El ap�stol recuerda a los tesalonicenses su predicaci�n y comportamiento. (1-12) Y de su recepci�n del evangelio como palabra de Dios. (13-16) Su alegr�a por ellos. (17-20)
1-6 El ap�stol no ten�a ning�n prop�sito mundano en su predicaci�n. El sufrimiento por una buena causa debe agudizar la santa resoluci�n. El evangelio de Cristo encontr� al principio mucha oposici�n; y fue predicado con contenci�n, con esfuerzo en la predicaci�n y contra la oposici�n. Y como el asunto de la exhortaci�n del ap�stol era verdadero y puro, la manera de hablar era sin enga�o. El evangelio de Cristo est� dise�ado para mortificar los afectos corruptos, y para que los hombres sean llevados bajo el poder de la fe. Este es el gran motivo de la sinceridad, considerar que Dios no s�lo ve todo lo que hacemos, sino que conoce nuestros pensamientos a distancia, y escudri�a el coraz�n. Y es de este Dios que prueba nuestros corazones, que debemos recibir nuestra recompensa. Las pruebas de la sinceridad del ap�stol eran que evitaba la adulaci�n y la codicia. Evit� la ambici�n y la vanagloria.
7-12 La suavidad y la ternura recomiendan en gran medida la religi�n, y son las m�s conformes con el trato bondadoso de Dios con los pecadores, en y por el evangelio. Esta es la manera de ganar a la gente. No s�lo debemos ser fieles a nuestro llamado como cristianos, sino tambi�n en nuestros llamados y relaciones particulares. Nuestro gran privilegio evang�lico es que Dios nos ha llamado a su reino y gloria. El gran deber evang�lico es que caminemos dignamente de Dios. Debemos vivir como corresponde a los que han sido llamados con una vocaci�n tan elevada y santa. Nuestro gran negocio es honrar, servir y agradar a Dios, y procurar ser dignos de �l.
13-16 Debemos recibir la palabra de Dios con afectos adecuados a su santidad, sabidur�a, verdad y bondad. Las palabras de los hombres son fr�giles y perecederas, como ellos mismos, y a veces falsas, necias y volubles; pero la palabra de Dios es santa, sabia, justa y fiel. Recib�mosla y consider�mosla en consecuencia. La palabra obr� en ellos, para hacerlos ejemplos a otros en la fe y las buenas obras, y en la paciencia bajo los sufrimientos, y en las pruebas por causa del evangelio. El asesinato y la persecuci�n son odiosos para Dios, y ning�n celo por cualquier cosa en la religi�n puede excusarlo. Nada tiende m�s a que cualquier persona o pueblo llene la medida de sus pecados, que oponerse al evangelio y obstaculizar la salvaci�n de las almas. El evangelio puro de Cristo es aborrecido por muchos, y la predicaci�n fiel del mismo es obstaculizada de muchas maneras. Pero los que proh�ben la predicaci�n a los pecadores, a los hombres muertos en el pecado, no agradan a Dios. Esos tienen corazones crueles, y son enemigos de la gloria de Dios, y de la salvaci�n de su pueblo, que les niegan la Biblia.
17-20 Este mundo no es un lugar en el que debamos estar siempre, o por mucho tiempo juntos. En el cielo las almas santas se reunir�n y nunca m�s se separar�n. Y aunque el ap�stol no pudo venir a ellos todav�a, y pens� que nunca podr�a venir, sin embargo nuestro Se�or Jesucristo vendr�; nada lo impedir�. Que Dios d� ministros fieles a todos los que le sirven con su esp�ritu en el evangelio de su Hijo, y los env�e a todos los que est�n en la oscuridad
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Información bibliográfica Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Thessalonians 2". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/1-thessalonians-2.html. 1706.
Introducción
El ap�stol recuerda a los tesalonicenses su predicaci�n y comportamiento. (1-12) Y de su recepci�n del evangelio como palabra de Dios. (13-16) Su alegr�a por ellos. (17-20)
Versículos 1-6
1-6 El ap�stol no ten�a ning�n prop�sito mundano en su predicaci�n. El sufrimiento por una buena causa debe agudizar la santa resoluci�n. El evangelio de Cristo encontr� al principio mucha oposici�n; y fue predicado con contenci�n, con esfuerzo en la predicaci�n y contra la oposici�n. Y como el asunto de la exhortaci�n del ap�stol era verdadero y puro, la manera de hablar era sin enga�o. El evangelio de Cristo est� dise�ado para mortificar los afectos corruptos, y para que los hombres sean llevados bajo el poder de la fe. Este es el gran motivo de la sinceridad, considerar que Dios no s�lo ve todo lo que hacemos, sino que conoce nuestros pensamientos a distancia, y escudri�a el coraz�n. Y es de este Dios que prueba nuestros corazones, que debemos recibir nuestra recompensa. Las pruebas de la sinceridad del ap�stol eran que evitaba la adulaci�n y la codicia. Evit� la ambici�n y la vanagloria.
Versículos 7-12
7-12 La suavidad y la ternura recomiendan en gran medida la religi�n, y son las m�s conformes con el trato bondadoso de Dios con los pecadores, en y por el evangelio. Esta es la manera de ganar a la gente. No s�lo debemos ser fieles a nuestro llamado como cristianos, sino tambi�n en nuestros llamados y relaciones particulares. Nuestro gran privilegio evang�lico es que Dios nos ha llamado a su reino y gloria. El gran deber evang�lico es que caminemos dignamente de Dios. Debemos vivir como corresponde a los que han sido llamados con una vocaci�n tan elevada y santa. Nuestro gran negocio es honrar, servir y agradar a Dios, y procurar ser dignos de �l.
Versículos 13-16
13-16 Debemos recibir la palabra de Dios con afectos adecuados a su santidad, sabidur�a, verdad y bondad. Las palabras de los hombres son fr�giles y perecederas, como ellos mismos, y a veces falsas, necias y volubles; pero la palabra de Dios es santa, sabia, justa y fiel. Recib�mosla y consider�mosla en consecuencia. La palabra obr� en ellos, para hacerlos ejemplos a otros en la fe y las buenas obras, y en la paciencia bajo los sufrimientos, y en las pruebas por causa del evangelio. El asesinato y la persecuci�n son odiosos para Dios, y ning�n celo por cualquier cosa en la religi�n puede excusarlo. Nada tiende m�s a que cualquier persona o pueblo llene la medida de sus pecados, que oponerse al evangelio y obstaculizar la salvaci�n de las almas. El evangelio puro de Cristo es aborrecido por muchos, y la predicaci�n fiel del mismo es obstaculizada de muchas maneras. Pero los que proh�ben la predicaci�n a los pecadores, a los hombres muertos en el pecado, no agradan a Dios. Esos tienen corazones crueles, y son enemigos de la gloria de Dios, y de la salvaci�n de su pueblo, que les niegan la Biblia.
Versículos 17-20
17-20 Este mundo no es un lugar en el que debamos estar siempre, o por mucho tiempo juntos. En el cielo las almas santas se reunir�n y nunca m�s se separar�n. Y aunque el ap�stol no pudo venir a ellos todav�a, y pens� que nunca podr�a venir, sin embargo nuestro Se�or Jesucristo vendr�; nada lo impedir�. Que Dios d� ministros fieles a todos los que le sirven con su esp�ritu en el evangelio de su Hijo, y los env�e a todos los que est�n en la oscuridad