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1 Samuel 13

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

En este Cap�tulo se abre la historia del reinado de Sa�l, y se registra un triste comienzo. Es invadido por enemigos del exterior y des�rdenes en el hogar, sus s�bditos lo abandonan y el enemigo avanza hacia �l. En esta angustia ofrece sacrificio y, por lo tanto, quebranta los mandatos divinos. El Se�or lo rechaza para ser rey; y aunque la sentencia no se ejecuta de inmediato, sin embargo, se le informa del evento y, en consecuencia, espera su ejecuci�n. Tal es el estado de cosas que se registra en este cap�tulo.

1 Samuel 13:1

(1) ?� Sa�l rein� un a�o; y cuando hubo reinado dos a�os sobre Israel,

La expresi�n en el original, que traducimos Sa�l rein� un a�o, es, Sa�l era el hijo de un a�o; lo que significa, quiz�s, que como hijo de un a�o, fue la infancia del gobierno, y nada en �l que valga la pena registrar.

Versículo 2

(2) Sa�l lo eligi� tres mil hombres de Israel; de los cuales dos mil estaban con Sa�l en Micm�s y en el monte de Betel, y mil estaban con Jonat�n en Guibe� de Benjam�n; y al resto del pueblo lo envi� cada uno a su tienda.

Esta elecci�n de algunos, y la disoluci�n de otros, fue sin haber recibido el consejo de Dios, al parecer, porque no escuchamos nada de la direcci�n del Se�or al respecto. �Lector! Depende de �l, tanto en las preocupaciones m�s peque�as como en las m�s elevadas, nada debe emprenderse sin Dios. En todos tus caminos es el precepto, recon�celo; y entonces la promesa es absoluta, �l enderezar� tus caminos. Proverbios 3:6 . Por mi parte, deseo mirar a Jes�s en todo; porque estoy seguro de que �l est� en todo lo que concierne a su pueblo.

Versículos 3-4

(3) Y Jonat�n derrot� a la guarnici�n de los filisteos que estaba en Geba, y los filisteos se enteraron. Y Sa�l toc� trompeta por toda la tierra, diciendo: Oigan los hebreos. (4) Y todo Israel oy� decir que Sa�l hab�a herido a una guarnici�n de los filisteos, y que tambi�n Israel estaba en abominaci�n con los filisteos. Y se convoc� al pueblo en pos de Sa�l a Gilgal.

He aqu� un acto de presunci�n en Saulo, desaconsejado por Dios y, como deber�a parecer, traicionero para los hombres. Los filisteos de toda la tierra pronto se enteraron de la traici�n cometida por los israelitas contra una de sus guarniciones, y como es com�n entre los hombres, toda la naci�n se indign� por ello. Que el lector no deje de rastrear la mano de Dios en �l. Porque como no hay relaci�n entre Saulo y el Se�or por medio de la oraci�n, no hay comuni�n por medio del consejo que lo dirija.

Versículos 5-7

(5) Y los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros y seis mil jinetes, y gente como la arena que est� a la orilla del mar en multitud; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bethaven. . (6) Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en un estrecho (porque el pueblo estaba angustiado), entonces el pueblo se escondi� en cuevas, matorrales, rocas, lugares altos y hoyos. (7) Y algunos de los hebreos cruzaron el Jord�n a la tierra de Gad y Galaad. En cuanto a Sa�l, todav�a estaba en Gilgal, y todo el pueblo lo segu�a temblando.

En toda esta relaci�n aqu� no se dice nada del Se�or de los Ej�rcitos, nada del ministerio de sus siervos. �D�nde est� Samuel, d�nde est�n los sacerdotes del Se�or? Cu�n asombrosamente contemplamos en esto lo que el Se�or ha dicho en otra parte de las Escrituras, cuando el pueblo de Dios lo descuide y busque confianza en la fuerza humana, mil huir�n ante la reprensi�n de uno, ante la reprensi�n de cinco huir�is; hasta que se�is dejados como faro en la cumbre de un monte, y como estandarte en un collado. Isa�as 30:17 .

Versículos 8-9

(8) Y se detuvo siete d�as, seg�n el tiempo se�alado por Samuel; pero Samuel no vino a Gilgal; y el pueblo se apart� de �l. (9) Y Sa�l dijo: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreci� el holocausto.

