Bible Commentaries
1 Samuel 21

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Los problemas de David se procesan en la historia a trav�s de este cap�tulo. Al ser expulsado de su casa y, como si se hubiera desterrado de la tierra, visita a Nob; recibe de Ahimelec, el sacerdote, pan santificado, y la espada de Goliat, que estaba all�. David se apresura a ir a Aquis, en Gat; Si es mal recibido y est� lleno de temores de que los hombres de Gat lo traicionen, se finge loco. Estos son los puntos principales de este cap�tulo.

1 Samuel 21:1

(1) Entonces vino David a Nob, donde el sacerdote Ahimelec; y Ahimelec tuvo miedo en la reuni�n de David, y le dijo: �Por qu� est�s solo, y nadie contigo?

El pobre David, aunque el vencedor de Goliat y el libertador de su pa�s, pero siendo proscrito por el rey y vagando por la preservaci�n de su vida, despierta temor en todo lo que se acerca. Si lo que Doeg, el edomita, le dijo a Sa�l era cierto, como se relata en el cap�tulo siguiente (ver 1 Samuel 22:9 ), el sacerdote Ahimelec pregunt� al Se�or acerca de �l; es decir, David vino al tabern�culo para buscar el consejo del Se�or.

�Y qu� m�s apropiado para un alma probada y ejercitada? �Lector! es dulce cuando nuestras aflicciones nos llevan al Se�or; y no nos apartes del Se�or. �Amado Jes�s! en sus inigualables agon�as, clam� a su Padre; y en la medida en que aumentaban sus dolores, m�s vehemente era su oraci�n. Lucas 22:44 . No se trata de decir lo que dice Ahimelec: �Por qu� est�s solo y nadie contigo? que no ten�a compa��a; porque nuestro bendito Se�or al referirse a esta historia de David, habla de �l y de los que estaban con �l, como comiendo del pan de la proposici�n.

Ver Marco 2:26 . Pero significa que David no ten�a compa�eros adecuados, por lo que parec�a que ten�a prisa por salvar su vida, y ese era realmente el caso.

Versículo 2

(2) Y dijo David al sacerdote Ahimelec: El rey me ha mandado un negocio, y me ha dicho: Nadie sepa nada del negocio a donde te env�o, y lo que te he mandado; y he designado mi sirvientes de tal y tal lugar.

Que el Lector observe, y observe con preocupaci�n, no como el triunfo carnal de los imp�os sobre las debilidades de los hombres buenos, cuyos corazones se regocijan ante la vista, diciendo: �Aj�! �Aj�! As� lo tendr�amos nosotros: pero que el lector observe c�mo la falta de fe y confianza en el Se�or lleva a los hombres, incluso a los verdaderos creyentes, al pecado. Si David hubiera confiado en �l y en su apoyo, quien lo ungi� como sucesor de Sa�l, no tendr�a que haber corrido arriba y abajo en tales aprensiones por su vida.

David pudo, y lo hizo, decir en otra ocasi�n, mi tiempo est� en tus manos. Salmo 31:15 . Todo lo puedo en Cristo, quien me fortalece. Filipenses 4:13 .

Versículo 3

(3) Ahora pues, �qu� tienes bajo tu mano? dame cinco panes en mi mano, o lo que haya presente.

David quer�a pan: sent�a la fuerza del hambre y, por lo tanto, ten�a escr�pulos en no tomar lo que el sacerdote le dar�a en su angustia. �No veo aqu� se�alada el hambre de Jes�s, cuando fue llevado por el Esp�ritu al desierto para ser tentado por el diablo? Pero �oh! que inmensa la superioridad? Aunque ese Sumo Sacerdote santo, inofensivo e inmaculado, sinti� toda la presi�n del hambre; porque fue tentado en algunos puntos como nosotros, con la �nica excepci�n del pecado, sin embargo, Jes�s no permiti� que un milagro supliera sus propias necesidades, aunque con gracia obr� muchos para suplir las necesidades de los dem�s.

Versículos 4-6

(4) Y el sacerdote respondi� a David, y dijo: No hay pan com�n en mi mano, pero hay pan santificado; si los j�venes se han mantenido al menos alejados de las mujeres. (5) Y David respondi� al sacerdote, y le dijo: En verdad, se nos han ocultado mujeres durante estos tres d�as, desde que sal�, y los vasos de los mancebos son santos, y el pan es a la manera. com�n, s�, aunque fue santificado este d�a en la vasija. (6) Entonces el sacerdote le dio pan consagrado, porque no hab�a all� m�s pan que el pan de la proposici�n que se hab�a tomado de delante del SE�OR para poner pan caliente el d�a en que se lo quitaran.

