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Bible Commentaries
Deuteronomio 21

Notas de Mackintosh sobre el PentateucoNotas de Mackintosh

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Versículos 1-23

�Si alguno fuere hallado muerto en la tierra que Jehov� tu Dios te da para que la poseas, tirado en el campo, y no se supiere qui�n lo mat�, entonces tus ancianos y tus jueces�, los guardianes de las pretensiones de la verdad y justicia "saldr�, y medir�n las ciudades que est�n alrededor del muerto; y acontecer� que de la ciudad que est� al lado del muerto, los ancianos de esa ciudad tomar�n una becerra, la cual que no haya sido labrada, ni que haya sido tirada con yugo; y los ancianos de aquella ciudad har�n descender la becerra a un valle �spero, que no haya sido espigado ni sembrado, y degollar�n a la becerra all� en el valle.

Y los sacerdotes hijos de Lev� exponentes de la gracia y la misericordia "se acercar�n; porque a ellos el Se�or tu Dios ha elegido para ministrarle y para bendecir en el nombre del Se�or, y por su palabra se aclarar� toda controversia y toda llaga". ser probado" �hecho bendito y reconfortante! �Y todos los ancianos de aquella ciudad, que est�n al lado del muerto, se lavar�n las manos sobre la becerra decapitada en el valle, y responder�n y dir�n: Nuestras manos no derramaron esta sangre, ni nuestros ojos visto.

Ten misericordia, oh Se�or, de tu pueblo Israel, a quien has redimido, y no culpes de sangre inocente a tu pueblo de Israel. Y la sangre les ser� perdonada. As� quitar�s de en medio de ti la culpa de la sangre inocente, cuando hicieres lo recto ante los ojos de Jehov�.� (Vers. 1-9).

Un pasaje muy interesante y sugestivo de las Sagradas Escrituras se abre ahora ante nosotros y reclama nuestra atenci�n. Se comete un pecado, un hombre es hallado muerto en la tierra; pero nadie sabe de qu� se trata, nadie puede decir si es un asesinato o un homicidio, o qui�n cometi� el hecho. Se encuentra completamente m�s all� del alcance del conocimiento humano. Y sin embargo, ah� est�, un hecho innegable. Se ha cometido pecado, y yace como una mancha en la tierra del Se�or, y el hombre es totalmente incompetente para tratar con �l.

�Qu� hay que hacer entonces? La gloria de Dios y la pureza de Su tierra deben ser mantenidas. �l sabe todo al respecto, y s�lo �l puede tratar con ello; y verdaderamente Su modo de tratar con �l est� lleno de la ense�anza m�s preciosa.

En primer lugar, aparecen en escena los ancianos y los jueces. Las demandas de verdad y rectitud deben ser debidamente atendidas; la justicia y el juicio deben ser perfectamente mantenidos. Esta es una gran verdad cardinal que recorre toda la palabra de Dios. El pecado debe ser juzgado antes de que los pecados puedan ser perdonados o el pecador justificado. Antes de que se pueda escuchar la voz celestial de la misericordia, la justicia debe estar perfectamente satisfecha, el trono de Dios vindicado y Su Nombre glorificado.

la gracia debe reinar a trav�s de la justicia. �Bendito sea Dios que as� sea! �Qu� gloriosa verdad para todos los que han tomado su verdadero lugar como pecadores! Dios ha sido glorificado en cuanto a la cuesti�n del pecado, y por lo tanto �l puede, en perfecta justicia, perdonar y justificar al pecador.

Pero debemos limitarnos simplemente a la interpretaci�n del pasaje que tenemos ante nosotros; y, al hacerlo, encontraremos en �l una maravillosa mirada al futuro de Israel. Es cierto que se presenta la gran verdad fundamental de la expiaci�n; pero es con especial referencia a Israel. La muerte de Cristo se ve aqu� en sus dos grandes aspectos, a saber, como la expresi�n de la culpa del hombre y la manifestaci�n de la gracia de Dios, la primera la tenemos en el hombre hallado muerto en el campo; el �ltimo en la novilla muerta en el valle �spero.

