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Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Comentario del Pobre Hombre de Hawker Comentario del Pobre Hombre
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto Cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
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Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Kings 2". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/2-kings-2.html. 1828.
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Kings 2". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
CONTENIDO
Este es un cap�tulo interesante, ya que contiene la historia del traslado de El�as al cielo y del establecimiento de Eliseo como su sucesor en el oficio prof�tico sobre la tierra: la divisi�n del Jord�n; curando las aguas: los ni�os burl�ndose de Eliseo, destrozados y destruidos.
2 Reyes 2:1
La ascensi�n de El�as al cielo, sin pasar por el pasaje intermedio de la muerte, es llamativa y singular; nunca antes tal evento sucedi�, excepto en el caso de Enoch; (ver G�nesis 5:24 , comparado con Hebreos 11:5 ) merece una atenci�n m�s particular.
Algunos han pensado que el honor conferido a este hombre se debi� a su gran piedad. Y otros han conjeturado que fue para despertar la atenci�n del pueblo del Se�or, Israel, a la consideraci�n de otro estado, que, de su larga degeneraci�n en idolatr�a, fue casi borrado de sus mentes oscuras y terrenales. Pero aunque este �ltimo motivo podr�a, en un punto de vista secundario, estar en el dise�o; sin embargo, no se me puede hacer pensar que la piedad y fidelidad singulares de El�as, por grandiosas que sean estas dos cualidades (a trav�s de la gracia) en la vida del profeta, fueran la causa.
M�s bien pienso que tanto en la era patriarcal, en el caso de Enoc, como ahora, mientras la iglesia estaba en Cana�n, en el caso de El�as, estas cosas ten�an la intenci�n total de significar ese glorioso evento de aqu� en adelante que tendr�a lugar en la iglesia de El�as. Dios, en la ascensi�n de nuestro Se�or Jesucristo. �No quiso Dios nuestro Padre, con circunstancias tan notables, dar a la vieja iglesia v�vidas se�ales del triunfo de nuestro Jes�s quien, en este regreso al cielo, entr� como el glorioso precursor de su pueblo y tom� posesi�n del reino en su nombre? ? Visto desde este punto de vista, �oh! �Cu�n inconcebiblemente dulce y precioso es este relato de El�as, querido Se�or Jes�s, si por tu bendito Esp�ritu nuestros puntos de vista sobre este tema se dirigen a la comprensi�n correcta de �l! �Oh!
Versículos 2-6
Parecer�a que tanto Eliseo como El�as ten�an conocimiento del gran acontecimiento que estaba por ocurrir. Y de hecho fue generalmente conocido entre los hijos de los profetas. No se dice por qu� medios se hizo la revelaci�n. Pero de cu�les fueron los sentimientos de la escuela de los profetas, y de Eliseo, sobre esta partida de El�as, s�lo podemos hacernos conjeturas. Sin duda, El�as llen� cada hora, a medida que avanzaba el tiempo, dando la instrucci�n adecuada y el consuelo a quienes lo rodeaban.
Parece haber habido un deseo en el viejo profeta de tener privacidad, ya que muchas veces le ped�a a Eliseo que se quedara detr�s de �l. �Aqu�, lector! podemos aprender una lecci�n; cu�n adecuado es para los moribundos, y especialmente para los creyentes moribundos, estar libres de muchas interrupciones. Es cierto, de hecho, se convierte en un oficio muy importante del creyente moribundo dejar un rico testimonio detr�s de quien es, y de su segura expectativa de morir en el Se�or.
Pero una vez hecho esto, el verdadero creyente en Jes�s tiene demasiado que decirle al mismo Jes�s como para sufrir la interrupci�n del mundo o de la gente del mismo. Pero aqu�, querido Se�or Jes�s, �no dejar� que El�as y su sucesor vayan de Gilgal a Betel, y de Betel a Jeric� y el Jord�n, para contemplarte en el huerto de Getseman� y en la cena del desayuno? �Oh! Cu�n dulce ese discurso sigui� y termin� con una oraci�n, en la que entregaste a tu pueblo a tu Padre antes de la noche terrible, cuando hac�a fr�o, para obligar a los siervos de los Sumos Sacerdotes a hacer un fuego para calentarse, �Tu sudor y tu agon�a fueron tan grandes que indujeron a grandes gotas de sangre a caer al suelo desde tu cuerpo sagrado! �Aqu�, querido Jes�s! aqu� hay un tema suficiente para despertar la animaci�n en el coraz�n m�s sin vida. VerLucas 22:39 .
