Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario completo de Henry sobre la Biblia Completo de Henry
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público y son derivados de una edición electrónica disponible en el sitio web de la Biblioteca Cristiana de Clásicos Etéreos.
Estos archivos están en el dominio público y son derivados de una edición electrónica disponible en el sitio web de la Biblioteca Cristiana de Clásicos Etéreos.
Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Corinthians 1". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/1-corinthians-1.html. 1706.
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Corinthians 1". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/
Versículos 1-9
1-9 Todos los cristianos, por el bautismo, est�n dedicados y consagrados a Cristo, y tienen la estricta obligaci�n de ser santos. Pero en la verdadera iglesia de Dios est�n todos los que son santificados en Cristo Jes�s, llamados a ser santos, y que lo invocan como Dios manifestado en la carne, para todas las bendiciones de la salvaci�n; que lo reconocen y obedecen como su Se�or, y como Se�or de todos; no incluye a otras personas. Los cristianos se distinguen de los profanos y ateos, porque no se atreven a vivir sin oraci�n; y se distinguen de los jud�os y paganos, porque invocan el nombre de Cristo. Observa cu�ntas veces en estos vers�culos el ap�stol repite las palabras: Nuestro Se�or Jesucristo. Tem�a no hacer una menci�n demasiado frecuente o demasiado honorable de �l. A todos los que invocaban a Cristo, el ap�stol les dirig�a su saludo habitual, deseando, en su favor, la misericordia perdonadora, la gracia santificante y la paz reconfortante de Dios, por medio de Jesucristo. Los pecadores no pueden tener paz con Dios, ni de �l, sino por medio de Cristo. Da gracias por su conversi�n a la fe de Cristo; esa gracia les fue dada por Jesucristo. Han sido enriquecidos por �l con todos los dones espirituales. Habla de la palabra y del conocimiento. Y donde Dios ha dado estos dos dones, ha dado gran poder de utilidad. Eran dones del Esp�ritu Santo, por los que Dios daba testimonio a los ap�stoles. Los que esperan la venida de nuestro Se�or Jesucristo, ser�n guardados por �l hasta el fin; y los que son as�, ser�n irreprochables en el d�a de Cristo, hechos as� por la rica y gratuita gracia. �Qu� gloriosas son las esperanzas de tal privilegio: ser guardados por el poder de Cristo, del poder de nuestras corrupciones y de las tentaciones de Satan�s!
Versículos 10-16
10-16 En las grandes cosas de la religi�n, tened una sola mente; y donde no haya unidad de sentimientos, que haya tambi�n uni�n de afectos. El acuerdo en las cosas m�s importantes debe extinguir las divisiones sobre las m�s peque�as. Habr� una uni�n perfecta en el cielo, y cuanto m�s nos acerquemos a ella en la tierra, m�s nos acercaremos a la perfecci�n. Pablo y Apolos fueron fieles ministros de Jesucristo, y ayudantes de su fe y alegr�a; pero los que estaban dispuestos a ser contenciosos, se dividieron en partidos. As� es posible que las mejores cosas se corrompan, y que el Evangelio y sus instituciones se conviertan en motores de discordia y contenci�n. Satan�s siempre se ha esforzado por suscitar luchas entre los cristianos, como una de sus principales artima�as contra el Evangelio. El ap�stol dej� que otros ministros bautizaran, mientras �l predicaba el evangelio, como una obra m�s �til.
