Bible Commentaries
1 Timoteo 2

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

Introducción

Oraci�n para todas las personas, ya que la gracia del evangelio no hace diferencia de rangos o estaciones. (1-7) C�mo deben comportarse los hombres y las mujeres, tanto en su vida religiosa como com�n. (8-15)

Versículos 1-7

1-7 Los disc�pulos de Cristo deben ser personas orantes; todos, sin distinci�n de naci�n, secta, rango o partido. Nuestro deber como cristianos se resume en dos palabras: piedad, es decir, el culto correcto a Dios; y honestidad, es decir, buena conducta hacia todos los hombres. Estas dos cosas deben ir juntas: no somos verdaderamente honestos, si no somos piadosos, y no damos a Dios lo que le corresponde; y no somos verdaderamente piadosos, si no somos honestos. Debemos abundar en lo que es aceptable a los ojos de Dios, nuestro Salvador. Hay un solo Mediador, y ese Mediador se dio a s� mismo en rescate por todos. Y esta designaci�n se ha hecho en beneficio de los jud�os y de los gentiles de todas las naciones; para que todos los que est�n dispuestos a ello se acerquen al propiciatorio de un Dios que perdona, para buscar la reconciliaci�n con �l. El pecado hab�a creado una disputa entre nosotros y Dios; Jesucristo es el Mediador que hace la paz. �l es un rescate que deb�a conocerse a su debido tiempo. En los tiempos del Antiguo Testamento, se hablaba de sus sufrimientos, y de la gloria que deber�a seguir, como cosas que se revelar�an en los �ltimos tiempos. Los que se salvan deben llegar al conocimiento de la verdad, pues ese es el camino se�alado por Dios para salvar a los pecadores: si no conocemos la verdad, no podemos regirnos por ella.

Versículos 8-15

8-15 Seg�n el Evangelio, la oraci�n no debe limitarse a una casa de oraci�n en particular, sino que los hombres deben orar en todas partes. Debemos orar en nuestros dormitorios, orar en nuestras familias, orar en nuestras comidas, orar cuando estamos de viaje, y orar en las asambleas solemnes, ya sean m�s p�blicas o privadas. Debemos orar con amor; sin ira, ni malicia, ni enojo contra ninguna persona. Debemos orar con fe, sin dudar y sin disputar. Las mujeres que profesan la religi�n cristiana deben ser modestas en su vestimenta, sin caer en lo llamativo, en lo alegre o en lo costoso. Las buenas obras son el mejor adorno; �stas son, a los ojos de Dios, de gran valor. La modestia y la pulcritud son m�s importantes en la vestimenta que la elegancia y la moda. Y ser�a bueno que los profesantes de la piedad seria estuvieran totalmente libres de la vanidad en el vestir. Deber�an gastar m�s tiempo y dinero en aliviar a los enfermos y afligidos, que en adornarse a s� mismos y a sus hijos. Hacer esto de una manera inadecuada a su rango en la vida, y a su profesi�n de piedad, es pecaminoso. No se trata de nimiedades, sino de mandatos divinos. Los mejores adornos para los que profesan la piedad son las buenas obras. Seg�n San Pablo, las mujeres no pueden ser maestras p�blicas en la iglesia, pues la ense�anza es un oficio de autoridad. Pero las buenas mujeres pueden y deben ense�ar a sus hijos en casa los principios de la verdadera religi�n. Adem�s, las mujeres no deben pensar que est�n excusadas de aprender lo que es necesario para la salvaci�n, aunque no deben usurpar la autoridad. As� como la mujer fue la �ltima en la creaci�n, lo cual es una raz�n para su sujeci�n, tambi�n fue la primera en la transgresi�n. Pero hay una palabra de consuelo: que los que contin�en en la sobriedad, ser�n salvados en la maternidad, o con la maternidad, por el Mes�as, que naci� de una mujer. Y el dolor especial al que est� sujeto el sexo femenino, debe hacer que los hombres ejerzan su autoridad con mucha gentileza, ternura y afecto.

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre 1 Timothy 2". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/1-timothy-2.html. 1706.