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2 Tesalonicenses 2

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

El Ap�stol advierte a la Iglesia en este Cap�tulo, de un alejamiento de los Profesores. Describe muy espantosamente la venida del Anticristo, antes de la aparici�n de Cristo. Y aprovecha de ello para bendecir a Dios, pues la Iglesia ha sido escogida para la santificaci�n desde el principio.

Versículos 1-2

(1) � Ahora, hermanos, os rogamos por la venida de nuestro Se�or Jesucristo, y por nuestra reuni�n con �l, (2) Que no se�is pronto conmovidos, ni turbados, ni de esp�ritu ni de por palabra, ni por carta como de nosotros, ya que el d�a de Cristo est� cerca.

Parecer�a, desde la apertura de este Cap�tulo, que la Iglesia ten�a en este momento, fuertes aprensiones en su mente, que el d�a del Se�or estaba cerca. Y es probable, por lo que dice el Ap�stol en esos vers�culos, que la Iglesia de los Tesalonicenses se hab�a fortalecido en esta opini�n, por su interpretaci�n err�nea de la carta anterior del Ap�stol. 1 Tesalonicenses 4:15 .

Pablo, por tanto, en este Cap�tulo corrige este error; y, bajo el Esp�ritu de profec�a, se relaciona con la Iglesia, un evento espantoso, que primero debe tener lugar en la tierra, que deber�a ser el m�s angustioso en sus consecuencias, para la Iglesia del Se�or, que podr�a ser. El gran d�a de Dios, dice �l, no vendr�, a menos que primero venga una apostas�a, y que el Hombre de Pecado sea revelado, el Hijo de Perdici�n.

�Lector! det�ngase en esta cuenta antes de continuar. Un alejamiento. No por gracia. No el pueblo de Dios. Pablo le hab�a dicho antes a la Iglesia, en su anterior Ep�stola a los Tesalonicenses, que se conoc�a su elecci�n de Dios. 1 Tesalonicenses 1:4 . Y en la misma ep�stola, hab�a declarado plenamente que Dios no hab�a designado a su pueblo para la ira, sino para obtener la salvaci�n.

1 Tesalonicenses 5:9 . La apostas�a, por lo tanto, no tiene respeto alguno por la Iglesia real de Cristo; pero totalmente a los meros Profesores nominales del cristianismo, y que fueron numerosos tan pronto como el Imperio se hizo cristiano, y las naciones poseyeron la fe en Cristo, simplemente como una religi�n de pol�tica estatal, sin un solo acto de gracia en Cristo.

El alejamiento de esta profesi�n se convirti� y ha seguido siendo com�n desde entonces. Pero, �qu� tiene esto que ver con Cristo? �Los hombres no pueden apartarse de lo que nunca tuvieron! Un hombre no puede perder la gracia, que nunca tuvo gracia. S�lo hay una marca real y decisiva de la verdadera fe en Cristo; es decir, el ser regenerado y nacido de nuevo del Esp�ritu Santo. Toda la profesi�n del mundo, de creer en Cristo, no es profesi�n alguna, en cuanto a sus principios vitales, antes de que este acto se produzca en el alma.

Y, por lo tanto, los hombres que se apartan de una mera profesi�n, es todo lo que Pablo quiso decir con la expresi�n. Pero nunca hubo, ni es posible que debiera haberlo, un alejamiento, en un solo caso, de un hijo de Dios, a quien Dios el Esp�ritu ha regenerado: porque esa alma feliz se hace as� participante de la naturaleza divina, habiendo escap� de la corrupci�n que hay en el mundo por la lujuria. 2 Pedro 1:3 , El hombre de pecado y el hijo de perdici�n, son los siguientes en ser considerados. El relato que da el Ap�stol es muy alarmante.

