Bible Commentaries
1 Corintios 4

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

Introducción

El verdadero car�cter de los ministros del evangelio. (1-6) Precauciones contra despreciar al ap�stol. (7-13) �l reclama su consideraci�n como su padre espiritual en Cristo, y muestra su preocupaci�n por ellos. (14-21)

Versículos 1-6

1-6 Los ap�stoles no eran m�s que servidores de Cristo, pero no deb�an ser subestimados. Ten�an una gran confianza, y por esa raz�n, ten�an un oficio honorable. Pablo ten�a una justa preocupaci�n por su propia reputaci�n, pero sab�a que aquel que se propon�a principalmente complacer a los hombres, no demostrar�a ser un fiel servidor de Cristo. Es un consuelo que los hombres no sean nuestros jueces finales. Y no es el juzgarnos bien a nosotros mismos, o justificarnos, lo que nos dar� seguridad y felicidad. No se debe depender de nuestro propio juicio en cuanto a nuestra fidelidad, como tampoco de nuestras propias obras para nuestra justificaci�n. Viene un d�a que pondr� al descubierto los pecados secretos de los hombres y descubrir� los secretos de sus corazones. Entonces todo creyente calumniado ser� justificado, y todo siervo fiel aprobado y recompensado. La palabra de Dios es la mejor regla para juzgar a los hombres. El orgullo suele estar en el fondo de las disputas. El engreimiento contribuye a producir una estima indebida de nuestros maestros, as� como de nosotros mismos. No nos envaneceremos unos contra otros, si recordamos que todos son instrumentos, empleados por Dios, y dotados por �l de diversos talentos.

Versículos 7-13

7-13 �No tenemos ninguna raz�n para estar orgullosos; todo lo que tenemos, o somos, o hacemos, que es bueno, se debe a la libre y rica gracia de Dios. Un pecador arrebatado de la destrucci�n s�lo por la gracia soberana, debe ser muy absurdo e inconsistente, si se enorgullece de los dones gratuitos de Dios. San Pablo expone sus propias circunstancias, ver. 9. Se alude a los crueles espect�culos de los juegos romanos, en los que se obligaba a los hombres a cortarse en pedazos unos a otros, para divertir al pueblo; y en los que el vencedor no escapaba con su vida, aunque destruyera a su adversario, sino que s�lo se le reten�a para otro combate, y al final deb�a morir. El pensamiento de que muchos ojos est�n sobre los creyentes, cuando luchan con las dificultades o tentaciones, debe alentar la constancia y la paciencia. "Nosotros somos d�biles, pero vosotros sois fuertes". No todos los cristianos est�n expuestos por igual. Algunos sufren mayores dificultades que otros. El ap�stol entra en detalles de sus sufrimientos. Y �qu� gloriosa es la caridad y la devoci�n que los llev� a trav�s de todas estas dificultades! Sufrieron en sus personas y caracteres como los peores y m�s viles de los hombres; como la misma suciedad del mundo, que iba a ser barrida; m�s a�n, como la escoria de todas las cosas, la escoria de todas las cosas. Y todo aquel que quiera ser fiel en Cristo Jes�s, debe estar preparado para la pobreza y el desprecio. Todo lo que los disc�pulos de Cristo sufran de los hombres, deben seguir el ejemplo, y cumplir la voluntad y los preceptos de su Se�or. Deben contentarse, con �l y por �l, con ser despreciados y maltratados. Es mucho mejor ser rechazado, despreciado y mal utilizado, como lo fue San Pablo, que tener la buena opini�n y el favor del mundo. Aunque el mundo nos deseche como viles, podemos ser preciosos para Dios, recogidos por su propia mano y colocados en su trono.

Versículos 14-21

14-21 Al reprender por el pecado, debemos distinguir entre los pecadores y sus pecados. Las reprimendas que amonestan amable y afectuosamente, son susceptibles de reformar. Aunque el ap�stol hablaba con autoridad como un padre, m�s bien les suplicaba con amor. Y como los ministros deben dar el ejemplo, otros deben seguirlos, en la medida en que sigan a Cristo en la fe y la pr�ctica. Los cristianos pueden equivocarse y diferir en sus opiniones, pero Cristo y la verdad cristiana son los mismos ayer, hoy y siempre. Cuando el Evangelio es eficaz, no viene s�lo de palabra, sino tambi�n con poder, por el Esp�ritu Santo, resucitando a los pecadores muertos, liberando a las personas de la esclavitud del pecado y de Satan�s, renov�ndolas por dentro y por fuera, y consolando, fortaleciendo y estableciendo a los santos, lo cual no puede hacerse por el lenguaje persuasivo de los hombres, sino por el poder de Dios. Y es un temperamento feliz, tener el esp�ritu de amor y mansedumbre soportar la regla, y sin embargo mantener la autoridad justa.

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Corinthians 4". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/1-corinthians-4.html. 1706.