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1 Tesalonicenses 1

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

El ap�stol abre su ep�stola con sus saludos habituales. Les dice a los tesalonicenses cu�n fervientes fueron sus oraciones por la Iglesia. Y les ense�a a observar las Marcas de su Elecci�n, por los benditos Efectos de ella.

Versículos 1-3

(1) Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los Tesalonicenses que est� en Dios Padre y en el Se�or Jesucristo: Gracia y paz a vosotros de Dios nuestro Padre y del Se�or Jesucristo. . (2) ?� Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, mencion�ndolos en nuestras oraciones; (3) Recordando sin cesar su obra de fe, y obra de amor, y paciencia de esperanza en nuestro Se�or Jesucristo, ante los ojos de Dios y nuestro Padre;

Es digna de observaci�n, la gran humildad de la mente de Pablo. Aunque tan eminentemente distinguido por el Se�or, como Ap�stol; no deja de unirse consigo mismo, los hermanos fieles. �Oh! �Cu�n dulce es contemplar los testimonios de la gracia manifestados en los afectos del pueblo del Se�or!

Versículos 4-10

(4) Sabiendo, hermanos amados, su elecci�n de Dios. (5) Porque nuestro evangelio no vino a ustedes solamente en palabras, sino tambi�n en poder, y en el Esp�ritu Santo, y con mucha certeza; como sab�is qu� clase de hombres fuimos entre vosotros por causa de vosotros. (6) ?� Y os hicisteis imitadores de nosotros y del Se�or, habiendo recibido la palabra en mucha aflicci�n, con gozo del Esp�ritu Santo: (7) De modo que fuisteis ejemplos para todos los que creen en Macedonia y Acaya.

(8) Porque de ti ha sonado la palabra del Se�or no solo en Macedonia y Acaya, sino tambi�n en todos los lugares donde se difunde tu fe en Dios; para que no necesitemos hablar nada. (9) Porque ellos mismos nos muestran de qu� manera entramos en vosotros, y c�mo os volvisteis a Dios de los �dolos para servir al Dios vivo y verdadero; (10) y esperar a su Hijo del cielo, a quien resucit� de los muertos, Jes�s, que nos libr� de la ira venidera.

Cuando el lector haya meditado debidamente las marcas y los caracteres por los cuales la elecci�n, seg�n la gracia, se conoce en el alma, como el Ap�stol los ha notado aqu�; Solicitar� su atenci�n sobre el tema en s�. Es un testimonio sumamente decidido, que Dios el Esp�ritu Santo ha dado en otra parte, por el cual se conoce a los elegidos de Dios. Porque a los que antes conoci�, tambi�n los predestin� para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que �l sea el primog�nito entre muchos hermanos.

Adem�s, a los que predestin�, a �stos tambi�n llam�; y a los que llam�, a �stos tambi�n justific�; y a los que justific�, a �stos tambi�n glorific�. Romanos 8:29

Primero. - Ruego al lector que observe, una por una, las marcas y caracteres de la elecci�n, que Dios el Esp�ritu Santo, ha mostrado aqu� como la verdadera norma, por la cual la Iglesia de Dios, as� como la Iglesia de los Tesalonicenses, podr�a conocer la bendita verdad. El Ap�stol comienza con ese testimonio decidido, en el sentido de que el Evangelio no vino solo en palabras, sino en poder, y en el Esp�ritu Santo, �y con mucha seguridad! �Lector! No dej�is de anotar esto en los memorandos m�s profundos de vuestro coraz�n.

S�, ruega a Dios el Esp�ritu que lo haga por ti. �Oh! cu�n incontestablemente concluyente es cuando un hijo de Dios es vivificado bajo la palabra de Dios, que es la espada del Esp�ritu. Cuando, como Lidia, el Se�or abre el coraz�n y da el o�do que oye y el ojo que ve; de modo que encuentra la palabra, r�pida y poderosa, y m�s cortante que cualquier espada de dos filos. Todo antes de esto, no dej� ninguna impresi�n en su mente.

