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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Notas de Mackintosh sobre el Pentateuco Notas de Mackintosh
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en dominio público.
Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
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Texto cortesía de BibleSupport.com. Usado con permiso.
Información bibliográfica
Mackintosh, Charles Henry. "Comentario sobre Deuteronomy 33". Notas de Mackintosh sobre el Pentateuco. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/nfp/deuteronomy-33.html.
Mackintosh, Charles Henry. "Comentario sobre Deuteronomy 33". Notas de Mackintosh sobre el Pentateuco. https://beta.studylight.org/
Versículos 1-29
"Y esta es la bendici�n con que Mois�s, el var�n de Dios, bendijo a los hijos de Israel antes de su muerte"
Es muy interesante y reconfortante descubrir que las �ltimas palabras del legislador fueron palabras de absoluta bendici�n. Nos hemos detenido en sus diversos discursos, esas homil�as solemnes, penetrantes y profundamente conmovedoras dirigidas a la congregaci�n de Israel. Hemos meditado en ese canto maravilloso con sus notas mezcladas de gracia y gobierno. Pero ahora estamos llamados a prestar atenci�n a las palabras de la m�s preciosa bendici�n, palabras del m�s dulce consuelo y consuelo, palabras que fluyen del coraz�n mismo del Dios de Israel y expresan sus propios pensamientos amorosos con respecto a ellos, y su mirada hacia su glorioso futuro.
El lector, sin duda, notar� una marcada diferencia entre las �ltimas palabras de Mois�s registradas en Deuteronomio 33:1-29 y las �ltimas palabras de Jacob dadas en G�nesis 49:1-33 . No hace falta decir que ambos son dados por la misma pluma, ambos divinamente inspirados; y por lo tanto, aunque difieren, no chocan ni pueden chocar; no puede haber discrepancia entre dos secciones del Volumen de Dios.
Esta es una verdad cardinal, un principio vital y fundamental en todo cristiano devoto, en todo verdadero creyente, una verdad que hay que asir con tenacidad y confesar fielmente, frente a todos los asaltos ignorantes e insolentes de la infidelidad.
Por supuesto, no vamos a entrar en una comparaci�n elaborada de los dos cap�tulos; esto ser�a imposible en este momento, por varios motivos. Estamos obligados a ser lo m�s concisos y breves posible. Pero hay un gran punto de diferencia que se puede captar de un vistazo. Jacob da la historia de las acciones de sus hijos, algunos de ellos, �ay! m�s triste y humillante. Mois�s, por el contrario, presenta los actos de la gracia divina, ya sea en ellos o hacia ellos.
Esto, de inmediato, explicar� la diferencia. Jacob registra las malas acciones de Rub�n, Sime�n y Lev�, pero Mois�s las omite por completo. �Es esta discrepancia? No; pero divina armon�a, Jacob ve a sus hijos en su historia personal; Mois�s los ve en su relaci�n de pacto con Jehov�. Jacob nos da el fracaso humano, la enfermedad y el pecado; Mois�s nos da fidelidad divina, bondad y bondad amorosa.
Jacob nos da las acciones humanas y el juicio sobre ellas; Mois�s nos da consejos divinos y bendiciones puras que fluyen de ellos. Gracias y alabanza a nuestro Dios, Sus consejos y Sus bendiciones y Su gloria est�n por encima y m�s all� de todo fracaso humano, pecado e insensatez. �l, en �ltima instancia, lo har� todo a Su manera, y eso para siempre; entonces Israel y las naciones ser�n plenamente bendecidos, y se regocijar�n juntos en la abundante bondad de Dios, y celebrar�n Su alabanza de orilla a orilla, y desde el r�o hasta los confines de la tierra.
Ahora haremos poco m�s que citar para el lector las diversas bendiciones de las tribus. Est�n llenos de la instrucci�n m�s preciosa, y no requieren mucha exposici�n.
