Bible Commentaries
1 Corintios 15

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

Introducción

El ap�stol demuestra la resurrecci�n de Cristo de entre los muertos. (1-11) Se responde a los que niegan la resurrecci�n del cuerpo. (12-19) La resurrecci�n de los creyentes a la vida eterna. (20-34) Respuesta a las objeciones contra ella. (35-50) El misterio del cambio que se producir� en los vivos en la segunda venida de Cristo. (51-54) El triunfo del creyente sobre la muerte y el sepulcro, Exhortaci�n a la diligencia. (55-58)

Versículos 1-11

1-11 La palabra resurrecci�n, suele se�alar nuestra existencia m�s all� de la tumba. De la doctrina del ap�stol no se puede encontrar ni un rastro en toda la ense�anza de los fil�sofos. La doctrina de la muerte y resurrecci�n de Cristo es el fundamento del cristianismo. Si se quita esto, todas nuestras esperanzas para la eternidad se hunden de inmediato. Y es manteniendo esta verdad firme, que los cristianos se mantienen en el d�a de la prueba, y se mantienen fieles a Dios. Creemos en vano, a menos que nos mantengamos en la fe del evangelio. Esta verdad est� confirmada por las profec�as del Antiguo Testamento; y muchos vieron a Cristo despu�s de haber resucitado. Este ap�stol fue muy favorecido, pero siempre tuvo una baja opini�n de s� mismo, y la expres�. Cuando los pecadores, por la gracia divina, se convierten en santos, Dios hace que el recuerdo de los pecados anteriores los haga humildes, diligentes y fieles. Atribuye a la gracia divina todo lo que era valioso en �l. Los verdaderos creyentes, aunque no ignoran lo que el Se�or ha hecho por ellos, en ellos y por medio de ellos, sin embargo, cuando miran toda su conducta y sus obligaciones, son llevados a sentir que ninguno es tan in�til como ellos. Todos los verdaderos cristianos creen que Jesucristo, y �ste crucificado, y luego resucitado de entre los muertos, es el sol y la sustancia del cristianismo. Todos los ap�stoles coincidieron en este testimonio; por esta fe vivieron, y en esta fe murieron.

Versículos 12-19

12-19 Habiendo mostrado que Cristo hab�a resucitado, el ap�stol responde a los que dec�an que no habr�a resurrecci�n. No habr�a habido justificaci�n, ni salvaci�n, si Cristo no hubiera resucitado. Y la fe en Cristo, �no ha de ser vana y de ninguna utilidad, si todav�a est� entre los muertos? La prueba de la resurrecci�n del cuerpo es la resurrecci�n de nuestro Se�or. Incluso los que murieron en la fe, habr�an perecido en sus pecados, si Cristo no hubiera resucitado. Todos los que creen en Cristo, tienen esperanza en �l, como Redentor; esperanza de redenci�n y salvaci�n por �l; pero si no hay resurrecci�n, o recompensa futura, su esperanza en �l s�lo puede ser en cuanto a esta vida. Y deben estar en una condici�n peor que el resto de la humanidad, especialmente en el tiempo y bajo las circunstancias en que los ap�stoles escribieron; porque entonces los cristianos eran odiados y perseguidos por todos los hombres. Pero no es as�; ellos, entre todos los hombres, gozan de s�lidos consuelos en medio de todas sus dificultades y pruebas, incluso en los tiempos de la m�s dura persecuci�n.

Versículos 20-34

20-34 Todos los que est�n unidos a Cristo por la fe, tienen asegurada su resurrecci�n. As� como por el pecado del primer Ad�n, todos los hombres se volvieron mortales, porque todos ten�an de �l la misma naturaleza pecaminosa, as�, por la resurrecci�n de Cristo, todos los que son hechos part�cipes del Esp�ritu, y de la naturaleza espiritual, revivir�n y vivir�n para siempre. Habr� un orden en la resurrecci�n. Cristo mismo ha sido la primicia; en su venida, sus redimidos resucitar�n antes que los dem�s; al final resucitar�n tambi�n los imp�os. Entonces ser� el fin del presente estado de cosas. Si queremos triunfar en esa �poca solemne e importante, debemos someternos ahora a su gobierno, aceptar su salvaci�n y vivir para su gloria. Entonces nos regocijaremos en la culminaci�n de su empresa, para que Dios reciba toda la gloria de nuestra salvaci�n, para que le sirvamos para siempre y disfrutemos de su favor. �Qu� har�n los que se bautizan por los muertos, si los muertos no resucitan? Tal vez el bautismo se utiliza aqu� en una figura, para las aflicciones, los sufrimientos y el martirio, como� Mateo 20:22; Mateo 20:23. �Qu� es, o qu� ser� de los que han sufrido muchos y grandes da�os, e incluso han perdido sus vidas, por esta doctrina de la resurrecci�n, si los muertos no resucitan en absoluto? Cualquiera que sea el significado, sin duda el argumento del ap�stol fue entendido por los corintios. Y es tan claro para nosotros que el cristianismo ser�a una profesi�n insensata, si propusiera ventajas para ellos mismos por su fidelidad a Dios; y tener nuestro fruto a la santidad, para que nuestro fin sea la vida eterna. Pero no debemos vivir como las bestias, ya que no morimos como ellas. Debe ser la ignorancia de Dios la que lleva a cualquiera a no creer en la resurrecci�n y en la vida futura. Aquellos que poseen un Dios y una providencia, y observan cu�n desiguales son las cosas en la vida presente, cu�n frecuentemente los mejores hombres tienen la peor suerte, no pueden dudar de un estado posterior, en el que todo se arreglar�. No nos unamos a los hombres imp�os, sino que advirtamos a todos los que nos rodean, especialmente a los ni�os y a los j�venes, para que los eviten como una peste. Despertemos a la justicia, y no al pecado.