Versículos 3-12

(3) ?� Nadie os enga�e de ninguna manera: porque no vendr� ese d�a, sin que primero venga la apostas�a, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdici�n; (4) el cual se opone y se ensalza a s� mismo sobre todo lo que se llama Dios o se adora; de modo que se sienta en el templo de Dios como Dios, haci�ndose pasar por Dios. (5) �No os acord�is de que, cuando a�n estaba con vosotros, os dije estas cosas? (6) Y ahora sab�is lo que le impide ser revelado en su tiempo.

(7) Porque el misterio de la iniquidad ya obra: s�lo el que ahora deja, dejar�, hasta que sea quitado del camino. (8) Y entonces se manifestar� aquel inicuo, a quien el Se�or matar� con el esp�ritu de su boca, y destruir� con el resplandor de su venida; (9) aun aquel cuya venida es por obra de Satan�s con todo poder. y se�ales y prodigios mentirosos, (10) Y con todo enga�o de iniquidad en los que perecen; porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. (11) Y por esto Dios les enviar� un gran enga�o, para que crean la mentira, (12) para que sean condenados todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

Tenemos aqu� una profec�a muy espantosa, y de la manera m�s espantosa se ha cumplido, y todav�a se est� cumpliendo ahora, en la tierra. Y lo que lo hace a�n m�s terrible, si es posible, es que aunque el Ap�stol, por las expresiones hombre de pecado e hijo de perdici�n, pueda parecer a primera vista aludir a algo personal; sin embargo, no es as�. Es nacional: s�, general. Hace mucho tiempo que dijo el amado ap�stol Juan, que como el Anticristo vendr�a: as�, hab�a en sus d�as (y cu�nto aumentaron en los nuestros) muchos Anticristos.

1 Juan 2:18 . El mejor servicio que puedo prestar, bajo el Se�or, al lector de este comentario del pobre, para ayudar a la comprensi�n adecuada del tema solemne contenido en estos vers�culos, ser� reunir las diversas partes del pasaje, una por uno, y luego consid�relos, tal como aparecen ante nosotros.

Y primero. Que el lector me comente los nombres con los que el Ap�stol ha distinguido esta herej�a. Lo llama el hombre de pecado; el hijo de perdici�n: el misterio de iniquidad; el imp�o, que ser� manifestado: aquel cuya venida es seg�n la obra de Satan�s; y que viene con todo poder, y se�ales y prodigios mentirosos; y con todo enga�o de iniquidad. Estos son los nombres espantosos, por los cuales el Esp�ritu Santo ha dado a conocer a la Iglesia a trav�s de Pablo, en este pasaje de las Escrituras, la alarmante herej�a que iba a aparecer.

En segundo lugar. Los actos y hechos mediante los cuales se debe descubrir el car�cter de este enga�o. Se dice que se opone y se exalta a s� mismo, sobre todo lo que se llama Dios o se adora. Que �l, como Dios, se sienta en el templo de Dios, mostr�ndose a s� mismo que es Dios. Y es conocido por el poder que se dice que asume, y las se�ales y prodigios mentirosos con los que viene, seg�n la obra de Satan�s; y con todo enga�o de iniquidad.

En tercer lugar. Las terribles consecuencias que seguir�n, en los que perecen, que son sus seguidores. Dios les enviar� poderosos enga�os, para que crean la mentira; para que sean condenados todos los que no creen en la verdad, sino que se complacen en la injusticia.

Por cuartos. La destrucci�n segura de este imp�o mismo, a quien el Se�or matar� con el esp�ritu de su boca, y destruir� con el resplandor de su venida. Hasta aqu� la descripci�n del Ap�stol de esta terrible herej�a; lo cual, bajo el Se�or el Esp�ritu, le dijo a la Iglesia, se revelar�a en los tiempos posteriores, cuando el Se�or, quien entonces lo retuvo, eliminar�a la causa de la obstrucci�n del camino.

Ahora, bajo la ense�anza del Se�or, miremos esos personajes, uno por uno; y examinar, mediante el testimonio de las Escrituras, y los hechos que han aparecido desde entonces, a qu� �poca de la Iglesia se refieren en particular. Y, primero, respetar los nombres. El hombre de pecado y el hijo de perdici�n; el misterio de la iniquidad y los imp�os. Es evidente que todos estos se refieren a uno y al mismo. Y no simplemente a una persona; sino m�s bien el nombre de uno, y la misma herej�a.

