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Bible Commentaries
1 Corintios 10

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

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Introducción

Los grandes privilegios, y sin embargo el terrible derrocamiento de los israelitas en el desierto. (1-5) Advertencias contra todas las pr�cticas idol�tricas y otras pr�cticas pecaminosas. (6-14) La participaci�n en la idolatr�a no puede coexistir con la comuni�n con Cristo. (15-22) Todo lo que hacemos debe ser para la gloria de Dios, y sin ofender las conciencias de los dem�s. (23-33)

Versículos 1-5

1-5 Para disuadir a los corintios de la comuni�n con los id�latras, y de la seguridad en cualquier curso pecaminoso, el ap�stol pone ante ellos el ejemplo de la naci�n jud�a de anta�o. Fueron conducidos por un milagro a trav�s del Mar Rojo, donde se ahogaron los egipcios que los persegu�an. Fue para ellos un bautismo t�pico. El man� del que se alimentaron era un tipo de Cristo crucificado, el Pan bajado del cielo, que quien lo coma vivir� para siempre. Cristo es la Roca sobre la que se construye la iglesia cristiana; y de los arroyos que brotan de ella, beben todos los creyentes y se refrescan. La iglesia es un lugar de culto, que tipifica las sagradas influencias del Esp�ritu Santo, tal como son dadas a los creyentes por medio de Cristo. Pero que nadie presuma de sus grandes privilegios, o de su profesi�n de la verdad; esto no asegurar� la felicidad celestial.

Versículos 6-14

6-14 Los deseos carnales adquieren fuerza con la indulgencia, por lo que deben ser frenados en su primer surgimiento. Temamos los pecados de Israel, si queremos evitar sus plagas. Y es justo temer que los que tientan a Cristo sean dejados por �l en poder de la vieja serpiente. La murmuraci�n contra las disposiciones y los mandatos de Dios, lo provoca en gran medida. Nada en la Escritura est� escrito en vano; y es nuestra sabidur�a y deber aprender de ella. Otros han ca�do, y nosotros tambi�n podemos hacerlo. La seguridad del cristiano contra el pecado es la desconfianza en s� mismo. Dios no ha prometido guardarnos de caer, si no miramos hacia nosotros mismos. A esta palabra de advertencia, se a�ade una palabra de consuelo. Otros tienen las mismas cargas y las mismas tentaciones: lo que ellos soportan y superan, nosotros tambi�n podemos hacerlo. Dios es sabio y fiel, y har� nuestras cargas seg�n nuestras fuerzas. �l sabe lo que podemos soportar. �l har� un camino para escapar; librar� de la prueba en s�, o al menos de la maldad de la misma. Tenemos pleno est�mulo para huir del pecado y ser fieles a Dios. No podemos caer en la tentaci�n, si nos aferramos a �l. Ya sea que el mundo sonr�a o frunza el ce�o, es un enemigo; pero los creyentes ser�n fortalecidos para vencerlo, con todos sus terrores y tentaciones. El temor del Se�or, puesto en sus corazones, ser� el gran medio de seguridad.

Versículos 15-22

15-22 �Acaso la uni�n en la cena del Se�or no mostraba una profesi�n de fe en Cristo crucificado, y de adorable gratitud hacia �l por su salvaci�n? Los cristianos, por medio de esta ordenanza, y la fe que en ella se profesa, estaban unidos como los granos de trigo en un pan, o como los miembros en el cuerpo humano, ya que todos estaban unidos a Cristo, y ten�an comuni�n con �l y entre s�. Esto se confirma a partir del culto y las costumbres jud�as en los sacrificios. El ap�stol aplica esto a los festines con los id�latras. Comer alimentos como parte de un sacrificio pagano, era adorar al �dolo al que se hac�a, y tener compa�erismo o comuni�n con �l; as� como el que come la cena del Se�or, se considera que participa en el sacrificio cristiano, o como los que com�an los sacrificios jud�os participaban de lo que se ofrec�a en su altar. Era negar el cristianismo; porque la comuni�n con Cristo, y la comuni�n con los demonios, nunca se puede tener a la vez. Si los cristianos se aventuran en los lugares, y se unen en los sacrificios a la lujuria de la carne, la lujuria del ojo, y el orgullo de la vida, provocar�n a Dios.

Versículos 23-33

23-33 Hab�a casos en los que los cristianos pod�an comer lo que hab�a sido ofrecido a los �dolos, sin pecado. Por ejemplo, cuando la carne se vend�a en el mercado como alimento com�n, para el sacerdote al que se le hab�a dado. Pero un cristiano no debe limitarse a considerar lo que es l�cito, sino lo que es conveniente, y para edificar a los dem�s. El cristianismo no proh�be de ninguna manera los oficios comunes de amabilidad, ni permite un comportamiento descort�s con nadie, por m�s que difiera de nosotros en sentimientos o pr�cticas religiosas. Pero esto no debe entenderse como las fiestas religiosas, participando en el culto idol�trico. De acuerdo con este consejo del ap�stol, los cristianos deben tener cuidado de no usar su libertad en perjuicio de otros, o para su propio reproche. En el comer y en el beber, y en todo lo que hagamos, debemos aspirar a la gloria de Dios, a agradarle y honrarle. Este es el gran fin de toda religi�n, y nos orienta all� donde faltan reglas expresas. Un esp�ritu santo, pac�fico y ben�volo, desarmar� a los mayores enemigos.

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Corinthians 10". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/1-corinthians-10.html. 1706.
 
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