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Bible Commentaries
2 Crónicas 19

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

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Versículo 1

CONTENIDO

Hemos relatado en este cap�tulo un relato adicional del reinado de Josafat. Regresa a su reino despu�s de la batalla de Ramot de Galaad. Pone jueces sobre la tierra.

2 Cr�nicas 19:1

Sin duda, la paz de la que se habla aqu� significa el sentido que tuvo de la bondad del Se�or al preservar su vida en un momento de peligro tan cr�tico en la batalla. Es probable que en ese momento la mente del rey se hubiera sentido inducida a considerar que se hab�a salido del camino del deber y, por lo tanto, la misericordia que hab�a recibido era una doble misericordia, y que se distingu�a tanto del destino de Acab. , no pudo dejar de regresar a su casa y su familia en paz.

Versículos 2-3

Este Jeh� era el hijo de ese profeta fiel a quien su padre Asa puso en la c�rcel por su fidelidad. Un hijo digno de un padre tan digno. Pero observemos m�s bien la gracia y la misericordia del Se�or para con Josafat. El Se�or lo salv� en el d�a de la batalla, aunque la ira del Se�or estaba sobre �l, como est� dicho. �Lector! es precioso contemplar c�mo el Se�or, en medio del juicio, recuerda la misericordia.

Dulcemente, el salmista ve esto en su s�plica penitencial. Si t�, Se�or, tuvieras en cuenta las iniquidades, �oh Se�or que permanecer�s! Pero hay misericordia, Jes�s est� contigo. Su sangre y justicia abogan cuando las iniquidades testifican contra sus hijos: Salmo 130:3 .

Versículos 4-11

No escuchamos de Josafat ni de quejas ni de ira como las de Asa por la reprensi�n del profeta. Pero encontramos, por el contrario, su coraz�n puesto en una reforma mayor en su reino. Vive en su casa en Jerusal�n, su capital, y no va m�s a guerras extranjeras. Su salida es solo a trav�s de su propio reino, para vigilar a los magistrados que hab�a designado para presidir al pueblo. Y qu� piadosa acusaci�n se registra aqu� en relaci�n con su discurso a los jueces.

Sin duda, nada puede ofrecer una vista m�s hermosa que lo que aqu� se presenta de Josafat. En todo punto, como rey, como siervo del Se�or y como amigo del pueblo, Josafat aparece verdaderamente ilustre; y el Esp�ritu Santo ha transmitido su memoria con gran honor a todas las generaciones venideras de la iglesia.

Versículo 11

REFLEXIONES

�Lector! Deteng�monos en la historia que aqu� se nos presenta, y recopilemos de la lectura algunas de esas dulces e interesantes instrucciones que se presentan a nuestra meditaci�n.

En el regreso pac�fico y feliz de Josafat a su casa despu�s de una liberaci�n tan misericordiosa, aprendamos a estimar las misericordias divinas y a recibirlas correctamente. �No es cada regreso a nuestra casa, a nuestras familias, a nuestro hogar, una muestra del favor divino? Y no se intensifican esas misericordias si, en alg�n momento, como Josafat, hemos salido sin oraci�n, sin buscar la bendici�n divina, sin direcci�n divina; no, tal vez, como Josafat, en oposici�n a la voluntad y el placer divinos.

No, m�s que estos; cuando, como en el caso que tenemos ante nosotros, nuestro regreso a nuestra casa en paz se ha distinguido de otros que, como Acab, salieron sanos como Josafat, pero no regresaron m�s. �Qu� innumerables ejemplos de un tipo similar est�n sucediendo en la hora actual en el mundo, en el que se nos pide que marquemos la misericordia distintiva? Y nuestros corazones irreflexivos �no se detendr�n a veces, y contemplar�n la mano del Se�or dirigiendo y trayendo a casa en paz y seguridad?

Y si un verdadero seguidor del Se�or Jes�s llega a tener tales puntos de vista del favor divino, �no ver� las se�ales como diez veces m�s brillantes, y las disfrutar� con diez veces m�s dulzura, cuando las vea como bendiciones del pacto y las acepte como tales por su inter�s? en Jes�s! �Ha tra�do Dios un Dios en Cristo bendiciones tanto para el alma como para el cuerpo? ha prometido, en virtud del pacto de redenci�n en la sangre y la justicia de su amado Hijo, bendecir a su pueblo tanto en su canasta como en su tienda; en su salida y su entrada; bendiciones en la ciudad y bendiciones en el campo; bendiciones en el tiempo y bendiciones para toda la eternidad? �Y no encontrar� todo seguidor del Se�or Jes�s un deleite y una dulzura del tipo m�s rico al percibir el amor del pacto con el que cada uno de ellos es llevado a casa en el coraz�n?

�S�! �T�, Jes�s querido! cuando veo tu amor en la misericordia, y los preciosos frutos de tu redenci�n en el favor, sea lo que sea; ya sea al salir o al regresar a casa en paz, entonces mi gozo ser� completo. Es Jes�s en la bendici�n, y el amor de Jes�s con la bendici�n, que da el gozo final a todos y proporciona un gozo inefable y lleno de gloria.

En la fidelidad del profeta, no solo contemplemos la hermosura de ser siempre firmes en la causa del Se�or, sino oremos pidiendo gracia para seguir un ejemplo tan brillante. La apertura e integridad de conducta al hablar verdades, por desagradable que sea, no se limita al ministerio; hay pocos personajes en la vida, pero pueden encontrar ocasi�n para ejercerla en innumerables situaciones: un padre para su hijo o un sirviente para su amo. Y cuando Dios y nuestra conciencia demandan tales servicios, no debe haber vacilaci�n.

Finalmente. En la reforma establecida por Josafat, podemos reunir una instrucci�n dulce y preciosa, c�mo opera la gracia, cuando el Se�or la despierta en la mente. No escuchamos reproches, protestas, enojos ni excusas de parte de Josafat hacia el profeta. La gracia estaba en el coraz�n de Josafat, mientras el profeta entregaba su mensaje del Se�or. Y los benditos efectos de ambos, en la palabra del Se�or desde afuera, y la gracia del Se�or en el interior, produjeron esas dulces consecuencias en la mente de Josafat.

Aprendamos de ah� c�mo estimar la obra de la gracia. No es el que simplemente confiesa el pecado, pero la promesa es que el que lo confiesa y lo abandona, encontrar� misericordia a trav�s de Jes�s y su salvaci�n completa.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Chronicles 19". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/2-chronicles-19.html. 1828.
 
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