No Satan�s, a quien enf�ticamente se le llama el Maligno; porque se dice que esta herej�a es obra de Satan�s; en consecuencia, no podr�a ser el mismo Satan�s. Ni nueva revelaci�n del traidor Judas, a quien nuestro Se�or llama hijo de perdici�n. Juan 17:12 . Porque Jes�s no lo nombr� as�, como si �l, y solo �l, fuera conocido por ese nombre.

Todos son hijos de perdici�n, que est�n perdidos. El Ap�stol tampoco quiso decir que ninguna persona individual, entre los enemigos de Cristo, se levantar� en las edades posteriores para oponerse al Evangelio de Cristo, por desesperadamente malvados y amargos que puedan ser. No es una persona, sino un cuerpo; una apostas�a de la Iglesia, una apostas�a; todav�a profesando a Cristo, pero neg�ndolo con las obras. Porque el car�cter se define con m�s detalle, de sedimentaci�n en el templo de Dios y llamarse a s� mismo dios; s�, exalt�ndose a s� mismo sobre todo lo que se llama Dios.

�Y d�nde debemos buscar el cumplimiento de esta profec�a? Si se puede encontrar una Iglesia que profese el cristianismo, a qui�n pertenecen claramente esos t�tulos; no quedar� ninguna sombra de duda, pero que este es el mismo que el Ap�stol ten�a en mente, en esta profec�a de las Escrituras. Y todos los que han escrito sobre el tema, desde el primer momento en que se comentaron las Escrituras, hasta la hora actual, han declarado de manera uniforme y con una sola voz que es la Iglesia de Roma.

La venta de indulgencias, indulgencias, subvenciones y cosas por el estilo, est�n demasiado cerca del hombre de pecado; y donde se practica, lo representa de manera demasiado llamativa, a quien Pablo describe sentado en el templo de Dios, mostr�ndose a s� mismo que �l es Dios. Y es oponerse a Cristo en todos sus oficios, como Profeta, Sacerdote y Rey de su Iglesia; al ense�ar la adoraci�n de los santos; al establecer el m�rito y unir intercesores con Cristo; y al asumir el t�tulo de supremac�a, como cabeza de la Iglesia.

Y, ciertamente, no es poco notable en la confirmaci�n, que lo que Pablo llama en este lugar, el misterio de la iniquidad, en alusi�n a la herej�a que hab�a estado describiendo; Juan, en el libro de las Revelaciones, llama Misterio, Babilonia la Grande, la Madre de las rameras y abominaciones de la tierra. Apocalipsis 17:5 .

A partir de estos, y de otros innumerables testimonios, que, de ser necesario, podr�an presentarse, no cabe la menor duda, pero que la Apostacia que el Ap�stol ten�a a la vista en esta escritura la Sede de Roma fue dise�ada desde el principio.

Pero habr�a sido una bendici�n para la verdadera Iglesia de Cristo, si la apostas�a hubiera marcado solo el car�cter de la Sede de Roma. �Pobre de m�! qu� errores han surgido, en esta nuestra propia tierra, en lo que se llama la Iglesia Reformada. Quien que lee el relato de sus d�as del amado Ap�stol, y toma el mismo espejo para mirarse los nuestros; pero debe quedar impresionado por el parecido. Hijitos (dijo �l) es la �ltima vez, y como hab�is o�do que vendr� el anticristo, aun ahora hay muchos anticristos: por lo cual sabemos que es la �ltima vez.

1 Juan 2:18 . �Que cualquier hombre lea esta bendita ep�stola de Juan y luego mire las profesiones de los hombres que lo rodean! Mire c�mo se niega la Deidad de Cristo: se cuestiona la Persona, la Deidad y el Ministerio de Dios el Esp�ritu Santo; y luego decir, �no hay muchos anticristos?