Pero, cuando vino el Se�or en palabra, y por palabra; encuentra las ense�anzas poderosas, vivificadoras, iluminadoras, santificadoras y renovadoras; y clama con David: Nunca me olvidar� de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado. Salmo 119:93 ; 2 Corintios 10:4 ; Hebreos 4:12; 1 Corintios 14:23

En segundo lugar. Otra evidencia, que sigue a la primera, la ha se�alado el Ap�stol aqu�, como el camino por el cual el hijo de Dios conocer� su elecci�n; es decir, cuando el coraz�n regenerado est� capacitado para discernir que los fieles siervos de Dios vienen a ellos en el nombre del Se�or. Sab�is (dice Pablo) qu� clase de hombres �ramos entre vosotros. Las almas verdaderamente despiertas, conocen el alegre sonido; y andad a la luz del rostro de Dios.

Mis ovejas oyen mi voz, dice Jes�s, y me siguen. Al extra�o no seguir�n, porque no conocen la voz de los extra�os. Juan 10:3 . Es una marca muy decidida, por la cual conocemos nuestra elecci�n de Dios, cuando no podemos recibir doctrinas falsas, ni seguir a maestros, sin el env�o del Se�or. Las verdades gloriosas y discriminatorias de la gracia, en las que se deleitan los elegidos de Dios.

Son regenerados y, por lo tanto, saben, por la experiencia de sus propias almas, qu� clase de hombres son aquellos entre ellos que sostienen a Cristo, como la �nica Ordenanza del Cielo: Quienes inculcan entre su pueblo la salvaci�n en su sangre y justicia. , sin obras: Quien excluye todos los dem�s temas, como Cristo y su Ap�stol los excluyeron; determinando no saber nada entre los hombres, sino a Jesucristo, ya �l crucificado.

Y por las mismas razones que hizo Pablo; porque saben que Cristo, y solo Cristo, es la sabidur�a de Dios y el poder de Dios para salvaci�n a todo aquel que cree. Los hombres, que no est�n familiarizados con la plaga de su propio coraz�n, y que est�n en vano envanecidos con su mente carnal, intentar�n por s� mismos, y recomendar�n a otros, felicitar a Dios, hablando de los restos de algo interno, que es bueno.

Pero los verdaderamente regenerados han aprendido, y est�n aprendiendo diariamente, tanto en s� mismos como en todos los dem�s, que el coraz�n es enga�oso m�s que todas las cosas, y desesperadamente perverso; s�, tan malvado, que nadie puede saberlo; en las profundidades de la maldad, en su cuerpo de carne sin renovar, pero el que escudri�a el coraz�n y prueba las riendas. Jeremias 17:9 ; Apocalipsis 2:23 ; Apocalipsis 2:23 .

�Lector! no pase por alto esta segunda marca, por la cual los hermanos amados conocen su elecci�n de Dios, siguen esa predicaci�n pura, que es la verdad como es en Jes�s; y siguen a los tales s�lo bajo la ense�anza del Se�or los Esp�ritus, que predican a Cristo, y s�lo a Cristo, la Ordenanza �nica de la provisi�n de Dios, para los elegidos de Dios.

En tercer lugar. Se dice que los elegidos de Dios conocen esta misericordia distintiva sobre ellos, al haber recibido la palabra en mucha aflicci�n, con el gozo del Esp�ritu Santo. Este es un testimonio muy valioso y decisivo. Y m�s a�n, porque es personal y peculiar de los elegidos de Dios. Aquellos que est�n por arrojar en segundo plano, tanto como sea posible, esas gloriosas pruebas de la soberan�a de Dios, al elegir la gracia, y predestinar a sus escogidos, para la adopci�n de hijos por Jesucristo para �l; Efesios 1:4 .