"Y dijo: El Se�or vino del Sina�, y de Seir se levant� hacia ellos; resplandeci� desde el monte Par�n, y vino con diez mil santos [santos]; de su diestra sal�a una ley de fuego para ellos. �S�, amaba al pueblo , fuente preciosa e inagotable de todas sus bendiciones futuras! " Todos sus santos est�n en tu mano"; �Verdadero secreto de su perfecta seguridad! "Y se sentaron a tus pies;"La �nica actitud segura y adecuada, por ellos, por nosotros, por cada uno, por todos! "Cada uno recibir� de tus palabras;" �Bendita bendici�n! �Tesoro precioso! Cada palabra que sale de la boca del Se�or es mucho m�s preciosa que miles de oro y plata; m�s dulce tambi�n que la miel y el panal de miel "Mois�s nos mand� una ley, la heredad de la congregaci�n de Jacob. Y �l era rey en Jesur�n, cuando las cabezas del pueblo y las tribus de Israel estaban reunidas. Viva Rub�n. y no muera, y no sean pocos sus hombres".
No tenemos nada aqu� sobre la inestabilidad de Rub�n, nada sobre su pecado. La gracia est� en el ascendente; las bendiciones fluyen en rica abundancia del coraz�n amoroso de Aquel que se deleita en bendecir y en rodearse de corazones rebosantes del sentido de Su bondad.
�Y esta es la bendici�n de Jud�, y dijo: Oye, Se�or, la voz de Jud�, y tr�elo a su pueblo; que sus manos sean suficientes para �l, y s� una ayuda para �l de sus enemigos�. Jud� es la l�nea real. "Nuestro Se�or brot� de Jud�", ilustrando as�, de una manera verdaderamente maravillosa, c�mo la gracia divina se eleva, en su majestad, sobre el pecado humano, y triunfa gloriosamente sobre las circunstancias que revelan la total debilidad del hombre.
"Judas: engendr� a Fares y Zara de Thamar!" �Qui�n sino el Esp�ritu Santo podr�a haber escrito estas palabras? �Cu�n claramente declaran que los pensamientos de Dios no son como los nuestros! �Qu� mano humana habr�a introducido a Tamar en la l�nea geneal�gica de nuestro adorable Se�or y Salvador Jesucristo? Ni uno. El sello de la divinidad est� grabado de manera sorprendente en Mateo 1:3 , como lo est� en cada cl�usula del Sagrado Volumen de principio a fin. �Alabado sea el Se�or que as� sea!
Jud�, t� eres aquel a quien alabar�n tus hermanos; tu mano estar� en la cerviz de tus enemigos; los hijos de tu padre se postrar�n ante ti. Cachorro de le�n, Jud�; de la presa, hijo m�o, subiste; se inclin�, se ech� como un le�n, y como un le�n viejo; �qui�n lo despertar�? No ser� quitado el cetro de Jud�, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a �l se congregar�n los la gente sea
atando su pollino a la vid, y el pollino de su asna a la vid escogida; lav� sus vestidos en vino, y sus vestidos en sangre de uvas; sus ojos ser�n rojos por el vino, y sus dientes blancos por la leche.� ( G�nesis 49:8-12 ).
"Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi un �ngel fuerte que proclamaba a gran voz: �Qui�n es digno de abrir el libro, y desatar sus sellos? Y nadie, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, pod�a abrir el libro, ni mirarlo. Y llor� mucho, porque ninguno fue hallado digno de abrir y leer el libro. libro, ni mirarlo.
Y uno de los ancianos me dice: No llores; he aqu�, el Le�n de la tribu de Jud�, la Ra�z de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y mir�, y he aqu�, en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba de pie un Cordero , como inmolado , que ten�a siete cuernos y siete ojos, que son los siete esp�ritus de Dios enviados por toda la tierra".
�Qu� favorecida es la tribu de Jud�! Seguramente estar en la l�nea geneal�gica de la que brot� nuestro Se�or, es un gran honor; y, sin embargo, sabemos porque nuestro Se�or mismo nos ha dicho que es mucho m�s alto, mucho m�s bendito escuchar la palabra de Dios y guardarla. Hacer la voluntad de Dios, atesorar en nuestros corazones Sus preciosos mandamientos nos acerca moralmente a Cristo m�s que el hecho de ser parientes seg�n la carne. ( Mateo 12:46-50 .)