Y que mi Lector tenga paciencia conmigo, para hacer una observaci�n m�s. �Qu� quiso decir el Ap�stol, en esta escritura, con el enga�o de la injusticia? Marque la expresi�n. Con todo enga�o de iniquidad en los que perecen. �Era necesario, deber�a decirse a la Iglesia, que la injusticia terminar�a en destrucci�n? Ciertamente, este no podr�a ser el significado de Pablo. Ni en el sentido com�n y la aceptaci�n de la palabra, la injusticia nunca podr�a enga�ar a un hombre con la esperanza de ser salvo por ella.

Pero, si es un fariseo moralista, crey�ndose justo ante Dios; hace de sus propias buenas obras, oraciones, limosnas y ordenanzas, una parte de Salvador; todos los cuales son injustos ante Dios: aqu� hay una falacia en verdad, profunda y miserable. Y esto encajar� bien con el nombre de todo enga�o de injusticia. �Lector! es correcto ejercer celos sobre nuestro propio coraz�n. El d�a es espantoso. Al luchar fervientemente por la fe que una vez fue dada a los santos, no solo trabajamos para preservar la verdad de Dios, sino tambi�n nuestra propia felicidad.

Y es una verdad por la que vale la pena trabajar. Porque si la justicia viene por la ley, entonces Cristo ha muerto en vano. G�latas 2:21 .

Versículos 13-17

(13) � Pero siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados del Se�or, porque Dios los escogi� desde el principio para salvaci�n mediante la santificaci�n del Esp�ritu y la fe en la verdad. llamado por nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Se�or Jesucristo. (15) Por tanto, hermanos, estad firmes y fieles a las tradiciones que se os han ense�ado, ya sea de palabra o de nuestra ep�stola.

(16) Ahora nuestro Se�or Jesucristo mismo, y Dios, nuestro Padre, que nos am� y nos dio consuelo eterno y buena esperanza por medio de la gracia, (17) Consuele sus corazones y los afirme en toda buena palabra. y trabajo.

�Qu� escritura m�s dulce hay aqu�! �Y cu�n afortunadamente entra en juego, para aliviar la mente, despu�s de mirar el triste relato de la herej�a descrita en los vers�culos anteriores? Pablo encontr� una causa constante, y tambi�n nosotros, para dar gracias a Dios siempre por la elecci�n de la Iglesia desde el principio para la salvaci�n mediante la santificaci�n del Esp�ritu y la fe en la verdad. Hay un grado de belleza poco com�n, en la fuerza de expresi�n que se utiliza, en lo que aqu� dice el Ap�stol, sobre la santificaci�n; en la causa y antig�edad de la misma. Ser�a m�s el tema de un tratado que ofrecer algunas observaciones de pasada sobre estos versos; pero pido la indulgencia del lector que lo detenga un momento o dos en el pasaje.

Santificaci�n, o santificar, tiene un significado diferente en las diferentes escrituras. Pero el sentido m�s general es, ya sea apartar, consagrar o dedicar a un servicio sagrado: o purificar, limpiar y santificar lo que antes era imp�o en nuestra naturaleza. En el primero, se dice que Cristo se santific� a s� mismo. Juan 17:19 .

En este �ltimo, se dice que la Iglesia, cuando es regenerada, es lavada, santificada, justificada, en el nombre del Se�or Jes�s y por el Esp�ritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6:11 . Si se prestaran atenci�n a estas distinciones a trav�s de todo el Antiguo Testamento y el Nuevo, bajo Dios el Esp�ritu, abrir�an una aprehensi�n m�s clara de la que generalmente se recibe, sobre el tema de la santificaci�n.

