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1 Samuel 28

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Nos apresuramos al final del reinado y la vida de Sa�l. Los filisteos se preparan para una batalla fatal para Sa�l. Est� desanimado y consternado; y en lugar de mirar al Se�or, se dirige a esp�ritus familiares; la triste consecuencia que sigue, y las alarmas de Saulo, se repiten al final de este cap�tulo.

1 Samuel 28:1

(1) ?� Y sucedi� que en aquellos d�as, los filisteos reunieron sus ej�rcitos para la guerra, para pelear contra Israel. Y Aquis dijo a David: Debes saber con certeza que saldr�s conmigo a la batalla, t� y tus hombres.

Ver lector, en esta preparaci�n de los filisteos para la batalla contra Israel, los tristes efectos de Israel apart�ndose del Se�or. El Se�or hab�a prometido, cuando estableci� a su pueblo en su reino, expulsar a todas las naciones de delante de ellos, y que no habr�a ning�n hombre que se presentara ante ellos. Pero, cuando Israel abandon� al Se�or, el Se�or levant� enemigos para Israel, como sus instrumentos para corregirlos.

Ver Josu� 1:3 . �Pero lector! cuando haya reflexionado debidamente sobre este tema, en lo que concierne al Israel de anta�o, m�relo nuevamente, en lo que concierne a Israel ahora. �No son nuestras corrupciones no subyugadas, nuestras concupiscencias no humilladas y los restos del pecado innato en nuestros cuerpos mortales, como esos filisteos que hacen la guerra con el alma? �T� y yo vivimos totalmente para Jes�s? �Se atrever�an esos enemigos a levantarse contra nosotros? Cu�n importante es la exhortaci�n de Pedro, cuando dijo: Queridos hermanos, os suplico, como extranjeros y peregrinos, que os absteng�is de las concupiscencias carnales que luchan contra el alma. 1 Pedro 2:11 .

Versículo 2

(2) Y David dijo a Aquis: Ciertamente sabr�s lo que puede hacer tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por tanto, te pondr� por guardi�n de mi cabeza para siempre.

La situaci�n de David fue cr�tica. �C�mo podr�a luchar contra su propia gente? Y por otro lado, �c�mo pod�a seguir a salvo con Achish?

Versículo 3

(3) Samuel hab�a muerto, y todo Israel lo hab�a llorado y lo hab�a sepultado en Ram�, en su propia ciudad. Y Sa�l hab�a echado de la tierra a los que ten�an esp�ritus familiares y a los hechiceros.

Es muy interesante recordar al lector la muerte de Samuel en este lugar. Samuel estaba muerto, y ahora los filisteos se atrevieron. Sin duda, antes de su muerte, hab�a lamentado en secreto la triste conducta de Saulo y la corrupci�n del pueblo. Todo verdadero amante de Dios debe llorar en secreto por los pecados de Sion. �Lector! es una triste prueba de tiempos tristes, cuando los justos mueren y son quitados del mal venidero. Pero, bienaventurados los muertos que mueren en el Se�or. Entran en reposo. Cesan en sus labores. Est�n en mejor compa��a. �Almas felices!

Versículos 4-6

(4) Y los filisteos se juntaron, y vinieron y acamparon en Sunem; y Sa�l reuni� a todo Israel, y asentaron en Gilboa. (5) Y cuando Sa�l vio el ej�rcito de los filisteos, tuvo miedo, y su coraz�n se estremeci� en gran manera. (6) Y cuando Sa�l consult� al SE�OR, el SE�OR no le respondi�, ni por sue�os, ni por Urim, ni por profetas.

Es m�s que probable que Sa�l, en su prisa por destruir a David, hubiera descuidado incluso los medios comunes de seguridad con respecto a su reino. Su ej�rcito quiz�s disminuy� y se dispers� por el extranjero; de modo que cuando los filisteos se adelantaron con un ej�rcito tan formidable, e incluso avanzaron hasta Sunem, que estaba en la tribu de Isacar, y en los l�mites del mismo Israel, hubo gran motivo de consternaci�n. Pero todo esto no habr�a sido nada si Sa�l hubiera hecho a Dios su amigo.

Israel hab�a descubierto, en todas las ocasiones, mientras el Se�or de los ej�rcitos libraba sus batallas, que uno perseguir�a a mil y dos pondr�an en fuga a diez mil. Pero cuando el Se�or se convierte en su enemigo y para luchar contra ellos, esto resume la medida acumulada de la miseria humana.

Versículo 7

(7) Entonces Sa�l dijo a sus siervos: B�scame una mujer que tenga esp�ritu familiar, para que pueda ir a ella y consultarla. Y sus siervos le dijeron: He aqu� una mujer que tiene un esp�ritu familiar en Endor.

