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2 Reyes 6

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

El relato del ministerio de Eliseo se contin�a a�n m�s en este cap�tulo tambi�n, como en el primero. Hace nadar el hierro. Revela el consejo del rey de Siria. Hiere a su ej�rcito con ceguera.

2 Reyes 6:1

Es m�s que probable que el lugar del que se habla aqu� fuera en Gilgal, porque all� encontramos a Eliseo presidiendo sobre los hijos de los profetas alg�n tiempo antes. Ver el cap. 4:38. Pero seguramente el Lector, (si est� familiarizado con la Biblia) no puede dejar de recordar, desde el endurecimiento de los hijos de los profetas, de ese endurecimiento espiritual, se predijo a los hijos del Pr�ncipe de los profetas, incluso a los hijos del Pr�ncipe de los profetas. Se�or Jes�s, en los siglos venideros deber�a sentir, cuando de acudir en masa a Cristo la multitud deber�a ser tan grande, que no deber�a haber suficiente lugar para recibirlos.

Isa�as 49:20 ; Malaqu�as 3:10 ; Lucas 5:1 ; Marco 3:20 .

Versículos 2-3

No ser� violar este pasaje mirar a trav�s del siervo a su Se�or en �l. En todas mis salidas, �no te dir�: bendito Jes�s, te ruego que vayas con tu siervo? �S�! Amado Se�or, como Mois�s, siempre buscar�a tu presencia. Porque el cielo mismo ser�a tinieblas sin la luz del Cordero. Apocalipsis 21:23 ; �xodo 33:15 .

Versículos 4-7

Observe cu�n pobres eran los hijos de los profetas. En todas las �pocas ha sido as�. Por lo tanto, Santiago pide a la iglesia que preste atenci�n a esto, como una se�al de la elecci�n de Dios; pobres de este mundo, pero ricos en fe y herederos del reino. Santiago 2:5 . Es reconfortante contemplar la presencia del Se�or con sus siervos enviados, obrando milagros para la confirmaci�n de su fe.

Versículos 8-10

�Lector! mientras pagas un justo tributo de alabanza al Se�or de Eliseo, por haberlo hecho tan instrumental en la liberaci�n de Israel; �No ser� inducida nuestra mente a reflexionar sobre cu�n bondadosamente nuestro Jes�s, por las dulces pero secretas influencias de su Esp�ritu, nos salva una y otra vez de las estratagemas de nuestro gran enemigo espiritual? �Oh! �Qui�n dir� con qu� frecuencia y en qu� medida esta gracia y sabidur�a interpuestas de nuestro Jes�s se convierte en la causa de innumerables redenciones en tiempos de peligro, mientras no somos conscientes de ello? Qu� hermoso ejemplo tenemos de esta superintendencia del Se�or, en el caso de Agar, la sierva de Sara; y qu� hermosa evidencia da de su fe al contemplarla.

Llam� el nombre del Se�or que le hablaba; T� Dios me ve. G�nesis 16:13 . �Lector! tenga esto en cuenta. Nunca olvides que Jes�s sigue siendo el mismo; siempre mirando, siempre listo para entregar. �Qu� pensamiento es ese para refrescar mi alma! Jes�s, mi Dios, me ve: siempre est� conmigo. �l conoce el camino que tomo. Ve el acercamiento de todos los enemigos. �Oh! para poder en el Se�or y en el poder de su fuerza.

Versículos 11-14

El loco e infantil intento del rey de Siria de apoderarse del profeta, sirve para manifestar la amargura de la mente carnal contra Dios y sus siervos en todas las �pocas, pues siempre es la misma, solo que se manifiesta bajo diferentes formas y modos. Si el rey de Siria realmente cre�a que Eliseo pod�a divulgar los pensamientos del rey de Siria, para liberar a Israel; seguramente deber�a haber sabido que debe ser igualmente competente para saber y contrarrestar su dise�o b�sico planeado contra s� mismo.

Versículos 15-20

La espantosa alarma del siervo de Eliseo y la perfecta compostura del mismo Eliseo dan una lecci�n preciosa. En las mentes de poca o ninguna fe, los eventos m�s peque�os, que parecen poco prometedores, despiertan el miedo. �Pobre de m�! que haremos Pero la fe firme, firme y fija en Jes�s pasa por encima de todo lo que podemos hacer, para descansar en lo que el Se�or puede hacer. Cuando contemplamos a Jes�s por nosotros, y Jes�s con nosotros; �l solo llena nuestra monta�a de caballos de fuego y carros de fuego, y estamos capacitados en su fuerza para desafiar a todos los enemigos.

�No confirma esto la preciosa doctrina del ministerio de los �ngeles? Hebreos 1:14 . Pero �oh! cu�nto mayor y m�s dulce es la doctrina de la presencia eterna de Jes�s. Mateo 28:20 . �Pero lector! Mientras preste atenci�n a esta instrucci�n tan deliciosa que surge de este pasaje, no descuide prestar atenci�n a otro.