Es una gran bendici�n observar el hermoso orden que se adopta y se lleva a cabo, a trav�s de todos los departamentos del amor divino a la Iglesia, en los diversos actos de las Personas de la Deidad. Por tanto, cada Persona gloriosa ha participado, en todos los actos de gracia, manifestados hacia cada individuo del cuerpo m�stico de Cristo. As�, en la santificaci�n, se dice que la Iglesia es santificada por Dios Padre, en su elecci�n, elecci�n, amor separador, cuando eligi� todo el cuerpo, en Cristo, antes de la fundaci�n del mundo, para ser santa y sin mancha delante de �l. enamorado.

Efesios 1:4 . Pero esta santificaci�n se atribuye expresamente al Se�or Jesucristo, ya que se dice que somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo una vez por todas. Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Hebreos 10:14 ; Hebreos 10:14 .

Pero aqu� nuevamente, estos actos personales de gracia en el Padre y en el Hijo, no reemplazan, ni hacen innecesarias, las mismas tendencias personales de amor, en el Esp�ritu Santo: porque el Se�or el Esp�ritu no solo se dice que santifica a los hermanos amados, en este vers�culo del Ap�stol; pero Pedro, al abrir su Ep�stola a la Iglesia, la dirige expresamente a los Elegidos seg�n la presciencia de Dios el Padre, mediante la santificaci�n del Esp�ritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.

1 Pedro 1:2 . �Y qu� puede probar m�s clara y decididamente la elecci�n, redenci�n y santificaci�n personal de toda la Iglesia de Dios en Jesucristo nuestro Se�or?

Pero, mientras que estas grandes, y ciertamente (como bien se las puede llamar) verdades fundamentales del Evangelio, generalmente son recibidas y admitidas en la Iglesia de los fieles, como tantas normas de decisi�n, contra las cuales no hay apelaci�n; la gloriosa doctrina de la santificaci�n no parece entenderse tan claramente como las de la elecci�n y la redenci�n. La opini�n m�s generalizada es que en la regeneraci�n somos regenerados, pero en parte; y eso tanto en cuerpo como en esp�ritu.

Hay una perfecci�n (dicen ellos) de partes del nuevo hombre, en ambos del pueblo del Se�or, pero solo en grados. Aunque haya una perfecci�n completa en Cristo, en lo que est�n interesados; sin embargo, su santificaci�n es imperfecta. Est�n en un estado progresivo de santidad y santificaci�n progresiva; pero no completo en ninguno de los dos. Esto, lo entiendo, es la opini�n general recibida.

Soy muy consciente de que toda la marea de comentaristas est� en mi contra, mientras que desear�a, con toda humildad de alma, en lugar de nadar con ellos r�o abajo, llevar mi d�bil barca al torrente de esta opini�n. Ruego, como lo he hecho antes, la indulgencia de mi Lector, que exponga las razones por las que difiero. Si me equivoco, le ruego al Se�or que me perdone y evite que su pueblo adopte mis errores.

En primer lugar. Humildemente concibo que, como todas nuestras bendiciones de la Iglesia de Dios en Cristo, resultan del amor y la gracia conjuntos de todas las Personas de la Deidad en sus caracteres de pacto; as� se han complacido en manifestar esos actos de favor de tal manera, que hacen querer a los Autores Todopoderosos de nuestras bendiciones a nuestros afectos, con igual adoraci�n, amor y alabanza, como la fuente unida en Cristo.

Fue s�lo un acto de Dios el Padre, cuando en su mente infinita, eligi� a la Iglesia en Cristo; y que, cuando se eligi�, se convirti� en un prop�sito completo, perfecto e inmutable, permaneciendo para siempre. De la misma manera, fue solo un acto en el prop�sito de Dios el Hijo, en relaci�n con todas las preocupaciones en la redenci�n, porque por la �nica ofrenda de s� mismo una vez ofrecida, hizo perfectos para siempre a los santificados.

