1-5 Debemos guardar los mandamientos de Dios con seguridad. No solo, gu�rdalos, y vivir�s; pero, mantenlos como aquellos que no pueden vivir sin ellos. Aquellos que culpan a una caminata estricta y cuidadosa como innecesaria y demasiado precisa, no consideran que la ley debe mantenerse como la ni�a de los ojos; de hecho, la ley en el coraz�n es el ojo del alma. Deje que la palabra de Dios habite en nosotros, y as� se escriba donde est� siempre a mano para ser le�da. As� seremos guardados de los efectos fatales de nuestras propias pasiones y las trampas de Satan�s. Que la palabra de Dios confirme nuestro temor al pecado y las resoluciones en contra de �l.
6-27 Aqu� hay un ejemplo conmovedor del peligro de las lujurias juveniles. Es una historia o una par�bola del tipo m�s instructivo. �Alguien se atrever� a aventurarse en tentaciones que conducen a la impureza, despu�s de que Salom�n haya puesto ante sus ojos de una manera tan viva y clara, el peligro de incluso acercarse a ellos? Entonces es �l como el hombre que bailar�a al borde de una roca elevada, cuando acaba de ver otra ca�da de cabeza desde el mismo lugar. La miseria de los pecadores arruinados comenz� sin tener en cuenta los mandamientos bendecidos de Dios. Deber�amos rezar diariamente para evitar que caigamos en la tentaci�n; de lo contrario, invitamos a los enemigos de nuestras almas a extender trampas por nosotros. Nunca evite el vecindario del vicio. Cuidado con los pecados que se dice que son pecados agradables. Son los m�s peligrosos, porque con mayor facilidad ganan el coraz�n y lo cierran contra el arrepentimiento. No hagas nada hasta que hayas considerado bien el final. Si un hombre viviera tanto tiempo como Matusal�n, y pasara todos sus d�as en las m�s altas delicias que el pecado puede ofrecer, una hora de angustia y tribulaci�n que debe seguir, los superar�a con creces.
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Información bibliográfica Henry, Matthew. "Comentario completo sobre Proverbs 7". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/proverbs-7.html. 1706.
Introducción
* Invitaciones para aprender sabidur�a. (1-5) Las artes de los seductores, con advertencias contra ellos. (6-27)
Versículos 1-5
1-5 Debemos guardar los mandamientos de Dios con seguridad. No solo, gu�rdalos, y vivir�s; pero, mantenlos como aquellos que no pueden vivir sin ellos. Aquellos que culpan a una caminata estricta y cuidadosa como innecesaria y demasiado precisa, no consideran que la ley debe mantenerse como la ni�a de los ojos; de hecho, la ley en el coraz�n es el ojo del alma. Deje que la palabra de Dios habite en nosotros, y as� se escriba donde est� siempre a mano para ser le�da. As� seremos guardados de los efectos fatales de nuestras propias pasiones y las trampas de Satan�s. Que la palabra de Dios confirme nuestro temor al pecado y las resoluciones en contra de �l.
Versículos 6-27
6-27 Aqu� hay un ejemplo conmovedor del peligro de las lujurias juveniles. Es una historia o una par�bola del tipo m�s instructivo. �Alguien se atrever� a aventurarse en tentaciones que conducen a la impureza, despu�s de que Salom�n haya puesto ante sus ojos de una manera tan viva y clara, el peligro de incluso acercarse a ellos? Entonces es �l como el hombre que bailar�a al borde de una roca elevada, cuando acaba de ver otra ca�da de cabeza desde el mismo lugar. La miseria de los pecadores arruinados comenz� sin tener en cuenta los mandamientos bendecidos de Dios. Deber�amos rezar diariamente para evitar que caigamos en la tentaci�n; de lo contrario, invitamos a los enemigos de nuestras almas a extender trampas por nosotros. Nunca evite el vecindario del vicio. Cuidado con los pecados que se dice que son pecados agradables. Son los m�s peligrosos, porque con mayor facilidad ganan el coraz�n y lo cierran contra el arrepentimiento. No hagas nada hasta que hayas considerado bien el final. Si un hombre viviera tanto tiempo como Matusal�n, y pasara todos sus d�as en las m�s altas delicias que el pecado puede ofrecer, una hora de angustia y tribulaci�n que debe seguir, los superar�a con creces.