Los ancianos y los jueces buscan la ciudad m�s cercana al muerto; y nada puede valer para esa ciudad sino la sangre de una v�ctima sin mancha, la sangre de Aquel que fue inmolado en la ciudad culpable de Jerusal�n.

El lector notar�, con mucho inter�s, que en el momento en que las pretensiones de justicia son satisfechas con la muerte de la v�ctima, se introduce en escena un nuevo elemento. "Los sacerdotes hijos de Lev� se acercar�n". Esta es la gracia actuando sobre el terreno bendito de la justicia. Los sacerdotes son los canales de la gracia, como los jueces son los guardianes de la justicia. �Qu� perfecta, qu� hermosa es la escritura, en cada p�gina, en cada p�rrafo, en cada oraci�n! No fue hasta que la sangre fue derramada que los ministros de la gracia pudieron presentarse.

La vaca decapitada en el valle cambi� completamente el aspecto de las cosas: "Se acercar�n los sacerdotes hijos de Lev�; porque a ellos ha escogido Jehov� tu Dios para que le sirvan y bendigan en el nombre de Jehov�, y por la palabra de ellos � Bendito hecho para Israel! hecho bendito para todo verdadero creyente! "se probar� cada controversia y cada golpe". Todo debe establecerse sobre el glorioso y eterno principio de la gracia que reina por medio de la justicia.

As� es como Dios tratar� con Israel poco a poco. No debemos intentar interferir con la aplicaci�n primaria de todas esas instituciones sorprendentes que se nos presentan en este profundo y maravilloso libro de Deuteronomio. Sin duda, hay lecciones para nosotros lecciones preciosas; pero podemos estar perfectamente seguros de que la verdadera manera de comprender y apreciar esas lecciones es ver su verdadera y apropiada relaci�n.

Por ejemplo, cu�n precioso, cu�n lleno de consuelo, el hecho de que es por la palabra del ministro de la gracia que toda controversia y cada golpe deben ser probados, para el Israel arrepentido en el futuro, y para cada alma arrepentida ahora. ! �Perdemos algo de la profunda bendici�n de esto al ver y admitir la aplicaci�n adecuada de la Escritura? Seguramente no; lejos de esto, el verdadero secreto para aprovechar cualquier pasaje especial de la palabra de Dios es comprender su verdadero alcance y alcance.

"Y todos los ancianos de esa ciudad que est�n al lado del muerto, se lavar�n las manos sobre la vaca decapitada en el valle".* "Me lavar� las manos en inocencia, y as� rodear� tu altar". El verdadero lugar para lavarse las manos es donde la sangre de la expiaci�n ha expiado para siempre nuestra culpa. Y ellos responder�n y dir�n: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos la han visto. Ten misericordia, oh Se�or, de tu pueblo Israel, a quien t� has redimido, y no pongas sangre inocente en tu pueblo de Israel. .y la sangre les ser� perdonada".

* �Cu�n llena de poder sugestivo es la figura del " valle �spero! " �Cu�n acertadamente expone lo que este mundo en general, y la tierra de Israel en particular, fue para nuestro bendito Se�or y Salvador! Verdaderamente para �l era un lugar �spero, un lugar de humillaci�n, una tierra seca y sedienta, un lugar que nunca hab�a sido espigado ni sembrado. Pero, �todo homenaje a Su Nombre! por Su muerte en este �spero valle, �l ha procurado para esta tierra y para la tierra de Israel una rica cosecha de bendiciones que ser� segada a lo largo de la edad del milenio para la plena alabanza del amor redentor.

E incluso ahora, �l desde el trono de la majestad de los cielos, y nosotros, en esp�ritu con �l, podemos mirar atr�s a ese valle escabroso como el lugar donde se realiz� la obra bendita que forma el fundamento imperecedero de la gloria de Dios, la bendici�n de la iglesia, la bendici�n de Israel. completa restauraci�n, el gozo de incontables naciones, y la gloriosa liberaci�n de esta gimiente creaci�n.

�Padre, perd�nalos, porque no saben lo que hacen�. "A vosotros, primeramente, habiendo resucitado Dios a su Hijo Jes�s, lo envi� para bendeciros, apartando cada uno de vosotros de vuestras iniquidades". As� todo Israel ser� salvado y bendecido pronto, seg�n los eternos consejos de Dios, y en cumplimiento de su promesa y juramento a Abraham, ratificados y eternamente establecidos por la sangre preciosa de Cristo, a quien sea todo homenaje y alabanza, mundo sin fin!