Observe c�mo en el caso de la oraci�n del profeta, se abrieron los ojos de su siervo; y los ojos de los sirios cegados. �Qu� es esto sino una confirmaci�n de lo que ocurre cada d�a y en cada ministerio fiel de la palabra? Algunos tienen los ojos abiertos para ver las maravillas de la ley de Dios. Otros permanecen en total ceguera e ignorancia, bajo la predicaci�n m�s poderosa. �Y no es esto una confirmaci�n solemne de las palabras de nuestro Se�or Jes�s, cuando dijo; Para juicio he venido a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, se cieguen. Juan 9:39 .

Versículos 21-23

�Cu�n dulce lecci�n del evangelio se encierra debajo de estos vers�culos! Cuando Jes�s pone a sus enemigos bajo su poder; y cuando sus ojos se abren para ver c�mo el Se�or los ha rodeado, sus rodillas se doblan ante �l y las armas del pecado se caen de sus manos: �oh! con qu� gracia los alimenta, y qu� abundantes y agradables provisiones les ofrece. �S�! Querido Se�or Jes�s, dar� testimonio de tu clemencia, porque cuando me hiciste volver a casa contigo, y me hiciste cautivo en el d�a de tu poder; entonces fue.

Oh Se�or, que descubr� la verdad de esa bendita Escritura: Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos. Lucas 15:2 .

Versículos 24-25

Parecer�a que esto debe haber sido mucho tiempo despu�s de lo que se relata en el vers�culo anterior; probablemente varios a�os, porque hab�a tenido lugar una hambruna que condujo a ella, de la que no tenemos una cuenta inmediata. Y hasta qu� punto debe haber sido este hambre, cuando la cabeza de un asno, que estaba entre los inmundos, se vendi� tan caro. El esti�rcol de paloma, al parecer, era el nombre de alguna hierba, ra�z o legumbre.

Versículos 26-30

A qu� espantoso estado estaba Israel ahora reducido; pero a�n ni una palabra de reforma. No escuchamos de un solo alma que env�e un grito al cielo. �Pobre de m�! �C�mo endurece la mente el pecado! �Y en qu� grado terrible ha ca�do nuestra naturaleza cuando, pasando por alto todos los sentimientos naturales, ocurren hechos tan espantosos como los que aqu� se registran con respecto a estas mujeres!

Versículos 31-33

Dejemos que el lector marque las benditas propiedades de la gracia distintiva. �Oh! Cu�n endurecido estaba el coraz�n del rey de Israel, por haberse olvidado tan pronto del ministerio de Eliseo, al traer a los sirios por ceguera a su poder. Y a�n m�s: confiesa que ve la mano de Dios en ella y, sin embargo, se atreve a rebelarse. �Lector! Ora, no pases por alto y olvides que por la ca�da todos los hombres son iguales. Si la gracia preventiva y restrictiva te ha mantenido felizmente alejado de pecados tan presuntuosos, aprende a contemplar la causa y dale a Dios la gloria.

Versículo 33

REFLEXIONES

Al leer detenidamente este cap�tulo, creo que contemplar�a al profeta Eliseo con mayor atenci�n en los varios servicios interesantes aqu� registrados de �l, al dirigir mi alma, con mayor fervor despierto, a contemplar la gracia de su Maestro celestial. Sin duda, es reconfortante y reconfortante, y muy alentador para las almas de los fieles, cuando vemos la misericordiosa condescendencia del Se�or en el empleo de tales hombres.

�Qu� serie de siervos ha llamado el Se�or en su iglesia! �Y a qu� noble empleo han sido llamados! Y cuando recordamos la causa de su ministerio; y m�s especialmente su Empleador; c�mo se vence la mente en la contemplaci�n de ese amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento. Dio algunos ap�stoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros; para perfeccionamiento de los santos; para el trabajo del ministerio; para la edificaci�n del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un var�n perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Pero, alma m�a, �es posible mirar estos, incluso todos ellos, aunque del orden m�s alto, y detenerse un momento en la revisi�n, sin haber ejercitado todos los afectos m�s sutiles y convocados en la contemplaci�n de ti? Bendito Jes�s, Pr�ncipe de los profetas, Se�or de todos tus ap�stoles fieles y de las innumerables huestes con las que est�s rodeado en el monte de Si�n, donde, como Cordero inmolado, a�n pareces manifestar la naturaleza eterna de tu vida. el sacerdocio y la eficacia eterna de tu redenci�n. �Oh! precioso Se�or Dios! �C�mo todos los profetas, sacerdotes y reyes se hunden en la nada ante ti! �S� t� mi incesante meditaci�n! Ens��ame, Se�or, a contemplarte para que todos los afectos de mi alma se extiendan en pos de ti y en ti.

�Oh! por la gracia de ver al Se�or siempre delante de m�, y de ponerlo a mi diestra. Que mis ojos, por el vivo ejercicio de la fe, lo miren con incesante y creciente deleite, hasta que venga a llevarme a casa, para contemplar su gloria en un resplandor pleno del d�a eterno; y nunca, nunca m�s, apartar� mis ojos embelesados ??de contemplar su belleza. Date prisa, amado m�o; y s� como un corzo o un ciervo sobre los montes de especias.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Kings 6". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/2-kings-6.html. 1828.