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Sunday, September 29th, 2024
the Week of Proper 21 / Ordinary 26
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Bible Commentaries
Comentario del Pobre Hombre de Hawker Comentario del Pobre Hombre
Declaración de derechos de autor
Estos archivos están en el dominio público.
Texto Cortesía de BibleSupport.com. Utilizado con Permiso.
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Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Samuel 9". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/2-samuel-9.html. 1828.
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Samuel 9". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/
Versículo 1
CONTENIDO
Este cap�tulo contin�a la historia de David y est� dirigido a esa parte de su car�cter que representa la amabilidad de su mente, en su amabilidad hacia la casa de Sa�l. Al descubrir, tras una investigaci�n, que Jonat�n hab�a dejado un hijo detr�s de �l, David lo investiga, le hace la provisi�n adecuada y lo pone a su propia mesa.
2 Samuel 9:1
(1) Y David dijo: �Queda a�n alguno de la casa de Sa�l para que yo le muestre misericordia por amor de Jonat�n?
Deber�a parecer por la expresi�n: �Queda a�n alguien de la casa de Sa�l? que antes de esto hab�a estado mostrando bondad a su familia. De hecho, de otro modo implicar�a falta de atenci�n en David, en lugar de bondad; deben haber pasado muchos a�os desde su ascenso al trono. Sin duda, no se estableci� en el reino durante muchos a�os despu�s de la muerte de Sa�l, como consecuencia de las pretensiones de Is-boset sobre el reino; pero, despu�s de todo Israel, ungi� a David como rey en Jerusal�n, y �l hab�a salido a la destrucci�n de Los enemigos de Israel, como se relata en el cap�tulo anterior, David parece haber prestado una atenci�n temprana a las necesidades de la casa de Sa�l.
Versículos 2-7
(2) Y de la casa de Sa�l hab�a un siervo que se llamaba Siba. Y cuando lo llamaron a David, el rey le dijo: �Eres t� Siba? Y �l dijo: Tu siervo es. (3) Y el rey dijo: �No hay todav�a alguien de la casa de Sa�l para que yo le muestre la bondad de Dios? Y Siba dijo al rey: A�n tiene un hijo Jonat�n, que est� cojo de los pies. (4) Y el rey le dijo: �D�nde est�? Y Siba dijo al rey: He aqu�, est� en la casa de Maquir, hijo de Amiel, en Lodebar.
(5) Entonces el rey David envi� a buscarlo de la casa de Maquir, hijo de Amiel, de Lodebar. (6) Cuando Mefiboset, hijo de Jonat�n, hijo de Sa�l, vino a David, se postr� sobre su rostro y se postr� en reverencia. Y David respondi�: Mefiboset. Y �l respondi�: He aqu� tu siervo. (7) Y David le dijo: No temas; porque ciertamente te har� misericordia por amor de Jonat�n tu padre, y te devolver� toda la tierra de Sa�l tu padre; y comer�s el pan a mi mesa de continuo.
Este es un relato interesante de la amistad de David con Jonat�n, en recuerdo de su hijo. Hay gran bondad, gran generosidad y la forma m�s noble en conferirlo. No contento con agradarle, d�ndole un subsidio principesco, equipaje y sirvientes, lo lleva a su mesa. Pero, lector, �no se te escapa el coraz�n ante la contemplaci�n de una perspectiva de generosidad infinitamente m�s elevada, en la que t� mismo formas parte? S�, estoy seguro de que lo sabe, si es as�, sabe algo de Jes�s y es usted mismo el conocido objeto de su bondad y favor.
Necesito recordarle que mire hacia atr�s a las circunstancias arruinadas de su familia, para recordarle lo que el Se�or de David ha hecho por usted. �No te busc� Jes�s primero? �No te sac� �l mismo de la casa de Egipto, de la casa de servidumbre, pobreza y ruina? y no ha mostrado la mayor bondad en la redenci�n; �Te trajo a su mesa, a su casa de banquetes, y te coloc� su estandarte, de amor? �No te dice una y otra vez: No temas, porque ciertamente te mostrar� misericordia? o, para usar sus propias palabras m�s preciosas; No temas, porque yo te he redimido; Te he llamado por tu nombre, m�o eres t�.
Isa�as 43:1 . �Precioso! �precioso! �Jes�s! nunca me dejes leer la bondad de un pobre pecador a otro, sin llamar a mi memoria, el amor del Salvador a mi propia alma; �Porque ciertamente toda generosidad, toda misericordia y compasi�n, cae al suelo como nada, en comparaci�n con tu amor inigualable por nuestra pobre naturaleza!
Versículo 8
(8) Y �l se inclin� y dijo: �Qui�n es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?
