iglesias de Asia, habl� as�: "Yo conozco tus" obras ", luego a�adi�," y tu labor ". Hizo una distinci�n entre las dos. El trabajo es un trabajo minucioso. Es un trabajo llevado a cabo adelante con firmeza. Podemos servir al Se�or, y cansarnos de hacer el bien. Cuando trabajamos en el Se�or, no somos r�pidos para darnos por vencidos. Seguimos adelante con tenaz determinaci�n. Por nuestro Dios superamos las dificultades. Pablo dijo, "teniendo por tanto obtenido la ayuda de Dios, contin�o hasta el d�a de hoy ".

2. Estas mujeres no solo trabajaron, sino que tambi�n trabajaron en el Se�or. El estudiante conceder� f�cilmente que hay muchos que trabajan en la carne. �Cu�nta obra bien intencionada, pero mal dirigida, debe deshacer Dios!

Pedro tuvo buenas intenciones cuando cort� la oreja de Malco, sin embargo, el Se�or tuvo que obrar un milagro para deshacer el desastre de un servicio bien intencionado. Si trabajamos en la carne, nuestro trabajo ser� contado como madera, heno y rastrojo; si trabajamos en el Se�or, ser� oro, plata y piedras preciosas. Todo lo que hacemos en la carne se hace para lograr el efecto, el inter�s propio y el honor propio. Al menos, no es el resultado del amor puro. Cuando trabajamos en el Se�or, nuestro trabajo contar� por tiempo y por toda la eternidad.

V. LA AMADA PERSIS ( Romanos 16:12 )

1. He aqu� una mujer amada entre los santos. Ella no era amada en ning�n sentido carnal, sino en una forma espiritual. Ella fue amada de la misma manera que Daniel fue amado. Un �ngel vino del cielo y le dijo a Daniel: "�Oh Daniel, un hombre muy amado"!

�Ojal� se dijera esto de nosotros! Ojal� vivi�ramos y actuamos de tal manera que los santos la amen, nos amen por lo que somos, por lo que hacemos. y porque el amor de Dios se derrama en nuestros corazones.

2. La amada Persis trabaj� mucho en el Se�or. Aqu� hay una escala ascendente. Trifena y Trifosa trabajaron en el Se�or, pero Persis trabaj� mucho. Nos preguntamos si la diferencia en su trabajo no se debi� a la diferencia de su amor. Al menos, vamos a sugerir que hay una conexi�n indisoluble entre las palabras "la amada Persis" y las palabras "que trabaj� mucho".

En otras palabras, Persis trabaj� porque amaba. �No hemos le�do: "Aunque hablo en lenguas de hombres y de �ngeles, y no tengo caridad, * * de nada me aprovecha?" Dar nuestros dones a los pobres, o dar nuestros cuerpos para ser quemados, no se cuenta con Dios, a menos que sea el fruto de un amor genuino. De Dios se dice que "tanto am� al mundo, que dio a su Hijo unig�nito". De Dios nuevamente se dice que �l "encomia su amor para con nosotros, en que * * Cristo muri� por nosotros". De Cristo se dice: "Habiendo amado a los suyos * * los am� hasta el fin". Una vez m�s, est� escrito de �l que "am� a la Iglesia y se entreg� a s� mismo por ella". Dios nos d� "un trabajo de amor".

"Oh, amor celestial, mi coraz�n se somete

Yo tambi�n ser�a conducido al triunfo;

Seducido a vivir solo para Dios,

Y fracasar sumiso en su trono. "

VI. SU MADRE Y M�A ( Romanos 16:13 )

Aqu� hay una mujer cuyo nombre no se da, pero s� se da su ocupaci�n.

1. Rufus, el hijo de la madre an�nima. Se habla de este Rufus como "escogido en el Se�or". No dudamos que su madre fue elegida en el Se�or. De alguna manera no podemos dejar de sentir que Rufus, el hijo, dio testimonio de la fe y la vida de su madre. Sabemos que el Esp�ritu escribi� de Timoteo de la fe no fingida, que fue primero en su abuela, y en su madre, y luego en �l. As� la maternidad comienza a brillar en tonalidades rosadas.

Una nueva gloria corona su nombre. Se otorga una posici�n de honor a la madre de Rufus. La Escritura sobre Rufo y su madre, trae a la memoria un pasaje en la �ltima parte de Proverbios donde est� escrito: "Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada". No s�lo eso, sino "tambi�n su marido, y �l la alaba".