Versículos 35-50

35-50 1. 1. �C�mo resucitan los muertos? es decir, �con qu� medios? �C�mo pueden ser resucitados? 2. En cuanto a los cuerpos que resucitar�n. �Ser� con la misma figura, forma, estatura, miembros y cualidades? La primera objeci�n es la de los que se oponen a la doctrina, la segunda la de los curiosos esc�pticos. A la primera, la respuesta es que esto deb�a producirse por el poder divino; ese poder que todos pueden ver que hace algo parecido, a�o tras a�o, en la muerte y el renacimiento del ma�z. Es una tonter�a cuestionar el poder omnipotente de Dios para resucitar a los muertos, cuando vemos que todos los d�as da vida y revive a las cosas que est�n muertas. A la segunda pregunta: El grano experimenta un gran cambio; y lo mismo suceder� con los muertos, cuando se levanten y vuelvan a vivir. La semilla muere, pero una parte de ella cobra nueva vida, aunque no podemos comprender del todo c�mo. Las obras de la creaci�n y de la providencia nos ense�an diariamente a ser humildes, as� como a admirar la sabidur�a y la bondad del Creador. Hay una gran variedad entre otros cuerpos, como la hay entre las plantas. Hay una variedad de gloria entre los cuerpos celestes. Los cuerpos de los muertos, cuando resuciten, se adaptar�n a los cuerpos celestes. Los cuerpos de los muertos, cuando resuciten, ser�n aptos para el estado celestial; y habr� una variedad de glorias entre ellos. Enterrar a los muertos es como depositar la semilla en la tierra para que vuelva a brotar de ella. Nada es m�s repugnante que un cuerpo muerto. Pero los creyentes tendr�n, en la resurrecci�n, cuerpos aptos para unirse para siempre con esp�ritus perfeccionados. Para Dios todo es posible. �l es el autor y la fuente de la vida espiritual y de la santidad, para todo su pueblo, mediante el suministro de su Esp�ritu Santo al alma; y tambi�n vivificar� y cambiar� el cuerpo por su Esp�ritu. Los muertos en Cristo no s�lo resucitar�n, sino que resucitar�n as� gloriosamente transformados. Los cuerpos de los santos, cuando resuciten, ser�n cambiados. Ser�n entonces cuerpos gloriosos y espirituales, adaptados al mundo y al estado celestial, donde habr�n de morar siempre. El cuerpo humano en su forma actual, y con sus carencias y debilidades, no puede entrar ni disfrutar del reino de Dios. Entonces, no sembremos para la carne, de la que s�lo podemos cosechar corrupci�n. Y el cuerpo sigue el estado del alma. Por tanto, quien descuida la vida del alma, desecha su bien presente; quien se niega a vivir para Dios, dilapida todo lo que tiene.

Versículos 51-58

51-58 Todos los santos no deben morir, sino que todos ser�n cambiados. En el Evangelio se dan a conocer muchas verdades, antes ocultas en el misterio. La muerte nunca aparecer� en las regiones a las que nuestro Se�or llevar� a sus santos resucitados. Por lo tanto, busquemos la plena seguridad de la fe y la esperanza, para que en medio del dolor, y en la perspectiva de la muerte, podamos pensar tranquilamente en los horrores de la tumba; seguros de que nuestros cuerpos dormir�n all�, y mientras tanto nuestras almas estar�n presentes con el Redentor. El pecado da a la muerte todo su poder de da�o. El aguij�n de la muerte es el pecado; pero Cristo, al morir, ha quitado este aguij�n; ha hecho la expiaci�n del pecado, ha obtenido la remisi�n del mismo. La fuerza del pecado es la ley. Nadie puede responder a sus exigencias, soportar su maldici�n o eliminar sus propias transgresiones. De ah� el terror y la angustia. Y de ah� que la muerte sea terrible para el incr�dulo y el impenitente. La muerte puede apoderarse de un creyente, pero no puede retenerlo en su poder. �Cu�ntos manantiales de alegr�a para los santos, y de acci�n de gracias a Dios, se abren por la muerte y la resurrecci�n, los sufrimientos y las conquistas del Redentor!� En el vers�culo 1 Corintios 15:58, tenemos una exhortaci�n, para que los creyentes est�n firmes, firmes en la fe de ese evangelio que el ap�stol predic�, y ellos recibieron. Tambi�n, que sean inamovibles en su esperanza y expectativa de este gran privilegio, de ser resucitados incorruptibles e inmortales. Y que abunden en la obra del Se�or, haciendo siempre el servicio del Se�or y obedeciendo sus mandatos. Que Cristo nos d� fe, y aumente nuestra fe, para que no s�lo estemos seguros, sino alegres y triunfantes.

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Corinthians 15". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/1-corinthians-15.html. 1706.