Samuel hab�a prometido (v�ase 1 Samuel 10:8 ) visitar a Sa�l al cabo de siete d�as; no para llevarlo a la guerra, sino para ofrecer ofrendas de paz; y luego instruirlo m�s en la mente y la voluntad de Dios, con respecto al gobierno de su pueblo Israel. Sa�l no pod�a dejar de saber esto. Pero resolviendo hacer algo por su cuenta, mientras tanto, tal vez para hacer grande su nombre entre las naciones, se elige un ej�rcito, otros de los soldados son despedidos, los filisteos son heridos y �l se apresura a ocupar el cargo sagrado.

�Qu� esp�ritu atrevido debe haber tenido este hombre y qu� lleno de impiedad! Aunque el Se�or lo hab�a hecho rey, no hab�a hecho al Se�or su Dios. �Lector! �Qu� no intentar� la mente carnal cuando la gloria humana, y no la alabanza divina, sea el objeto de b�squeda?

Versículos 10-12

(10) Y sucedi� que cuando acab� de ofrecer el holocausto, he aqu�, vino Samuel; y Sa�l sali� a recibirlo para saludarlo. (11) Y Samuel dijo: �Qu� has hecho? Y Sa�l dijo: Porque vi que el pueblo se hab�a alejado de m�, y que t� no vienes dentro de los d�as se�alados, y que los filisteos se reunieron en Micmas; (12) Por eso dije: Los filisteos descender�n ahora sobre m� en Gilgal, y no he suplicado al SE�OR; me obligu�, pues, y ofrec� holocausto.

Observe, bajo qu� enga�osas pretensiones Saulo cubri� los motivos de su conducta; como los primeros pecadores en el jard�n del Ed�n: la autojustificaci�n, incluso hasta los �ltimos, la encontramos en su disculpa. G�nesis 3:10 . �Pero lector! en la conducta de Sa�l, no pase por alto la imagen que ofrece del coraz�n humano. �C�mo intenta todo hombre justificarse a s� mismo en sus acciones bajo la falsa cobertura de alg�n supuesto bien, hasta que el Esp�ritu Santo quita de sus ojos la pel�cula del autoenga�o? y hasta que no est� convencido de pecado, nunca busca la justificaci�n en la justicia de Cristo.

Versículos 13-14

(13) Y Samuel dijo a Sa�l: Necia has hecho; no has guardado el mandamiento que Jehov� tu Dios te hab�a mandado; porque ahora Jehov� habr�a establecido tu reino sobre Israel para siempre. (14) Pero ahora tu reino no continuar�; el SE�OR lo ha buscado como un hombre conforme a su coraz�n, y el SE�OR le ha mandado que sea el capit�n de su pueblo, porque no has guardado lo que el SE�OR te ha mandado.

La reprensi�n del profeta correspondi� a la transgresi�n de Sa�l. Uza, en la era siguiente, fue asesinado por tocar el arca. Y otro del mismo nombre fue herido de lepra, por invadir la oficina del Sacerdote. Por tanto, a Saulo se le hab�a dado lugar para el arrepentimiento, si lo hubiera buscado. Vea 2 de Samuel 6: 6-7; 2 Cr�nicas 26:16 .

Versículos 15-16

(15) Entonces Samuel se levant� y lo recogi� de Gilgal a Guibe� de Benjam�n. Y Sa�l cont� al pueblo que estaba con �l, unos seiscientos hombres. (16) Y Sa�l y Jonat�n su hijo, y el pueblo que estaba con ellos, se quedaron en Guibe� de Benjam�n; pero los filisteos acamparon en Micmas.

La partida de Samuel de Sa�l fue un triste presagio de ruina. Sin embargo, leemos que Sa�l no tiene escr�pulos. �Pobre de m�! cuando los hombres se endurecen por el enga�o del pecado, �qu� horribles ejemplos dan, de indiferencia ante los m�s duros juicios!

Versículos 17-23

(17) Y los saqueadores salieron del campamento de los filisteos en tres compa��as: una compa��a se volvi� hacia el camino que lleva a Ofra, a la tierra de Sual; (18) Y otra compa��a tom� el camino de Bethor�n, y otra compa��a. se volvi� hacia el camino del t�rmino que mira al valle de Zeboim hacia el desierto. (19) No se hall� herrero en toda la tierra de Israel; porque los filisteos dec�an: No sea que los hebreos les hagan espadas o lanzas; (20) pero todos los israelitas descendieron a los filisteos para afilar cada uno su parte, y su reja, y su hacha, y su azada.

(21) Sin embargo, ten�an una lima para los azadones, las rejas, las horquillas, las hachas y para afilar los aguijones. (22) Y sucedi� que en el d�a de la batalla, no se hall� espada ni lanza en la mano de ninguno de los del pueblo que estaba con Sa�l y Jonat�n, sino que se hall� all� con Sa�l y con Jonat�n su hijo. (23) Y la guarnici�n de los filisteos sali� al paso de Micmas.