El Lector, si consulta Lev�tico 24:5 , comprender� qu� era este pan sagrado. Al estar apartado para el servicio de Dios, no pod�a usarse en com�n. La ley ordenaba la abstinencia incluso de las cosas l�citas, en ciertos momentos y en ciertas ocasiones. Ver �xodo 19:15 .

Y esto es lo que se quiere decir aqu�, cuando los j�venes se mantienen alejados de las mujeres: es decir, sus esposas. En cuanto al pan, la observaci�n que nuestro bendito Se�or hace sobre este pasaje, en su discurso con los fariseos (cf. Mateo 12:1 ), arroja la mejor luz sobre �l. El pan de la proposici�n era peculiarmente para uso del sacerdote, habiendo sido santificado.

Ver Lev�tico 24:5 . Pero la necesidad de David abogaba por dispensar esta ley; y Ahimelec lo juzg� bien. �Pero no hay mucho evangelio en �l? �No quiso mostrar que en la dispensaci�n del Se�or Jes�s, los cuerpos de su pueblo eran templos del Esp�ritu Santo, y eran santos, siendo santificados por el Esp�ritu? Y como Jes�s mismo, que representaba este pan de la proposici�n, es el pan de vida para su pueblo; as� su pueblo es hecho reyes y sacerdotes para Dios y el Padre; y en consecuencia, tienen el privilegio de comer ese pan de vida y vivir para siempre. Se�or, danos siempre este pan. Juan 6:32 .

Versículo 7

(7) Aquel d�a estaba all� un hombre de los siervos de Sa�l, detenido delante del SE�OR; y su nombre era Doeg, un edomita, el principal de los pastores que pertenec�an a Sa�l.

El car�cter de este hombre es algo singular. �l era un edomita; es decir, uno de la estirpe de Esa�. �C�mo lleg� a la casa del Se�or o se emple� en el servicio de Sa�l? Quiz�s por ser h�bil como pastor. Y observe la expresi�n; fue detenido ante el Se�or; es decir, su asistencia al santuario fue limitada, no voluntariamente. As� que, tom�ndolo por completo, era un enemigo de Dios y de su pueblo.

Su presencia, cuando David lleg� al santuario, no presagiaba nada bueno. Cuando los hijos de Dios se presentan ante el Se�or, Satan�s tambi�n viene con ellos. Job 1:6 .

Versículos 8-9

(8) Y David dijo a Ahimelec: �No hay aqu� debajo de tu mano lanza o espada? porque no he tra�do mi espada ni mis armas, porque los asuntos del rey requer�an prisa. (9) Y el sacerdote dijo: La espada de Goliat el filisteo, a quien mataste en el valle de Ela, he aqu�, est� aqu� envuelta en una tela detr�s del efod; si la tomas, t�mala; porque no hay nada. otros guarden eso aqu�. Y David dijo: No hay ninguno como �l; d�melo.

El pobre David en su huida lleg� desarmado. Es bueno amueblar nuestra armer�a desde el santuario. La espada del Esp�ritu es la palabra de Dios. La espada de Goliat fue una espada de recuerdo, y sin duda de un valor peculiar para David. Apenas le fue posible mirarlo sin darle un nuevo toque a su fe. Hay una gran dulzura en todas nuestras experiencias pasadas de la misericordia de Dios.

Versículo 10

(10) Entonces David se levant� y huy� aquel d�a por temor a Sa�l, y fue a Aquis, rey de Gat.

Es asombroso ver c�mo los siervos m�s eminentes del Se�or se han visto obligados a buscar refugio de sus enemigos. Moab, Moab, moab mis desterrados, (dice el Se�or), s� encubierto para ellos de la presencia del saqueador. Aunque son marginados, son marginados de Dios. Y Moab, un enemigo jurado de Dios, los proteger�, si el Se�or lo considera necesario. Isa�as 16:4 .

Versículo 11

(11) Y los siervos de Aquis le dijeron: �No es �ste David el rey de la tierra? �No se cantaban unos a otros de �l en danzas, diciendo: Sa�l ha matado a sus miles, y David a sus diez miles?

Ciertamente, la idea de la sucesi�n de David en el reino de Israel debe haber sido generalmente entendida en este momento, porque el informe hab�a llegado y hab�a ganado la fe en Gat.

