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Deuteronomio 3

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

La continuaci�n del discurso de Mois�s se lleva a cabo a lo largo de este cap�tulo. Aqu� se describe la victoria que Israel obtuvo sobre Og rey de Bas�n, con la divisi�n de sus dominios, a las dos tribus de Rub�n y Gad, y la media tribu de Manas�s: la orden dada a Josu�, como sucesor previsto de Mois�s, de Proseguir la conquista de Cana�n: la solicitud ferviente de Mois�s en ese tiempo al SE�OR, que pudiera pasar el Jord�n con el pueblo, y la negativa del SE�OR.

Deuteronomio 3:1

En uno de los Salmos se dice que el SE�OR condujo al pueblo por el camino recto a una ciudad habitada. Y as� fue, sin duda. Pero el camino del pueblo de DIOS es a veces �spero y lleno de dificultades. Este camino en el que estaba Israel ahora, estaba hacia el sur, al este del Jord�n, Salmo 117:2 .

Versículo 2

Las promesas de Dios son cosas preciosas, y especialmente cuando es probable que se ejerza nuestra fe. Y, lector, observe que el SE�OR no solo prometi� librar a su pueblo de las manos de sus enemigos, sino que entregar�a al enemigo en las manos de su pueblo. Tales son las dulces garant�as de la gracia. El SE�OR no solo rescatar� a sus siervos de la mano del m�s fuerte que ellos, sino que finalmente pondr� a Satan�s bajo sus pies. Romanos 16:20 .

Versículos 3-10

Esta victoria fue considerada tan importante (como sin duda lo fue) que encontramos a la iglesia celebr�ndola en un c�ntico de alabanza en un Salmo, y repitiendo lo mismo nuevamente en otro. Ver Salmo 125:5 y Salmo 126:6 .

Versículo 11

La extraordinaria estatura y tama�o de este hombre merecen la atenci�n del lector. Suponiendo que un codo es aproximadamente media yarda, se deducir� que el armaz�n de la cama de este gigante ten�a cuatro yardas y media de largo y dos yardas de ancho; y como si la madera no fuera lo suficientemente fuerte para sostenerlo, el conjunto estaba hecho de hierro. Pero, lector, observe cu�n semejantes son la fuerza y ??la debilidad cuando se oponen al brazo de DIOS.

�Oh! que todo creyente pobre y t�mido recuerde en todo momento su fuerza omnipotente, que siempre est� al lado de su pueblo, y que no pocas veces se perfecciona en la debilidad de su pueblo. Ore, lea esa dulce escritura, Isa�as 41:14 , etc.

Versículos 12-20

Todos estos vers�culos, y los eventos registrados en ellos, son s�lo una recapitulaci�n de la historia que ten�amos antes en N�meros 32:1 a la que me refiero. Por lo tanto, solo detendr� al lector con la observaci�n de que la conducta de los rubenitas y gaditas, que provoc� la reprensi�n de Mois�s en esa ocasi�n, sabore� lo que ahora se puede descubrir con demasiada frecuencia entre la herencia del Se�or, me refiero a un amor. de indolencia y descanso, mientras Sion est� en guerra.

Mois�s, de todos los hombres, ten�a indudable derecho a sentirse herido; porque sabemos que cuando pudo haber sido adoptado como hijo de la hija de Fara�n, prefiri� sufrir aflicci�n con el pueblo de DIOS. �Oh! por m�s de este celo y amor a la causa de JES�S, en el actual d�a declinante de la iglesia. Vea Hebreos 11:24 .

En este encargo de Mois�s a Josu�, se nos ofrece una vista tan deliciosa del celo y afecto de este hombre de DIOS por la causa del SE�OR. Apela al propio conocimiento de Josu� de lo que hab�a pasado, para armarlo para todo lo que estaba por venir. �Lector! Uno de los oficios m�s dulces del ESP�RITU SANTO es actuar como el Recordador de JES�S. Y cuando realiza con gracia este oficio al recordarle al creyente c�mo en tiempos pasados ??el SE�OR ha sostenido y consolado a su pueblo, �no toma el m�todo m�s eficaz para dar confianza en todo lo que est� por venir? Juan 14:26 .

Versículos 23-25

Como esta es una parte muy interesante en la vida de Mois�s, y como el tema que se nos presenta en �l es sumamente instructivo, le ruego al lector que se detenga y comente conmigo algunas de las dulces consideraciones que surgen de eso. Y primero, considere la misericordia por la que se or�. Fue para ver esa buena tierra, que era Cana�n, la gloria de todas las tierras, como la llam� el Profeta. Ezequiel 20:6 .