"Y de Lev� dijo: Sea tu Tumim y tu Urim [luces y perfecciones] con tu santo, a quien probaste en Masah, y con quien peleaste en las aguas de Meriba; quien dijo a su padre y a su madre, no lo he visto; ni reconoci� a sus hermanos, ni conoci� a sus propios hijos; porque han observado tu palabra, y han guardado tu pacto. Ellos ense�ar�n tus juicios a Jacob, y a Israel tu ley; ellos pondr�n incienso delante de ti, y holocausto sobre cosa altar.Bendice, Se�or, su sustancia, y acepta la obra de sus manos; hiere en los lomos a los que se levantan contra �l, y a los que lo aborrecen, para que no se levanten m�s. " (Vers�culos 8-11.)
El lector notar� el hecho de que Sime�n queda fuera aqu�, aunque tan �ntimamente asociado con Levi en G�nesis 49:1-33 . "Sime�n y Lev� son hermanos; instrumentos de crueldad hay en sus moradas. Oh alma m�a, no entres en su secreto: a su asamblea, mi honor, no te unas; porque en su ira mataron a un hombre, y en su voluntad propia
derribaron un muro. Maldita sea su ira, porque fue feroz; y su ira, porque fue cruel: los dividir� en Jacob, y los esparcir� en Israel�.
Ahora bien, cuando comparamos G�nesis 1:33 con Deuteronomio 33:1-29 , observamos dos cosas, a saber, la responsabilidad humana, por un lado; y la soberan�a divina, por el otro. Adem�s, vemos la naturaleza y sus actos; la gracia y sus frutos.
Jacob mira a Sime�n y Lev� unidos en la naturaleza y mostrando los temperamentos y las formas de la naturaleza. En lo que a ellos respectaba, ambos merec�an la maldici�n. Pero en Lev� vemos los gloriosos triunfos de la gracia soberana. Fue la gracia lo que permiti� a Lev�, en los d�as del becerro de oro, ce�irse la espada y defender la gloria del Dios de Israel. �Entonces Mois�s se par� a la puerta del campamento, y dijo: �Qui�n est� del lado del Se�or? Que venga a m�.
Y todos los hijos de Lev� se juntaron con �l. Y les dijo: As� ha dicho Jehov� Dios de Israel: Poned cada uno su espada a su lado, y entrad y salid de puerta en puerta por todo el campamento, y matad cada uno a su hermano, y cada uno a su compa�ero, y cada uno su pr�jimo. E hicieron los hijos de Lev� conforme a la palabra de Mois�s; y cayeron del pueblo aquel d�a unos tres mil hombres.
Porque Mois�s hab�a dicho: Consagraos hoy al Se�or, cada uno sobre su hijo y sobre su hermano; para que os d� una bendici�n en este d�a.� ( �xodo 32:26-29 )
�D�nde estaba Sime�n en esta ocasi�n? Estuvo con Levi en el d�a de la obstinaci�n de la naturaleza, la ira feroz y la ira cruel; �por qu� no en el d�a de decisi�n audaz para Jehov�? Estaba dispuesto a ir con su hermano a vengar un insulto familiar, �por qu� no reivindicar el honor de Dios, insultado como estaba por el acto id�latra de toda la congregaci�n? �Alguien dir� que �l no fue el responsable? Que tal persona tenga cuidado de c�mo plantea tal pregunta.
El llamado de Mois�s fue dirigido a toda la congregaci�n; Solo Levi respondi�; y obtuvo la bendici�n. Defendi� a Dios, en un d�a oscuro y malo, y por esto fue honrado con el sacerdocio, la m�s alta dignidad que se le pod�a conferir. La llamada fue dirigida tanto a Sime�n como a Lev�, pero Sime�n no respondi�. �Hay alguna dificultad aqu�? Para un mero te�logo puede haber; pero para un cristiano devoto, no hay ninguno.