Observe que Sa�l, en su angustia, consult� al Se�or, pero el Se�or no le respondi�. Pero, �c�mo pregunt�? Samuel estaba muerto. Los sacerdotes, los sacerdotes fieles del Se�or, Sa�l los hab�a matado. Ver 1 Samuel 22:17 . Entonces, �por qui�n pregunt�? Quiz�s con presunci�n, sin profeta ni sacerdote. Pero si no; es evidente que la indagaci�n de Saulo no fue en la forma que Dios hab�a designado, ni su coraz�n estaba dispuesto a indagar, como aparece en la secuela.

Porque cuando el Se�or no respondi� inmediatamente; de Dios, Sa�l se volvi� hacia el diablo. �Pobre de m�! �Qu� respuesta pueden esperar los hombres cuando, como Sa�l, no buscan a Dios con fe, sino que est�n aliados con las obras infructuosas de las tinieblas?

Versículos 8-20

(8) Y Saulo se disfraz� y se puso otras ropas, y fue, y dos hombres con �l, y llegaron a la mujer de noche; y �l dijo: Te ruego que me adivines por el esp�ritu familiar, y tr�eme a aquel a quien yo te nombrar�. (9) Y la mujer le dijo: He aqu�, t� sabes lo que ha hecho Sa�l, c�mo ha cortado de la tierra a los que tienen esp�ritus familiares y a los hechiceros; por tanto, pones una trampa para mi vida, para hacerme morir? (10) Y Sa�l le jur� por el SE�OR, diciendo: Vive el SE�OR, que no te suceder� ning�n castigo por esto.

(11) Entonces la mujer dijo: �A qui�n te har� subir? Y �l dijo: Hazme subir a Samuel. (12) Y cuando la mujer vio a Samuel, clam� a gran voz; y la mujer habl� a Sa�l, diciendo: �Por qu� me enga�aste? porque t� eres Saulo. (13) Y el rey le dijo: No temas, porque �qu� has visto? Y la mujer dijo a Sa�l: Vi dioses que sub�an de la tierra. (14) Y �l le dijo: �De qu� forma es? Y ella dijo: Ha subido un anciano; y est� cubierto con un manto.

Sa�l, al darse cuenta de que era Samuel, se inclin� rostro en tierra y se inclin�. (15) Y Samuel dijo a Sa�l: �Por qu� me has inquietado para que me haga subir? Y Sa�l respondi�: Estoy muy angustiado; porque los filisteos me hacen la guerra, y Dios se ha apartado de m�, y no me responde m�s, ni por profetas ni por sue�os; por eso te he llamado para que me hagas saber lo que har�.

(16) Entonces Samuel dijo: �Por qu�, pues, me preguntas, si el SE�OR se ha apartado de ti y se ha convertido en tu enemigo? (17) Y el SE�OR ha hecho con �l, como hab�a dicho por m�; porque el SE�OR ha arrancado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu pr�jimo, a David; (18) Por cuanto no obedeciste la voz de Jehov�, ni ha cumplido el ardor de su ira sobre Amalec; por eso Jehov� te ha hecho esto hoy.

(19) Y Jehov� entregar� tambi�n contigo a Israel en manos de los filisteos; y ma�ana estar�s conmigo t� y tus hijos; Jehov� tambi�n entregar� el ej�rcito de Israel en mano de los filisteos. (20) Entonces Sa�l cay� todo el tiempo en tierra, y tuvo gran temor a causa de las palabras de Samuel; y no tuvo fuerzas en �l; porque no hab�a comido pan en todo el d�a ni en toda la noche.

Para tener una comprensi�n correcta de esta parte de la historia de Sa�l, ser� necesario tener en cuenta las diversas circunstancias relacionadas con ella. Entonces, el lector debe observar primero que lo que aqu� se llama tener un esp�ritu familiar, se refiere a aquellos que, imponi�ndose a la credulidad y la ignorancia de la humanidad, pretendieron ser divinos y predecir los acontecimientos. As�, Balaam fue un notable impostor de este tipo, a quien Balac llam� desde el Oriente, para usar sus encantamientos contra Israel.

Y Dios se complaci� en invalidar los dispositivos de este hombre, para convertirlo absolutamente en el instrumento de bendici�n a las mismas personas a las que se contrat� para maldecir. Ver N�meros 22:23 ; y el Comentario sobre esos Cap�tulos s. Por eso leemos tambi�n en Isa�as, que hubo magos que espiaron, murmuraron y hablaron como susurrando desde el polvo.