Y el acto de regeneraci�n, o nuevo nacimiento, por Dios el Esp�ritu Santo, cuando se considera que vivifica al pecador muerto en sus delitos y pecados, podr�a ser solo un acto; por el cual, como dice el Ap�stol, habiendo nacido de nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, vive y permanece para siempre. 1 Pedro 1:23 . Visto, desde este punto de vista, hay un hermoso orden y analog�a en esos varios actos de agencia divina, que no s�lo manifiestan actos iguales de la Deidad hacia los objetos de su amor; pero tambi�n demuestran que cada acto es igualmente esencial para todos los grandes prop�sitos de su ser espiritual y su bienestar en Cristo.

Pero en la suposici�n, que este acto de Dios el Esp�ritu, en la regeneraci�n, es s�lo en parte; no s�lo se destruye este hermoso orden e igualdad en esos actos de gracia, sino que surge una serie de las m�s dolorosas consecuencias, que envuelven la mente en interminables aprensiones, concernientes a la eventual perfecci�n. �Y por qu� la obra de regeneraci�n y santificaci�n incluida en ella debe ser un acto imperfecto de Dios el Esp�ritu, m�s que el acto de elecci�n en Dios el Padre, o redenci�n por Dios el Hijo? Si se admite s�lo por un momento, que la regeneraci�n no renueva el cuerpo, ni ha tenido la intenci�n, durante el estado temporal de la Iglesia, de renovar el cuerpo; toda dificultad se desvanece.

�Y qu� puede declarar esto m�s claramente que las propias palabras de nuestro Se�or en su bendito discurso sobre la regeneraci�n? Lo que (dijo Jes�s) que es nacido de la carne, es carne; y lo que es nacido del Esp�ritu, esp�ritu es. Juan 3:6 . Si en nuestra regeneraci�n, la obra fue realizada por carne o por carne; la cosa ser�a exactamente lo contrario de lo que es.

Pero Cristo dice: lo que es nacido del Esp�ritu, esp�ritu es. Palabras, en mi opini�n tan claras como las palabras pueden expresar, que el acto bendito de la regeneraci�n es por el Esp�ritu; y que est� en el esp�ritu; y lo que es nacido del Esp�ritu, es solo esp�ritu. El Se�or traza una l�nea de distinci�n entre la carne y el esp�ritu, como para confirmar el tema. Si este es el sentido de las palabras de nuestro Se�or (y creo que ser� dif�cil probar lo contrario), se seguir� que no se produce ninguna alteraci�n en el cuerpo durante la regeneraci�n. Ninguna parte de ella est� santificada. El trabajo est� en el esp�ritu; y que totalmente regenerado, es justificado y santificado por el Esp�ritu Santo en Cristo Jes�s.

En segundo lugar. Sobre la presunci�n de correcci�n en la declaraci�n anterior, se seguir� que el hijo reci�n nacido de Dios, aunque santificado en Cristo, y para quien Cristo es hecho por Dios, tanto sabidur�a, justicia, santificaci�n y redenci�n; no tiene santidad inherente en s� mismo, porque su cuerpo es todav�a criatura del pecado; y tan lejos est� de estar en un estado progresivo de santidad, que es diariamente sujeto de pecado, y tiende a la corrupci�n.

Que los que abogan por la santificaci�n progresiva y la santidad de la criatura nos indiquen las causas, c�mo es, en el supuesto de que el cuerpo, as� como el esp�ritu de un ni�o regenerado, se perfeccione en parte; �Que tal oposici�n debe tener lugar, como ocurre continuamente, entre la carne y el esp�ritu, cuando el esp�ritu es regenerado? G�latas 5:17 .

Seg�n la declaraci�n de Pablo de s� mismo, este conflicto nunca comenz� con �l, hasta que fue regenerado. Antes de que el poder asesino de la ley llegara a su conciencia en su conversi�n, nos dice, que estaba vivo en toda la confianza en s� mismo de su propia santidad. Pero, (dice �l), cuando vino el mandamiento, el pecado revivi� y yo mor�. Romanos 7:9 .