Versículos 17-25
17-25 Pablo se hab�a criado en el saber jud�o; pero la simple predicaci�n de un Jes�s crucificado era m�s poderosa que toda la oratoria y la filosof�a del mundo pagano. Esta es la suma y la sustancia del evangelio. Cristo crucificado es el fundamento de todas nuestras esperanzas, la fuente de todas nuestras alegr�as. Y por su muerte vivimos. La predicaci�n de la salvaci�n de los pecadores perdidos por los sufrimientos y la muerte del Hijo de Dios, si se explica y se aplica fielmente, parece una tonter�a para los que est�n en el camino de la destrucci�n. Los sensuales, los codiciosos, los orgullosos y los ambiciosos ven por igual que el Evangelio se opone a sus actividades favoritas. Pero los que reciben el Evangelio, y son iluminados por el Esp�ritu de Dios, ven m�s la sabidur�a y el poder de Dios en la doctrina de Cristo crucificado, que en todas sus otras obras. Dios dej� que una gran parte del mundo siguiera los dictados de la presumida raz�n del hombre, y el acontecimiento ha demostrado que la sabidur�a humana es una locura, y es incapaz de encontrar o retener el conocimiento de Dios como Creador. Le agrad� salvar a los creyentes por la locura de la predicaci�n. Por la insensatez de la predicaci�n; no por lo que podr�a llamarse justamente una predicaci�n insensata. Pero lo que se predic� fue locura para los hombres sabios. El evangelio siempre fue, y siempre ser�, locura para todos en el camino de la destrucci�n. El mensaje de Cristo, claramente entregado, siempre ha sido una piedra de toque segura por la cual los hombres pueden saber qu� camino est�n recorriendo. Pero la despreciada doctrina de la salvaci�n por la fe en un Salvador crucificado, Dios en la naturaleza humana, comprando la iglesia con su propia sangre, para salvar a las multitudes, incluso a todos los que creen, de la ignorancia, el enga�o y el vicio, ha sido bendecida en todas las �pocas. Y los instrumentos m�s d�biles que Dios usa, son m�s fuertes en sus efectos, que los hombres m�s fuertes pueden usar. No es que haya necedad o debilidad en Dios, sino que lo que los hombres consideran como tal, supera toda su admirada sabidur�a y fuerza.
Versículos 26-31
26-31 Dios no eligi� a fil�sofos, ni a oradores, ni a estadistas, ni a hombres de riqueza, ni de poder, ni de inter�s en el mundo, para publicar el evangelio de la gracia y de la paz. �l juzga mejor qu� hombres y qu� medidas sirven a los fines de su gloria. Aunque no son muchos los nobles que suelen ser llamados por la gracia divina, ha habido algunos de ellos en todas las �pocas, que no se han avergonzado del evangelio de Cristo; y personas de todo rango tienen necesidad de la gracia perdonadora. A menudo, un cristiano humilde, aunque pobre en cuanto a este mundo, tiene m�s conocimiento verdadero del evangelio, que aquellos que han hecho de la letra de la Escritura el estudio de sus vidas, pero que la han estudiado m�s bien como el testimonio de los hombres, que como la palabra de Dios. E incluso los ni�os peque�os han adquirido tal conocimiento de la verdad divina como para silenciar a los infieles. La raz�n es que son ense�ados por Dios; el prop�sito es que ninguna carne se glor�e en su presencia. Esa distinci�n, en la que s�lo ellos pod�an gloriarse, no era de ellos mismos. Fue por la elecci�n soberana y la gracia regeneradora de Dios, que estaban en Jesucristo por la fe. �l es hecho por Dios para nosotros sabidur�a, justicia, santificaci�n y redenci�n; todo lo que necesitamos o podemos desear. Y es hecho sabidur�a para nosotros, para que por su palabra y Esp�ritu, y de su plenitud y tesoros de sabidur�a y conocimiento, podamos recibir todo lo que nos har� sabios para la salvaci�n, y aptos para todo servicio al que somos llamados. Somos culpables, susceptibles de un justo castigo; y �l es hecho justicia, nuestra gran expiaci�n y sacrificio. Somos depravados y corruptos, y �l es hecho santificaci�n, para que al final sea hecho redenci�n completa; pueda liberar el alma del ser del pecado, y soltar el cuerpo de las ataduras de la tumba. Y esto es, que toda carne, seg�n la profec�a de Jerem�as, Jeremias 9:23, puede gloriarse en el favor especial, la gracia suficiente y la preciosa salvaci�n de Jehov�.