No s� nada de lo que el Ap�stol ha dicho aqu�, de recibir la palabra en mucha aflicci�n y, sin embargo, en el gozo del Esp�ritu Santo. Estas son contradicciones en el punto de vista de tales hombres. Porque no saben nada m�s de recibir ni la palabra escrita ni la Palabra no creada, sino con un coraz�n �ntegro e inquebrantable, inconscientes de la profundidad de la plaga de la misma; e inconsciente de que Cristo es el �nico sanador. �xodo 15:26 .

Y, donde hay visiones leves del pecado, habr� una peque�a aflicci�n en el recuerdo de �l. Los tales nunca pueden recibir la palabra que es r�pida, poderosa y m�s cortante que cualquier espada de dos filos, Hebreos 4:12 . en mucha aflicci�n. Y, como los que est�n enteros de alma, no pueden recibir la palabra en mucha aflicci�n; de modo que el gozo del Esp�ritu Santo no es percibido y desconocido por todos esos personajes; porque nunca han aprendido, de ese Esp�ritu Todopoderoso, que la salvaci�n no est� en otro sino en Jesucristo.

�Lector! ser� tu misericordia, si no has aprendido as� a Cristo. Si conoces tu elecci�n de Dios, por haber recibido la palabra en mucha aflicci�n; puedes decirme, o m�s bien a tu propia alma, cu�n profundamente est�s bajo las convicciones del pecado, y tu propia conciencia, cuando viste el pecado en todas sus tremendas consecuencias, como estabas en ti mismo, ante Dios. Y tambi�n puedes decir qu� clase de gozo del alma fue esa cuando te visit� por primera vez el amanecer de lo alto.

Gozo, en verdad, del Esp�ritu Santo, cuando el Se�or muestra a un pobre pecador, que hay m�s en Cristo para justificar ante Dios, que pecado en el alma para condenar. Los tales conocer�n su elecci�n, habiendo recibido la palabra en mucha tribulaci�n y con gozo del Esp�ritu Santo. Pero un coraz�n que no ha sido quebrantado por el pecado, no puede conocer la redenci�n de Cristo de �l, ni el amor exaltado de Dios en �l.

Por cuartos. Un hijo de Dios conoce su elecci�n de Dios, al ser guiado por el Esp�ritu, para convertirse en un ejemplo para todos los que creen. Este es un testimonio muy bendecido del car�cter de adopci�n del pueblo del Se�or. Porque el Esp�ritu Santo lo puso como prueba m�s decidida de filiaci�n; que todos los que son guiados por el Esp�ritu de Dios, son hijos de Dios. Romanos 8:14 .

Y esto, y solo esto, se convierte en la seguridad de un hijo de Dios, ser ejemplo de los creyentes en palabra, conversaci�n, caridad, fe, pureza, 1 Timoteo 4:12 . No puede haber dependencia, para el ejercicio de una sola gracia, sino en el Esp�ritu. Si vivimos en el Esp�ritu, tambi�n caminaremos en el Esp�ritu.

Pero sin el Esp�ritu, ni un solo afecto de nuestra naturaleza pecaminosa ca�da, podemos mortificar o someter. Romanos 8:13 . Los que hablan de otra manera no conocen la plaga de su propio coraz�n. Dirigirse a los imp�os con exhortaciones a las buenas obras, manifiesta la ceguera de sus mentes. El testimonio del Ap�stol en esta escritura, de un estado de elecci�n, y la prueba de ello, al ser ejemplos, son ejemplos para todos los que creen. �Qu� tiene esto que ver con los no regenerados? �Lector! tenga en cuenta estas cosas y considere su importancia.

En quinto lugar. El Ap�stol agrega otro testimonio muy delicioso, por el cual los hermanos amados conocen su elecci�n de Dios, cuando dice que de ellos reson� la palabra del Se�or en todo lugar, para que su fe hacia Dios se difundiera por todas partes. Esto no se limita simplemente a los predicadores de la palabra, cuando es enviado por el Esp�ritu Santo; pero significa la conversaci�n de los piadosos en todo lugar, cuando, de la abundancia del coraz�n, habla la boca.