Versículos 7-8
Ese sagrado r�o Jord�n, �qu� milagros se han realizado en �l! Aqu� fue donde Josu�, como un tipo del Se�or Jes�s, hizo una aparici�n tan ilustre. Ver Josu� 3:1 . �Encabezamiento! como el arca que siempre se consider� un tipo vivo y s�mbolo de la presencia de Dios, hizo para Josu� un pasaje seco y seguro sobre el Jord�n; as� a El�as.
El Jord�n mismo es como el r�o de la muerte. Jes�s ha abierto un pasaje seguro y f�cil a trav�s de �l para todos sus seguidores. Aqu�, de acuerdo con la representaci�n sumamente terminada del profeta, los redimidos del Se�or pasar�n de largo. Jes�s mismo es el camino; y por su obra de redenci�n acabada, dividi� las aguas de aqu� para all�; para que los fieles pasen como por tierra seca. Isa�as 35:9 .
Versículos 9-10
La pregunta de El�as difiere de la respuesta de Eliseo. �Qu� har� por ti? Mientras que lo que Eliseo deseaba, no era lo que El�as pod�a hacer. No ten�a los dones del esp�ritu a su disposici�n. Por lo tanto, el profeta que part�a parece haberlo remitido al Se�or, y haber dejado su decisi�n en su conocimiento por una se�al. La mayor belleza de este pasaje, como me sorprende, es notar en qu� el siervo El�as difiere de su amo Jes�s.
El profeta El�as desea saber qu� debe hacer por Eliseo antes de dejarlo, consciente de que no podr� hacer nada por �l despu�s. Pero nuestro Jes�s, como para ense�ar a su pueblo que su partida era para poder entrar m�s especialmente en su glorioso oficio de intercesor, les pidi� que pidieran todo lo que necesitaran en su nombre, y les prometi� que se les har�a. �Lector! marque esto en los memorandos de su coraz�n, porque es una vista preciosa del Se�or Jes�s. Juan 15:16 .
Versículo 11
En lugar de indagaciones improductivas e impropias sobre este evento, preferir�a remitir al lector a la consideraci�n de cu�n vivaz era el tipo de profeta, en este caso, de su divino maestro. �Y no es probable (porque ruego que se entienda que no pretendo decir tanto) que desde este punto de vista del profeta, en su traducci�n, como Enoc, a la gloria, las mentes de los fieles en la iglesia a trav�s de todas las edades intermedias, desde El�as hasta Cristo, fueron fortalecidas en su fe en el Salvador venidero; �Los contornos de cuya obra redentora se familiarizaron para salvarlos? Hebreos 11:5 .
Versículo 12
Por la presente, Eliseo dio prueba de que se concedi� la petici�n que hab�a pedido. El desgarro de su vestidura quiz�s tuvo un significado mayor que la mera expresi�n de dolor.
Versículos 13-15
Por medio de la presente, el Se�or dio un testimonio decisivo de que Eliseo fue designado por �l como sucesor de su siervo El�as, �Oh! que todos los que ministran en las cosas santas ten�an cuidado de estar convencidos, que llevaban consigo sus credenciales.
Versículos 16-18
Hay algo de misterioso en esos versos. Que los hijos de los profetas estuvieran tan desprovistos de fe, y Eliseo se dejara llevar al permiso de lo que aqu� se dice parece tan verdaderamente inexplicable, que confieso que no s� en qu� sentido considerar el pasaje. Si el conjunto surgi� de la delgadez de su fe, s�lo sirve para ofrecer un nuevo ejemplo de debilidad humana.
�No podr�a el profeta en este caso, como en siglos posteriores, hizo Juan el Bautista con respecto a las preguntas de sus disc�pulos acerca de Cristo, enviarlos por su propia convicci�n a Jes�s? Mateo 2:2 . �Oh! bendito Jes�s! �Cu�n preciosa es en cada revisi�n tu obra terminada!
Versículos 19-22
Aqu� Eliseo entra en su ministerio. Y fue un hermoso servicio sanar las est�riles y corruptas aguas de Jeric�. Como las aguas de Mara, el remedio designado echado por el mandato del Se�or se volvi� eficaz para ambos. �Lector! comente conmigo, que este remedio en ambos casos fue del Se�or; y el remedio mismo tambi�n t�pico de Cristo. �No es Jes�s el sanador de todas nuestras marahs y de toda nuestra esterilidad? Y no es Jes�s todo esto como el Cristo de Dios; el Enviado, el Sellado del Padre! Juan 6:27 .
Versículos 23-25
En esta destrucci�n de los ni�os inicuos hay m�s evidencias impl�citas de lo que aqu� se relata. Si miramos en el libro de las Cr�nicas y comparamos lo que se dice all� con lo que, en este libro de los Reyes, aprendemos del estado actual despreciado y bajo de la iglesia, descubriremos que hasta tal grado de desprecio fue La causa del Se�or ahora sostenida por Israel, que la burla de los siervos de Dios era una pr�ctica com�n.