Los vers�culos 10-17 se refieren, de manera muy especial, a la relaci�n de Israel con Jehov�. No nos detendremos aqu�. El lector encontrar� numerosas referencias a este tema, a lo largo de las p�ginas de los profetas, en las que el Esp�ritu Santo hace los llamados m�s conmovedores a la conciencia de la naci�n, llamados basados ??en el hecho maravilloso de la relaci�n en la que �l los hab�a tra�do consigo. , pero en el que hab�an fracasado de manera tan se�alada y grave.

Israel ha demostrado ser una esposa infiel y, como consecuencia de ello, ha sido apartada. Pero llegar� el momento en que este pueblo largamente rechazado pero nunca olvidado no s�lo ser� reincorporado sino llevado a una condici�n de bienaventuranza, privilegio y gloria m�s all� de todo lo conocido en el pasado.

Esto nunca, por un momento, debe perderse de vista o interferirse. Corre como una brillante l�nea dorada a trav�s de las escrituras prof�ticas desde Isa�as hasta Malaqu�as; y el hermoso tema se reanuda y contin�a en el Nuevo Testamento. Tome el siguiente pasaje brillante, que es solo uno de cien. �Por amor de Si�n no callar�, y por amor de Jerusal�n no descansar�, hasta que su justicia salga como resplandor, y su salvaci�n se encienda como una antorcha.

Y ver�n las naciones tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te ser� puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehov� nombrar�. Ser�s tambi�n corona de gloria en la mano del Se�or, y diadema real en la mano de tu Dios. Ya no ser�s llamado Abandonado; ni m�s tu tierra ser� llamada Desolada; sino que te llamar�n Hephzi-bah [Mi deleite est� en ella], y tu tierra Beulah [casada]; porque Jehov� se complace en ti, y tu tierra ser� desposada.

Porque como el joven se desposa con la virgen, as� se desposar�n contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, as� se gozar� contigo el Dios tuyo. He puesto centinelas sobre tus muros, oh Jerusal�n, que nunca callar�n de d�a ni de noche; los que hac�is menci�n del Se�or, no os call�is, ni le deis descanso, hasta que �l confirme, y hasta que haga de Jerusal�n una alabanza en la tierra.

El Se�or ha jurado por su diestra, y por el brazo de su fuerza: "Cu�dense los hombres de c�mo se entrometen en esto". Ciertamente no dar� m�s tu grano por comida a tus enemigos; y los hijos de los extra�os no beber�n tu vino, por el cual te fatigaste; pero los que lo recogieron lo comer�n, y alabar�n al Se�or; y los que lo trajeron, lo beber�n en el atrio de mi santidad.

... He aqu�, el Se�or ha proclamado hasta el fin del mundo: Decid a la hija de Sion: He aqu�, viene tu salvaci�n; he aqu�, su galard�n est� con �l, y su obra delante de �l. Y los llamar�n, El pueblo santo, Los redimidos del Se�or; y ser�s llamada, Buscada, Ciudad no desamparada.� ( Isa�as 62:1-12 )

Intentar alejar este pasaje sublime y glorioso de su objeto propio y aplicarlo a la iglesia cristiana, ya sea en la tierra o en el cielo, es violentar positivamente la palabra de Dios e introducir un sistema de interpretaci�n totalmente destructivo de la integridad de las Sagradas Escrituras. El pasaje que acabamos de transcribir con intenso deleite espiritual, se aplica s�lo a la Sion literal, la Jerusal�n literal, la tierra literal de Israel. Que el lector vea que capta a fondo y mantiene fielmente este hecho.

En cuanto a la iglesia, su posici�n en la tierra es la de una virgen desposada, no la de una esposa casada. Su matrimonio tendr� lugar en el cielo. ( Apocalipsis 19:7-8 ) Aplicar a ella pasajes como los anteriores es falsear su posici�n por completo y negar las declaraciones m�s claras de las Escrituras en cuanto a su llamado, su porci�n y su esperanza, que son puramente celestiales.