Cada hijo de Dios, cuando se regenere a s� mismo, se deleitar� en conversar con todos los que son regenerados. Y el lenguaje de su coraz�n se expresa en las palabras del Esp�ritu Santo: Venid y o�d, todos los que tem�is a Dios, y contar� lo que �l ha hecho por mi alma. Salmo 66:16 . Esto es para pronunciar la palabra del Se�or y dar testimonio de nuestra elecci�n de Dios.

Y, si bien esto marca los rasgos del car�cter, en todos los que son regenerados: todos los que son enviados a predicar el Evangelio por el Esp�ritu Santo (y es terrible en cualquiera predicarlo sin haberlo enviado), sostienen la palabra de Dios. la vida, predicando, no ofreciendo a Cristo. Es su competencia predicar a Cristo. Le pertenece �nicamente al Esp�ritu Santo ofrecer y dar poder para aceptar a Cristo a su pueblo. Por lo tanto, el serm�n de Pablo fue predicado a todos los que lo escucharon; pero fue enviado a los hijos del linaje de Abraham, ya cualquiera que entre ellos temiera a Dios.

Hechos 13:26 ; G�latas 3:29

Espero que en este momento el lector se sienta guiado a ver cu�n benditamente el Esp�ritu Santo, por su siervo el Ap�stol, ha dado las marcas y evidencias, en este Cap�tulo, por las cuales la Iglesia entonces, y por las mismas se�ales ahora, puede conocer su elecci�n de Dios. Pero, mientras encontramos motivos para bendecir a Dios, tanto por la revelaci�n de la doctrina misma como por la manera en que todos sus hijos en la gracia pueden descubrir su inter�s personal en ella; Aprovechar� la ocasi�n, por la manera muy clara y decidida en que el Esp�ritu Santo lo ha marcado aqu�, para ofrecer una observaci�n o dos al respecto.

Y confieso, que me siento m�s impulsado a este servicio, por la consideraci�n del terrible d�a en el que ahora mora la Iglesia de Dios; cuando las gloriosas verdades de nuestra santa fe, en la que consiste toda la vida y el esp�ritu del Evangelio de Cristo, son tan poco estimadas y consideradas.

Primero. Ruego al lector que me comente que la elecci�n, y la elecci�n de la Iglesia en Cristo, se revela en ya trav�s de toda la palabra de Dios, como el acto distinguido de Dios Padre; y como resultado de su propia soberan�a, voluntad y placer. La Biblia est� llena de pruebas para testificar que la multiforme sabidur�a de Dios debe ser dada a conocer a la Iglesia de esta manera, seg�n el prop�sito eterno que �l se propuso, en Cristo Jes�s Se�or nuestro.

Efesios 3:10 . Para que cada Persona gloriosa, en estos actos elevados y solemnes, en lo que se refiere a la Iglesia, sea conocida, en sus diversos actos de gracia, hacia el pueblo del Se�or. Dios Padre en elecci�n, Dios Hijo en redenci�n y Dios Esp�ritu Santo en regeneraci�n, seg�n el benepl�cito de su voluntad.

Me quedo en no hacer citas como prueba, porque esto ser�a poco m�s que sacar a la luz toda la Biblia. Deje que el lector consulte algunos. Deuteronomio 10:14 ; Isa�as 43:21 ; Malaqu�as 1:2 ; Efesios 1:4

En segundo lugar. Es una gran bendici�n observar c�mo Cristo habl� de la elecci�n, la predic� y se deleit� en ella. Hablando de su pueblo, los llama los propios elegidos de Dios. Lucas 18:7 . Hablando de ellos como preciosos a sus ojos, Jes�s hace esto de una manera peculiar, dulce y llena de gracia, como un regalo de su Padre. Tuyos eran, y t� me los diste.