Versículos 12-15

(12) Y David guard� estas palabras en su coraz�n, y tuvo gran temor de Aquis, rey de Gat. (13) Y cambi� su conducta ante ellos, y se fingi� loco en sus manos, y escarb� en las puertas de la puerta, y dej� que la saliva le cayera sobre la barba. (14) Entonces Aquis dijo a sus siervos: He aqu� que veis que el hombre est� loco: �por qu�, pues, me lo hab�is tra�do? (15) �Tengo necesidad de hombres locos para que hayas tra�do a este tipo para que se haga el loco en mi presencia? �Este tipo entrar� en mi casa?

Los miedos y angustias de David fueron muy grandes, sin duda, cuando: fingi� locura, para escapar del peligro que lo amenazaba. Ciertamente, hab�a suficiente para alarmarlo, si no hubiera tenido recursos en el Se�or. Porque ahora estaba en el mismo lugar de donde vino Goliat. Llevaba encima la espada de Goliat. Ahora estaba rodeado de una gran cantidad de enemigos. Pero, en medio de todos estos peligros, y de fingir que estaba loco, quiz�s nunca en ning�n per�odo de su vida estuvo su mente m�s serena y concentrada en Dios.

Es con este estado de �nimo que estamos en deuda, bajo el Esp�ritu Santo, por los Salmos m�s hermosos que �l entonces escribi�, y que han refrescado y continuar�n refrescando a la iglesia del Se�or en las aflicciones de su pueblo en todas las edades. Me refiero a Salmo 34:1 y Salmo 56:1 , a los que remito el Reader. Este �ltimo se llama Mictam de David; es decir, un precioso salmo dorado de David.

El t�tulo tambi�n, sobre Jonath-elem-rechekim, algunos han pensado que se acerca a �l mismo, porque significa, la paloma silenciosa que est� lejos, aludiendo quiz�s a su distancia de casa, y en medio de sus enemigos. Qu� hermoso es ver, en la experiencia de este hombre, c�mo obra la fe cuando el Se�or da la gracia. Cuando sus temores naturales lo impulsaron a arrojarse al seno mismo de sus enemigos, su fe espiritual, que el Se�or le hab�a dado, lo llev� a arrojarse al seno mismo de su Dios.

All�, bendito Jes�s, me encontrar�an viviendo y muriendo; en mi mejor y en mis marcos m�s d�biles. Porque t� eres mi escondite; me preservar�s de la angustia; me rodear�s con c�nticos de liberaci�n. Selah. Salmo 32:7 .

Versículo 15

REFLEXIONES

�Bendito Redentor! No puedo contemplar el pan de la proposici�n que David anhelaba para �l y sus seguidores, de la mano del Sacerdote, sin que mi alma me llevara a contemplarte, pan de vida, pan de la proposici�n en el Altar de Oro, ante tu Padre, como alimento eterno de todo tu pueblo. Tu carne es verdadera comida, y tu sangre es verdadera bebida. T� has sido el pan de la proposici�n de tu Padre ante todos los mundos.

As� como el ma�z es molido y partido, y preparado para el sustento del cuerpo, �as�, precioso Jes�s! Has sido molido y quebrantado por nuestros pecados, y preparado para el sustento duradero de tu pueblo, desde y para siempre. Y �oh! el sustento celestial, divinamente preparado en ti! Nuestro Dios y Padre te muestra como la plenitud infinitamente satisfactoria en la que tu pueblo puede vivir para siempre.

Sin ti todo est� vac�o e insatisfactorio. en ti todo deseo es respondido. Tus sacerdotes (porque todo tu pueblo es una naci�n de reyes y sacerdotes) disfrutan de tu plenitud. El mundo carnal no te conoce ni te disfruta. �Oh! Precioso Se�or Dios, capac�tame por la fe verdadera, con todo el real sacerdocio, para hacer una apropiaci�n especial de tu persona y justicia, con todos tus beneficios salvadores, para mi alma. Vivir�a de ti, me regocijar�a en ti, caminar�a contigo y har�a uso de ti, como David lo hizo con el pan de exhibici�n del santuario, en toda ocasi�n.

S� t� mi Dios, y recon�ceme como uno de tu pueblo. Nunca como Doeg, estar detenido ante ti; pero, como ofrenda voluntaria, que me presente por las misericordias de mi Dios en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es mi servicio razonable. Y t�, querido Jes�s, dame del pan que est� en secreto, que el mundo no conoce, porque no te conoci�, para que pueda comer y vivir para siempre.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 1 Samuel 21". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/1-samuel-21.html. 1828.