Aqu� el Se�or se complaci� en mostrar su aborrecimiento por este terrible juicio sobre los ni�os. No se dice que los mataron, sino que los destrozaron. Quiz�s, sin embargo, en muchos casos, si no en todos, podr�a seguir la muerte. 2 Cr�nicas 36:16 .
Versículo 25
REFLEXIONES
Paso por alto todas las consideraciones menores en la lectura de este cap�tulo, para contemplar con toda la debida gratitud al Se�or, como el bondadoso autor de la misericordia, tu feliz privilegio El�as, a quien tu Dios se complaci� en tomar para s� en gloria, sin pasar por alto. a trav�s del valle oscuro de sombra de muerte. �En verdad eras un siervo muy favorecido de nuestro Se�or! sin duda, como Enoc, as� El�as, encontr� la traducci�n por fe.
Porque nada m�s que el amor y la gracia del pacto de Dios en Cristo Jes�s, podr�a haber obtenido primero el cielo o haber abierto un camino de traslado all�. En esta visi�n creyente de Jes�s, y por la fe en su sangre y justicia, todos los fieles han vivido y muerto como vivieron, en el ejercicio de la misma. En este muy querido y santo nombre te saludo, profeta de mi Dios y Salvador en esta feliz partida tuya.
Y aunque ahora han transcurrido tantas edades desde entonces, sin embargo, en la fe de Aquel que es el mismo ayer, hoy y por los siglos, bendecir�a al Se�or Jes�s en el recuerdo de su gracia y bondad para contigo. Al mismo tiempo alabando su sant�simo nombre por todos sus siervos difuntos, quienes al pasar por el sepulcro a su hogar en gloria, no fueron menos amados, ni menos felices, pero hallados en la misma salvaci�n completa y consumada; se les administr� abundantemente la misma entrada al reino eterno de nuestro Se�or y Salvador Jesucristo.
Pero que no acaben aqu� mis meditaciones. �No veo en el siervo algunos de los tenues contornos del amo? �Ver� al profeta El�as subir al cielo en un torbellino, y no recordar� que el Se�or Dios de los profetas ascendi� visiblemente al cielo en presencia de sus ap�stoles, acompa�ado de �ngeles para honrar su triunfo? �S�! precioso Se�or! T� resucitado, ascendido y exaltado Redentor, mi alma emprender�a su vuelo en el ala de la fe al monte de Betania, y contemplar�a tu bendita persona, hasta que te segu� a la diestra del poder, y contempl� todas las cosas puestas. bajo tus pies! Y seguramente la distinguida misericordia manifestada al profeta El�as en este caso, fue principalmente con miras a mostrar a tu iglesia bajo la dispensaci�n del Antiguo Testamento, que tales ser�an tus gloriosos triunfos cuando hubieras conquistado el pecado, muerte, infierno y tumba; y por esto abri� tu reino a todos los creyentes.
�Y no era este El�as un tipo en muchas otras situaciones similares en las que se supon�a que un siervo marcaba los rasgos de su Se�or? �Era pobre el profeta y rico nuestro Jes�s? �Fue con la fuerza del sustento del Se�or cuarenta d�as y cuarenta noches al monte Horeb? �Y no fue Jes�s llevado por el Esp�ritu cuarenta d�as al desierto para ser tentado por el diablo? �Se multiplic� la viuda de la viuda bajo el ministerio de El�as por la palabra de Jehov�? �Y no recordar�, bendito Jes�s, c�mo se multiplicaron los panes y los peces bajo tu mano omnipotente, para dar pan al pueblo en el desierto? �Honr� el Se�or a su siervo hasta el punto de resucitar a la viuda del hijo de Sarepta? y pasar� por alto a quien por su propio poder llam� de la muerte a la viuda del hijo de Na�n; y como confirmaci�n de que era Dios, Sac� a L�zaro de la tumba, y �resucitar� en el �ltimo d�a los cuerpos de todos sus santos, porque �l es la resurrecci�n y la vida? �Oh! Precioso Se�or de todo tu pueblo, bendecir�a tu santo nombre en todo lo que leo de tus siervos ministrantes, de la gracia y misericordia manifestadas a ellos.
Y en todo lo que contemplo de los milagros realizados por su instrumentalidad, siempre te mirar�a como la causa. T� eres el autor y el consumador. Por ti reinan reyes, y pr�ncipes decretan justicia. Patriarcas, profetas y ap�stoles, y los fieles de todas las �pocas, han actuado bajo tu comisi�n y en tu nombre. Ante ti doblan la rodilla, y ahora todo el ej�rcito de ellos, tanto en el cielo como en la tierra, confiesan con alegr�a que Jesucristo es el Se�or, para gloria de Dios Padre.