Dios es soberano. �l hace lo que le place y no da cuenta de ninguno de sus asuntos. Si alguien se siente dispuesto a preguntar: "�Por qu� se omite a Sime�n en Deuteronomio 33:1-29 ?" La respuesta simple y concluyente es: "Oh hombre, �qui�n eres t� para replicar a Dios?" En Sime�n vemos juzgados los actos de la naturaleza; en Lev� vemos recompensados ??los frutos de la gracia; en ambos vemos la verdad de Dios vindicada y Su Nombre glorificado.
As� ha sido siempre; as� es, y as� ser�. El hombre es responsable; Dios es soberano. �Estamos llamados a reconciliar estas dos proposiciones? No; estamos llamados a creer en ellos; ya est�n reconciliados, por cuanto aparecen uno al lado del otro en la p�gina de la inspiraci�n. Esto es suficiente para toda mente piadosa; y en cuanto a los cavilosos, obtendr�n su respuesta definitiva, poco a poco.*
*Para m�s comentarios sobre la tribu de Lev�, se remite al lector a "Notas sobre el libro de �xodo", cap�tulo 32. "Notas sobre el libro de N�meros", cap�tulos 3, 4 y 8. Tambi�n un peque�o folleto, primero publicado en el a�o 1846, titulado, "La Historia de la Tribu de Levi Considerada".
"Y de Benjam�n", "hijo de mi mano derecha", dijo, "el amado del Se�or habitar� seguro junto a �l; y el Se�or lo cubrir� todo el d�a, y �l morar� entre sus hombros". �Bendito lugar para Benjam�n! �Bendito lugar para cada amado hijo de Dios! Cu�n precioso es el pensamiento de morar con seguridad en la presencia divina, en la cercan�a consciente del verdadero y fiel Pastor y Obispo de nuestras almas, d�a y noche morando bajo el amparo de sus alas protectoras.
"Bienaventurados los que a�n viven,
cerca cobijado por tu costado vigilante;
Quien vida y fuerza de Ti reciben,
Y contigo mu�vete y en Ti viva�.
Lector, busca conocer, m�s y m�s, la realidad y la bienaventuranza del lugar y la porci�n de Benjam�n. No est�n satisfechos con nada que no sea la presencia disfrutada de Cristo, el sentido permanente de relaci�n y cercan�a con �l. Tenga la seguridad de ello, es su feliz privilegio. Que nada te lo robe. Mant�nganse siempre al lado del Pastor, reposando en Su amor, recostados en los verdes pastos y junto a las aguas de reposo.
�Quiera el Se�or que el escritor y el lector puedan probar la profunda bienaventuranza de esto, en este d�a de profesi�n hueca y charla vac�a! �Que podamos conocer la indescriptible preciosidad de la profunda intimidad personal con �l mismo! Esta es la necesidad especial del d�a en que nuestra suerte est� echada, un d�a de tanto tr�fico intelectual en la verdad, pero de tan poco conocimiento del coraz�n y de la verdadera apreciaci�n de Cristo.
"Y de Jos� dijo: Bendita del Se�or sea su tierra, por las cosas preciosas del cielo, por el roc�o, y por el abismo que se oculta abajo, y por los frutos preciosos que produce el sol, y por las cosas preciosas echado por la luna, y por las cosas principales de los montes antiguos, y por las cosas preciosas de los collados permanentes, y por las cosas preciosas de la tierra y su plenitud, y por la buena voluntad del que habita en la zarza; descienda la bendici�n sobre la cabeza de Jos�, y sobre la cabeza del que fue separado de sus hermanos.
Su gloria es como el primog�nito de su becerro, y sus cuernos, como cuernos de unicornios; con ellos empujar� a los pueblos hasta los confines de la tierra; y ellos son los diez mil de Efra�n, y ellos los mil de Manas�s�.
Jos� es un tipo muy notable de Cristo. Nos hemos detenido en su historia en nuestros estudios sobre el libro de G�nesis. El lector notar� la forma enf�tica en que Mois�s habla del hecho de haber sido separado de sus hermanos. Fue rechazado y arrojado a la fosa. Pas�, en figura, a trav�s de las profundas aguas de la muerte, y as� alcanz� el lugar de la dignidad y la gloria. Fue levantado de la mazmorra para ser gobernante sobre la tierra de Egipto, y el preservador y sustentador de sus hermanos.