Esta conducta de Mefiboset revela un alma muy humilde. David hab�a expresado pr�cticamente el mismo lenguaje cuando Sa�l comenz� a notarlo por primera vez. Ver 1 Samuel 18:18 . Pero es a�n m�s hermoso y conveniente cuando se expresa como el lenguaje de la gracia, de un pobre pecador tra�do al favor del Se�or Jes�s.
Versículos 9-13
(9) Entonces el rey llam� a Siba, siervo de Sa�l, y le dijo: Le he dado al hijo de tu se�or todo lo que pertenec�a a Sa�l y a toda su casa. (10) T�, pues, y tus hijos y tus siervos labrar�s la tierra para �l, y traer�s los frutos para que el hijo de tu se�or tenga qu� comer; pero Mefiboset, el hijo de tu se�or, comer� el pan siempre en mi casa. mesa. Ahora Ziba ten�a quince hijos y veinte sirvientes.
(11) Entonces Siba dijo al rey: Conforme a todo lo que mi se�or el rey ha mandado a su siervo, as� har� tu siervo. En cuanto a Mefiboset, dijo el rey, comer� a mi mesa como uno de los hijos del rey. (12) Y Mefiboset tuvo un hijo peque�o, que se llamaba Micha. Y todos los que habitaban en la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset. 13) Y habit� Mefiboset en Jerusal�n, porque siempre com�a a la mesa del rey; y estaba cojo de ambos pies.
Si espiritualizamos esas palabras de David a Siba, en referencia al pobre pecador exiliado tra�do a casa, alimentado, sostenido y nutrido por el Se�or Jes�s, el lenguaje es dulce; pero no m�s dulce que la verdad. �Ver! dice el Se�or Jes�s, he suplido todas tus necesidades; te lav� de tus pecados, te vest� con mi manto de justicia; todo lo que perteneci� a tu primer padre, Ad�n, en un estado de inocencia, te lo he devuelto; tendr�s suficiente comida para comer; y sobre todo, comer�s a mi mesa.
�Bendito Jes�s! danos gracia para creer en ti y depender de ti; porque ciertamente la bondad de David para con Mefiboset no es m�s que una leve semejanza de tu amor por nosotros, quien no solo nos amaste para darnos tu bondad, sino que nos am� tanto que te entregaste a ti mismo por nosotros, una ofrenda y un sacrificio para nosotros. �Dios m�o, por un dulce sabor a hinchaz�n! Efesios 5:2 .
Versículo 13
REFLEXIONES
�LECTOR! En el punto de vista que aqu� se presenta de la generosidad de David hacia la familia de Sa�l, no deje de se�alar las dulces y seguras propiedades de la gracia. Puedes estar seguro de que si un hombre no tiene el Esp�ritu de Cristo, no es de �l. �Y c�mo testificaremos t� y yo que el Esp�ritu de Cristo mora en nosotros, sino por una conformidad a las acciones del Hijo de Dios? Si David, por lo tanto, busc� a la familia arruinada de Sa�l y los agrad�, �no buscar�is t� y yo las ovejas de Jes�s esparcidas y las traer� a su redil? �Puedo contemplar una de esas preciosas almas por las que Cristo muri�, en circunstancias de angustia, y no sentir nada como lo que impuls� al Hijo de Dios al compadecerse y aliviar los dolores de nuestra naturaleza com�n? Ciertamente, veo en cada uno de ellos tu imagen, bendito Jes�s; y me parece que te oigo decir, Si hab�is mostrado bondad a uno de los m�s peque�os de estos mis hermanos, me lo hab�is demostrado a m�, pero oh, Se�or de David, de quien David recibi� la misma gracia que lo impuls�, y le capacit�, para mostrar gracia a los dem�s; me consideras como el Mefiboset de la casa ca�da de nuestro primer padre.
Soy, por naturaleza, cojo de ambos pies, un lisiado desde el vientre de mi madre: me inclino ante ti, abrumado por el asombro de que mires a una criatura tan indigna como yo. �Y en verdad, querido Jes�s, me llevar�s a tu mesa a casa? �Me har�s comer pan en tu presencia? �Oh! por la gracia de vivir contigo, as� como contigo; para confiar en tus manos, con plena seguridad de fe, todas las preocupaciones de mi salvaci�n.
Y, mientras como en tu mesa de abajo, para vivir en la gloriosa expectativa y confianza de la llegada de ese bendito d�a de Dios, cuando t� vengas y lleves el hogar a tu mesa de arriba para ser eternamente abastecido en esas fuentes de aguas vivas. donde Dios ha enjugado toda l�grima de todos los ojos.