Los vers�culos 18-21 de nuestro cap�tulo registran el caso de "un hijo terco y rebelde". Aqu� nuevamente tenemos a Israel visto desde otro punto de vista. Es la generaci�n ap�stata para la que no hay perd�n. �Si alguno tuviere un hijo terco y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre, ni a la voz de su madre, y que, habi�ndole castigado, no les obedeciere, entonces su padre y su madre apresadlo, y sacadlo a los ancianos de su ciudad, ya la puerta de su lugar, y dir�n a los ancianos de su ciudad: Este nuestro hijo es terco y rebelde, no obedece a nuestra voz; es un comil�n y un borracho.Y todos los hombres de su ciudad lo apedrear�n con piedras, y morir�.As� quitar�s el mal de en medio de ti;y todo Israel oir� y temer�.

El lector puede, con mucho inter�s, contrastar la acci�n solemne de la ley y el gobierno, en el caso del hijo rebelde, con la hermosa y familiar par�bola del hijo pr�digo, en Lucas 15:1-32 . Nuestro espacio no admite que nos detengamos en �l aqu�, por mucho que nos deleite hacerlo. Es maravilloso pensar que es el mismo Dios quien habla y act�a en Deuteronomio 21:1-23 y en Lucas 15:1-32 .

Pero �ay! �Qu� diferente la acci�n! �Qu� diferente el estilo! Bajo la ley, el padre est� llamado a tomar a su hijo y sacarlo para ser apedreado. Bajo la gracia, el padre corre al encuentro del hijo que regresa; cae sobre su cuello y lo besa; v�stelo con la mejor t�nica, ponle un anillo en la mano y zapatos en los pies; hace matar para �l el becerro cebado; lo sienta a la mesa consigo mismo, y hace sonar la casa con la alegr�a que llena su propio coraz�n al recuperar al pobre derrochador errante.

�Impresionante contraste! En Deuteronomio vemos la mano de Dios, en un gobierno justo, ejecutando juicio sobre los rebeldes. En Lucas 15:1-32 vemos el coraz�n de Dios derram�ndose, con ternura que subyuga el alma, sobre el pobre arrepentido, d�ndole la dulce seguridad de que es Su profundo gozo recuperar a Su perdido. El rebelde persistente se encuentra con la piedra del juicio; el penitente que vuelve se encuentra con el beso del amor.

Pero debemos cerrar esta secci�n llamando la atenci�n del lector al �ltimo vers�culo de nuestro cap�tulo. El inspirado ap�stol se refiere a ella de manera muy notable, en G�latas 3:1-29 "Cristo nos redimi� de la maldici�n de la ley, hecho por nosotros maldici�n; porque escrito est�: Maldito todo aquel que cuelga de un madero".

Esta referencia est� llena de inter�s y valor, no s�lo porque nos presenta la preciosa gracia de nuestro Se�or y Salvador Jesucristo, al hacerse maldici�n por nosotros, para que la bendici�n de Abraham cayera sobre nosotros, pobres pecadores del gentiles; sino tambi�n porque proporciona una ilustraci�n muy llamativa de la manera en que el Esp�ritu Santo pone Su sello sobre los escritos de Mois�s, en general, y sobre Deuteronomio.

En particular. Todas las escrituras se unen tan perfectamente que si se toca una parte, estropea la integridad del todo. El mismo Esp�ritu respira en los escritos de Mois�s, en las p�ginas de los profetas, en los cuatro evangelistas, en los Hechos, en las ep�stolas apost�licas generales y particulares, y en aquella profund�sima y preciosa parte que cierra el Volumen divino. Consideramos que es nuestro deber sagrado (como lo es, sin duda, nuestro gran privilegio) inculcar este hecho de peso a todos aquellos con quienes entramos en contacto; y rogamos muy fervientemente al lector que le preste su atenci�n, que lo retenga y d� un testimonio firme de �l, en este d�a de laxitud carnal, indiferencia fr�a y hostilidad positiva.

Información bibliográfica
Mackintosh, Charles Henry. "Comentario sobre Deuteronomy 21". Notas de Mackintosh sobre el Pentateuco. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/nfp/deuteronomy-21.html.
 
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