Ver Isa�as 8:19 ; e Isa�as 29:4 . Ha habido tales personajes en todas las edades. Y hombres desamparados por Dios, en circunstancias desesperadas como Saulo, han recurrido a ellos. Consideremos a continuaci�n hasta qu� punto se dice que el Se�or permiti� tales cosas.

Pablo nos dice que no es de extra�ar que haya falsos ap�stoles, obreros enga�osos, transform�ndose en ap�stoles de Cristo; porque el mismo Satan�s se disfraza en �ngel de luz. 2 Corintios 11:13 . Y en otra parte de sus escritos parece admitir la posibilidad de que quien, vestido con la apariencia de un �ngel del cielo, sufra, como ejercicio de la fe de los hijos de Dios, para predicar otro evangelio del verdadero.

G�latas 1:8 . A partir de estos puntos de vista sobre el tema, no podemos perdernos una idea adecuada de esta supuesta aparici�n de Samuel a Sa�l, por parte de la bruja de Endor. Al gran enemigo de las almas se le podr�a permitir personificar al Profeta difunto. Como tal, a los ojos de Sa�l se le parece a Samuel. Se le permite hablar de los acontecimientos que suceder�n en breve; la derrota de Israel y la muerte de Sa�l y de sus hijos.

Y as�, a trav�s de este medio, Saulo est� terriblemente informado de lo que est� por seguir. Creo que el hecho de que no pudiera ser el propio Samuel es evidente a partir de otras consideraciones. Ni Satan�s ni sus instrumentos pueden tener poder sobre las almas de los santos glorificados. Tampoco era probable que Sa�l, a su muerte, se asociara en esp�ritu con Samuel. Tampoco se puede decir que el alma de Samuel subi� de la tierra, cuando sabemos que los esp�ritus de los justos hechos perfectos est�n con el Se�or.

Tampoco, si hubiera sido realmente Samuel, le habr�a contado los terribles acontecimientos que estaban por ocurrir, sin seguirlo con un consejo de arrepentirse, en lugar de llevarlo a la desesperaci�n y, por lo tanto, formar la tentaci�n de suicidarse. De todas estas consideraciones, me parece muy evidente que hubo un permiso para la aparici�n de la forma de Samuel por parte del Pr�ncipe del poder del aire, el esp�ritu que tanto entonces como ahora todav�a obra en los hijos de la desobediencia; el Se�or prevaleci� en este caso, como en el de Balaam, y en el caso de otro esp�ritu, permiti� predecir la ca�da de Acab en Ramot de Galaad. Ver 1 Reyes 22:20

Pero, aunque he dicho tanto, a modo de ayudar al lector com�n a lo que me parece el plan m�s seguro de formarse una concepci�n correcta de esta parte de la historia de Saulo, le ruego que me permita sugerirle una pensado en lo que es m�s importante; y que puede servir no solo para guiar su mente, bajo la gracia, a llegar a ser humilde en esto, sino en otras partes de la Escritura que no son tan interesantes para que estemos ansiosos por la comprensi�n clara de.

Conf�e en ello, hermano m�o, si hubiera sido un objeto de momento para la paz o el consuelo de la iglesia, el Esp�ritu Santo habr�a sido m�s expl�cito. Pero dondequiera que nos encontremos con algo oscuro, la raz�n es obvia: las cosas secretas pertenecen al Se�or nuestro Dios. Se ha revelado lo suficiente para que nosotros y nuestros hijos lo sepamos. Y aqu� dirijamos nuestra investigaci�n principal. Un pasaje de la supuesta conferencia entre Sa�l y Samuel, abre a nuestras mentes un tema de infinita mejora; ya esto desear�a dirigir la atenci�n principal del lector: me refiero a lo que dice Sa�l, estoy muy angustiado; porque los filisteos pelean contra m�, y Dios se ha apartado de m�.

�Oh! �Lector! �Qu� estado del infierno puede superar este en la miseria? Cuando un hijo de Dios tiene problemas, el Se�or est� con �l. Si el dolor, la enfermedad, e incluso el pecado lo oprimen, Jes�s es el sost�n y el portador de la carga de todos: y �l lleva a su pueblo, y todas sus cargas con �l. Pero para ser abandonados a la vez tanto del cielo como de la tierra, �ad�nde correr�n entonces los miserables en busca de liberaci�n? Qu� caso tan doloroso como el de Sa�l, dice el profeta escriba, cuando dice; �Ay de m� por mi dolor! dolorosa es mi herida; en verdad esto es un dolor, y debo soportarlo. Jeremias 10:19 .

Versículos 21-25

(21) Y la mujer vino a Sa�l, y vio que estaba muy angustiado, y le dijo: He aqu�, tu sierva ha obedecido a tu voz, y he puesto mi vida en mi mano, y he escuchado tus palabras que t� me hablaste. (22) Ahora pues, te ruego que escuches t� tambi�n la voz de tu sierva, y d�jame que te ponga un bocado de pan; y come, para que tengas fuerzas, cuando vayas por tu camino.