Y por eso, en un per�odo de casi veintitr�s a�os despu�s de su conversi�n, gimi� bajo el sentido consciente de que en �l, es decir, dice �l, en mi carne no mora el bien. Romanos 7:18 . �Pueden los defensores de la santificaci�n progresiva explicar estas cosas, sobre cualquier principio, si el cuerpo fue santificado en parte? �Y al mismo tiempo, bajo la presunci�n de un cuerpo en parte santificado, mostrar�n c�mo fue que los santos hombres de la antig�edad, cuando estaban conscientes de una obra de gracia sobre sus almas, todav�a gem�an en la conciencia al mismo tiempo, de su vileza; Job 40:4 .

de tener su pecado siempre delante de ellos; Salmo 51:3 . de ser de labios inmundos: Isa�as 6:5 . y de su hermosura convertida en corrupci�n? Daniel 10:8 . Es m�s, �dir�n amablemente aquellos defensores de la santificaci�n progresiva, si mientras insisten en la santidad inherente y el hombre completo se vuelve m�s perfecto en los dem�s, realmente experimentan tales cosas en s� mismos? �Son m�s santos, m�s celestiales, m�s destetados del mundo que en tiempos pasados? Si dicen que s�, a preguntas tan profundas; s�lo dar�n un testimonio m�s fuerte de su ignorancia de la plaga de su propio coraz�n, y probar�n la afirmaci�n del Se�or, cuando dice: Enga�oso es el coraz�n m�s que todas las cosas, y desesperadamente perverso; quien puede saberloJeremias 17:9

En tercer lugar. La misma tendencia del cuerpo a la corrupci�n, y la remoci�n diaria de las clavijas de nuestro tabern�culo terrenal, proclaman en voz alta que para que pueda ser levantado un cuerpo espiritual, primero debe ser un cuerpo natural. Considerando que, si ahora fuera un cuerpo espiritual, o en parte espiritual; esa parte, ni siquiera la diezmil�sima parte, podr�a corromper. Pero es totalmente corrupci�n. Y, cuando el esp�ritu deja el cuerpo, la parte terrenal (como me dijo uno al llamarme a enterrar a los muertos) clama por su tierra original.

Y aqu� en verdad entra, para nuestro deleite y gozo, el Se�or Jes�s en el poder de su resurrecci�n, como un Esp�ritu vivificante. De nadie m�s que del Santo de Jehov�, se podr�a decir alguna vez, no estaba sujeto a corrupci�n. �Era imposible en este relato, que los dolores de la muerte pudieran detenerlo! Salmo 16:10 ; Hechos 2:24

Soy muy consciente, (como dije antes), de que la gran marea de comentaristas est� en mi contra. Y tambi�n soy muy consciente de que para los hombres que no est�n familiarizados con la plaga de su propio coraz�n, me expondr� a su disgusto por la visi�n que he dado del tema. Pero estas cosas no me conmueven. Si uno solo de los que el Se�or humill�, de aqu�, por gracia, ser� inducido a estar m�s enamorado de s� mismo y m�s enamorado de Cristo Jes�s; Encontrar� motivos para bendecir a Dios por sus ense�anzas.

Esto ser� crecer en gracia; no en santificaci�n. El crecimiento en la gracia conduce a un mayor conocimiento del Se�or, como dice el Ap�stol. 2 Pedro 3:18 . La gracia es un principio humillante. El que crece en la gracia, cada vez m�s se hunde en el polvo delante de Dios. Y, de ser cada d�a m�s humillado en s� mismo; Jes�s y su gran salvaci�n ser�n cada vez m�s preciosos. Esto es crecer en gracia; y no en santificaci�n.

Pero a�n as�, se sostendr� a�n m�s, que en la suposici�n, no se produce ning�n cambio en el cuerpo, cuando el esp�ritu es regenerado; �C�mo corresponde esto a lo que declaran las Escrituras, que nuestros cuerpos son el templo del Esp�ritu Santo, que habita en nosotros? 1 Corintios 6:19 . (Ver comentario all�).

