Bible Commentaries
Salmos 19

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

Introducción

* La gloria de las obras de Dios. (1-6) Su santidad y gracia como se muestra en su palabra. (7-10) Oraci�n en beneficio de ellos. (11-14)

Versículos 1-6

1-6 Los cielos declaran tanto la gloria de Dios y proclaman su sabidur�a, poder y bondad, que todos los hombres imp�os quedan sin excusa. Se dicen ser obras de las manos de Dios; porque deben tener un Creador que sea eterno, infinitamente sabio, poderoso y bueno. El cambio de d�a y de noche es una gran prueba del poder de Dios, y nos llama a observar que, como en el reino de la naturaleza, en la providencia, �l forma la luz y crea la oscuridad, Isa�as 45:7, y establece el uno contra el otro. El sol en el firmamento es un emblema del Sol de justicia, el Novio de la iglesia y la Luz del mundo, que difunde la luz Divina y la salvaci�n por su evangelio a las naciones de la tierra. Se deleita en bendecir a su iglesia, que se ha abrazado a s� mismo; y su curso ser� incansable como el del sol, hasta que toda la tierra se llene de su luz y salvaci�n. Oremos por el momento en que �l ilumine, anime y haga fruct�fero a cada naci�n en la tierra, con la bendita salvaci�n. No tienen habla ni lenguaje, por lo que algunos lo leen y, sin embargo, se escucha su voz. Todas las personas pueden escuchar a estos predicadores hablar en su propia lengua las maravillosas obras de Dios. D�mosle a Dios la gloria de todo el consuelo y el beneficio que tenemos por las luces del cielo, a�n mirando por encima y m�s all� del Sol de justicia.

Versículos 7-10

7-10 La Sagrada Escritura nos beneficia mucho m�s que el d�a o la noche, que el aire que respiramos o la luz del sol. Para recuperar al hombre de su estado ca�do, se necesita la palabra de Dios. La palabra traducida "ley" puede ser traducida como doctrina, y debe entenderse como que significa todo lo que nos ense�a la verdadera religi�n. El todo es perfecto; Su tendencia es convertir o convertir el alma del pecado y del mundo, a Dios y la santidad. Muestra nuestra pecaminosidad y miseria al apartarnos de Dios, y la necesidad de nuestro regreso a �l. Este testimonio es seguro, de lo que depender� plenamente: los ignorantes e ignorantes que creen lo que Dios dice, se vuelven sabios para la salvaci�n. Es una direcci�n segura en el camino del deber. Es una fuente segura de comodidades de vida y una base segura de esperanzas duraderas. Las estatuas del Se�or son correctas, tal como deber�an ser; y, porque tienen raz�n, alegran el coraz�n. Los mandamientos del Se�or son puros, santos, justos y buenos. Por ellos descubrimos nuestra necesidad de un Salvador; y luego aprender a adornar su evangelio. Son los medios que usa el Esp�ritu Santo para iluminar los ojos; nos traen a la vista y al sentido de nuestro pecado y miseria, y nos dirigen en el camino del deber. El temor del Se�or, es decir, la verdadera religi�n y la piedad, es limpio, limpiar� nuestro camino; y perdura para siempre. La ley ceremonial ha desaparecido hace mucho tiempo, pero la ley sobre el temor de Dios es siempre la misma. Los juicios del Se�or, sus preceptos, son verdaderos; son justos, y lo son por completo; no hay injusticia en ninguno de ellos. El oro es solo para el cuerpo y las preocupaciones del tiempo; pero la gracia es para el alma y las preocupaciones de la eternidad. La palabra de Dios, recibida por la fe, es m�s preciosa que el oro; Es dulce para el alma, m�s dulce que la miel. El placer de los sentidos pronto se agota, pero nunca satisface; pero los de la religi�n son sustanciales y satisfactorios; No hay peligro de exceso.

Versículos 11-14

11-14 La palabra de Dios advierte a los malvados que no sigan su mal camino, y advierte a los justos que no se aparten de su buen camino. Hay una recompensa, no solo despu�s de guardar, sino en guardar los mandamientos de Dios. La religi�n hace que nuestras comodidades sean dulces, y nuestras cruces f�ciles, la vida verdaderamente valiosa y la muerte misma realmente deseable. David no solo deseaba ser perdonado y limpiado de los pecados que hab�a descubierto y confesado, sino de los que hab�a olvidado o pasado por alto. Todos los descubrimientos del pecado que nos hace la ley, deber�an conducirnos al trono de la gracia, all� para orar. Su dependencia era la misma con la de cada cristiano que dice: Ciertamente en el Se�or Jes�s tengo justicia y fortaleza. Ninguna oraci�n puede ser aceptable ante Dios que no se ofrece en la fuerza de nuestro Redentor o Divino Pariente, a trav�s de Aquel que tom� nuestra naturaleza sobre �l, para que pudiera redimirnos a Dios y restaurar la herencia perdida hace mucho tiempo. Que nuestros corazones se vean muy afectados con la excelencia de la palabra de Dios; y muy afectado por el mal del pecado, y el peligro en el que estamos, y el peligro en el que estamos

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre Psalms 19". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/psalms-19.html. 1706.