El hierro entr� en su alma, y ??se le hizo probar la amargura del lugar de la muerte antes de entrar en la esfera de la gloria. Impresionante tipo de Aquel que colg� de la cruz, yac�a en la tumba y ahora est� en el trono de la majestad de los cielos.
No podemos dejar de sorprendernos con la plenitud de la bendici�n pronunciada sobre Jos�, tanto por Mois�s, en Deuteronomio 33:1-29 como por Jacob, en G�nesis 49:1-33 . La expresi�n de Jacob es extraordinariamente buena. "Rama fruct�fera es Jos�, y rama fruct�fera junto a un pozo", �Exquisitamente hermosa figura! "cuyas ramas corren sobre el muro.
Los arqueros lo entristecieron mucho, y le dispararon, y lo aborrecieron; pero su arco se mantuvo fuerte, y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Dios fuerte de Jacob; (de all� es el pastor, la piedra de Israel) aun por el Dios de tu padre, quien te ayudar�; y por el Todopoderoso que te bendecir� con bendiciones del cielo arriba, bendiciones del abismo que est� abajo, bendiciones del pecho y del vientre: las bendiciones de tu padre han prevalecido sobre las bendiciones de mis progenitores, hasta el l�mite sumo de los collados eternos: estar�n sobre la cabeza de Jos�, y sobre la coronilla del apartado de sus hermanos.�
Magn�fica gama de bendici�n! Y todo esto fluye de y basado en sus sufrimientos. No hace falta decir que todas estas bendiciones se cumplir�n en la experiencia de Israel, poco a poco. Los sufrimientos del verdadero Jos� formar�n el fundamento imperecedero de la futura bienaventuranza de sus hermanos en la tierra de Cana�n; y no s�lo eso, sino que la marea de bendici�n, profunda y plena, fluir� desde esa tierra muy favorecida aunque ahora desolada, en virtud refrescante hacia toda la tierra.
�Y acontecer� en aquel d�a, que aguas vivas saldr�n de Jerusal�n, la mitad de ellas hacia el mar primero, y la mitad de ellas hacia el mar trasero; ser� en verano y en invierno.� �Brillante y bendita perspectiva para Jerusal�n, para la tierra de Israel y para toda la tierra! �Qu� triste error aplicar tales escrituras a la dispensaci�n del evangelio oa la iglesia de Dios! �Cu�n contrario al testimonio de las Sagradas Escrituras al coraz�n de Dios ya la mente de Cristo!
"Y de Zabul�n dijo: Al�grate, Zabul�n, en tu salida, e Isacar, en tus tiendas. Llamar�n al pueblo al monte; all� ofrecer�n sacrificios de justicia, porque mamar�n de la abundancia de la mares, y de los tesoros escondidos en la arena".
Zabul�n se regocijar� en su salida, e Isacar en morar en sus tiendas. Ser� alegr�a en casa y en el exterior; y habr� poder para actuar sobre otros tambi�n llamando a la gente a la monta�a para ofrecer los sacrificios de justicia. Todo ello fundamentado en que ellos mismos mamar�n de la abundancia de los mares y de los tesoros escondidos. As� es siempre en principio. Es nuestro privilegio regocijarnos en el Se�or, pase lo que pase, y sacar de esos manantiales eternos y tesoros escondidos que se encuentran en �l mismo. Entonces estaremos en condiciones de alma para llamar a otros a gustar y ver que el Se�or es bueno; y, no s�lo eso, sino presentar a Dios esos sacrificios de justicia tan aceptables para �l.
"Y de Gad dijo: Bendito sea el que ensancha a Gad; habita como le�n, y desgarra el brazo con la coronilla. Y se provey� la primera parte, porque all�, en una porci�n del legislador, estaba sentado, y vino con los jefes del pueblo, hizo la justicia de Jehov�, y sus juicios con Israel.Y de Dan dijo: Cachorro de le�n es Dan, saltar� desde Bas�n.
