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Bible Commentaries
San Juan 21

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

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Introducción

Cristo se aparece a sus disc�pulos. (1-14) su discurso con Pedro. (15-19) la declaraci�n de Cristo sobre Juan. (20-24) La conclusi�n. (25)

Versículos 1-14

1-14 Cristo se da a conocer a su pueblo, generalmente en sus ordenanzas; pero a veces por su Esp�ritu los visita cuando est�n empleados en sus negocios. Es bueno que los disc�pulos de Cristo est�n juntos en la conversaci�n y los negocios comunes. No hab�a llegado la hora de entrar en acci�n. Deb�an ayudar a mantenerse y no ser una carga para nadie. El momento en que Cristo se da a conocer a su pueblo es cuando �ste se encuentra m�s perdido. �l conoce las necesidades temporales de su pueblo, y les ha prometido no s�lo la gracia suficiente, sino el alimento conveniente. La divina Providencia se extiende a las cosas m�s insignificantes, y son felices los que reconocen a Dios en todos sus caminos. Aquellos que son humildes, diligentes y pacientes, aunque sus trabajos sean cruzados, ser�n coronados; a veces viven para ver que sus asuntos toman un giro feliz, despu�s de muchas luchas. Y no se pierde nada por observar las �rdenes de Cristo; es echar la red en el lado correcto de la nave. Jes�s se manifiesta a su pueblo haciendo por �l lo que ning�n otro puede hacer, y cosas que ellos no buscaban. Cuid� de que no les faltara ning�n bien a los que lo dejaron todo por �l. Y los �ltimos favores son para recordar los anteriores, para que no se olvide el pan comido. Aquel a quien Jes�s amaba fue el primero que dijo: Es el Se�or. Juan fue el que m�s se adhiri� a su Maestro en sus sufrimientos, y el que m�s pronto lo conoci�. Pedro fue el m�s celoso, y lleg� a Cristo primero. Cu�n diversamente distribuye Dios sus dones, y qu� diferencia puede haber entre unos creyentes y otros en la manera de honrar a Cristo, y sin embargo todos pueden ser aceptados por �l. Otros contin�an en el barco, arrastran la red y traen los peces a la orilla, y tales personas no deben ser culpadas como mundanas; pues ellas, en sus lugares, est�n sirviendo a Cristo tan verdaderamente como las otras. El Se�or Jes�s ten�a preparada la provisi�n para ellos. No necesitamos ser curiosos para preguntar de d�nde vino esto; pero podemos ser consolados por el cuidado de Cristo para sus disc�pulos. Aunque eran tantos y tan grandes los peces, no perdieron ninguno, ni da�aron su red. La red del evangelio ha encerrado a multitudes, pero es tan fuerte como siempre para llevar las almas a Dios.

Versículos 15-19

15-19 Nuestro Se�or se dirigi� a Pedro por su nombre original, como si hubiera perdido el de Pedro al negarlo. �l ahora respondi�: T� sabes que te amo; pero sin profesar amar a Jes�s m�s que�los dem�s. No debemos sorprendernos de que nuestra sinceridad sea cuestionada, cuando nosotros mismos hemos hecho lo que lo hace dudoso. Cada recuerdo de pecados pasados, incluso pecados perdonados, renueva la tristeza de un verdadero penitente. Consciente de la integridad, Pedro�apel� solemnemente a Cristo, como sabiendo todas las cosas, incluso los secretos de su coraz�n. Est� bien cuando nuestras ca�das y errores nos hacen m�s humildes y vigilantes. La sinceridad de nuestro amor a Dios debe ser puesta a prueba; y nos corresponde preguntar con fervor y preservar la oraci�n al Dios que busca el coraz�n, examinarnos y probarnos, si somos capaces de soportar esta prueba. Nadie puede ser calificado para alimentar a las ovejas y corderos de Cristo, que no ama al buen Pastor m�s que cualquier ventaja u objeto terrenal. Es la gran preocupaci�n de todo buen hombre, cualquiera sea la muerte que muera, glorificar a Dios en ella; porque, �cu�l es nuestro fin principal sino morir por el Se�or a la palabra del Se�or?

Versículos 20-24

20-24 Sufrimientos, dolores y muerte, parecer�n formidables incluso para el cristiano experimentado; pero con la esperanza de glorificar a Dios, dejar un mundo pecaminoso y estar presente con su Se�or, se prepara para obedecer el llamado del Redentor y seguirlo a trav�s de la muerte a la gloria. Es la voluntad de Cristo que sus disc�pulos se preocupen por su propio deber y no sientan curiosidad por los eventos futuros, ni para ellos mismos ni para los dem�s. Muchas cosas por las que estamos ansiosos, que no son nada para nosotros. Los asuntos de otras personas no son nada para nosotros, para interferir; debemos trabajar en silencio y ocuparnos de nuestros propios asuntos. Se hacen muchas preguntas curiosas sobre los consejos de Dios y el estado del mundo invisible, en cuanto a lo que podemos decir: �Qu� es esto para nosotros? Y si atendemos al deber de seguir a Cristo, no encontraremos coraz�n ni tiempo para entrometernos con lo que no nos pertenece. �Cu�n peque�as son las tradiciones no escritas en las que se puede confiar! Deje que la Escritura sea su propio int�rprete y expl�quese; como es, en gran medida, su propia evidencia, y se demuestra, porque es ligero. Vea la manera f�cil de corregir tales errores por la palabra de Cristo. El lenguaje de las Escrituras es el canal m�s seguro para la verdad de las Escrituras; las palabras que ense�a el Esp�ritu Santo, 1 Corintios 2:13. Aquellos que no pueden ponerse de acuerdo en los mismos t�rminos de arte, y la aplicaci�n de los mismos, a�n pueden estar de acuerdo en los mismos t�rminos de las Escrituras y amarse unos a otros.

Versículo 25

25 Solo una peque�a parte de las acciones de Jes�s hab�an sido escritas. Pero bendigamos a Dios por todo lo que est� en las Escrituras, y agradezcamos que haya tanto en un espacio tan peque�o. Se registra lo suficiente para dirigir nuestra fe y regular nuestra pr�ctica; m�s hubiera sido innecesario. Gran parte de lo que se escribe se pasa por alto, se olvida y se cuestiona mucho las disputas. Sin embargo, podemos esperar la alegr�a que recibiremos en el cielo, por un conocimiento m�s completo de todo lo que Jes�s hizo y dijo, as� como de la conducta de su providencia y gracia en sus tratos con cada uno de nosotros. Que esta sea nuestra felicidad. Estos est�n escritos para que cre�is que Jes�s es el Cristo, el Hijo de Dios; y que creyendo teng�is vida a trav�s de su nombre, cap. Juan 20:31.

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre John 21". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/john-21.html. 1706.
 
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