Bible Commentaries
Apocalipsis 18

Comentario completo de Henry sobre la BibliaCompleto de Henry

Introducción

* Otro �ngel del cielo proclama la ca�da de la Babilonia m�stica. (1-3) Una voz del cielo amonesta al pueblo de Dios, para que no participe de sus plagas. (4-8) Las lamentaciones sobre ella. (9-19) La iglesia llamada a regocijarse en su total ruina. (20-24)

Versículos 1-8

1-8 La ca�da y la destrucci�n de la Babilonia m�stica est�n determinadas en los consejos de Dios. Otro �ngel viene del cielo. Este parece ser el propio Cristo, que viene a destruir a sus enemigos y a derramar la luz de su evangelio por todas las naciones. La maldad de esta Babilonia era muy grande; hab�a abandonado al verdadero Dios, y hab�a erigido �dolos, y hab�a atra�do a toda clase de hombres al adulterio espiritual, y con sus riquezas y lujos los manten�a en su inter�s. La mercanc�a espiritual, por la cual multitudes han vivido perversamente en la riqueza, por los pecados y las locuras de la humanidad, parece estar principalmente dirigida. Se da una justa advertencia a todos los que esperan la misericordia de Dios, para que no s�lo salgan de esta Babilonia, sino que ayuden a su destrucci�n. Dios puede tener un pueblo incluso en Babilonia. Pero el pueblo de Dios ser� llamado a salir de Babilonia, y llamado eficazmente, mientras que los que participan con los hombres imp�os en sus pecados, deben recibir sus plagas.

Versículos 9-19

9-19 Los dolientes hab�an compartido los placeres sensuales de Babilonia, y hab�an ganado con su riqueza y comercio. Los reyes de la tierra, a quienes ella halag� para que se convirtieran en id�latras, permiti�ndoles ser tiranos sobre sus s�bditos, mientras le obedec�an; y los mercaderes, los que traficaban con sus indulgencias, indultos y honores; �stos se lamentan. Los amigos de Babilonia participaron en sus placeres y beneficios pecaminosos, pero no est�n dispuestos a compartir sus plagas. El esp�ritu del anticristo es un esp�ritu mundano, y ese dolor es un mero dolor mundano; no se lamentan por la ira de Dios, sino por la p�rdida de las comodidades externas. La magnificencia y las riquezas de los imp�os no les servir�n de nada, sino que har�n que la venganza sea m�s dif�cil de soportar. Se alude aqu� a la mercanc�a espiritual, cuando no s�lo se mencionan los esclavos, sino las almas de los hombres, como art�culos de comercio, para destruir las almas de millones. Esto no ha sido peculiar del anticristo romano, y s�lo su culpa. Es necesario que los pr�speros comerciantes aprendan, con todas sus ganancias, a obtener las inescrutables riquezas de Cristo; de lo contrario, incluso en esta vida, pueden tener que lamentar que las riquezas se hagan alas y vuelen, y que todos los frutos que sus almas deseaban, se aparten de ellos. La muerte, en todo caso, acabar� pronto con su comercio, y todas las riquezas de los imp�os se cambiar�n, no s�lo por el ata�d y el gusano, sino por el fuego que no se puede apagar.

Versículos 20-24

20-24 Lo que es motivo de alegr�a para los siervos de Dios en la tierra, es motivo de alegr�a para los �ngeles en el cielo. Los ap�stoles, que son honrados y adorados diariamente en Roma de manera idol�trica, se alegrar�n de su ca�da. La ca�da de Babilonia fue un acto de justicia de Dios. Y como fue una ruina definitiva, este enemigo no deber�a molestarlos nunca m�s; de esto se les asegur� mediante una se�al. Tomemos la advertencia de las cosas que llevaron a otros a la destrucci�n, y pongamos nuestros afectos en las cosas de arriba, cuando consideremos la naturaleza cambiante de las cosas terrenales.

Información bibliográfica
Henry, Matthew. "Comentario completo sobre Revelation 18". "Comentario completo de Henry sobre toda la Biblia". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/mhm/revelation-18.html. 1706.