(23) Pero �l se neg� y dijo: No comer�. Pero sus criados, junto con la mujer, lo obligaron; y �l escuch� su voz. As� que se levant� de la tierra y se sent� en la cama. (24) Y la mujer ten�a un becerro gordo en casa; y ella se apresur�, lo mat�, tom� harina, la amas� y horne� panes sin levadura con ella. (25) Y la trajo delante de Sa�l y de sus siervos; y comieron. Luego se levantaron y se fueron esa noche.

La secuela de esta historia es tal como cabr�a esperar. Si este mensaje, por terrible que fuera, hubiera venido del cielo en respuesta a la oraci�n, una puerta de esperanza a�n podr�a haber estado abierta al arrepentimiento. Pero cuando el pobre infeliz descarriado llam� a las puertas del infierno y recibi� tal respuesta, no qued� nada m�s que una temerosa b�squeda de juicio y una ardiente indignaci�n para acabar con la miseria. Vea esa espantosa escritura; Hebreos 10:26 .

Versículo 25

REFLEXIONES

SI alguna vez la contemplaci�n del imp�o, en su progreso del pecado en el pecado, puede llegar a ser provechosa para disuadir de la comisi�n del pecado, y para mantener el alma, bajo la gracia, de la presunci�n; seguramente no hay un personaje en las Escrituras que ense�e esto m�s fuerte que el de Saulo. M�relo desde el momento en que Samuel lo ungi� como rey, hasta la hora en que el Esp�ritu Santo ha esbozado aqu� su historia, y qu� ofrece sino el relato muy melanc�lico de un coraz�n desesperadamente perverso.

Ese coraz�n de Saulo nunca fue cambiado por la gracia; porque aunque se dice que tuvo otro coraz�n del que ten�a cuando busc� los asnos de su Padre, cuando vino al reino; pero no un coraz�n nuevo creado en justicia y santidad verdadera. Con este coraz�n enga�oso de la naturaleza, la p�rpura adquirida de un reino y el poder de un Pr�ncipe, solo proporcion� los medios para manifestar lo que ese coraz�n fue originalmente por naturaleza, y lo que nunca fue tocado por la gracia.

Solo estaba progresando y madurando uniformemente en el mal. �Lector! he aqu� en su historia c�mo se propon�a el placer de ofender a Dios; luchando contra la mano bondadosa que le hab�a dado un trono; y como alguien decidido a sacrificarlo todo en lugar de que Dios nombrara un sucesor en su reino, quien, sin pedirlo y sin pensarlo, le hab�a dado un reino. Piense aqu� en lo terrible que debe ser en los inicuos que se los encuentre luchando contra Dios.

Desde el punto de vista de Saulo, dirijamos nuestros pensamientos a Jes�s, cuya obra de redenci�n se convierte en el �nico remedio para todo pecado, incluso en sus hijos, quienes est�n por naturaleza abiertos y justamente expuestos a la ira, incluso como los dem�s. Leemos la historia de Saulo con muy poco prop�sito si la secuela de ella y de hecho cada parte de ella no conduce a esta conclusi�n de los ap�stoles; �Somos entonces mejores que ellos? �Estamos en nosotros mismos, y en nuestro estado ca�do, por naturaleza, menos expuestos a la misma comisi�n de pecado? No, de ninguna manera.

Porque la Escritura ha probado antes que todos los que est�n bajo pecado. Y Dios ha concluido a todos en la incredulidad as� como en el pecado. Bien puede clamar toda alma verdaderamente despierta, bajo la convicci�n sincera de la verdad; �Oh! la profundidad de las riquezas tanto de la sabidur�a como del conocimiento de Dios, cu�n inescrutables son sus juicios e inescrutables sus caminos. �Aqu� entonces, lector! que t� y yo nos unamos a la emisi�n y nos regocijemos. Jes�s se presenta como una propiciaci�n por el pecado a trav�s de la fe en su sangre.

�l es la salvaci�n y la justicia de Dios para todo pecador que cree. �Oh! Se�or, conc�denos la plenitud de la gracia para creer el testimonio que Dios el Padre ha dado de su amado Hijo. Y que esa preciosa escritura suene siempre en nuestros o�dos y viva siempre en su influencia divina y salvadora en nuestros corazones; Dios, habiendo resucitado a su Hijo, Jes�s lo envi� para bendecirlos, apartando a cada uno de ustedes de sus iniquidades.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 1 Samuel 28". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/1-samuel-28.html. 1828.