Y de Neftal� dijo: Oh Neftal�, satisfecho con el favor y lleno con la bendici�n del Se�or: posee el occidente y el sur. Y de Aser dijo: Bendito sea Aser con hijos; sea ??grato a sus hermanos, y moje su pie en aceite. Tus zapatos ser�n de hierro y bronce; y como tus d�as tu fuerza. No hay nadie como el Dios de Jeshurun, que cabalga sobre los cielos en tu ayuda, y en su majestad sobre los cielos.
El Dios eterno es tu refugio, y debajo est�n los brazos eternos: y �l echar� de delante de ti al enemigo; y dir�: Destruidlos. Israel, pues, habitar� confiado solo: la fuente de Jacob estar� sobre tierra de grano y de mosto; tambi�n sus cielos destilar�n roc�o. �Dichoso eres, oh Israel! �Qui�n como t�, oh pueblo salvado por el Se�or, el escudo de tu ayuda, y qui�n es la espada de tu excelencia? y tus enemigos te ser�n hallados mentirosos; y sobre sus lugares altos pisar�s.� (Vers. 20-29.)
Verdaderamente podemos decir que el comentario humano est� fuera de lugar aqu�. Nada puede superar la preciosidad de la gracia que se respira en las �ltimas l�neas de nuestro libro. Las bendiciones de este cap�tulo, como la canci�n del cap�tulo 33, comienzan y terminan con Dios y Sus caminos maravillosos con Israel. Es refrescante y reconfortante, m�s all� de toda expresi�n, al final de todos los llamamientos, todas las exhortaciones, todas las advertencias solemnes, todas las declaraciones fieles, todos los registros prof�ticos en cuanto al fracaso y el pecado, juicio e ira gubernamental despu�s de todo esto, para escucha acentos como los que acabamos de escribir.
De hecho, es la terminaci�n m�s magn�fica de este bendito libro de Deuteronomio. La gracia y la gloria brillan con un brillo poco com�n. Dios a�n ser� glorificado en Israel, e Israel plena y eternamente bendecido en Dios. Nada puede impedir esto. Los dones y el llamado de Dios son sin arrepentimiento. �l har� valer cada jota y cada tilde de Su preciosa palabra a Israel. Las �ltimas palabras del legislador dan el testimonio m�s claro y completo de todo esto.
Si no tuvi�ramos m�s que los �ltimos cuatro vers�culos del precioso cap�tulo en el que nos hemos detenido, ser�an ampliamente suficientes para probar, m�s all� de toda duda, la futura restauraci�n, bendici�n, preeminencia y gloria de las doce tribus de Israel en su propia tierra.
Cierto, es benditamente cierto que el pueblo del Se�or ahora puede obtener instrucci�n, consuelo y refrigerio de las bendiciones pronunciadas sobre Israel. Bendito sea Dios, podemos saber lo que es estar "satisfechos de favor y llenos de la bendici�n del Se�or". Podemos consolarnos con la seguridad de que "como nuestros d�as ser�n nuestra fuerza". Nosotros tambi�n podemos decir: "El Dios eterno es nuestro refugio, y debajo est�n los brazos eternos.
"Podemos decir todo esto y mucho m�s. Podemos decir lo que Israel nunca pudo y nunca podr� decir. Las bendiciones y los privilegios de la iglesia son todos celestiales y espirituales; pero eso no impide que nos consolemos con las promesas hechas a Israel. La gran El error de los cristianos profesos es aplicar a la iglesia exclusivamente lo que se aplica m�s manifiestamente al pueblo terrenal de Dios. Debemos, una vez m�s, rogar fervientemente al lector cristiano que se cuide de este grave error.
No debe temer en lo m�s m�nimo perder nada de su propia bendici�n especial al dejar a la simiente de Abraham el lugar y la porci�n que les asignan los consejos y las promesas de Dios; por el contrario, es solo cuando estos se entienden claramente y se reconocen plenamente que podemos hacer un uso inteligente de todo el canon de las Escrituras del Antiguo Testamento. Podemos establecer como un gran principio b�sico que nadie puede entender o interpretar las Escrituras si no reconoce claramente la gran distinci�n entre Israel y la iglesia de Dios.