Bible Commentaries
Deuteronomio 29

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

Introducción

* Mois�s recuerda las misericordias de Israel. (1-9) La ira divina sobre aquellos que se halagan en su maldad. (10-21) La ruina de la naci�n jud�a. (22-28) Las cosas secretas pertenecen a Dios. (29)

Versículos 1-9

1-9 Tanto las misericordias pasadas como las misericordias frescas deben ser consideradas por nosotros como motivos para la obediencia. El o�do que oye, el ojo que ve y el coraz�n que comprende son dones de Dios. Todos los que los tienen, los tienen de �l. Dios no solo da alimento y vestimenta, sino tambi�n riquezas y grandes posesiones, a muchos a quienes no da gracia. Muchos disfrutan de los dones sin tener corazones para percibir al Dador ni comprender el verdadero prop�sito y uso de los dones. Estamos obligados, por gratitud e inter�s, as� como por deber y fidelidad, a guardar las palabras del pacto.

Versículos 10-21

10-21 El pacto nacional hecho con Israel no solo tipificaba el pacto de gracia hecho con los verdaderos creyentes, sino que tambi�n representaba la dispensaci�n externa del evangelio. Aquellos que han sido capacitados para consentir al nuevo pacto del Se�or de misericordia y gracia en Jesucristo, y para entregarse a s� mismos como su pueblo, deber�an aprovechar cada oportunidad para renovar su profesi?n abierta de relaci?n con �l y su obligaci?n hacia �l, como el Dios de la salvaci�n, y caminar de acuerdo con ello. El pecador se describe como alguien cuyo coraz�n se aparta de su Dios; ah� comienza el problema, en el mal coraz�n de incredulidad, que inclina a los hombres a apartarse del Dios viviente hacia �dolos muertos. Incluso a este pecado, los hombres son tentados en la actualidad, cuando son desviados por sus propias pasiones y fantas�as. Tales hombres son ra�ces que producen hielo y ajenjo. Son malas hierbas que, si se les deja, cubren todo el campo. Satan�s puede disfrazar por un tiempo este amargo bocado, de modo que no tengas el sabor natural de �l, pero en el �ltimo d�a, si no antes, se discernir� el verdadero sabor. Observa la seguridad del pecador en el pecado. Aunque escucha las palabras de la maldici�n, incluso entonces se cree a salvo de la ira de Dios. Casi no hay amenaza en todo el libro de Dios m�s temible que esta. �Ojal� los pecadores presumidos la leyeran y temblaran! porque es una declaraci�n real de la ira de Dios contra la impiedad y la injusticia del hombre.

Versículos 22-28

22-28 La idolatr�a ser�a la ruina de su naci�n. No es algo nuevo que Dios traiga juicios desoladores sobre un pueblo cercano a �l en profesi�n. Nunca lo hace sin una buena raz�n. Nos concierne buscar la raz�n para que podamos dar gloria a Dios y tomar advertencia para nosotros mismos. As�, la ley de Mois�s deja a los pecadores bajo la maldici�n y arrancados de la tierra del Se�or, pero la gracia de Cristo hacia los pecadores arrepentidos y creyentes los planta nuevamente en su tierra; y ya no ser�n arrancados, pues son guardados por el poder de Dios.

Versículo 29

29 Mois�s concluye su profec�a sobre el rechazo de los jud�os, justo como San Pablo concluye su discurso sobre el mismo tema, cuando comenz� a cumplirse, en Romanos 11:33. Se nos proh�be indagar con curiosidad en los consejos secretos de Dios y determinar acerca de ellos. Pero se nos gu�a y anima a investigar diligentemente lo que Dios ha dado a conocer. �l no ha ocultado nada que sea provechoso para nosotros, sino solo aquello de lo cual es bueno que seamos ignorantes. El fin de toda revelaci�n divina no es proporcionar temas curiosos de especulaci�n y discurso, sino que podamos hacer todas las palabras de esta ley y ser bendecidos en nuestras acciones. Esto es lo que la Biblia revela claramente; m�s all� de esto, el hombre no puede avanzar de manera provechosa. Con esta luz, puede vivir y morir c�modamente y ser feliz para siempre.

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre Deuteronomy 29". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/deuteronomy-29.html. 1706.