2. Pablo, el hijo, en el Se�or, de la madre an�nima. Pablo dice en el Esp�ritu: "Saludad a Rufo, escogido en el Se�or, ya su madre y m�a". �Has visto alguna vez a una mujer que nos pareciera una madre a todos? Su personaje era tan hermoso; sus palabras de sabidur�a, de consuelo, de consejo, eran tan sinceras, tan consideradas, tan tiernas, que todo el mundo la llamaba madre. Ella era, de hecho, una madre para los suyos; pero tambi�n fue madre de todos.

Su vida fue una rosa de amor en plena floraci�n, cuya fragancia llen� a toda la Iglesia. Cuando entr� al edificio, todos los hijos se levantaron para saludarla; se postraron ante ella; siempre estaban dispuestos a ayudarla, a tomarla del brazo y llevarla a su asiento en la iglesia.

VII. LA DAMA ELEGIDA ( 2 Juan 1:1 )

Pasemos a la Segunda Ep�stola de Juan y leamos los saludos all� expresados ??a la "dama elegida y sus hijos". Una vez m�s, no se da ning�n nombre, y, sin embargo, la dama elegida se destaca en un resplandor de gloria sin igual y, quiz�s, superando cualquier gloria que rodee a cualquier hombre.

1. La dama es elegida. Creemos que la expresi�n "elegida" se refiere no s�lo al hecho de que fue elegida por Dios, sino por el hombre: es decir, fue "elegida" porque fue "excelente". Ella estaba entre la condici�n de mujer tanto "seleccionada" como "elegida".

2. La dama es madre de ni�os. Gracias a Dios que se menciona su maternidad. Ella ten�a un hogar. Ella era madre. Los cuidados triviales, las tareas diarias, las situaciones desconcertantes que le sobrevienen a cada mujer y madre en la vida hogare�a, le sobrevinieron. Sin embargo, ella se elev� por encima de ellos. Ella brill� en su casa como brilla una luminaria, cuando las sombras bajan. Ella era una estrella cantando canciones en la noche. Sin embargo, la gloria de su maternidad se revel� en sus hijos. Mira c�mo el anciano Juan se regocij� mucho, porque encontr� a sus hijos caminando en la verdad. Sus hijos no solo fueron salvos, sino que fueron obedientes a la fe una vez entregada.

3. La dama elegida fue amada en la verdad. Juan saca la palabra "amor" de toda concepci�n maligna posible, y la salvaguarda diciendo "la dama elegida * * a quien amo en la verdad", y luego agrega, "y no solo yo, sino tambi�n todos los que han conocido la verdad ".

No era tanto la mujer, sino la verdad que sosten�a, lo que la hac�a preciosa y elegida. Antes de que termine la segunda ep�stola de Juan, leemos estas conmovedoras palabras: "Te saludan los hijos de tu hermana elegida. Am�n".

UNA ILUSTRACI�N

Las mujeres de la Iglesia primitiva eran trabajadoras.

Ocurri� en un hospital de la India. Una de las mujeres de cierto pueblo llevaba mucho tiempo enferma, con una enfermedad que, seg�n los m�dicos nativos, era incurable. Era una mujer acomodada, y hab�a probado uno tras otro con los m�dicos en sus pueblos y en los vecinos. Finalmente se enter� de las maravillosas curas que estaban realizando los m�dicos misioneros en el hospital establecido en un pueblo a cierta distancia de donde ella viv�a.

Despu�s de mucha persuasi�n, logr� obtener el permiso de su esposo para ir a este lugar y ver que los "cristianos" pod�an hacer cualquier cosa por ella. Cuando lleg� al hospital tuvo que someterse a un examen, y el veredicto fue que podr�a curarse completamente si permanec�a en el hospital durante un mes. Durante este tiempo recibi� los cuidados m�s bondadosos y el tratamiento m�s cient�fico, y d�a a d�a mejor� f�sicamente. Al mismo tiempo, no se descuid� su bienestar espiritual.

Fue instruida en la religi�n cristiana y se le habl� del "Gran M�dico", que puede curar, no solo el cuerpo, sino tambi�n el alma, de modo que cuando estuvo completamente curada, hab�a aceptado a este "Gran M�dico" como su Salvador. Cuando lleg� el momento de dejar el hospital, se aferr� a los misioneros y les implor� que la dejaran quedarse con ellos. Pero el misionero dijo: "Ah� est� su esposo; no es cristiano.

Vete a casa con tu esposo y cu�ntale cu�n grandes cosas ha hecho el Se�or por ti, y ha tenido compasi�n de ti ". Y regres� a su ciudad natal contando sobre el" Gran M�dico ", con el resultado de que no solo su esposo , pero muchos de sus amigos aceptaron a este mismo "Gran M�dico" como su Salvador tambi�n.

Marguerite Brandt.

Información bibliográfica
Neighbour, Robert E. "Comentario Pozos de agua viva en Romans 16". "Agua viva". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/lwc/romans-16.html.