Juan 17:6 . Ruego por ellos, no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos; y todo lo m�o es tuyo, y lo tuyo es m�o, y yo soy glorificado en ellos. Juan 17:9 . Jes�s les dijo: No me hab�is elegido a m�, pero yo os he elegido a vosotros.

Si el mundo te odia, sabes que me odi� a m� antes que a ti. Si fuerais del mundo, el mundo amar�a a los suyos; pero como no sois del mundo, sino que yo os escog� del mundo, por eso el mundo os aborrece. Juan 15:18 ; Juan 15:18

As� tambi�n en su predicaci�n. El primer serm�n que Cristo predic� en la sinagoga jud�a, despu�s de tomar su texto de la profec�a de Isa�as y aplicar las palabras del Profeta a s� mismo; Inmediatamente abri� su discurso con la doctrina de la elecci�n. Muchas viudas (dijo Jes�s) hab�a en Israel en los d�as de El�as, pero El�as no fue enviado a ninguna de ellas, excepto a Sarepta, una ciudad de Sid�n, a una mujer que era viuda.

Y hab�a muchos leprosos en Israel en la �poca del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue sanado, salvo Naam�n el sirio. Y lo que le ruego al lector que observe conmigo acerca de esta predicaci�n de la elecci�n por Cristo; Es esto, que trajo sobre �l la misma condenaci�n que invariablemente sobre todos sus siervos enviados, tanto entonces como ahora. Mientras el Hijo de Dios expres� las palabras del Profeta acerca de la salvaci�n y las aplic� a s� mismo, se dice que todos le dieron testimonio y se maravillaron de las palabras llenas de gracia que sal�an de su boca.

Pero tan pronto como Cristo predic� la doctrina de la elecci�n, mostrando que Dios envi� a su siervo s�lo a una viuda pobre ya un leproso pobre en Israel; entendieron lo que Cristo quer�a decir, y leemos que todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y se levantaron y lo echaron de la ciudad, y lo llevaron a la cima de la colina, con la intenci�n de derribarlo de cabeza. Lucas 4:16 .

Tal es la amargura en el coraz�n de todo hombre por naturaleza contra la preciosa doctrina de la elecci�n, aunque Cristo mismo sea el predicador. �Lector! �Conoces la misma amargura contra ella ahora en ti? �Ciertamente fue as� una vez?

Y si no es as� ahora, es la gracia soberana la que lo ha desarraigado. Bien lo recuerdo, y en el recuerdo bendigo a Dios por el cambio, cuando mi orgulloso y humilde coraz�n se levant� en una atrevida rebeli�n contra �l. Y bien, por tanto, que ahora pueda abstenerme de la ira contra los que se oponen a ella, cuando recuerdo cu�nto tiempo la misericordia de mi Dios se abstuvo de m�. Sin embargo, lamento cuando, en cualquier momento, oigo hablar de hombres j�venes y presuntuosos, reci�n salidos del caparaz�n de la educaci�n humana, que predican audazmente contra una doctrina de la que no saben nada, aunque muchos de ellos se han suscrito a apoyar eso.

Es terrible escuchar a tales personas que ponen su opini�n audaz en contra de la soberan�a de Dios, y presumen de acusar a aquellos a quienes Dios ha ense�ado y enviado a predicar el amor eterno e inmutable de Dios a su Iglesia, por mostrar demasiado respeto por las doctrinas de Dios. elecci�n, predestinaci�n y decretos de Dios. En todas esas ocasiones, oraba pidiendo gracia para seguir las instrucciones del Esp�ritu Santo con respecto al ministerio.

