1-4 Sus enemigos hab�an llevado cautivos a los jud�os de su propia tierra. Para completar sus problemas, los insultaron; les exigieron alegr�a y una canci�n. Esto fue muy b�rbaro; tambi�n profano, porque ninguna canci�n servir�a sino las canciones de Sion. Los burladores no deben ser compilados. No dicen: �C�mo vamos a cantar, cuando estamos tan tristes? pero, es la canci�n del Se�or, por lo tanto no nos atrevemos a cantarla entre los id�latras.
5-9 Lo que amamos, nos encanta pensar. Los que se regocijan en Dios, por su bien, hacen de Jerusal�n su alegr�a. Decidieron resueltamente mantener este afecto. Cuando sufrimos, debemos recordar con tristeza piadosa nuestras misericordias perdidas y nuestros pecados por los cuales los perdimos. Si las ventajas temporales alguna vez hacen una profesi�n, la peor calamidad le ha sucedido. Lejos sea de nosotros vengarnos; se lo dejaremos a Aquel que ha dicho: La venganza es m�a. Aquellos que se alegran de las calamidades, especialmente de las calamidades de Jerusal�n, no quedar�n sin castigo. No podemos rezar por el �xito prometido a la iglesia de Dios sin mirar, aunque no pronunciemos una oraci�n, por la ruina de sus enemigos. Pero recordemos de qui�n es la gracia y la salvaci�n completa que tenemos, que tenemos la esperanza de ser llevados a casa en la Jerusal�n celestial.
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Información bibliográfica Henry, Matthew. "Comentario completo sobre Psalms 137". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/psalms-137.html. 1706.
Introducción
* Los jud�os lamentan su cautiverio. (1-4) Su afecto por Jerusal�n. (5-9)
Versículos 1-4
1-4 Sus enemigos hab�an llevado cautivos a los jud�os de su propia tierra. Para completar sus problemas, los insultaron; les exigieron alegr�a y una canci�n. Esto fue muy b�rbaro; tambi�n profano, porque ninguna canci�n servir�a sino las canciones de Sion. Los burladores no deben ser compilados. No dicen: �C�mo vamos a cantar, cuando estamos tan tristes? pero, es la canci�n del Se�or, por lo tanto no nos atrevemos a cantarla entre los id�latras.
Versículos 5-9
5-9 Lo que amamos, nos encanta pensar. Los que se regocijan en Dios, por su bien, hacen de Jerusal�n su alegr�a. Decidieron resueltamente mantener este afecto. Cuando sufrimos, debemos recordar con tristeza piadosa nuestras misericordias perdidas y nuestros pecados por los cuales los perdimos. Si las ventajas temporales alguna vez hacen una profesi�n, la peor calamidad le ha sucedido. Lejos sea de nosotros vengarnos; se lo dejaremos a Aquel que ha dicho: La venganza es m�a. Aquellos que se alegran de las calamidades, especialmente de las calamidades de Jerusal�n, no quedar�n sin castigo. No podemos rezar por el �xito prometido a la iglesia de Dios sin mirar, aunque no pronunciemos una oraci�n, por la ruina de sus enemigos. Pero recordemos de qui�n es la gracia y la salvaci�n completa que tenemos, que tenemos la esperanza de ser llevados a casa en la Jerusal�n celestial.