�Se puede suponer que Dios el Esp�ritu morar� en una naturaleza no regenerada y no santificada? A lo que respondo. Cada acto de gracia, en las Personas de la Deidad, hacia nuestra naturaleza, abre continuamente temas de incesante asombro, adoraci�n y la m�s humilde postraci�n del alma y del cuerpo. Pero la morada de Dios el Esp�ritu no es m�s motivo de asombro que el hecho de que Dios el Padre haga su morada con los redimidos; Juan 14:23 .

o Dios el Hijo, con el prop�sito de redenci�n, hecho a semejanza de carne de pecado. Romanos 8:3 . Se nos ense�a a considerar todas y cada una de las tendencias del Se�or hacia su Iglesia como llenas de misterio. 1 Timoteo 3:16

Y debemos recordar continuamente que, por grande que sea nuestra maravilla, en el misterio de la piedad, no se nos pide que expliquemos las causas; pero cree solamente y bendice a Dios por los efectos. Y la misma manera en que el Ap�stol ha informado a la Iglesia de esta asombrosa condescendencia en Dios el Esp�ritu Santo, al hacer del cuerpo de su pueblo su templo, implica el sentido que �l deseaba que el pueblo tuviera de �l.

�Qu�! (dice �l), �no sab�is que vuestro cuerpo es templo del Esp�ritu Santo que est� en vosotros? Grande hubiera sido la misericordia en ambos sentidos, y en todos los sentidos, en este acto de gracia, cuando consideramos la distancia infinita entre Dios y sus criaturas; si el Se�or hubiera hecho esos cuerpos completamente santos, y luego hubiera morado en ellos. Pero es muy claro, por la manera de hablar de Pablo, que �l querr�a que la Iglesia considerara las maravillas, en el Esp�ritu Santo que mora en ellas, porque eran, en sus cuerpos no regenerados, totalmente corruptos e imp�os.

�Qu�! dice �l, �no sab�is? Como si hubiera dicho, �qu� pens�is de la gracia inigualable, que el Santo que habita la eternidad, y que es �l mismo la santidad, debe morar en s� mismo en los cuerpos de nada m�s que inmundicia y contaminaci�n? �Oh! la gracia de Dios.

No debo extenderme: aunque el tema en s� mismo da ocasi�n. Dejar� al lector a sus propias conclusiones, bajo el Se�or. Por mi parte, deseo bendecir a Dios por esos puntos de vista humillantes, la conciencia de un cuerpo virtualmente todo pecado, y apresurarse diariamente a la corrupci�n, se mantiene viva, a trav�s de la gracia en mi alma. El trabajo diario de corrupci�n en mi coraz�n (no s� lo que sienten los corazones de otros hombres) me muestra que la mente carnal todav�a es carnal.

Salmo 36:1 ; Romanos 7:14 . Siento una guerra diaria. Gimo, agobiado. No solo siento estos trabajos cuando no estoy ocupado con cosas divinas, sino a menudo en la casa de Dios. Como Pablo, s� lo que es, que cuando hago el bien, el mal est� presente en m�.

Romanos 7:21 . En el p�lpito, en la mesa del Se�or, en el propiciatorio, a menudo en un momento de dulce comuni�n con mi Dios y Salvador; un tren de pensamientos se precipita a trav�s de m� como invitados inesperados, y roba a Dios en su rostro su gloria, y mi alma por el momento, �de consuelo! �Puede un cuerpo, donde est�n tales cosas, renovarse en parte? �Estoy en un estado progresivo de santidad, en un cuerpo donde encuentro tal causa de humillaciones? y que detesto? �Dulce escritura! que lo explica todo y me lleva a Cristo para todos.

Dios os ha escogido desde el principio para salvaci�n, mediante la santificaci�n del Esp�ritu y la fe en la verdad, a la cual os ha llamado por el Evangelio; y para alcanzar la gloria de nuestro Se�or Jesucristo. Ver 1 Corintios 5:1 y 1 Corintios 6:1 Cap�tulos y Comentarios.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre 2 Thessalonians 2". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/2-thessalonians-2.html. 1828.