El siervo del Se�or no debe contender; mas s� amable con todos, apto para ense�ar, paciente, con mansedumbre, instruyendo a los que se oponen a s� mismos; si Dios tal vez les conceda arrepentimiento (como yo bendigo su santo nombre me tiene), para el conocimiento de la verdad; y que se recobren de las trampas del diablo, que son llevados cautivos por �l a su voluntad. 2 Timoteo 2:24

Una vez m�s. Observ� que nuestro querido Se�or no solo habl� de la elecci�n y la predic�, sino que se deleit� en ella. Y qu� prueba m�s alta podemos tener de su gran placer en ello, que en el caso que tenemos registrado, cuando se expres� a su divino Padre, para la manifestaci�n de su amor electivo a sus disc�pulos, en esas memorables palabras: En ese Jes�s respondi� y dijo: Te doy gracias, Padre, Se�or del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los ni�os.

Aun as�, padre, porque as� te pareci� bien. Mateo 11:25 . �Lector! �Haz una pausa, te lo suplico, sobre el tema solemne, porque es de lo m�s solemne! �Le pareci� bien a Dios Padre, hacer pruebas tan distintivas de su voluntad y su agrado elegidos y predestinados, como para ocultarlo de los sabios en su propia opini�n, y de los prudentes en su propia vanidad, y revelar sus preciosas verdades a beb�s en Cristo? �Se deleit� Jes�s tanto en este amor de elecci�n, como para agradecer al Padre por tales demostraciones de �l? �Abunda el Esp�ritu Santo para con la Iglesia elegida de Dios en Cristo, como para habernos dado a conocer el misterio de su voluntad, seg�n su benepl�cito, que se ha propuesto en s� mismo? Efesios 1:8 .

Y la Iglesia de Dios, a quien se dan a conocer estas preciosas verdades, mientras est� oculta al mundo, �no se deleitar� en ellas y dar� gracias a Dios tambi�n por ellas? �Habr� alguien a quien, mediante la gracia regeneradora, el Se�or haya dado a conocer este misterio de su voluntad, que se quede callado y sin tener en cuenta esa misericordia inefable? �No deber�amos, por el contrario, mientras abrumados por la contemplaci�n, clamaremos con el ap�stol asombrado: Se�or! �C�mo es que te has manifestado a m� y no al mundo? Juan 14:22

Si se me permite sobre un tema tan interesante transgredir un poco m�s, agregar�a a todo lo que se ha dicho, que la doctrina de la elecci�n de Dios, tan verdaderamente b�blica, tan verdaderamente bendecida y tan plena, en confirmaci�n de la soberan�a de Dios. , lleva consigo un cierto grado de evidencia, independiente de todos los dem�s, del odio universal, que todos los hombres en un estado de naturaleza no renovada tienen uniformemente contra �l.

Desde que el Se�or en misericordia me llev� al conocimiento de s� mismo y a familiarizarme con la plaga de mi propio coraz�n, tambi�n he sido conducido a este descubrimiento. Parece m�s decididamente que el odio anterior que tuve a esta soberan�a de Jehov� en la elecci�n, y el odio universal de todas las mentes no regeneradas a la misma verdad divina, es un testimonio adicional a su favor. �Oh! Cu�n bienaventurado es, cuando a todas las dem�s gloriosas seguridades de nuestra sant�sima fe, el Se�or nos da a ver, que por gracia no solo nos diferenciamos de nosotros mismos en lo que �ramos antes, sino del mundo.

Cu�n afortunada es hasta este punto la oraci�n de Jes�s. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha aborrecido porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Juan 17:14

�Lector! tal vez los sorprenda con lo que voy a observar, pero el hecho es muy cierto y seguro. En medio de todo el odio de la humanidad, en cada caso de los que no han despertado y no han sido regenerados, en toda la tierra, a la doctrina de la soberan�a de Dios en la elecci�n, Dios ha construido la mente humana de tal manera y manera, que anula absolutamente a cada hijo. e hija de Ad�n, desde los primeros albores de la raz�n hasta el final de la vida, en actuar o pensar, para practicar la elecci�n en todo lo que dicen o hacen; y esto todos los d�as y horas del d�a, durante toda su existencia en la tierra.

