Bible Commentaries
2 Crónicas 34

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

Este cap�tulo nos familiariza con el reinado de Jos�as. El destruye la idolatr�a; repara el templo; hallado el libro de la ley en la casa del Se�or, Jos�as hace que se lea. El rey renueva el pacto.

Versículos 1-2

La historia paralela de esto la tenemos, 2 Reyes 23:1 a la que remito al Lector, y en aras de la brevedad, solo llamar� la atenci�n del Lector sobre los puntos de la historia que no fueron notados en eso.

Versículos 3-7

La parte m�s joven de su reinado sin duda fue agradable a su infancia, pero muy tierna e imperfecta en las cosas divinas; sin embargo, qu� interesante relato ha dado el Esp�ritu Santo de Jos�as, en el sentido de que cuando a�n era joven, se nos dice, comenz� a buscar al Dios de David, su padre. Qu� misericordia indescriptible es, y no puedo dejar pasar la oportunidad que se presenta aqu� de darme cuenta de que en esta tierra de biblias nuestros hijos son ense�ados desde sus a�os m�s j�venes, en la medida en que la ense�anza externa de las Escrituras puede llevar, las cosas que se refieren al Se�or Dios de nuestros padres.

�Oh, Esp�ritu Santo! cuyo gracioso oficio es iluminar el entendimiento interior; condesciende a ser el maestro todopoderoso de nuestra juventud, y deja que la nueva generaci�n sea una semilla para buscar al Se�or y servir al Se�or desde sus primeros a�os.

Versículo 8

Admiro la expresi�n, el Se�or su Dios. Como si quisiera decir que, a pesar de lo joven que era Jos�as, ahora hab�a adquirido el conocimiento de su propio inter�s personal en el convenio del Se�or. �Y qu� era esto sino el pacto de redenci�n en Jes�s? G�nesis 12:3 . El Esp�ritu Santo ha demostrado expresamente esto, cuando dijo por medio de su siervo el ap�stol, que el evangelio fue predicado a Abraham cuando dijo: En ti (que est�) en tu descendencia, y cuya descendencia es Cristo, ser�n benditas todas las naciones. .

G�latas 2:16 ; G�latas 2:16 .

Versículos 9-13

Admiro la fidelidad y honestidad de aquellos obreros que hicieron el trabajo fielmente y a quienes se les confi� el dinero. Cu�n delicioso es tener hombres amables a nuestro alrededor, en quienes podemos confiar. Bien podr�a decir David: Mis ojos estar�n sobre los fieles de la tierra, para que moren conmigo. Salmo 101:6 .

Versículos 14-33

La relaci�n aqu� dada corresponde tanto a lo que se relat� antes, 2 Reyes, que creo que s�lo es necesario dirigir al Lector para que mire hacia atr�s y consulte lo que all� se dijo en nuestro humilde comentario al respecto. S�lo quisiera comentar, adem�s, que si el descubrimiento del libro de la ley produjo tales efectos en la mente del rey y del pueblo, �qu� deber�a tener el uso perpetuo del libro del evangelio en la mente de los hombres en el mundo? En la actualidad, seguramente seremos los m�s imperdonables de todos los hombres si descuidamos una salvaci�n tan grande.

�Lector! �C�mo est� la palabra de Dios en tu estimaci�n, y cu�les son los efectos que se producen en tu coraz�n al leerla! �Es tu meditaci�n todo el d�a? �Y puedes decir como dijo uno de los antiguos: Mis ojos previenen las vigilias nocturnas, para que medite en tu palabra? Salmo 119:148 . Cu�n deliciosa vista tenemos del profeta en su amor por la palabra de Dios, cuando dijo, tus palabras fueron encontradas y yo las com�; y tu palabra fue para m� el gozo y el regocijo de mi coraz�n. Jeremias 15:16 .

Versículo 33

REFLEXIONES

�LECTOR! Que nuestra mejora de este cap�tulo, bajo la ense�anza del Esp�ritu, sea observar desde el llamado temprano de Jos�as al conocimiento del Se�or Dios de sus padres, la bienaventuranza de aquellos que son llevados pronto a una visi�n salvadora del Se�or Jesucristo, y redenci�n en su sangre. Es una misericordia inefable, sin duda, y un milagro de gracia, en cualquier per�odo y en cualquier momento, cuando las almas se convierten verdaderamente a Jes�s.

Los obreros de la vi�a a las horas sexta, novena y und�cima, que fueron llamados e igualmente recompensados ??al final del d�a, nos dan una rica representaci�n de la gracia soberana y gratuita de nuestro Padre misericordioso y misericordioso. Sin duda, es una prueba muy gloriosa de la soberan�a del amor y la misericordia de Dios, cuando contemplamos a los hombres en el meridiano de la vida, y en medio de todas sus ocupaciones de negocios o placeres mundanos, apartados por la amable mano del Se�or. Se�or, y llevado al conocimiento y amor de Jes�s.

Y ciertamente la gracia de Dios se magnifica en la conversi�n de los viejos pecadores, que envejecen tanto en el pecado como en los a�os, y sin embargo, la larga corriente y marea de sus afectos se hace girar a la orden de su voz, que eleva la muerto en delitos y pecados. Pero contemplamos con especial hermosura la gracia que el Se�or concede a aquellos cuyos tiernos a�os est�n sazonados con el amor de Jes�s. �Lector! �C�mo se corresponde tu experiencia con ambas? �Ha resucitado Jes�s, la estrella de la ma�ana, sobre tu alma? �Os ha visitado Jes�s el d�a que brota de lo alto? �Puedes rastrear tu conocimiento de esta luz y vida del hombre, como Jos�as, desde tu juventud? �Oh! �La inefable felicidad de conocerlo desde ni�o y de conocer a Jes�s desde la m�s tierna infancia? �Qu� puede igualar el gozo del alma que surge de la manifestaci�n del Se�or, al hablar con un creyente, como lo hizo con Jos�as; Por cuanto tu coraz�n fue tierno y te humillaste delante de m�, yo tambi�n te escuch�, dice el Se�or.

�Bendito Jes�s! que te plazca hacer continuas manifestaciones de ti mismo a todo tu pueblo. Visita nuestras almas en tu palabra, en tus ordenanzas, en todos tus medios de gracia, en providencias, en bendiciones, en misericordias, en todos tus nombramientos soberanos. Y como nos has dado para ver tu hermosura, tu hermosura; tu gracia, tu idoneidad y suficiencia total; y ganamos nuestros afectos a tu amor en el momento de la conversi�n; As� que, Se�or Jes�s, perm�tenos d�a a d�a renovar los descubrimientos de tu amor, hasta que por fin, despu�s de las diversas manifestaciones y las dulces visitas que nos haces, estemos creciendo en un creciente conocimiento de ti, un creciente deseo por ti. , con una confianza cada vez mayor en ti, y un anhelo cada vez mayor por ti y tu gloria, nos llevar�s a casa contigo para contemplar tus bellas bellezas y morar contigo para siempre.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Chronicles 34". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/2-chronicles-34.html. 1828.