Pero no era simplemente la buena tierra de Cana�n, considerada en cuanto a su fruto y excelencia, sino esa hermosa monta�a y el L�bano, que Mois�s anhelaba contemplar. Y, si no me equivoco, la raz�n fue esta: esa hermosa monta�a era el monte Moriah, ese lugar memorable donde Abraham ofreci� a Isaac, y que iba a ser infinitamente m�s memorable en los d�as del evangelio, cuando JES�S, por la �nica ofrenda de s� mismo, debe perfeccionar para siempre a los santificados.

Que Mois�s, bajo la iluminaci�n divina del ESP�RITU SANTO, ten�a tales puntos de vista de la salvaci�n, y estaba perfectamente satisfecho en todos los grandes puntos principales de la misma, nadie, creo, puede dudar de qui�n compara su primera visi�n de JES�S en la zarza con lo que el ap�stol relata de su fe, bajo la cual se llev� a cabo todo su ministerio, nos dice expresamente. Fue por la fe que estim� el oprobio de CRISTO m�s riquezas que los tesoros de Egipto.

Fue por la fe que celebr� la pascua. �Y qu� fe, sino fe en el Redentor prometido y esperado? Por lo tanto, la misericordia por la que or� fue contemplar ese lugar memorable, que deber�a ser sagrado en el futuro para el ministerio del SE�OR JES�S. Hebreos 11:26 , etc. Pero esto no es todo; porque en segundo lugar, consideremos los argumentos con los que suplic� la misericordia, y fueron las bendiciones pasadas del SE�OR, que son sin duda la m�s poderosa de todas las razones posibles para esperar la finalizaci�n y el cumplimiento de todo lo que est� por venir.

Es cierto, el SE�OR ya le hab�a amenazado antes de que no pasara. Pero como el SE�OR no lo hab�a jurado, como lo hizo en el caso de los esp�as, parec�a haber lugar para la oraci�n. Vea los casos de Ezequ�as y Jon�s, 2 Reyes 20:1 ; Jon�s 3:4 .

Versículos 26-29

Observe con qu� humildad y aprobaci�n el hombre de Dios habla de la negativa del SE�OR. �Oh! es una fe preciosa la que capacita al creyente para ponerse pasivo en la mano de DIOS, y no conocer m�s voluntad que la suya. �Lector! sin embargo, no pase por alto la gracia de la respuesta del SE�OR a Mois�s. Aunque su sabidur�a no consider� oportuno cumplir con su pedido, le prometi� una vista de la tierra que podr�a complacerlo; y llev�ndolo a s� mismo, despertar�a ampliamente por la p�rdida de Cana�n.

Pero, pasando por la consideraci�n del hombre, qu� tema encantador surge de �l en referencia a su oficio. A Mois�s, como libertador de la ley a la iglesia, no se le pod�a permitir llevar al pueblo a Cana�n; porque la ley nada perfecciona; pero s� lo hizo traer una esperanza mejor; y Josu�, como un tipo del SE�OR JES�S, solo puede llevar a su iglesia a la gloria. Hebreos 7:19 .

Versículo 29

REFLEXIONES

EN MEDIO de las diversas mejoras que la lectura de este Cap�tulo abre a mi vista, bajo la ense�anza de DIOS el ESP�RITU SANTO, mientras contemplo, como en el caso de los reyes de Seh�n y Bas�n, que los gigantes son como enanos cuando DIOS lucha contra el batallas de su pueblo; y que, mientras salgo con la fuerza del SE�OR DIOS, haciendo menci�n de su justicia, la �nica suya, ser� m�s que vencedor por medio del que me ama: deseo como Mois�s, con el ojo de la fe, ver esa hermosa tierra, y a�n m�s especialmente JES�S, el SE�OR de ella, que es el mayor Josu�, fue antes para tomar posesi�n de ella en nombre de todo su pueblo.

�Oh! T�, SE�OR de la tierra y del verdadero tabern�culo, que nuestro DIOS ha levantado y no el hombre, concede, por las influencias de tu ESP�RITU SANTO, que mi alma anhele por siempre, hasta que la fe se realice en visi�n, por la vista de a ti y a tu gloria. Que mi alma contemple ahora por fe todas las ordenanzas, medios de gracia y toda instituci�n de servicio, se�alando a tu Persona y teniendo su consumaci�n en ti; y cuando des la orden para mi expulsi�n de esta regi�n de sombras, conceda el SE�OR que pueda despertar a tu semejanza, para estar completamente satisfecho contigo.

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Deuteronomy 3". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/deuteronomy-3.html. 1828.