Bible Commentaries
Salmos 36

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

Introducción

* El mal estado de los malvados. (1-4) La bondad de Dios. (5-12)

Versículos 1-4

1-4 De este salmo, nuestros corazones deben estar debidamente afectados por el odio al pecado, y buscar satisfacci�n en la bondad amorosa de Dios. Aqu� est� la ra�z de la amargura, de donde proviene toda la maldad de los hombres malvados. Se deriva del desprecio de Dios y de la falta de la debida consideraci�n hacia �l. Tambi�n del enga�o que ponen sobre sus propias almas. Roguemos diariamente a Dios para preservarnos de la adulaci�n. El pecado es muy hiriente para el pecador mismo y, por lo tanto, debe ser odioso; Pero no es as�. No es de extra�ar, si los que se enga�an a s� mismos, buscan enga�ar a toda la humanidad; �Para qui�n ser�n fieles, quienes ser�n falsos para sus propias almas? Es malo hacer travesuras, pero peor idearlo, hacerlo con complot y gesti�n. Si voluntariamente desterramos las meditaciones santas en nuestras horas solitarias, Satan�s pronto ocupar� nuestras mentes con imaginaciones pecaminosas. Los pecadores endurecidos defienden lo que han hecho, como si pudieran justificarlo ante Dios mismo.

Versículos 5-12

5-12 Los hombres pueden callar su compasi�n, sin embargo, con Dios encontraremos misericordia. Esto es un gran consuelo para todos los creyentes, claramente para ser visto, y no para ser quitado. Dios hace todo sabiamente y bien; pero lo que sabe no lo sabemos ahora, es tiempo suficiente para saberlo m�s adelante. La bondad amorosa de Dios es preciosa para los santos. Se ponen bajo su protecci�n, y luego son seguros y f�ciles. Las almas bondadosas, aunque todav�a desean m�s de Dios, nunca desean m�s que Dios. Los dones de la Providencia hasta ahora los satisfacen, que est�n contentos con las cosas que tienen. El beneficio de las ordenanzas sagradas es dulce para un alma santificada y fortalece la vida espiritual y divina. Pero la plena satisfacci�n est� reservada para el estado futuro. Sus alegr�as ser�n constantes. Dios no solo obra en ellos un deseo misericordioso de estos placeres, sino que por su Esp�ritu llena sus almas de alegr�a y paz al creer. �l da vida a quien quiera; y el que quiera, puede venir y tomar de �l las aguas de la vida libremente. Que podamos conocer, y amar, y servirle al Se�or con rectitud; entonces ning�n enemigo orgulloso, en la tierra o en el infierno, nos separar� de su amor. La fe llama a las cosas que no son, como si lo fueran. Nos lleva hacia el final de los tiempos; nos muestra al Se�or, en su trono de juicio; el imperio del pecado ca�do para no levantarse m�s

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre Psalms 36". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/psalms-36.html. 1706.