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Ezequiel 1

Comentario del Pobre Hombre de HawkerComentario del Pobre Hombre

Versículo 1

CONTENIDO

El Cap�tulo comienza con un relato del tiempo y el lugar de la profec�a de Ezequiel. Algunas visiones notables describe el Profeta, con las que fue favorecido.

Versículos 1-3

Que el lector recuerde, a lo largo de toda esta profec�a, el estado en el que se encontraba el Profeta y la Iglesia en el momento de las visiones que le favorecieron. El pueblo de Dios es especialmente bendecido cuando se lo coloca en situaciones peculiares. Jerem�as estaba en el calabozo, Ezequiel en cautiverio; y Juan en el exilio en la desolada isla de Patmos, cuando el Se�or manifest� sus especiales muestras de favor.

�Lector! es una gran bendici�n apartarse completamente de los hombres para disfrutar de la comuni�n con Dios. Seg�n este relato, se hab�an agotado cuatro a�os completos, en los que no o�mos hablar de ninguna visi�n. Y pareciera que todo esto mientras la Iglesia permanec�a sin ordenanzas y medios de gracia, ni s�bados; como una esposa abandonada de su esposo! �Lector! piense en sus privilegios y observe la misericordia del Se�or para con Israel.

Aunque esposa de prostitutas; y aunque fue enviado al cautiverio; pero el Se�or aborrece el repudio. No se dejar� sin testigos. Ezequiel ser� comisionado. �Lector! �miren esas escrituras! Isa�as 42:22 ; Jeremias 31:20 ; Malaqu�as 2:16 .

Versículos 4-5

Deseo hablar con toda la timidez posible, y con un santo temor en mi mente, cuando digo que concibo, el cierre de este quinto vers�culo arroja una luz sobre la totalidad de esta visi�n. Se dice que esas cuatro criaturas vivientes tienen la semejanza de un hombre. �No es esto evidentemente en alusi�n a la naturaleza humana del Se�or Jesucristo? Si el lector compara el relato que da el amado Ap�stol, de la visi�n que vio, en una �poca tan lejana como la que vivi� Juan de Ezequiel, ( Apocalipsis 4:6 ), creo que se ver� inducido a concluir que la visi�n es una y la misma.

Al menos debe haber procedido de un solo y mismo Maestro Todopoderoso. Y la situaci�n tanto de Ezequiel como de Juan, en el momento de esta visi�n, era similar. Ezequiel en cautiverio y Juan desterrado. �Dulce pensamiento para el pueblo de Dios! Una prisi�n o destierro puede encerrar a su pueblo; �pero nada puede excluir a Dios!

Versículos 6-27

Es digno de la mayor atenci�n del lector, la frecuencia con la que durante este relato se habla de la aparici�n de un hombre. �Fue, (porque solo hago la pregunta, y no pretendo decidir), conducir al Profeta, y a la Iglesia por el ministerio del Profeta, a la contemplaci�n de la asunci�n de nuestra naturaleza en la Deidad? Sabiendo la importancia infinita de la cosa misma, que la uni�n de la Deidad con la Humanidad era el gran consuelo de la Iglesia, por todos los medios y en cada representaci�n se revelar� la bendita doctrina.

Fue, y ha sido desde la eternidad, el deleite del Hijo de Dios casarse con nuestra naturaleza, para los grandes prop�sitos incluidos en ella, y por lo tanto, la Iglesia ser� consolada durante su exilio en estos bosquejos de redenci�n. �Precioso Jes�s! �Fue as� como te complaci� manifestarte en esas edades tempranas, para mostrar tu amor a tu pueblo?

Versículo 28

�Lector! �Observa el efecto en la mente del Profeta! �As� sucedi� con Daniel! �As� sucedi� con John! �As� debe ser con todos los fieles! Dios es terrible, en sus mism�simas misericordias. Dan_8: 17-18; Dan_10: 8; Apocalipsis 1:17

REFLEXIONES

�LECTOR! det�ngase al entrar en este libro sagrado de Dios, y medite bien sobre las grandes cosas registradas en este Cap�tulo. Observe la gracia del Se�or al seguir a su Iglesia hasta Babilonia. Aunque su pueblo sea llevado al cautiverio por sus pecados y rebeli�n; sin embargo, el Se�or no olvidar�, porque no puede, su relaci�n del pacto con ellos. Bienaventurado fue dicho siglos antes de esto, que aunque los entreg� en manos de los gentiles, y los que los odiaban se ense�orearon de ellos, sin embargo, se acord� de su pacto, y les hizo compadecerse de todos los que los llevaron. cautivos lejos.

�Oh! por la gracia de recordar esto, en todos y en medio de toda la indignidad de nuestros propios corazones. La eficacia y la dignidad del Cordero inmolado desde la fundaci�n del mundo contin�a igual; aunque haya nuevas transgresiones en el pueblo del Se�or, de d�a en d�a.

Observe tambi�n, cu�n misericordiosamente el Se�or levant� para su pueblo, a este fiel siervo el Profeta, que mientras el pueblo no ten�a templo, ni servicio, ni santuario donde repararse; el ministerio del Se�or por medio de su siervo, podr�a ser el testimonio del Se�or. �Oh! �Cu�n dulce es, en ausencia de ordenanzas, tener un amigo fiel enviado por el Se�or, para recordarnos su gracia y que su misericordia perdura para siempre!

�Y lector! no olviden lo espantoso de esta visi�n, que le ense�� al Profeta. Sin duda, Ezequiel contempl� lo que vio, con la m�s profunda humildad. Y al leerlo, que nuestras almas salgan con impresiones similares, clamando con la hueste celestial: Santo, Santo, Santo, Se�or Dios Todopoderoso que es, que era y que ha de venir. �Qu� puede ser m�s conveniente que para las criaturas como nosotros, caer al polvo de la tierra, en la contemplaci�n de su majestad divina, ante quien todas las naciones de la tierra son como la gota del balde, y como el peque�o polvo de la balanza!

Una palabra m�s a modo de reflexi�n, sobre este Cap�tulo tan sublime pero precioso. Que tanto el escritor como el lector no olviden nunca que, en medio de todos los misterios de esta visi�n, se mostr� el rostro de un hombre y el Profeta escuch� una voz, que �l observ� claramente. Seguramente, esto no podr�a ser otro que el Se�or Jes�s: y su dise�o para representar la encarnaci�n del Se�or Jes�s, como la m�s bendita de todas las revelaciones a la Iglesia.

�Lector! det�ngase una vez m�s en este punto de vista, y pregunte a su propio coraz�n, si tales visiones del Se�or se han hecho para el gozo de su alma. �Has visto a Dios en Cristo, y el Se�or el Esp�ritu form� al Cristo de Dios en tu coraz�n la esperanza de gloria? �Oh! �la bienaventuranza de conocer as� a Cristo! �Oh! la misericordia manifestada a cualquiera, ya todo pobre pecador, a quien el Se�or Jehov� ha dado esp�ritu de sabidur�a y revelaci�n en el conocimiento de �l. �Cada lugar es entonces un Chebar, y todos los d�as luego un s�bado!

Información bibliográfica
Hawker, Robert, D.D. "Comentario sobre Ezekiel 1". "Comentario del Pobre Hombre de Hawker". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/pmc/ezekiel-1.html. 1828.