Nada puede demostrar m�s plenamente el estado bajo y empobrecido de Israel, que lo que aqu� se dice de los estragos del enemigo, y de su destituci�n incluso de las armas de defensa comunes. Parecer�a, por no tener herrero en todos los territorios de Israel, que la pol�tica de los filisteos en tiempos pasados ??(probablemente en las guerras cuando hab�an triunfado sobre Israel) los hab�a obligado a no ejercer este arte entre ellos.

Y, como mientras estaban en paz, los israelitas encontraron que los filisteos no estaban dispuestos a afilar o reparar sus instrumentos de labranza, los israelitas no se molestaron en mantener en orden sus armas de guerra. De hecho, aunque el Se�or era su Rey y humillaba a las naciones ante ellos, no necesitaban nada. Pero ahora, cuando por el pecado han hecho de Dios su enemigo, �a qu� estado de humildad est�n reducidos ante sus enemigos! Ning�n arma (dice Dios) formada contra su pueblo prosperar�.

Pero cuando su pueblo se rebela contra �l, puede convertir nuestras mismas bendiciones en armas del mal y convertir nuestras comodidades en la artiller�a de su disgusto. Ver Isa�as 54:17 . Comparado con Deuteronomio 28:1 .

Versículo 23

REFLEXIONES

�LECTOR! f�jense en m�, el terrible estado de una mente no renovada en la conducta de Saulo. Ninguna situaci�n, ninguna providencia, por m�s pr�spera que sea, en s� misma; ninguna elevaci�n de rango o poder puede producir verdadero consuelo o felicidad, mientras el coraz�n permanezca carnal y no regenerado por la gracia. El Se�or le hab�a dado a Sa�l un reino, y el Se�or lo hab�a apartado de la persecuci�n de los asnos de su padre, a la persecuci�n del gobierno; pero Saulo, aunque era otro hombre, como lo llama la Escritura, en las cosas externas, segu�a siendo el mismo en cuanto a piedad vital.

Aprenda aqu�, lector, que no es un cambio de lugar, rango o circunstancias lo que vale para algo; sino el vestirse del viejo que est� corrompido, conforme a las pasiones enga�osas, y el ser renovado en el esp�ritu de la mente; y el vestirse del nuevo hombre, que seg�n Dios, es creado en justicia y verdadera santidad.

�Precioso Jes�s! conc�deme la gracia de aprender una vez m�s de aqu�, en vista de la profanaci�n de Sa�l de tu oficio sacerdotal, cu�n infinitamente importante debe ser la vista de tu ofrenda y el sacerdocio �nicos a los ojos de Jehov�; �Y cu�n regocijada debe estar mi alma al refugiarse bajo tu santo incensario! �S�! querido Se�or! t�, y solo t�, eres sacerdote para siempre, por juramento, y por la solemne inauguraci�n de tu Dios y Padre.

Tomado de entre los hombres, en lo que respecta a tu hombr�a, fuiste llamado a este oficio desde toda la eternidad. Y en lo que se refiere a tu poder eterno y Deidad, tus propias gloriosas perfecciones y atributos se convierten en el altar de oro, en el cual, y de donde, la eficacia salv�fica de todo el sacerdocio deriva su importancia. De ambos, que mi alma encuentre consuelo y confianza continuos. Nunca, como Sa�l, puedo traer mis pobres ofrendas, o mis fantas�as ofrendas de paz, sin tener en cuenta tu precioso y todo suficiente sacrificio: porque solo t�, querido Se�or, puedes hacer, o ha hecho, nuestra paz en la sangre de la cruz.

Buscar la aceptaci�n de otra manera, aunque con los ritos m�s costosos, como hizo Sa�l, es mostrar desprecio por tu persona, tu sangre y tu justicia consumada; e invocar la venganza del cielo. Pero mientras, a trav�s de la influencia del Esp�ritu Santo, mi alma est� capacitada para mirarte fijamente y confiar en tu preciosa sangre y sacrificio, todo expiatorio, para ser aceptado por Dios y el Padre; dejar. Yo, bendito Jes�s, todos los d�as y todos los d�as, ven continuamente en tu nombre y justicia, confiadamente al trono de la gracia, para hallar misericordia y gracia para ayudar en todo momento de necesidad.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 1 Samuel 13". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/1-samuel-13.html. 1828.