No hay acci�n ni dise�o; no hay un motivo de conducta en pensamiento, palabra o hecho, m�s o menos, sino lo que se manifiesta en toda la raza de los hombres, su elecci�n por un camino y no por otro; ya sea que caminen o hablen, vayan de aqu� para all�, se asocien con esto en lugar de aquello, coman de un alimento en lugar de otro y, en resumen, en todo el tenor de sus actividades diarias, h�bitos, vestimenta y todas las circunstancias de la vida; elecci�n, y la elecci�n los gu�a en todos.

Entonces, mientras todo hombre, s�, todo ni�o es guiado por el capricho caprichoso y el prop�sito de su propio coraz�n, para hacer su elecci�n diaria, como lo gu�a su humor descarriado; el Se�or, que es el �nico Ser que, por su infalible sabidur�a, no puede hacer una mala elecci�n, ser� el �nico, seg�n la atrevida presunci�n del hombre, que no podr� hacer su elecci�n. �No es este el estado real del caso? �Y puede algo demostrar m�s plenamente la espantosa ca�da del hombre por el pecado, que ha provocado efectos tan tremendos en su misma naturaleza? Y esta maravillosa demostraci�n de sabidur�a divina, al dominar la mente humana para que haga lo que �l niega que haga su Creador, �no parece decir, como si el Se�or quisiera convencer a los pecadores audaces en su propia cara, haci�ndolos practicar continuamente ellos mismos?

Y cuando consideramos que es en elecci�n s�lo el Se�or obliga a toda la tierra a practicarla, en cualquier pa�s o clima, en cualquier forma o constituci�n de religi�n, o en ninguna; dondequiera que se encuentre un ser humano, la naturaleza misma del hombre es tal que practicar� la elecci�n; �No parece, digo yo, insinuar que el Se�or est� dominando un evento tan maravilloso para su propia gloria? que si bien toda la raza de los hombres por naturaleza odia la elecci�n de Dios, se condenar�n a s� mismos por su propia pr�ctica diaria de ella, y as�, por inconsciente que sea, dar�n su testimonio involuntario de la gran verdad. �Lector! compruebe una vez m�s si las marcas del Ap�stol est�n en su propio testimonio, y que puede decirse a s� mismo, como �l lo hizo con la Iglesia; �Sabiendo, hermanos amados, su elecci�n de Dios!

Versículo 10

REFLEXIONES

�LECTOR! �Es nuestro privilegio, como esta Iglesia, dar gracias a Dios siempre por la gracia divina, la misericordia y el amor que nos ha sido otorgado? �Se les puede decir a ustedes y a m�, como el Ap�stol lo hizo a los Tesalonicenses, en el recuerdo de nuestra obra de fe, y obra de amor y paciencia de esperanza en nuestro Se�or Jesucristo, ante los ojos de Dios nuestro Padre? ? �Podemos, con plena certeza de fe, y en el disfrute de los mismos testimonios que Pablo se�al� aqu�, tomar la confianza bien fundada de nuestra elecci�n de Dios? �Oh! luego, asegur�monos de que nuestra fe en Jes�s sea una fe que obra, que obra por el amor.

Que nuestra esperanza es la esperanza fundada en Cristo, y su sangre y justicia, que no averg�enza. Que nuestra paciencia es la que el Ap�stol en otra parte describe y que obra la experiencia. Y en cuyo ejercicio, esperamos el regreso del Hijo de Dios del cielo, que nos ha librado de la ira venidera. Este ser� un testimonio honorable de la obra del Esp�ritu en nuestro coraz�n, y mostrar� claramente, en medio del terrible d�a en que vivimos, qu� manera de entrar en la palabra de gracia ha tenido en nuestras almas; y c�mo, mediante el poder regenerador del Esp�ritu, el Se�or ha apartado nuestro coraz�n de los �dolos para servir al Dios vivo y verdadero. �Bendito sea el amor electivo de Dios Padre, la redenci�n por Cristo y la vivificaci�n de Dios el Esp�ritu Santo!

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 1 Thessalonians 1". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/1-thessalonians-1.html. 1828.